Ya en la noche, me encontraba parada frente al enorme espejo de mi habitación, mirando los resultados del arduo y perfeccionista esfuerzo que hice para arreglarme.
-Ok, esto me encanta-Dije mirando mi reflejo, totalmente satisfecha de lo que había logrado.
Me coloque un vestido corto, de lentejuelas plateadas, muy ceñido al cuerpo, que resaltaba favorablemente mi figura. Tiene un escote tan pronunciado que no pude colocarme brasier porque podría notarse con facilidad, pero me hacía sentir muy sensual.
Me costó mucho decidir los tacones, pero al final me puse unos no muy altos, de color negro y cómodos, para que me permitieran bailar toda la noche.
Ricé mi cabello y me recogí la mitad en una cola alta para darle un efecto de caída en forma de cascada.
Por último, pero no menos importante, mi maquillaje, en el cuál invertí la mayoría del tiempo, buscando resaltar mis facciones más llamativas que son mis ojos color grisáceos, y mis labios que se veían más gruesos de lo que ya son.
Cuando me sentí segura y lista, tomé (mi bolso de mano), mi teléfono, mis llaves y salí de casa.
Tuve que llevar a dos de mis guardaespaldas conmigo, (aparte de mi chófer) cosa que me resulta irritante porque casi nadie quiere acercárseme cuando ando con ellos, y no los culpo, mis guardaespaldas pueden parecer un tanto intimidantes y demasiado serios para mi gusto.
Pero quería que nana se quedará tranquila, no me agrada darle disgustos, por eso no me opuse. Eso y el hecho de que tengo el plan perfecto para deshacerme de los gorilas.
*Risa malvada* Pero solo en mi mente para que ellos no sospecharan.
Cuando llegamos a la discoteca le pedí al chófer que se marchará para que no tuviese que esperar toda la noche por nosotros, no me parecía justo.
Le aseguré que le avisaría cuando estuviese lista para que nos recogiera y sin mucho entusiasmo, acepto mi petición.
Entre a la disco siendo seguida muy de cerca, llamando la atención de todos los presentes y noté que en realidad no me miraban a mí, sino a los enormes gorilas que venían detrás.
Así que de inmediato puse en marcha mi plan...
Me acerque a los guardaespaldas y les dije que iría un momento al baño, y que por favor me esperaran cerca de la barra.
Asintieron con su cabeza una sola vez y al instante en el que se dieron la vuelta para caminar hacia la barra, yo también empecé a alejarme, tan rápido como mi outfit me lo permitía, abriéndome paso entre las personas hacia la puerta, pero no la del baño, sino la de salida de emergencia.
Cuando la crucé, me encontré con un pequeño y oscuro pasillo que daba directo hacia la calle.
Sali casi corriendo del sitio, sintiendo mi corazón palpitar desbocado por la adrenalina.
Tome el primer taxi que venía, y le pedí que me llevara a otra dirección.
Otra discoteca, por supuesto, pero un poco más privada que la anterior.
Aproveché de retocar mi maquillaje durante el trayecto y también puse en silencio mi celular. Se que para mañana me esperará un sermón gigantesco, pero si tomo el suficiente alcohol, mi cerebro bajará el suiche para cuando eso suceda y no le prestaré ni la más mínima atención.
Llegamos al lugar y me impresionó ver una enorme fila de personas esperando para entrar, pero eso no sería problema para mí, mi papá conoce al dueño así que tengo ciertos privilegios.
“Después no quieres que te tomen como una niñita de papi”-Mi subconsciente siempre dejando sus comentarios innecesarios.
Le pague al chófer y me baje del auto de una forma deliberadamente lenta, como una estrella de cine llegando a la alfombra roja, claro que hubiese resultado más llamativo que hubiese llegado en mi Mustang, pero aun así llamé la atención de todos y está vez de la forma que me gusta, así qué no me importo haber llegado en un taxi.
Camine directo a la entrada, y los hombres de seguridad al verme se hicieron a un lado y abrieron la puerta para que pudiera pasar.
Tal como supuse, el lugar estaba abarrotado y me costó un poco abrirme camino entre la multitud para llegar hasta la barra.
Habían hecho unos cuantos cambios en el sitio, pero hace tantos meses que no visitaba el lugar, que no me habría extrañado que hubiesen hecho una remodelación completa.
Otra de las cosas que noté, es que habían contratado a un nuevo barman, muy guapo, por cierto, los otros tres seguían siendo los mismos de siempre.
