—Megan, me he equivocado contigo y lo siento, lo siento mucho, de verdad —inició Luck.—Se puede saber, ¿qué te ha hecho cambiar de opinión? —cuestionó con sarcasmo.Luck respiró hondo porque sabía que no sería fácil que ella lo perdonara.—Adrián me contó del acuerdo de divorcio; lo vio en casa de tu amiga…—Y eso te convenció…Luck asintió.—Lo siento, Luck, pero ahora, quien ya no confía en ti, soy yo. Márchate, por favor. No me siento bien y lo que menos quiero es discutir contigo.—Megan, te juro que no volveré a tratarte de ese modo, pero entiéndeme. Tú no me dices nada, omitiste lo de tu prenupcial, ni siquiera mencionaste que serías presidenta y tuviste una semana para conversarlo conmigo, explicarme las pautas de ese contrato y evitar todo este malentendido entre nosotros. ¿No puedes ponerte en mi lugar? —interpeló con convicción, buscando convencerla de darle otra oportunidad.—No te dije nada del acuerdo que firmé hace cinco años, porque iba a renunciar a la presidencia por
—¿Embarazada? —inquirió, recordando que no había tomado precauciones ninguna de las veces que estuvieron juntos, y si ella estaba decidida a divorciarse, era porque no existía posibilidad de que ese bebé fuera de Derek.—Si dudas de mí… —susurró Megan, temiendo escuchar que le preguntara de quién era el bebé.—¿Cómo dudaría de ti? —increpó él, frunciendo el ceño—. Es mío, nuestro… seré padre… —musitó, incorporándose en la cama.—Te juro que no lo planeé. Me sorprendí tanto como tú cuando lo supe… —explicó ella.—¿Sabes lo que eso significa, Megan? —preguntó de repente, con una sonrisa malévola en sus labios—. Significa que debes casarte conmigo.Megan sonrió e hizo un gesto de resignación por lo poco que le duró el enfado. Una sonrisa bastó para que volviera a caer en las tretas del socio.—Todavía no firmé los papeles del divorcio… —dijo para molestarlo.—Cuando los firmes, nos casaremos.—Ni siquiera te he perdonado —insistió.—Dadas las circunstancias, no tienes más remedio que per
Tres meses después de su reconciliación, se casaron en una boda íntima a las afueras de Edimburgo, en la que estuvieron presentes los familiares de Luck y algunos amigos suyos.Megan llevó puesto un vestido de cuento de hadas. Fue un día lleno de sorpresas, y, cuando lo vio en el altar improvisado que se armó al aire libre, esperando por ella, su corazón dio un brinco de alegría.Ambos disfrutaron de la ceremonia y sonrieron radiantes para las fotografías.—Estás preciosa —le dijo Luck cuando al fin los dejaron a solas—. Te extrañé mucho… —La abrazó y le dio un delicado beso en los labios.Megan apenas había llegado el día anterior de Londres. Su agenda estaba muy apretada y había terminado de resolver compartir la presidencia con Derek, quien asumiría el control de la compañía cuando ella tuviera que tomarse un descanso por su maternidad.Si bien, en principio a Luck no le causó nada de gracia que siguieran trabajando juntos, que Bianca le compartiera la feliz noticia de que ella y e
Roma, 3 meses despuésMegan se miró al espejo con un vestido en tono celeste y se dio cuenta de lo bien que le sentaba el embarazo.Se estaba terminando de arreglar para asistir a la boda de un amigo de Luck, Antonio De Santi, y deseó con todo su corazón que los novios fueran muy felices como lo eran ella y su flamante esposo.Miró su anillo de casada y suspiró. Era muy feliz.—Estás preciosa —le dijo el escocés, abrazándola desde atrás.—Parezco un balón de playa —bromeó Megan.—El balón más sexy —la molestó Luck.Megan solo sonrió y se aferró al brazo que él le ofreció para marcharse a la recepción del matrimonio.—¿Cómo son tus amigos? Espero que no se molesten por saltarnos la ceremonia religiosa —dijo culpable, mientras bajaban de la limosina que los llevó a la mansión de los De Santi.—Antonio es un hombre de negocios que siempre tuvo ojos solamente para su hermana pequeña, Lisa, ya que perdieron a sus padres cuando ella era muy pequeña. Su abuelo lo crió a él y malcrió a esa ni
