5-¿Celos?

Quería que la tierra me tragara y me escupiera en Saturno.

¿Por qué habiendo tantos sitios justo tenía que ir a ése? Siendo sincera jamás esperé encontrármelo ahí, ni en un millón de años me habría pasado por la cabeza.

Me temblaba el estómago, y después de unas cuantas cachetadas mentales, logré mantener la compostura.

-Dile que no lo quiero-Le avise al barman, entregándole el vaso-Devuélvele el trago por favor.

Sin responder nada, el chico lo agarró y se lo llevo de regreso a Adam, quien me miró directo a los ojos, de forma severa. Al parecer se molestó porque no acepté el whisky, pero no le di importancia, tampoco es que fuese mi obligación hacerlo y, de hecho, nunca me han gustado ese tipo de bebidas.

De pronto empezó a sonreír de lado mientras negaba con su cabeza, un tanto bipolar su actitud, a decir verdad, pero eso no me preocupaba en lo absoluto, lo que, si me alarmó, fue verlo tomar el vaso que rechacé y caminar en mi dirección.

-"Ay Dios, Ay Dios, ahí viene"-Mi subconsciente tenía tantos nervios como yo-“Actúa normal y no nos pongas en vergüenza”.

Claro, como si fuese tan fácil no comportarme como una idiota delante de él. 

Disimuladamente utilice mi copa como espejo para ver mi reflejo, antes de llevarla a mi boca.

-La señorita Elisabeth Kleim...-Esa voz tan grave y sensual ya amenazaba con hacerme perder la compostura.

Se sentó en la silla que estaba junto a la mía y yo mantuve mi vista clavada hacia el frente.

-Doctor Adam... que sorpresa encontrármelo aquí-Respondí sin siquiera mirarlo y luego tomé otro sorbo de mi cóctel para intentar calmarme-Yo pensé que su única conexión social era entre usted y su estetoscopio.

Lo espíe entre las pestañas y podía ver que estaba sonriendo, pero en un segundo volvió a enseriarse.

-¿No debería estar en el hospital?

-Por increíble que parezca, el hospital sigue funcionando perfectamente, aunque yo no esté ahí.

 -Después dicen que la egocéntrica soy yo-Murmure por lo bajo, pero sabía que a pesar de la música él me había escuchado.

-¿Se puede saber qué fue lo que te hice para que te portes así conmigo?

"No es lo que me hiciste papasito, es lo que aún no me has hecho".

-¿A mí?, Nada...-Al fin gire mi rostro para mirar el suyo-No comprendo a que se refiere.

-A que me trates de usted, y al hecho de que no quisiste aceptar el whisky que te envié. No entiendo porque ahora te comportas así tan...

-¿Sería?-Termine su frase. Conecté mis ojos a los suyos, pero mantuve mi rostro inexpresivo-Yo no creo tener cara de payaso doctor Adam, y con respecto al trago, imagino qué no era una obligación, ¿O sí?

-No, tienes toda la razón... Veo que desde que notaste mi presencia cambio por completo tu actitud. Mejor me marcho, para no seguir incomodándote. -Se puso de pie.

"No te vayas", quise gritar, pero en vez de eso le pregunté:

-“Desde qué noté tu presencia”, ¿Dijiste?... ¿Eso quiere decir que me viste llegar?

-No Elisabeth, no te vi llegar-Metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón, y luego se acercó a mi oído para susurrar-Te vi, cuando empezaste a coquetear con el barman.

Eso último tuve que rebobinarlo un par de veces en mi cabeza, ya que el aroma de su perfume inundó mis fosas nasales y casi me hace jadear, me impedía pensar con claridad.

Y cuando logré comprender a que se refería, lo miré elevando una ceja y dejando mi rostro a escasos centímetros del suyo.

-¿Acaso el doctor Miller está celoso?

-¿Yo celoso?-Dio un paso hacía atrás.

