—Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia —recitó el cura en el momento en que miraba a ambos y Derek tomaba a Megan de la cintura para sellar su unión ante Dios y casi todos los presentes.
—¡No puedo creer que esté casado! —exclamó Derek totalmente exaltado, levantando la copa que le había acercado su madre para brindar por tal acontecimiento.
—Yo tampoco, querido. Jamás imaginé que un inútil como tú lograra conquistar a una mujer tan inteligente como Megan. Supongo que tendrás tus encantos.
Dina, la madre de Derek, se acercó a saludarlos y susurró tales palabras con sarcasmo al oído de su hijo.
—Supongo que debo felicitarte, querida. Espero que el inmaduro de mi hijo sepa valorarte y hacerte feliz —se dirigió a Megan, dándole un abrazo sincero y fraternal. Jamás imaginó que su pupila más talentosa se fijaría en alguien como su hijo.
Ella, tan llena de vida, sueños y metas.
Él, bueno... él era su hijo. Sin aspiraciones ni ganas de superarse, un niño mimado que solo sabía despilfarrar su dinero, pero al fin y al cabo, era su hijo.
Tenía la esperanza de encontrar en Megan todo lo que su hijo no podría darle al imperio de modas que dirigía y que tanto esfuerzo y sacrificio implicó para ella. Solo por ese motivo apoyó la decisión de casarse con el bueno para nada de Derek.
No la culpaba. Derek era extremadamente atractivo, igual que su padre. Encantador, igual que su padre, despilfarrador y mujeriego, igual que su padre. Pero bueno; por lo menos tenía la esperanza, pequeña, pero esperanza al fin de que Megan, con todo su carisma y su inteligencia, lograra cambiarlo.
Con ese pensamiento se acercó a despedir a los novios, que estaban a punto de partir hacia una playa paradisiaca en plan de luna de miel. Dina sabía que durante el noviazgo de los recién casados, su hijo en varias ocasiones tuvo pequeños e insignificantes deslices con algunas modelos y aspirantes que constantemente acudían a la empresa que dirigía.
Solo porque quería que Megan fuese su reemplazo en la presidencia de la empresa, no le abría los ojos en relación a su hijo.
Era egoísta de su parte, pero sabía que la muchacha era talentosa, aspiraba la fama y en algún punto de la vida, cuando consiguiera todo lo que tanto soñaba, se lo iba a agradecer.
Además, siempre y cuando podía recurrir ella también a romances fugaces. No se opondría sabiendo todo lo que su hijo hacía, pero debería de ser sumamente cuidadosa y discreta.
Estaba segura que en menos de lo que cantara un gallo, Megan le pediría el divorcio a Derek por infiel y aprovecharía la ocasión para sugerirle tener pequeñas aventuras discretas, con tal de que no se desvincule de la familia. Ya vería cómo manipularla cuando llegara el momento.
—Megan, hija, sabes el gran cariño y el aprecio que te tengo. Por favor, no te rindas fácilmente, tengo muchos planes para ti —la abrazó y le dio un beso en la mejilla—. Y tú, mi querido hijo, facilítale las cosas a esta muchacha, que la quiero íntegra para que comience con sus nuevas tareas en la empresa. Pórtate bien —con su dedo índice lo señaló y Derek se acercó más a ella para depositar un beso en su frente.
—Claro, madre. La tendrás fresca e intacta a nuestra vuelta —respondió, tomando a su esposa de la cintura y se dirigieron a la salida de la fiesta para partir rumbo al aeropuerto. Más adelante se organizaría bien para atender sus múltiples compromisos con cierta señorita que lo miraba enfurecida desde un rincón del salón.
Le convenía en demasía los planes de su madre para Megan.
Si bien, al principio de su relación estaba muy enamorado de ella, con el tiempo las cosas se fueron enfriando para él y una de las razones por las que se casaba con ella era su madre.
Lo había amenazado sutilmente con que cortaría todas sus tarjetas y bloquearía las cuentas bancarias que tenía a su disposición, si no formalizaba de una vez por todas su relación y la hacía su esposa. Y lo peor, él tendría que trabajar para ella si quería tener ingresos.
¡Esa mujer estaba loca!
¿Él trabajar?
¡Para qué! Si a su familia lo que le sobraba era el dinero. ¡Por Dios!
