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2-No estoy enamorada...

Sentí mi rostro palidecer.

-¿Por qué no me dijiste que el vendría?-Murmuré con los dientes apretados.

-No me diste chance.

-¿Como que no te di chance?

-Te recuerdo que me colgaste antes de que pudiese hablar.

-Pero llevo aquí casi dos horas Cristal, me lo pudiste haber dicho en todo ese tiempo.

-No seas exagerada que no tienes ni diez minutos-Se cruzó de brazos-Además, yo pensé que ya todo ese asunto con Adam, había quedado en el pasado.

-Créeme que yo también lo pensé-Comencé a pasarme las manos por el cabello con nerviosismo, miré mi atuendo y de inmediato me arrepentí de no haberme puesto algo más llamativo.

-Ya cálmate Eli que te ves muy bien.

"¿Y la que sería un témpano de hielo, ¿dónde está?"-Me recordó mi subconsciente.

¿En qué estaba pensando?, Tenia razón, no podía seguir con ese jueguito de volverme un manojo de nervios delante de ese hombre. Debía mantener mi promesa.

Respiré profundo y erguí mi postura.

-Cristal, tienes toda la razón-Repuse con calma.

Quería lucir lo más tranquila posible, pero cuando vi a ese hombre caminar hacia nosotras, perdí mi poca cordura.

Venía hablando con Christian mientras sostenía la pequeña manito de Clarys, sin percatarse de mi presencia.

Le di un escaneó rápido antes de que se pudiera dar cuenta. 

Venia muy elegante, con un traje de corbata color azul marino que le quedaba a la medida, como anillo al dedo.

El negro azabache de su cabello seguía intacto, no se podía percibir ni una sola cana, la única diferencia era que lo tenía un poco más largo que la última vez que lo vi, dándole un estiló más jovial.

Me perdí observando esos ojos color miel, tan llamativos e intensos y esas facciones de Dios griego tan varoniles y excitantes...

Por todos los cielos... Ese hombre es un pecado andante, ¿Cómo puede ser doctor?, él no previene los infartos, los provoca… Me hace desear cosas tan pervertidas que me quieren temblar las piernas de solo pensarlo.

Luché por no morderme el labio y suspirar como una tarada, tenía que comportarme.

Adam, saluda a Cristal y cuando por fin se percató de mi presencia, pareció algo sorprendido, pero su reacción solo duró una fracción de segundos.

-Señorita Elisabeth, no sabía que ya había vuelto de su viaje.

-Doctor Adam...-Aclare sutilmente mi garganta-Si, llegué hoy-Intente sonar lo más indiferente posible, no quería seguir pareciendo una adolescente puberta, delante de él. 

Admito que dolió un poco saber que él, se enteró de que estuve fuera del país y aun así no se contactó conmigo, eso solo confirmaba mi teoría de que su interés en mi es igual a cero.

-Entiendo, imagino que debes estar cansada.

-No mucho-Me encogí de hombros.

-Bueno, me alegro de que nos acompañes esta noche.

Me limite a responder con un "Gracias" y después tome asiento.

Christian colocó a Clarys en un extremo de la mesa, en una silla alta de esas que son para los bebés, después aparto la silla del lado derecho, que se encontraba junto a la mía, para que su esposa pudiera sentarse, siendo tan caballeroso como siempre, tanto, que a veces me da jaqueca.

"Perfecto"-Susurre, cuando Adam se sentó de frente hacia mí, y su amigo a su lado, frente a su esposa y junto a su hija.

-Todo se ve exquisito-Informa Adam mirando la cena.

"No más que tú papasito"-Grita mi subconsciente y por segunda vez tuve que darle la razón.

-Lo preparó mi esposa-Respondió Christian, refiriéndose a la comida.

-Me enseñó en mejor chef del mundo, y el más guapo-Le guiñó el ojo a mi cuñado.

-Ay por Dios... me dará un coma diabético antes de probar el postre si empiezan con sus cursilerías-Me quejé.