El chico era moreno, alto, muy fornido y con un par de pirsin en el rostro.
Me acerque a una de las altas sillas y me senté cerca del nuevo, para que fuese el quien me atendiera, tenía pensado tomar algunos tragos primero para entrar en ambiente y luego empezar a bailar hasta que me dolieran los pies.
-¿La hermosa dama desea pedir algo?-Pregunto el moreno detrás de la barra acercándose a mi más de lo necesario ya que podía escucharle perfectamente-¿O solo vino a deleitarme con su presencia?
Empezamos bien, de hecho, empezamos muy bien, aun así no se lo deje saber.
-Seguramente así tratas a todas tus clientas.
-Solo a las que irradian tanta belleza como tú -Se alejó un poco y me guiñó el ojo.
"Uy pero que lanzado el niño" me habría gustado seguirle el juego, pero lastimosamente estaba del lado incorrecto de la barra porque yo quería a alguien con quién bailar toda la noche.
-Solo vine a pedir algo-Le di una expresión como diciendo, "lo siento".
-Pues que lastima, aun así, yo estaré encantado de atenderte. -Sonrió de oreja a oreja, mostrando una dentadura casi perfecta-Entonces, ¿Que deseas pedir?
-"A ti papasito, y que te pongan para llevar por favor”. -Solo lo pensé, no lo dije, tampoco soy tan indiscreta.
-¿Por qué no me sirves tu mejor coctel?-Le di una sonrisa pícara.
-Sus deseos son órdenes.
-Te advierto que no soy fácil de impresionar.
-Haré mi mejor intento-Volvió guiñarme el ojo.
El moreno se alejó y tomo una coctelera, unas cuantas botellas y colocó todo frente a mí.
En movimientos muy ágiles he impresionantes, empezó a preparar el cóctel, haciendo girar las botellas en el aire antes de dejar caer el líquido en el vaso.
Sirvió el coctel en una copa decorada y me la acercó así que le aplaudí por unos cortos segundos.
-Eso fue increíble...
-Pensé que eras difícil de impresionar.
-Yo también lo pensé-Admití con simpleza, haciéndolo reír otra vez-Pero aún no cantes victoria... en presentación tienes diez puntos, ahora tengo que probarlo.
Me acerque la copa a los labios tomando un pequeño sorbo, pero basto para captar los sabores.
Al inicio era dulce, no demasiado y luego se tornaba fuerte debido al alcohol, con un toqué de menta y yo amo la menta.
-Esta... Bien.
Me miró como diciendo "¿Es en serio?" Y luego levanto una ceja-¿Eso es todo? Solo está "bien".
-¡Ok, ok! Lo admito, está exquisito... ¿Contento?
-Totalmente-Sonrió de forma triunfal-Por cierto, mucho gustó-Extendió su diestra hacia mi-Soy Matías.
-Elisabeth-Respondí al momento en que estrechaba mi mano con la suya.
-Te va bien ese nombre... es tan lindo como tú.
-Gracias Matías...Y en serio espero no llegar a aburrirte, porque ahora tendrás que pasar toda la noche preparándome el mismo cóctel.
-Tu solo ordena, que yo estoy para servirte.
-Ya veo...y una cosa más Matías... ¿Podrías por favor regresarme mi mano? -Señale con mi izquierda nuestras manos que aun seguían juntas.
-¡Lo lamento!-Respondió, liberando mi diestra.
-No es nada, tranquilo-Le di una sonrisa que fue correspondida de inmediato.
Me quedé ahí sentada platicando con Matías, y a los pocos minutos se disculpó porque tenía que seguir trabajando y yo le dije que no se preocupara, pero que si estuviese pendiente de mantener mi copa llena.
Después de dos cócteles, tenía pensado levantarme para dirigirme al centro de la pista, ya llevaba aproximadamente unos cuarenta minutos en el sitio así que era momento de empezar a bailar.
Antes de que pudiese ponerme de pie, otro barman se acercó a mí, entregándome un vaso con whisky, dejándome fuera de onda.
-Gracias, pero yo no estoy tomando eso, creo que te equivocaste de chica.
-No señorita, eso es para usted, es de parte del hombre que está de aquel lado de la barra-Señalo hacia la otra esquina.
-Pues muchas gracias, pero por favor dígale a ese hombre que yo no acepto tragos de extraños.