-Eso es lo que tú me estas dando a entender.

-¿Ahora si me empezaras a tutear?

Él tenía pensado cambiar el tema y no podía permitirlo, así que antes de que la valentía abandonara mi cuerpo, me levanté de mi asiento, quedando parada frente a él y mirándolo hacia arriba, porque aun cuando yo llevaba puesto tacones, el me pasaba como por quince centímetros. 

Sentí un escalofrío recorrerme la espalda cuando me escaneó de arriba abajo, después sentí cierta satisfacción cuando lo vi tragar en seco, no pudo evitarlo... pero a los pocos segundos recobró su compostura.

-¿A las chicas de tu edad las dejan salir así vestidas?-Preguntó, sacando la mano derecha de su bolsillo y señalándome con sutileza.

Me molestó tener que dejar que cambiará el tema, pero quería aprovechar para dejar algo en claro.

-Adam ¿Qué edad crees que tengo? -Uní ligeramente mi entrecejo y me cruce de brazos haciendo resaltar mis pechos, él los miró durante unos segundos y después de aclarar su garganta, volvió a mirarme a la cara-Por qué, te aseguro que no tengo quince años.

Sonrío de forma ladeada, se mordió ligeramente el labio y luego respondió con algo que me hizo enojar aún más.

-No es que seas muy madura que digamos...

Entrecerré mis ojos y di un paso firme hacía el.

-Por qué mejor no vas por ahí-Señale a nuestro alrededor-A ver si a alguien le da un infarto o algo parecido...

Se río entré dientes, y después se acercó nuevamente a mi oído.

-¿Para qué sigas coqueteando a gusto con tu barman?

-Ves que si estás celoso...-Le aseguré sin alejarme y sin que me temblara la voz. 

Él solo volvió a sonreír.

-A mí me gustan las mujeres maduras, no las niñitas malcriadas como tú-Me beso rápido en la mejilla y antes de que pudiera contestarle, se dio media vuelta y se machó, regresando al lugar donde estaba en un principio y dejándome con la sangre hirviendo.

¿Qué le pasa a ese idiota?, ¿Quién se cree que es, para tratarme así?

Me volví a sentar y noté que ya Matías me había servido otro cóctel.

"Perfecto”. Espero que no haya visto la escenita entre el doctor patán y yo.

Fui a tomar otro sorbo de mi copa, pero noté que el vaso de whisky aún seguía en la barra así que, en un arrebato frenético, lo agarré y bebí su contenido de un solo trago, hasta dejar ver el fondo del vaso. 

Adam me estaba observando así que levanté el vaso en su dirección, imitando lo que él hizo cuando noté su presencia, pero con la diferencia de que yo le regalé la sonrisa más hipócrita del mundo y después volví a colocarlo en la barra.

Tome la copa con el cóctel, he hice lo mismo que con el whisky.

-¡Wow, wow, wow!-Exclamó Matías-No sé quién sea ese hombre con el que estabas discutiendo, pero no creo que sea motivo suficiente para que quieras perder el conocimiento.

-Es un idiota, nada más...

-Si fuese solo un "idiota"-Hizo comillas en el aire con sus dedos-No te habrías puesto así después de hablar con él.

-Diría que tienes toda la razón, pero no estoy de humor para darle la razón a nadie, así que mejor sírveme otro trago-Le acerqué la copa y el vaso- Mejor llena los dos.

Matías como buen barman, siguió mis indicaciones, aunque antes de entregarme los tragos, me dijo:

-Pero trata de tomártelos con más calma...

No había terminado de hablar cuando ya yo había repetido lo mismo con ambos tragos.

-No te voy a servir más nada si sigues tomando así-Me advirtió, pero yo estaba empeñada en llevarle la contraria.

De pronto sentí mi teléfono vibrar por un mensaje que acababa de llegar, y al leer la pantalla quise estallar de la rabia.