—Cariño, ¿a qué se refería tu madre con todo eso? —preguntó ingenuamente Megan.
Él esbozó una de sus sonrisas más encantadoras y, besando la comisura de sus labios, le susurró al oído:
—A nada en especial, mi amor. Sabes que mi madre te quiere más que a mí y solo quiere asegurarse de que vuelvas bien predispuesta para asumir tu nueva posición en la empresa. No te preocupes.
Convencida de las palabras de su flamante esposo, Megan sonrió feliz.
Al fin y al cabo, se había casado con el hombre de su vida: perfecto a sus ojos en todos los sentidos y con una posición que le ayudaría a ser reconocida a nivel mundial por su trabajo en la moda.
No podía pedir más: estaba casada con el hombre que amaba y al mismo tiempo, ese matrimonio le traería el mayor beneficio a su carrera profesional.
Cuando entró a trabajar con Dina, todo eso era un simple sueño que hoy se hacía realidad. Ya no era huérfana pues en ella encontró el amor y los consejos de una madre, y en Derek encontró al hombre perfecto que con solo una sonrisa iluminaba toda la oscuridad en la que antes estaba sumida.
Con solo doce años, perdió a sus padres en un terrible accidente. El servicio social consideró que su único familiar, su abuela paterna, que por cierto odiaba a su madre, sería su única esperanza de no ser enviada a una casa de acogida. Jamás esperó que la mujer se hiciera responsable de ella, pero la sorprendió: primeramente, aceptando ser su tutora, y luego dándole todo el cariño y el amor que un niño necesitaba. La educó y la instó a soñar y volar alto, "Piensa y sueña en grande, Megan. Nunca te conformes" eran siempre sus palabras. Lástima que también la había abandonado al tiempo que entraba a trabajar en DINAMO. Sufrió un infarto que acabó con su vida.
La extrañaba, pero ahora ya tenía una familia que la amaba, o por lo menos. eso pensaba ella.
4 años después…—¡Quiero el divorcio Derek! Ya no soporto parecer el reno Rodolfo por tus pequeños «errores» como llamas a cada aventura que has tenido con cuanta mujer barata se te atraviesa en frente. ¡Cuatro años de infidelidades son más que suficientes! Mañana mismo mi abogado se pondrá en contacto con el tuyo y podrás seguir cometiendo todos los errores que se te vengan en gana. Adiós. —Megan colgó el teléfono furiosa. Su flamante esposo ya no cambiaría más.Durante todo su matrimonio tuvo que hacerse de la vista gorda en cuanto a los engaños de Derek por varios motivos. El principal y más tonto de ellos era que aún lo amaba como el primer día —o eso pensaba— y en el fondo de su corazón siempre creía que él cambiaría
—¿Crees que la señora Casiragi se quedará con los brazos cruzados, viendo como desintegras parte de su empresa? —Luck sonrió ante la pregunta de su mejor amigo y abogado. Estaba seguro que Dina Casiragi no permitiría fácilmente que él vendiese sus acciones a quien mejor oferté por ellas. Deberá jugar bien sus cartas si no deseaba que la dama más influyente del ámbito de la moda, lo destroce en un abrir y cerrar de ojos.—Lo que creo, querido amigo, es que esa mujer pondrá toda su munición pesada para evitar que lo haga —se levantó y rodeó su escritorio, dirigiéndose al mobiliario de bebidas y procedió a servir dos escoceses.Eran casi las 8:00 p.m. en ese paraíso de playa donde tenía una filial de su empresa. Había viajado, como hacía todos los meses, a visitar las oficinas que quedaban en ese l
Megan y Natasha llegaron al lugar, y las dejaron pasar inmediatamente en cuanto la abogada se anunció.El club era extremadamente lujoso, toda la estancia estaba compuesta por muebles blancos y accesorios de cristales. Varios rincones estaban decorados con cascadas que imitaban los rincones naturales más asombrosos de la playa. La iluminación era tenue y la música estaba a la moda.Fueron guiadas hasta una mesa que estaba un poco retirada de la pista y que les daba algo más de privacidad. Una especie de VIP para gente conocida que buscaba algo de privacidad.—¡Ey! —Natasha hizo señas con la mano a un camarero y este se acercó—. Chico sexy, haznos el favor de deleitarnos con unos tragos que sean la especialidad de la casa —Natasha no perdía tiempo y comenzó a pedir tragos e inspeccionar a cada hombre que pasaba cerca de su mesa—. ¿Ves a esta mujer sensu