Megan se había casado con un hombre completamente inmaduro que jamás cambiaría: Derek Casiragi. Se habían conocido en un evento de modas, ya que ella era una diseñadora principiante que buscaba adquirir experiencia en su primer trabajo en DUMBLE, la casa de modas con más renombre de todo Londres y, casualmente, Ender resultó ser hijo de Dina Casiragi; la diseñadora más famosa del país, anfitriona del evento y su jefa. Aunque Derek no terminaba de madurar y la engañaba constantemente con mujeres del ámbito de la moda: modelos, actrices y con todo lo que tuviera faldas. Dina, su suegra, encontró en ella lo que en su hijo jamás podría: talento, transparencia, sencillez, lealtad, perseverancia y todas las virtudes posibles para ser un digno reemplazo en la presidencia de DINAMO ENTERPRISE. En un viaje que le encargó su suegra como representante de la empresa, Megan conoce casualmente a un hombre en un club, llegando a pasar la noche con él, no sin antes ponerlo al tanto de su estado ci
—Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia —recitó el cura en el momento en que miraba a ambos y Derek tomaba a Megan de la cintura para sellar su unión ante Dios y casi todos los presentes.—¡No puedo creer que esté casado! —exclamó Derek totalmente exaltado, levantando la copa que le había acercado su madre para brindar por tal acontecimiento.—Yo tampoco, querido. Jamás imaginé que un inútil como tú lograra conquistar a una mujer tan inteligente como Megan. Supongo que tendrás tus encantos.Dina, la madre de Derek, se acercó a saludarlos y susurró tales palabras con sarcasmo al oído de su hijo.—Supongo que debo felicitarte, querida. Espero que el inmaduro de mi hijo sepa valorarte y hacerte feliz —se dirigió a Megan, dándole un abrazo sincero y fraternal. Jamás imaginó que su pu
4 años después…—¡Quiero el divorcio Derek! Ya no soporto parecer el reno Rodolfo por tus pequeños «errores» como llamas a cada aventura que has tenido con cuanta mujer barata se te atraviesa en frente. ¡Cuatro años de infidelidades son más que suficientes! Mañana mismo mi abogado se pondrá en contacto con el tuyo y podrás seguir cometiendo todos los errores que se te vengan en gana. Adiós. —Megan colgó el teléfono furiosa. Su flamante esposo ya no cambiaría más.Durante todo su matrimonio tuvo que hacerse de la vista gorda en cuanto a los engaños de Derek por varios motivos. El principal y más tonto de ellos era que aún lo amaba como el primer día —o eso pensaba— y en el fondo de su corazón siempre creía que él cambiaría
—¿Crees que la señora Casiragi se quedará con los brazos cruzados, viendo como desintegras parte de su empresa? —Luck sonrió ante la pregunta de su mejor amigo y abogado. Estaba seguro que Dina Casiragi no permitiría fácilmente que él vendiese sus acciones a quien mejor oferté por ellas. Deberá jugar bien sus cartas si no deseaba que la dama más influyente del ámbito de la moda, lo destroce en un abrir y cerrar de ojos.—Lo que creo, querido amigo, es que esa mujer pondrá toda su munición pesada para evitar que lo haga —se levantó y rodeó su escritorio, dirigiéndose al mobiliario de bebidas y procedió a servir dos escoceses.Eran casi las 8:00 p.m. en ese paraíso de playa donde tenía una filial de su empresa. Había viajado, como hacía todos los meses, a visitar las oficinas que quedaban en ese l