-El asegura que la conoce.
-¿A mí?-Frunzo el ceño-¿Me lo podrías señalar?
-Por supuesto, es aquél-Señalo con su dedo
-¿Quién?-Pregunte intentando agudizar mi vista.
El chico se acercó a mi para que pudiese alinear mi enfoque, con el suyo.
-El que está en la esquina, el hombre que está vestido de azul.
Cuando logré dar con la persona, casi se me cae la mandíbula... Era nada más y nada menos que Adam Miller, y cuando notó que lo estaba viendo levantó su vaso en señal de brindis hacia mi dirección.
"Ahora si se completó la noche".
Quería que la tierra me tragara y me escupiera en Saturno.¿Por qué habiendo tantos sitios justo tenía que ir a ése? Siendo sincera jamás esperé encontrármelo ahí, ni en un millón de años me habría pasado por la cabeza.Me temblaba el estómago, y después de unas cuantas cachetadas mentales, logré mantener la compostura.-Dile que no lo quiero-Le avise al barman, entregándole el vaso-Devuélvele el trago por favor.Sin responder nada, el chico lo agarró y se lo llevo de regreso a Adam, quien me miró directo a los ojos, de forma severa. Al parecer se molestó porque no acepté el whisky, pero no le di importancia, tampoco es que fuese mi obligación hacerlo y, de hecho, nunca me han gustado ese tipo de bebidas.De pronto empezó a sonreír de lado mientras negaba con su cabeza, un tanto bipolar su actitud, a decir verdad, pero eso no me preocupaba en lo absoluto, lo que, si me alarmó, fue verlo tomar el vaso que rechacé y caminar en mi dirección.-"Ay Dios, Ay Dios, ahí viene"-Mi subconscient
Tome un sorbo de mi copa para evitar que me viera reír y continúe meneándome sin prestarle mayor atención. Cuando termina la tercera canción, el rubio me pidió la copa para buscarme otro cóctel ya que se encontraba vacía. Quise negarme porque el moreno había quedado en enviármelos hasta la zona VIP, pero luego de echar una ojeada hacia la barra, noté que estaba muy ocupado y no quise darle más molestias.Seguí al rubio con la mirada, hasta verlo entregarle la copa a Matías ya que le pedí específicamente que fuese directo con él, porque solo él sabía que era lo que yo estaba tomando.El moreno mira en mi dirección, me guiño un ojo haciéndome sonreír y después empezó a preparar mi bebida.En un movimiento casi involuntario, giré mi rostro para ver hacia la otra esquina, donde Adam, estaba sentado y al posar mi vista en él, de inmediato me arrepentí, ya que no se encontraba solo.Estaba hablando muy a gusto con una chica. Era alta, de cabello rojo y piernas largas...Desde donde yo esta
ADAMNo me agrada salir en mis noches libres, prefiero quedarme en mi apartamento, pero el estrés del trabajo me tenía al borde así que quise tomar unos tragos para intentar relajarme, teniendo la certeza de que mi noche terminaría con una ardiente mujer metida bajo mis sábanas.Sin embargó, aquí estoy... Entrando a mi auto, listo para marcharme, y con Elisabeth en el asiento de copiloto.-¡Ey!, Elisabeth. ¿Como te sientes?No contesta.Mantiene los ojos cerrados así que con sutileza giro su rostro en mi dirección y noto que está sangrando.-Ese mal nacido te rompió el labio.Tenía ganas de bajarme del auto y terminar de partirle la cara al infeliz, pero supuse que ya se abría largado.-Adam...-Susurra mi nombre.-¿Si?-Creo... que estoy... drogada-Le cuesta hablar, casi arrastra las palabras.Suspiré pesadamente.-Lo sé. Me di cuenta cuando estábamos hablando y me miraste a los ojos.-Fue... ése rubio idiota.-Eso fue lo que pensé, por eso quise seguirlos-Aparto un mechón de cabello
ELISABETHAbrí lentamente mis párpados sintiendo una pesadez descomunal en todo mi cuerpo y me prometí no volver a probar una gota de alcohol por el resto de mi vida.Aunque eso lo prometo cada vez que me levanto con resaca y una vez que se me pasa, siempre termino olvidando la promesa.En esta ocasión, los recuerdos en mi cabeza se encontraban un tanto desordenados, como si no lograra recordar bien las cosas, así que me quedé un buen rato completamente inmóvil, mirando el techo de mi habitación.Hasta que...-¿Dónde demonios estoy?-Dije incorporándome de golpe.Me encontraba sola, sobre una cama de sabanas grises y de frente había unos enormes ventanales que estaban cubiertos por cortinas oscuras, ahora estaba cien por ciento segura de que no era mí habitación.-¿Que rayos hago aquí?... Y peor aún-escaneé mi cuerpo-¿Por qué estoy desnuda?Solo tenía puesta mis pantis y esa no era una buena señal.-"Carajo Elisabeth, te cogiste a alguien y de seguro ni siquiera sabes su nombre"Mi sub
