Tome un sorbo de mi copa para evitar que me viera reír y continúe meneándome sin prestarle mayor atención.
Cuando termina la tercera canción, el rubio me pidió la copa para buscarme otro cóctel ya que se encontraba vacía.
Quise negarme porque el moreno había quedado en enviármelos hasta la zona VIP, pero luego de echar una ojeada hacia la barra, noté que estaba muy ocupado y no quise darle más molestias.
Seguí al rubio con la mirada, hasta verlo entregarle la copa a Matías ya que le pedí específicamente que fuese directo con él, porque solo él sabía que era lo que yo estaba tomando.
El moreno mira en mi dirección, me guiño un ojo haciéndome sonreír y después empezó a preparar mi bebida.
En un movimiento casi involuntario, giré mi rostro para ver hacia la otra esquina, donde Adam, estaba sentado y al posar mi vista en él, de inmediato me arrepentí, ya que no se encontraba solo.
Estaba hablando muy a gusto con una chica. Era alta, de cabello rojo y piernas largas...Desde donde yo estaba no podía detallarle muy bien el rostro, pero si pude ver claramente cuando se acercó a él, más de lo necesario, para empezar a murmurarle cosas en el oído.
Adam no hizo ni él más mínimo intento por alejarse de ella, por lo contrario, sonrió pícaramente, dándome una idea de lo que le estaría diciendo.
Sentí un nudo en el estómago que me obligó a apartar la mirada. El muy imbécil me había devuelto la jugada y lo peor es que a mi si me estaba dando un ataque de celos.
-"¡Estúpido Adam!"-Exclamo mi subconsciente-"Estúpido y patán!
-Tienes razón-Dije en voz alta- ¡Es un estúpido! es todo eso y más...
-"Si... es un estúpido, un patán y es sexi, muy, muy ardiente y sexi"
-¡Ey!... Lo estamos ofendiendo no halagando.
-¿Que dijiste?-Preguntó el rubio, mientras se acercaba a mí con el brazo extendido.
-Dije que muchas gracias por traer mi cóctel-Mentí.
Y de forma ágil, estiré mi mano para agarrar la copa que el traía en la suya y tomé el contenido de un solo tragó.
-Y también lamento decirte que tendrás que ir por otro... Ah, pero dile al barman que ese es para ti.
El chico se sorprendió un poco, y sin objetar, se dio la vuelta para dirigirse de nuevo a la barra.
No quise seguir espiando al doctor patán porque sabía que terminaría saliéndome una úlcera de la rabia... En lugar de eso, y en pro de mi salud mental, me fui hasta uno de los sofás que estaban desocupados y me senté.
A los pocos minutos, empecé a sentir cierta pesades en mis párpados y supe que el alcohol había empezado a cobrar factura en mi cuerpo.
El rubio regresa con un nuevo cóctel, pero antes de entregármelo, se sentó a mi lado.
-Creo que ahora si el alcohol está empezando a afectarte-Así que no solo lo estaba sintiendo, también había comenzado a notárseme-No sé si sea apropiado que te de éste otro cóctel.
-¿Acaso te pusiste de acuerdo con Matías para no dejar que me embriague en paz?-Pregunté enojada, sintiendo la lengua algo torpe...
-No tengo ni idea de quién es ese tal Matías.
-Entonces dame mi copa-Dije arrebatándole el cóctel.
-¡Uy que atrevida!-Comenta divertido-Me pregunto si así serás en la cama.
-¡Ja!-lo apunte en el pecho con mi dedo índice-Ni que tuvieses tanta suerte...
-Eso ya lo veremos.
Quitó mi dedo y se acercó lentamente a mi cuello para comenzar a besarlo, sin mi consentimiento.
Quise apartarlo de un golpe, y entonces recordé al imbécil de Adam hablando con la pelirroja y eso me contuvo, si él podía divertirse, yo también... Además, me gusto lo que el rubio estaba haciendo con sus labios así que lo dejé.
Fue subiendo poco a poco hasta llegar cerca de mi oreja para susurrarme que nos fuésemos a un lugar más privado y de inmediato accedí.
