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4-"Ahora sí se completó la noche"

Ya en la noche, me encontraba parada frente al enorme espejo de mi habitación, mirando los resultados del arduo y perfeccionista esfuerzo que hice para arreglarme.

-Ok, esto me encanta-Dije mirando mi reflejo, totalmente satisfecha de lo que había logrado.

Me coloque un vestido corto, de lentejuelas plateadas, muy ceñido al cuerpo, que resaltaba favorablemente mi figura. Tiene un escote tan pronunciado que no pude colocarme brasier porque podría notarse con facilidad, pero me hacía sentir muy sensual.

Me costó mucho decidir los tacones, pero al final me puse unos no muy altos, de color negro y cómodos, para que me permitieran bailar toda la noche.

Ricé mi cabello y me recogí la mitad en una cola alta para darle un efecto de caída en forma de cascada. 

Por último, pero no menos importante, mi maquillaje, en el cuál invertí la mayoría del tiempo, buscando resaltar mis facciones más llamativas que son mis ojos color grisáceos, y mis labios que se veían más gruesos de lo que ya son.

Cuando me sentí segura y lista, tomé (mi bolso de mano), mi teléfono, mis llaves y salí de casa.

Tuve que llevar a dos de mis guardaespaldas conmigo, (aparte de mi chófer) cosa que me resulta irritante porque casi nadie quiere acercárseme cuando ando con ellos, y no los culpo, mis guardaespaldas pueden parecer un tanto intimidantes y demasiado serios para mi gusto.

Pero quería que nana se quedará tranquila, no me agrada darle disgustos, por eso no me opuse. Eso y el hecho de que tengo el plan perfecto para deshacerme de los gorilas.

*Risa malvada* Pero solo en mi mente para que ellos no sospecharan.

Cuando llegamos a la discoteca le pedí al chófer que se marchará para que no tuviese que esperar toda la noche por nosotros, no me parecía justo. 

Le aseguré que le avisaría cuando estuviese lista para que nos recogiera y sin mucho entusiasmo, acepto mi petición.

Entre a la disco siendo seguida muy de cerca, llamando la atención de todos los presentes y noté que en realidad no me miraban a mí, sino a los enormes gorilas que venían detrás. 

Así que de inmediato puse en marcha mi plan...

Me acerque a los guardaespaldas y les dije que iría un momento al baño, y que por favor me esperaran cerca de la barra.

Asintieron con su cabeza una sola vez y al instante en el que se dieron la vuelta para caminar hacia la barra, yo también empecé a alejarme, tan rápido como mi outfit me lo permitía, abriéndome paso entre las personas hacia la puerta, pero no la del baño, sino la de salida de emergencia.

Cuando la crucé, me encontré con un pequeño y oscuro pasillo que daba directo hacia la calle.

Sali casi corriendo del sitio, sintiendo mi corazón palpitar desbocado por la adrenalina.

Tome el primer taxi que venía, y le pedí que me llevara a otra dirección.

Otra discoteca, por supuesto, pero un poco más privada que la anterior.

Aproveché de retocar mi maquillaje durante el trayecto y también puse en silencio mi celular. Se que para mañana me esperará un sermón gigantesco, pero si tomo el suficiente alcohol, mi cerebro bajará el suiche para cuando eso suceda y no le prestaré ni la más mínima atención.

Llegamos al lugar y me impresionó ver una enorme fila de personas esperando para entrar, pero eso no sería problema para mí, mi papá conoce al dueño así que tengo ciertos privilegios.

“Después no quieres que te tomen como una niñita de papi”-Mi subconsciente siempre dejando sus comentarios innecesarios.

Le pague al chófer y me baje del auto de una forma deliberadamente lenta, como una estrella de cine llegando a la alfombra roja, claro que hubiese resultado más llamativo que hubiese llegado en mi Mustang, pero aun así llamé la atención de todos y está vez de la forma que me gusta, así qué no me importo haber llegado en un taxi.

Camine directo a la entrada, y los hombres de seguridad al verme se hicieron a un lado y abrieron la puerta para que pudiera pasar.

Tal como supuse, el lugar estaba abarrotado y me costó un poco abrirme camino entre la multitud para llegar hasta la barra.

Habían hecho unos cuantos cambios en el sitio, pero hace tantos meses que no visitaba el lugar, que no me habría extrañado que hubiesen hecho una remodelación completa.

Otra de las cosas que noté, es que habían contratado a un nuevo barman, muy guapo, por cierto, los otros tres seguían siendo los mismos de siempre. 

El chico era moreno, alto, muy fornido y con un par de pirsin en el rostro.

Me acerque a una de las altas sillas y me senté cerca del nuevo, para que fuese el quien me atendiera, tenía pensado tomar algunos tragos primero para entrar en ambiente y luego empezar a bailar hasta que me dolieran los pies.