-Tranquila, yo estaré aquí por si te da un coma etílico.... Att: Adam

-Imbécil-Susurre.

-¿Dijiste algo?-Pregunta el barman.

Pensaba responderle, y de pronto una idea fenomenal encendió la bombilla en mi cabeza, seguramente como resultado por la gran cantidad del alcohol que tenía en mi organismo en ese momento, aun así, seguía siendo fantástica, y no, aclaro que no tenía que ver precisamente con Matías, aunque me habría gustado involucrarlo, pero sigo pensando que está del lado incorrecto de la barra.

-Hagamos una cosa-Dije acercándome al moreno-Dejare de tomar Whisky, solo si prometes seguir preparándome ese rico cóctel.

-Ummm... me parece bien.

-Entonces, ¿Me los podrías enviar hasta allá? -Señale hacia la zona VIP, la cual se encontraba en un segundo piso que no medía más de doce metros cuadrados, muy parecida a una terraza, solo que estaba en la parte de adentro de la discoteca.... y desde la barra se podía ver claramente todo lo que sucedía ahí.

-No tendría ningún problema-Respondió el moreno.

-Y una cosita más... ¿Me podrías guardar mi cartera y mi celular?

-No creo que tenga permitido hacer eso...

-Por favor... -Uní mis manos palma con palma.

Me miró indeciso y luego de varios segundos suspiró resignado.

-Lo haré, pero solo porque ahora estarás en la obligación de pasar por aquí y despedirte de mí antes de marcharte.

-Eres un Sol-Le aseguré, entregándole mis cosas.

Y luego de lanzarle un beso en el aire, tomé mi copa y me fui hacia la parte VIP.

El guardia que estaba a los pies de la escalera me conocía, así que después de saludarme, se hizo a un lado para que pudiera subir.

No me agrada mucho esa área, siempre está llena de adolescentes que se creen la última gota de agua en el desierto, aun así es parte de mi magnífica idea así que no puedo dar marcha atrás.

Para mi suerte, no había demasiadas personas, unas quince cuando mucho...algunos estaban sentados y otros de pie, bailando.

Hice un escaneo periférico en busca de un rostro que llamara mi atención y... bingo.

Vi a un chico rubio de cabello largo y rizado que no me quitaba la mirada de encima.

En otra ocasión lo hubiese abofeteado por verme tan indiscretamente, pero en este momento lo necesitaba.

Le sostuve la mirada por unos segundos para hacerle creer que había algo de química entre nosotros, y después caminé hasta donde finalizaba el piso para sostenerme del barandal.

De inmediato mire hacia abajo porque tenía la sensación de que me estaban observando y efectivamente, Adam no me quitaba la mirada de encima, y después de un rato apartó su rostro y siguió bebiendo su trago.

-Vamos a confirmar si son celos, o no-Me susurre a mí misma, he inicié con mi plan.

Cerré mis ojos para sentir el ritmo de la música y comencé a bailar meneando mis caderas sin ningún disimulo...me sentía algo mareada pero no demasiado, hacía falta mucho más alcohol para que llegara a sentirme ebria, así que sabía que apenas estaba empezando a divertirme.

Conocía muy bien la letra de la canción que estaba sonando, y empecé a tararearla mientras seguía bailando.

Al poco rato sentí unas manos sobre mis caderas, haciendo que abriera los ojos repentinamente.

Me giré lentamente para poder ver el rostro de mi pareja, sin dejar de moverme y no me sorprendió ver al rubio que me estaba comiendo con la mirada unos momentos atrás.

Continué Bailando, ahora no estaba sola. Me acerque más al rubio meneándome sensualmente y de vez en cuando rozaba mi rostro con el suyo, sin llegar a tocarlo...Mi intención solo era provocarlo.

Cuando consideré que ya había hecho un buen trabajo, me volví a girar y ahí fue cuando vi nuevamente esos ojos que me asechaban desde la barra, y no me refiero a Matías...

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