—Luck —respondió luego de un largo silencio. Sostuvo la mano de Megan y en ese preciso instante una sensación que jamás experimentó se apoderó de todo su cuerpo. El vello se le erizó y se perdió en esos ojos que lo miraban sin malicia, en esa sonrisa que trasmitía paz. Esa mano suave que sostenía, hizo que su mundo girara en un segundo. Se hizo día, se hizo noche, se hizo fugaz y se hizo eterno.¿Qué le estaba sucediendo?¿Por qué la mano de una completa extraña le hacía experimentar sensaciones desconocidas y que nunca antes había sentido?¿Sería cierto eso del amor a primera vista? O en este caso… ¿al primer contacto?Porque no podía negar que al principio le pareció una mujer más de entre todas las que pululaban por el lugar, pero el simple contacto con su mano, lo camb
Megan se removió lentamente en la cama, pensando que era su habitación hasta que sintió que una fuerza superior a ella, le impedía que pudiera moverme libremente. Y no solo eso, había algo intensamente caliente apoyado a su espalda.Trató de abrir los ojos, pero la fuerte luz que entraba por el enorme ventanal de la habitación, la hizo parpadear varias veces antes de poder observar mejor la estancia.Al lograrlo, enfocó su vista al techo y no recordó que esa enorme lámpara hubiera estado colgando sobre su cama. Tenía muchas ganas de darse una ducha y tomar un café bien cargado. Algo taladraba su cabeza y recordó que había bebido unos tequilas demás, por no decir que se bebió todos los tequilas del mundo.Eso era literal. No solía beber y haberlo hecho en demasía le provocó esa sensación de haber bebido hasta el agua del flor
Luck despertó lentamente, buscando el cuerpo que hacía unos instantes aun sentía bajo su abrazo.Había pasado una de las noches más excitantes que recordaba. Sin embargo, por primera vez, se encontraba con que no era el quien abandonaba apresuradamente la cama de una amante antes de que esta despierte y pregunte si cuando volverían a verse, cuando la llamaría, si podrían volver a salir hasta el punto de prácticamente planear una boda.Sintió una leve punzada en su orgullo. Era la primera mujer a la que realmente estaba dispuesto dejar traspasar más allá de lo que usualmente hacía, y eso que solamente sabía su nombre: Megan, y que para rematar estaba casada. No obstante, sentía una leve esperanza al recordar sus propias palabras: «No por mucho tiempo».Desde su desventura amorosa con Vanesa, se juró a sí mismo no volver a entreg
—Muy bien, detective, siga haciendo su trabajo y manténgame informada hasta del último detalle. No quiero que se guarde nada y tampoco que deje nada al azar. Le pago para eso —Dina respiró profundo y escuchó atentamente lo que el detective decía—. Siga así y tendrá otra pequeña recompensa. Adiós —colgó el teléfono con mucha satisfacción.A Dina Casiragi le hizo la mañana escuchar las excelentes noticias sobre el logro de Megan. Nada más y nada menos se llevó a la cama al nuevo y más fuerte socio en esos momentos.Sonrió con satisfacción porque no había errado. Sabía que no le fallaría esa niña y se sintió orgullosa porque Megan con su actitud, demostraba que, aunque no llevara su sangre, se parecía mucho más a ella que su propio hijo.Sin embargo, no espe
Las palabras de Dina tocaron lo más profundo del orgullo de Derek y no porque amase a Megan, sino porque había confiaba ciegamente en que ella nunca lo engañaría porque lo amaba.Además, muchas veces amenazó con divorciarse pero no lo hizo y aquello le llevaba a pensar que nunca lo haría por dos razones:su puesto en la empresa y su amor incondicional hacía él.Pensaba que Megan era leal y que jamás se buscaría a alguien más sin estar desvinculada de él por más que se mereciera que lo engañara.Sin embargo, la seguridad con la que su madre se refirió al asunto del nuevo socio y su esposa, lo dejó pensando en aquella posibilidad.Se hacía muchas preguntas que se auto respondía para calmar a su conciencia y para convencerse a mí mismo de que todo lo que su madre había insinuado, no era en absoluto cier