Por supuesto que mi intención no era irme con él, solo quería que cierta persona me viera salir acompañada del lugar.
Tenía pensado tomar un taxi cuando estuviese afuera para irme a casa, ya mi cuerpo me lo estaba implorando.
Bajamos juntos las escaleras y tuve que sujetar al rubio fuertemente del brazo para no caer, ya empezaba a ver algo borroso.
-Espera un momento aquí-Le pedí cerca de la puerta de salida-Voy a ir por mis cosas.
-Si quieres yo puedo ir...
-No... No te las van a querer entregar, tu solo espérame aquí.
-Ok, de aquí no me muevo- Me aseguro guiñándome un ojo-No te tardes demasiado lindura.
"Lindura" que asco... ¿No se le puede ocurrir algo más original?
Me di la vuelta y comencé a caminar hacia la barra sosteniéndome de algunas personas.
-¡Mateo!, Mariano... a no, perdón, Matías-Llamé al moreno-Ya me tengo que ir, me podrías... dar mis cosas por favor.
Ya sentía la lengua más pesada y me costaba pronunciar algunas palabras.
-Mírate...-Se cruzo de brazos-No duraste ni una hora allá arriba, te dije que tomaras las cosas con calma.
-Tome... las cosas con calma-Solté una risita-Lo que no tome con calma... fue él alcohol.
-No es gracioso Elisabeth, ¿Quién me asegura que llegarás bien a tu casa?
-Tranquilo Marcelo, afuera esta mi... chofer esperándome-Mentí-Ahora dame mis... mis... eso-Señalé debajo de la barra-Por fis.
Tomo mis cosas, pero antes de entregármelas, anotó algo en mi teléfono.
-Guarde mi número, y soy Matías-Informó al entregarme todo-Por favor avísame cuando estes a salvo y en tu cama.
-Muy bien... señor sobreprotector... Lo haré.
Guardé como pude mi teléfono en la cartera, me despedí del moreno lanzándole un beso torpe con la mano y me dispuse a irme.
Cada paso que daba me costaba más que el anterior, intente mantener el equilibrio, pero era como caminar sobre las olas del mar.
Y cuando por fin me encontraba como a dos metros del rubio, me tomaron del brazo haciéndome girar sobre mis pies.
-¿A dónde se supone que vas en ese estado?-Pregunta Adam con la mandíbula tensa y con su exquisito rostro rosando el mío, justo al nivel de las mejillas. Me tenía sujeta de ambos brazos, haciéndome imposible que pudiese escaparme.
-Voy a ir a tener sexo-Me encogí de hombros, como si le estuviese diciendo que iría por un refresco.
-Yo sé que eres inmadura Elisabeth, solo no sabía que llegabas hasta estos extremos.
-Tu... no sabes nada de mí-Respondí molesta, intentando empujarlo para alejarlo de mí, pero apretó su agarre y no logré moverlo ni un centímetro, era como empujar una pared, así que solo gire mi rostro para apartarlo del suyo-Además...¿Que te... importa a ti lo que yo haga?
-¿Entonces piensas irte con ese imbécil?-Respondió mi pregunta con otra.
-Siip... ¿Algún problema?
-¿Acaso no te diste cuenta que te estaba desnudando con la mirada?- Hablaba en tono muy serio, intentando mirarme a la cara en todo momento y yo lo esquivaba.
Cerré mis ojos y suspiré pesadamente, tratando de encontrar una buena respuesta para esa pregunta y cuando la tuve, los abrí de golpe y lo miré directo a los suyos.
-Por lo menos él, si quiere desnudarme...
Adam me miró extrañado, mientras yo luchaba por mantener mis parpados abiertos.
Se veía algo confundido... creo que lo dejé sin palabras, pero estaba acostumbrada a que el no captara las indirectas y me encontraba demasiado exhausta para seguir discutiendo así que decidí dar por culminada la conversación.
-¿Podrías... por favor soltarme?, Quiero irme-No sé si estaba pronunciando bien las palabras pero hice mucho esfuerzo para decir una cosa más, y hacerlo de forma muy clara-Ve y hazle compañía a tu jirafa de pelo rojo, te debe estar extrañando.