-¿La hermosa dama desea pedir algo?-Pregunto el moreno detrás de la barra acercándose a mi más de lo necesario ya que podía escucharle perfectamente-¿O solo vino a deleitarme con su presencia?

Empezamos bien, de hecho, empezamos muy bien, aun así no se lo deje saber.

-Seguramente así tratas a todas tus clientas.

-Solo a las que irradian tanta belleza como tú -Se alejó un poco y me guiñó el ojo.

"Uy pero que lanzado el niño" me habría gustado seguirle el juego, pero lastimosamente estaba del lado incorrecto de la barra porque yo quería a alguien con quién bailar toda la noche.

-Solo vine a pedir algo-Le di una expresión como diciendo, "lo siento".

-Pues que lastima, aun así, yo estaré encantado de atenderte. -Sonrió de oreja a oreja, mostrando una dentadura casi perfecta-Entonces, ¿Que deseas pedir?

-"A ti papasito, y que te pongan para llevar por favor”. -Solo lo pensé, no lo dije, tampoco soy tan indiscreta.

-¿Por qué no me sirves tu mejor coctel?-Le di una sonrisa pícara.

-Sus deseos son órdenes.

-Te advierto que no soy fácil de impresionar.

-Haré mi mejor intento-Volvió guiñarme el ojo.

El moreno se alejó y tomo una coctelera, unas cuantas botellas y colocó todo frente a mí.

En movimientos muy ágiles he impresionantes, empezó a preparar el cóctel, haciendo girar las botellas en el aire antes de dejar caer el líquido en el vaso. 

Sirvió el coctel en una copa decorada y me la acercó así que le aplaudí por unos cortos segundos.

-Eso fue increíble...

-Pensé que eras difícil de impresionar.

-Yo también lo pensé-Admití con simpleza, haciéndolo reír otra vez-Pero aún no cantes victoria... en presentación tienes diez puntos, ahora tengo que probarlo.

Me acerque la copa a los labios tomando un pequeño sorbo, pero basto para captar los sabores.

Al inicio era dulce, no demasiado y luego se tornaba fuerte debido al alcohol, con un toqué de menta y yo amo la menta.

-Esta... Bien.

Me miró como diciendo "¿Es en serio?" Y luego levanto una ceja-¿Eso es todo? Solo está "bien".

-¡Ok, ok! Lo admito, está exquisito... ¿Contento?

-Totalmente-Sonrió de forma triunfal-Por cierto, mucho gustó-Extendió su diestra hacia mi-Soy Matías.

-Elisabeth-Respondí al momento en que estrechaba mi mano con la suya.

-Te va bien ese nombre... es tan lindo como tú.

-Gracias Matías...Y en serio espero no llegar a aburrirte, porque ahora tendrás que pasar toda la noche preparándome el mismo cóctel.

-Tu solo ordena, que yo estoy para servirte.

-Ya veo...y una cosa más Matías... ¿Podrías por favor regresarme mi mano? -Señale con mi izquierda nuestras manos que aun seguían juntas.

-¡Lo lamento!-Respondió, liberando mi diestra.

-No es nada, tranquilo-Le di una sonrisa que fue correspondida de inmediato.

Me quedé ahí sentada platicando con Matías, y a los pocos minutos se disculpó porque tenía que seguir trabajando y yo le dije que no se preocupara, pero que si estuviese pendiente de mantener mi copa llena.

Después de dos cócteles, tenía pensado levantarme para dirigirme al centro de la pista, ya llevaba aproximadamente unos cuarenta minutos en el sitio así que era momento de empezar a bailar.

Antes de que pudiese ponerme de pie, otro barman se acercó a mí, entregándome un vaso con whisky, dejándome fuera de onda.

-Gracias, pero yo no estoy tomando eso, creo que te equivocaste de chica.

-No señorita, eso es para usted, es de parte del hombre que está de aquel lado de la barra-Señalo hacia la otra esquina.

-Pues muchas gracias, pero por favor dígale a ese hombre que yo no acepto tragos de extraños.

-El asegura que la conoce.

-¿A mí?-Frunzo el ceño-¿Me lo podrías señalar?

-Por supuesto, es aquél-Señalo con su dedo 

-¿Quién?-Pregunte intentando agudizar mi vista.

El chico se acercó a mi para que pudiese alinear mi enfoque, con el suyo.

-El que está en la esquina, el hombre que está vestido de azul.

Cuando logré dar con la persona, casi se me cae la mandíbula... Era nada más y nada menos que Adam Miller, y cuando notó que lo estaba viendo levantó su vaso en señal de brindis hacia mi dirección.

"Ahora si se completó la noche".

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