-La envidia no es buena consejera-Me dijo Christian en tono burlón.

Sentí el impulso de sacarle la lengua, como siempre, pero no, me contuve justo a tiempo y solo exclamé un "unjú".

-Bueno ya, no dejemos que se nos enfríe-Pidió mi amiga, así que empezamos a comer.

En total silencio, ni siquiera Clarys emitía sonido. Lo único que se escuchaba era el leve roce de los platos con los cubiertos.

-Estamos celebrando el ascenso de Adam-Comento Cristal después de unos segundos, sin que yo lo hubiese preguntado, en uno de sus intentos desesperados por romper la tensión-Fue ascendido a director del hospital.

-Felicidades Doctor-Dije con toda la sinceridad del mundo.

Adam conectó su mirada con la mía, dándome una leve y casi imperceptible sonrisa.

-Gracias... Señorita Elisabeth.

Sin darme cuenta me entretuve observándolo, hasta que por suerte Clarys comenzó a hacer ruidos, llamando la atención de todos en la mesa.

Balbuceó algunas palabras que aún no pronuncia bien y yo no pude entenderle en lo absoluto, pero mi amiga, supongo que por contar con alguna especie de "súper poder de madre", comprendía todo a la perfección porque le estaba respondiendo.

-Pero debes comértelo hija.

“Balbuceo de Clarys”

-Se que no te gusta, pero es sano.

Otro balbuceo más...

-Si lo comes todo, prometo obsequiarte un oso de peluche enorme para tu cumpleaños-Le dijo Adam, logrando que la niña comenzara a devorar todo lo que tenía en su plato.

-En esta casa no hacemos ese tipo de negociaciones tío Adam-Advirtió mi cuñado.

-Pero yo no vivo aquí, así que tengo permitido hacerlas... ¿Verdad princesita?

Clarys le sonrió de oreja a oreja, asintiendo con su cabecita como si estuviese entendiendo de lo que estaban hablando y haciendo que todos nos empezáramos a reír también.

Me iba a llevar un bocado a la boca, pero me detuve cuando vi a Cristal con su mirada clavada en mí.

-¿Que sucede?-Pregunté, pero sin emitir sonido, solo moví los labios.

-Adam-Lo llamó ella, sin apartar su mirada de mí, sus ojos se mantenían retadores.

-¿Si?

-¿Cuándo es el cumpleaños de mi hija?

-El diez de Abril-Respondió de inmediato-¿Por qué lo preguntas? 

-No, por nada... Para sacar a alguien de dudas-Eso último lo dijo con los dientes apretados y yo voltee mis ojos hacia arriba.

Adam observó nuestras reacciones y entendió lo que estaba sucediendo porque curvo sus labios en una sonrisa, con aires de superioridad.

Ja' ¿Quién es el infantil ahora? - Pensé.

Y seguí comiendo sin prestarle mayor atención.

Al terminar de cenar, mi cuñado se encargó de recoger la mesa y mi amiga de arreglar a su hija porque en poco tiempo tendría que irse a la cama.

Mientras tanto, Adam y yo nos quedamos sentados en la sala esperando a que ellos se desocuparan, en rotundo silencio.

Él se mantuvo perdido en la pantalla de su teléfono y aproveché para sacar en mío y tomarle una foto desprevenido, por supuesto sin que él se diera cuenta, así que apagué el flash.

A pesar de eso, fue una pésima idea porque igual la cámara emitió un sonido que llamó su atención y casi me da un infarto del susto.

Lancé mi teléfono a mi derecha y giré mi cara hacía otro lado para evitar todo contacto visual.

Agradecí internamente cuando Christian y Cristal se unieron a nosotros, porque estaba segura de que no podría aguantar un segundo más en esa posición.

Los adictos al trabajo empezaron a hablar de casos en el hospital, mientras que yo ponía a Cris, al tanto de todo lo que hice durante mi viaje.