Me liberó de su agarre, aún con el rostro confuso...y me alejé de él tan rápido como mi ebriedad me lo permitió.
-Tardaste demasiado-Dijo el rubio cuando me acerque.
-Si, si...larguémonos de aquí-Pedí sujetándolo por la cintura con mi brazo derecho, para tener algo de donde sostenerme.
Salimos juntos de la discoteca y después de caminar unos treinta pasos, o cuarenta quizás, (En realidad no los conté), nos paramos frente a un auto negro de vidrios oscuros.
El rubio se separó de mí y abrió la puerta del copiloto haciéndome seña para que entrara.
Fue ahí donde la pequeña parte racional de mi cerebro me recordó que no me podía ir con ese extraño a ningún lado.
Lo miré apenada, mordiéndome el labio.
-Yo tengo pensado tomar un taxi.
-Pero me dijiste que iríamos a un lugar más tranquilo-Su tono se tornó serio.
-No, tu fuiste... quien lo propuso-Le corregí - Pero no me siento bien, así qué... quiero irme a mi casa.
-Entonces yo te llevo.
-En serio-Me pase la mano por la frente, estaba sudando-no es... necesario.
Se río amargamente y luego dijo con los dientes apretados.
-Súbete al put* auto.
Su mirada se volvió oscura y en ese instante supe que había cometido un grave error, y lo peor es que no me encontraba precisamente en mis cinco sentidos, lo que me dejaba aún más vulnerable.
-Te lo agradezco mucho, de verdad, pero prefiero el...el taxi-Mi voz salió temblorosa y cuando di un paso atrás me tomo por el cabello y me halo hacia él con fuerza, haciéndome soltar un quejido.
-¡Suéltame!-Intenté luchar pero sentía los brazos pesados.
-¡Te dije que te subieras!-Rugió, intentando meterme dentro del auto pero como pude empecé a defenderme, a pesar de mi estado.
No se la iba a poner tan fácil, comencé a darle pelea, con todo y la debilidad que tenía en el cuerpo...
-Eres un animal.
-¡Y tú, una perra calienta hombres!, pero a mí no me vas a dejar con las ganas.
Me volvió a jamaquear.
-!Ya... basta!, ¡Suéltame!-Logre gritar, intentado llamar la atención de alguien que estuviese cerca, aunque al parecer nos habíamos alejado lo suficiente.
Cuando por fin logré que me liberara, me dio una enorme bofetada que me hizo caer sentada en el piso.
Sentí un sabor en mi boca parecido al del hierro y ahí fue cuando supe que me la había roto el muy hijo de put@.
Quise alejarme cuando lo vi dar un paso hacía mí, pero antes de que pudiese volver a tocarme, le pusieron una mano en el hombro y lo giraron con fuerza para golpearlo en la cara, haciéndolo caer tirado a mis pies.
Empecé a ver todo borroso... cálculo que mis pestañeos estaban durando entre tres y cuatro segundos.
La persona que golpeó al imbécil, se acercó para tomarlo por el cuello de la camisa y darle otro puñetazo.
No podía distinguir bien que era lo que estaba pasando, veía todo como si mis ojos estuviesen empañados.
-Esa perr@ me provocó-Dijo el rubio en un intento por defenderse, pero solo recibió otro golpe.
-Si te vuelvo a ver cerca de ella, serás hombre muerto- Lo amenazó una voz que fácilmente pude reconocer.
-Adam...ayúdame-Pedí, tratando de levantarme, me era casi imposible.
Me daba miedo que solo fuese producto de mi imaginación, y cuando se acercó y pude confirmar que era él, sentí una tranquilidad indescriptible.
-Adam... Adam…
-Aquí estoy.
Se agachó frente a mí, coloco uno de sus brazos debajo de mis rodillas y el otro en mi espalda para levantarse, llevándome cargada.
Yo enrollé los míos en torno a su cuello y dejé reposar mi cabeza en su pecho.
-¿Estás bien?-Se escuchaba algo agitado.
-Ahora lo estoy...
No sé si logré pronunciar bien las palabras, sólo sentí cuando empezó a caminar conmigo en brazos.
