—¿Crees que la señora Casiragi se quedará con los brazos cruzados, viendo como desintegras parte de su empresa? —Luck sonrió ante la pregunta de su mejor amigo y abogado. Estaba seguro que Dina Casiragi no permitiría fácilmente que él vendiese sus acciones a quien mejor oferté por ellas. Deberá jugar bien sus cartas si no deseaba que la dama más influyente del ámbito de la moda, lo destroce en un abrir y cerrar de ojos.
—Lo que creo, querido amigo, es que esa mujer pondrá toda su munición pesada para evitar que lo haga —se levantó y rodeó su escritorio, dirigiéndose al mobiliario de bebidas y procedió a servir dos escoceses.
Eran casi las 8:00 p.m. en ese paraíso de playa donde tenía una filial de su empresa. Había viajado, como hacía todos los meses, a visitar las oficinas que quedaban en ese lugar y corroborar que todo esté bien en cuanto a números y trabajadores.
Solía ir acompañado de alguna mujer, pero esta vez no podía darse ese lujo ya que su nueva socia le había informado que estaría enviando a alguien con unos documentos que debía revisar para la próxima junta que se llevaría a cabo en las oficinas de DINAMO.
Estaba seguro de que esa mujer trataría de manipular las cosas a su favor. Por ello, se vio obligado a ir acompañado de su querido amigo y abogado Adrián, considerado uno de los mejores en su oficio.
No sabía aun con quien se entrevistaría al día siguiente, pero estaba seguro que no debía ser cualquier persona a quien esa mujer le encomendaría la difícil tarea de persuadirlo.
¿Tal vez uno de sus abogados? Mucho no sabía aun acerca de los colaboradores de la señora Casiragi, pues nunca se había preocupado en adentrarse en su mundo, a pesar de que salía con algunas modelos de vez en cuando.
Lo suyo eran los bienes raíces, pero al recibir la oferta de venta de esas acciones y a un precio considerable, realizó una pequeña investigación sobre la rentabilidad que le daría y se sorprendió al encontrar una oportunidad bastante beneficiosa.
—Será mejor que vayas preparado —sugirió Adrián—. Esa mujer enviará al mismísimo diablo con tal de salirse con la suya —Luck le ofreció uno de los tragos a Adrián y volvió a tomar asiento detrás de su escritorio—. La he investigado y descubrí que esa mujer no deja ni un cabo suelto en cuanto a negocios. Tanto así, que ni si quiera a su propio hijo le ha dado la posibilidad de acercarse a la empresa y ser partícipe de los asuntos que maneja —Luck enarcó una ceja pensando en la posibilidad de que su hijo debía ser algún pobre inepto—. También descubrí que pronto dejará la presidencia, pero no supieron darme detalles acerca de ello. Lo que sí puedo asegurarte, es que tratará de dejar bien parado a su sucesor y para ello, necesita que tú —Adrián lo señaló con el dedo— mi querido amigo, seas una pieza fácil de mover.
—¡Para eso te he traído a ti, hombre! Por algo te pago una pequeña fortuna —Adrián lo miró burlón y bebió de su escocés—. Pero eso lo veremos mañMegan. Hoy tengo gMegans de olvidar por un momento las responsabilidades y tomarme un pequeño receso por lo que resta de la noche.
—No te preocupes; tengo todo bajo control —el abogado se puso de pie y procedió a guardar unos documentos en su maletín —he contactado a unas amigas que están de vacaciones por aquí y nos esperan en el bar del hotel en un par de horas —cogió su portafolios y se dispuso a marcharse—. Así que, ve a alistarte porque no quiero perder una buena noche de copas y algo más por tu impuntualidad.
Luck sonrió y asintió con la cabeza. Le vendría muy bien una noche apasionada para alejar la tensión que le provocaba la reunión del día siguiente. Esperaba no dejar nada al azar con el representante de esa mujer y caer en alguna trampa legal que no le permita manejar sus acciones como le plazca.
Con ese pensamiento, también tomó sus cosas y salió dispuesto a alistarse para la noche deliciosa que pensaba pasa
***
—¡Por fin hemos llegado! —Natasha, la asistente y mejor amiga de Megan hacía señas a un empleado del hotel para que recoja las pequeñas maletas que ambas habían decidido llevar en aquel viaje relámpago que Dina les encargó, mientras ella se anunciaba en recepción para ser guiadas a la suite que había reservado días antes.
Natasha era consciente de que su amiga y jefa estaba atravesando un momento muy difícil con la joyita que tenía por esposo, pero estaba enterada de las tretas legales con las que la señora Casiragi la tenía atrapada. Manipulaba a Megan a su antojo, pues sabia del amor que aun sentía por su hijo y más, de su amor a su carrera. Esperaba con ansias a que esa bruja m*****a, como todos en la empresa llamaban a la señora Casiragi, cumpla con su palabra y siente a Megan en el sillón presidencial dentro de un año.
Conocía a Megan desde la universidad y sabía acerca de su pasado y todas las dificultades que atravesó desde pequeña. Entendía en parte su aferro a aquella familia de locos y a ese inútil que tenía por marido más que nada. Pero dentro de todo aquello, debía de aceptar que la señora Casiragi amaba a Megan como si fuese su propia hija. Diría que más que a Derek, pero eso era fácil. Megan era un encanto y Derek, bueno, él era un inútil en todo sentido. Pero todo aquello no le quitaba lo bruja malvada a la señora Casiragi.
Había averiguado un poco sobre los lugares que podrían servirle de distracción a su jefa y empezaría a llevarla por el mal camino esa misma noche.