-Todo estuvo espléndido, se los agradezco-Comentó Adam momentos después, mirando el reloj en su muñeca-Pero ya debo marcharme-Se puso de pie-Mañana debo madrugar.

"¿Quién rayos madruga un domingo?"-Pregunté para mis adentros.

Pero antes de que pudiera responderme a mí misma, todos se levantaron así que yo copié su acción, levantándome también.

Adam se acercó a Cristal para despedirse con un corto abrazo y cuando se paró delante de mí, inmediatamente extendí mi mano para estrecharla con la suya, tratando de parecer una mujer "sería"-Que pase buenas noches Doctor Adam.

Él se quedó mirándola un tanto descolocado, como si nunca se hubiese esperado ese tipo de formalismo viniendo de mí, pero al reaccionar extendió su mano y tomo la mía.

-Buenas noches... Señorita Elisabeth-No comprendo cómo puede tener una voz tan sexi, como si saboreara las palabras al pronunciarlas.

Sin duda, amo como dice mi nombre.

Sin soltar mi mano, se acercó y me beso de forma repentina en la mejilla, por unos larguísimos tres segundos. 

Sus labios se sintieron tan suaves como siempre, hicieron que se me erizara la piel y tuve que alejarme rápido porque sentí el fuerte impulso de querer estremecerme.

-Te acompaño a la puerta-Dijo Christian y ambos se marcharon juntos.

-Ahora sí-Cristal se sentó y me halo del brazo para que también me sentara-Me vas a contar ahora mismo que rayos estas planeando.

-No sé de qué estás hablando...-Me giré intentando darle la espalda.

-¡Elisabeth Kleim!-Me tomo por los hombros para que volviera a mirarla-Te conozco como a la palma de mi mano y esa actitud de niña seria, no te la crees ni tu misma.

-Sigo sin entender de qué hablas-Recosté mi espalda del sofá y crucé mis brazos y piernas.

Su expresión cambio de pronto, no me miraba de forma acusadora, era mas bien como pena o lástima, haciéndome unir mi entrecejo.

-No me mires de esa forma Cristal.

-¿Como quieres que te mire?

-De cualquier manera, menos de esa tan denigrante...

-Por Dios Eli, es que tú eres mi amiga, mi hermana-Me descruza los brazos para tomarme de las manos, dejando la suyas por encima de las mías-Yo me preocupo mucho por tí, aunque estas un poco loca, o bueno, un poco no, porque estás loca de remate...

-Oyee...

-Shhhh, estoy hablando... Eres un excelente ser humano, eres una mujer hermosa y...

-No sé a dónde quieres llegar.

-Al punto de que no tienes que estar cambiando por nadie, y menos estar aparentando ser quien no eres solo para gustarle.

-Ahhh, estas hablando de Adam.

-Exacto, no sé si te molestes conmigo por lo que te voy a decir, pero pienso que deberías olvidar todo ese asunto con él, dejarlo en el pasado. No considero que sea sano para ti que sigas enamorada tu sola.

Quise curvar mis labios en una sonrisa, pero me contuve, solo giré mis manos, dejándolas por encima de las suyas.

-Ay Cristal, mi dulce, dulce e inocente Cristal... ¿Quién dice que yo estoy enamorada de Adam? -Me acerqué más para susurrarle- Yo solo quiero llevármelo a la cama y punto, será una noche y nada más...

-Sigue repitiendo eso y quizás en algún momento lo empieces a creer.

-¿De verdad piensas que estoy enamorada de él?-la mire con una ceja levantada.

-No lo pienso, estoy totalmente segura... Y creo que esto no terminará nada bien.

-Ya tranquilízate, solo será sexo y nada más.

-¿Te parece poco?, Lo dices como si...

 -Ya Cristal-La interrumpí-Para que me sermoneen tengo a mi Nana. No pasará nada, tranquilízate, y ¿Sabes qué? mejor cambiemos el tema-Me levante y tome la bolsa que había traído cuando llegué-Mejor miremos los obsequios que les traje de París.

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