Momentos después, se detuvo y me sentó en el asiento del copiloto de su auto, o del que supuse que era su auto, porque en realidad no lo veía, no veía absolutamente nada. Sabía que ya estaba a salvó así que mantuve mis ojos cerrados.
ADAMNo me agrada salir en mis noches libres, prefiero quedarme en mi apartamento, pero el estrés del trabajo me tenía al borde así que quise tomar unos tragos para intentar relajarme, teniendo la certeza de que mi noche terminaría con una ardiente mujer metida bajo mis sábanas.Sin embargó, aquí estoy... Entrando a mi auto, listo para marcharme, y con Elisabeth en el asiento de copiloto.-¡Ey!, Elisabeth. ¿Como te sientes?No contesta.Mantiene los ojos cerrados así que con sutileza giro su rostro en mi dirección y noto que está sangrando.-Ese mal nacido te rompió el labio.Tenía ganas de bajarme del auto y terminar de partirle la cara al infeliz, pero supuse que ya se abría largado.-Adam...-Susurra mi nombre.-¿Si?-Creo... que estoy... drogada-Le cuesta hablar, casi arrastra las palabras.Suspiré pesadamente.-Lo sé. Me di cuenta cuando estábamos hablando y me miraste a los ojos.-Fue... ése rubio idiota.-Eso fue lo que pensé, por eso quise seguirlos-Aparto un mechón de cabello
ELISABETHAbrí lentamente mis párpados sintiendo una pesadez descomunal en todo mi cuerpo y me prometí no volver a probar una gota de alcohol por el resto de mi vida.Aunque eso lo prometo cada vez que me levanto con resaca y una vez que se me pasa, siempre termino olvidando la promesa.En esta ocasión, los recuerdos en mi cabeza se encontraban un tanto desordenados, como si no lograra recordar bien las cosas, así que me quedé un buen rato completamente inmóvil, mirando el techo de mi habitación.Hasta que...-¿Dónde demonios estoy?-Dije incorporándome de golpe.Me encontraba sola, sobre una cama de sabanas grises y de frente había unos enormes ventanales que estaban cubiertos por cortinas oscuras, ahora estaba cien por ciento segura de que no era mí habitación.-¿Que rayos hago aquí?... Y peor aún-escaneé mi cuerpo-¿Por qué estoy desnuda?Solo tenía puesta mis pantis y esa no era una buena señal.-"Carajo Elisabeth, te cogiste a alguien y de seguro ni siquiera sabes su nombre"Mi sub
No podía creerlo...Se quedó ahí parado dándome la espalda, y sin poder ocultar su acelerada respiración, ya que podía notar fácilmente como sus hombros subían y bajaban.No sabía si su rechazo era por nuestras diferencias de edades, o porque yo no le parecía atractiva, lo que, si sabía, era que tenía unas ganas infinitas de irme corriendo de ese apartamento, pero en mis fachas, esa idea no resultaba la más prudente.-¡Maldit@ sea! Espero no arrepentirme de esto...-Exclamó de pronto.Al instante en el que terminó esa frase, se giró y me besó tomándome por sorpresa.Cerré los ojos por instinto y mis labios se acoplaron a los suyos en cuestión de segundos. Introdujo su lengua en mi boca y la recibí, gustosa, luego enredó sus dedos en mi cabello para intensificar aún más el momento. Fueron muchas las veces que me la pasé imaginándome un beso de Adam, he increíblemente no llegué a acercarme en lo más mínimo a las sensaciones tan excitantes que me estaba provocando.Soltó mi cabello y de f
-¿Estás segura de que quieres quedarte aquí?-Pregunta Adam al instante en el que detiene el auto frente a la casa de Christian-No tengo problema en llevarte a tu casa.Me repitió lo mismo durante todo el camino, pero yo estaba convencida de que lo que me espera en casa era un sermón de doscientas horas por haberme escapado de mis guardaespaldas, y después de lo que sucedió entre Adam y yo, estoy de excelente humor así que no quiero que nada arruine mi ánimo.-Ya estamos aquí, deja de insistir-Lo bese en la mejilla- ¿Te quieres bajar a saludar?-No puedo, tengo que ir al hospital.-Ahora que recuerdo, ¿anoche perdí mis cosas?, mi cartera, mi celular...-No, lo siento, yo la dejé aquí en el auto y se me olvidó entregártelo-Metió su mano entre los asientos y tomo mi cartera que estaba puesta en el cojín de atrás- Aquí está.Le agradecí y de inmediato quise revisar mi teléfono, pero estaba apagado, intenté encenderlo y fue inútil.-Supongo que está descargado.-Sí, eso creo.No le di impo