No podía creerlo...Se quedó ahí parado dándome la espalda, y sin poder ocultar su acelerada respiración, ya que podía notar fácilmente como sus hombros subían y bajaban.No sabía si su rechazo era por nuestras diferencias de edades, o porque yo no le parecía atractiva, lo que, si sabía, era que tenía unas ganas infinitas de irme corriendo de ese apartamento, pero en mis fachas, esa idea no resultaba la más prudente.-¡Maldit@ sea! Espero no arrepentirme de esto...-Exclamó de pronto.Al instante en el que terminó esa frase, se giró y me besó tomándome por sorpresa.Cerré los ojos por instinto y mis labios se acoplaron a los suyos en cuestión de segundos. Introdujo su lengua en mi boca y la recibí, gustosa, luego enredó sus dedos en mi cabello para intensificar aún más el momento. Fueron muchas las veces que me la pasé imaginándome un beso de Adam, he increíblemente no llegué a acercarme en lo más mínimo a las sensaciones tan excitantes que me estaba provocando.Soltó mi cabello y de f
-¿Estás segura de que quieres quedarte aquí?-Pregunta Adam al instante en el que detiene el auto frente a la casa de Christian-No tengo problema en llevarte a tu casa.Me repitió lo mismo durante todo el camino, pero yo estaba convencida de que lo que me espera en casa era un sermón de doscientas horas por haberme escapado de mis guardaespaldas, y después de lo que sucedió entre Adam y yo, estoy de excelente humor así que no quiero que nada arruine mi ánimo.-Ya estamos aquí, deja de insistir-Lo bese en la mejilla- ¿Te quieres bajar a saludar?-No puedo, tengo que ir al hospital.-Ahora que recuerdo, ¿anoche perdí mis cosas?, mi cartera, mi celular...-No, lo siento, yo la dejé aquí en el auto y se me olvidó entregártelo-Metió su mano entre los asientos y tomo mi cartera que estaba puesta en el cojín de atrás- Aquí está.Le agradecí y de inmediato quise revisar mi teléfono, pero estaba apagado, intenté encenderlo y fue inútil.-Supongo que está descargado.-Sí, eso creo.No le di impo
Han pasado diez días desde que estuve con Adam y el muy cretino no se ha molestado en llamarme ni una sola vez, ni siquiera me ha dejado un estúpido mensaje.Miro a cada segundo la pantalla de mi teléfono y nada, lo más patético es que cada vez que lo escucho sonar lo contesto de inmediato,pero me llevo una gran decepción al ver que no se trata de él.Pero en fin... Dije que no perdería más mi tiempo esperando tener algún tipo de atención de parte de alguien que lo más probable es que no me la de nunca, se supone que ya obtuve lo que quería, así que mejor ahora me centro en cosas que de verdad son importantes para mí.Inhalé profundamente y exhale para tratar de conseguir un poco de concentración, coloque mi celular en mi escritorio con la pantalla hacía abajo y me enderecé en la silla, coloque unos mechones de cabello que te
ADAMNada como llegar a mi apartamento después de un día largo y estresante en el hospital. Creí que saldría temprano hoy, pero tuve que hacer una junta con el personal del área de cuidados intensivos y al final terminó extendiéndose más de lo que yo esperaba...Al entrar, cerré la puerta detrás de mí, solté las llaves en el mismo sitio de siempre y comencé a aflojar mi corbata.Después de tomar un vaso de agua me fui a mi habitación y me sorprendí cuando abrí la puerta y vi a Elisabeth acostada sobre mi cama.Para ser sincero, por un momento olvidé que la había invitado a quedarse conmigo unos días, pero también debo admitir que es una sorpresa de esas que resultan bastante agradables.-Buenas noches Doctor Adam-Levanto la mitad de su cuerpo, apoyándose en las manos y me fij&eacu