Han pasado diez días desde que estuve con Adam y el muy cretino no se ha molestado en llamarme ni una sola vez, ni siquiera me ha dejado un estúpido mensaje.Miro a cada segundo la pantalla de mi teléfono y nada, lo más patético es que cada vez que lo escucho sonar lo contesto de inmediato,pero me llevo una gran decepción al ver que no se trata de él.Pero en fin... Dije que no perdería más mi tiempo esperando tener algún tipo de atención de parte de alguien que lo más probable es que no me la de nunca, se supone que ya obtuve lo que quería, así que mejor ahora me centro en cosas que de verdad son importantes para mí.Inhalé profundamente y exhale para tratar de conseguir un poco de concentración, coloque mi celular en mi escritorio con la pantalla hacía abajo y me enderecé en la silla, coloque unos mechones de cabello que te
ADAMNada como llegar a mi apartamento después de un día largo y estresante en el hospital. Creí que saldría temprano hoy, pero tuve que hacer una junta con el personal del área de cuidados intensivos y al final terminó extendiéndose más de lo que yo esperaba...Al entrar, cerré la puerta detrás de mí, solté las llaves en el mismo sitio de siempre y comencé a aflojar mi corbata.Después de tomar un vaso de agua me fui a mi habitación y me sorprendí cuando abrí la puerta y vi a Elisabeth acostada sobre mi cama.Para ser sincero, por un momento olvidé que la había invitado a quedarse conmigo unos días, pero también debo admitir que es una sorpresa de esas que resultan bastante agradables.-Buenas noches Doctor Adam-Levanto la mitad de su cuerpo, apoyándose en las manos y me fij&eacu
ELISABETHEl sonido de una ducha me hizo despertar.Estuve a punto de gritar "Nanaaa, ¿Quién se ducha a esta hora de la madrugada?”, pero afortunadamente abrí los párpados antes que mi boca, y al mirar a mi alrededor, pude recordar que no me encontraba en mi casa."Que noche tan exquisita"-Me grita mi subconsciente, y creo que es la primera vez que estamos de acuerdo, tan temprano.Me siento en la cama, cubriendo mi desnudez con la sábana y en total silencio. Al pasar unos minutos, mis ojos se deleitaron con el hermoso espécimen que salió del baño, envuelto por la cintura con una toalla."Adaaam"- Suspira la voz en mi cabeza.¡Joder!, ¿Por qué tiene que estar tan rico? ¿Como es que hace suspirar hasta mis pensamientos?-Buenos días preciosa-Dice con una media sonrisa, y yo aclaré ligeramente mi garganta antes de resp
*TRES DIAS DESPUES*-¿Seguirás mintiéndole a tu nana?-Me cuestiona Cristal por llamada telefónica.-Mi nana no es tonta, te aseguro que sabe dónde me encuentro, pero no dice nada porque siempre me apoya en todo, no como cierta personita que no ha hecho más que reclamarme.-Es que… entiende Elisabeth, estoy preocupada por ti.-Lo sé, pero ya, deja tu angustia, te aseguro que estoy bien.-Para ti es fácil decirlo-La escucho suspirar pesadamente-A ver, si se supone que estás conmigo, al menos debo saber dónde te encuentras realmente, como mínimo.-Ya te dije que es un secreto, lo lamento, pero no puedo-Creo que es la quinta vez que le repito lo mismo, aunque si sigue insistiendo, pueda que no soporte más y le cuente todo. En serio no tengo paciencia.-Elisabeth, ¿Desde cuándo existen secretos entre tú y yo?