Tenía planeado visitar un club de primer nivel que hace poco habían inaugurado. Allí, Megan estaría al resguardo de cualquier revista de chismes y podría soltarse y divertirse un poco. Y si se presentaba la oportunidad, ella misma la lanzaría a los brazos de alguien para que le quite un poco la tensión a su amiga. El mejor remedio para todo siempre es una buena sesión de sexo.
Entraron a la suite que ocuparían y Megan comenzó a sacar de su maleta el pijama que había llevado ante la atenta mirada inquisitiva de su asistente.
—¿Qué crees que estás haciendo, Megan? —ella rodó los ojos.
—Lo que hago siempre antes de dormir: darme una ducha, lavarme los dientes, ponerme el pijama e ir a la cama —irónica, tomó su pijama dispuesta a dirigirse al baño, pero Natasha la interceptó y le arrebató la prenda de dormir. Megan la miró, enarcando una ceja.
—¡Ni se te ocurra Megan! —la rodeó y se dispuso a sacar ropa de la maleta de su amiga, revisando todas las prendas que había empacado. Ninguna le servía para una noche de diversión. Todas sus prendas eran aburridas.
—¡Que se supone entonces que deba hacer? Hemos venido a trabajar, te recuerdo —Natasha la ignoró y siguió buscando entre sus prendas.
—¿Solo trajiste estos horribles trajes? —levantó un par de prendas enseñándosela a Megan—. Nada de esto te servirá para lo que haremos esta noche —rodeó la cama y fue hacia su equipaje. Sabía que Megan no llevaría nada para la ocasión así que tenía varias prendas de noche que escogió especialmente para ella.
Tomó un vestido negro de encajes, muy corto y extremadamente sexy y se lo enseñó.
—¿Qué te parece el negro? Es perfecto para el tono de tu piel —Megan la miró incrédula y quiso protestar, pero Natasha tomó otra prenda: un vestido rojo con escote en la espalda, muy corto y volvió a hablar antes de que Megan comenzara a negarse—. Creo que el rojo es mejor. Es perfecto para ti, te quedará estupendo y combinará con los tacones que me tomé el atrevimiento de escoger para ti.
Antes de que Megan abriera la boca, Natasha la empujó hacia el baño.
—Ve a darte una ducha y arréglate lo más sexy posible. Esta noche tú —la señaló con un dedo— amiga del alma, saldrás a deslumbrar.
—¡Estás loca, Natasha! Sabes que no me gustan esos lugares que frecuentas y menos si después seré blanco de alguna revista de chismes que vaya uno a saber, qué inventará sobre mí para vender más ejemplares —protestó.
0ùNo te preocupes por eso, sabía que me darías como excusa a los paparazzi por lo que reservé un lugar especial en un club de primer nivel y exclusivo donde no ocurrirá nada de eso que temes.
Sin más opciones, Megan procedió a hacer lo que le pidió su amiga.
Esa noche trataría de despejar su mente de todos sus problemas y se divertiría un poco. Tal vez, hasta la pase bien.
Agradecía la preocupación de Natasha, que en el fondo, solo quería ayudarla.
Se pondría sexy como nunca antes, se olvidaría por un momento de su esposo, de su suegra, de la empresa y saldría a vivir, aunque sea por esa noche.
Megan y Natasha llegaron al lugar, y las dejaron pasar inmediatamente en cuanto la abogada se anunció.El club era extremadamente lujoso, toda la estancia estaba compuesta por muebles blancos y accesorios de cristales. Varios rincones estaban decorados con cascadas que imitaban los rincones naturales más asombrosos de la playa. La iluminación era tenue y la música estaba a la moda.Fueron guiadas hasta una mesa que estaba un poco retirada de la pista y que les daba algo más de privacidad. Una especie de VIP para gente conocida que buscaba algo de privacidad.—¡Ey! —Natasha hizo señas con la mano a un camarero y este se acercó—. Chico sexy, haznos el favor de deleitarnos con unos tragos que sean la especialidad de la casa —Natasha no perdía tiempo y comenzó a pedir tragos e inspeccionar a cada hombre que pasaba cerca de su mesa—. ¿Ves a esta mujer sensu
—Luck —respondió luego de un largo silencio. Sostuvo la mano de Megan y en ese preciso instante una sensación que jamás experimentó se apoderó de todo su cuerpo. El vello se le erizó y se perdió en esos ojos que lo miraban sin malicia, en esa sonrisa que trasmitía paz. Esa mano suave que sostenía, hizo que su mundo girara en un segundo. Se hizo día, se hizo noche, se hizo fugaz y se hizo eterno.¿Qué le estaba sucediendo?¿Por qué la mano de una completa extraña le hacía experimentar sensaciones desconocidas y que nunca antes había sentido?¿Sería cierto eso del amor a primera vista? O en este caso… ¿al primer contacto?Porque no podía negar que al principio le pareció una mujer más de entre todas las que pululaban por el lugar, pero el simple contacto con su mano, lo camb
Megan se removió lentamente en la cama, pensando que era su habitación hasta que sintió que una fuerza superior a ella, le impedía que pudiera moverme libremente. Y no solo eso, había algo intensamente caliente apoyado a su espalda.Trató de abrir los ojos, pero la fuerte luz que entraba por el enorme ventanal de la habitación, la hizo parpadear varias veces antes de poder observar mejor la estancia.Al lograrlo, enfocó su vista al techo y no recordó que esa enorme lámpara hubiera estado colgando sobre su cama. Tenía muchas ganas de darse una ducha y tomar un café bien cargado. Algo taladraba su cabeza y recordó que había bebido unos tequilas demás, por no decir que se bebió todos los tequilas del mundo.Eso era literal. No solía beber y haberlo hecho en demasía le provocó esa sensación de haber bebido hasta el agua del flor
Luck despertó lentamente, buscando el cuerpo que hacía unos instantes aun sentía bajo su abrazo.Había pasado una de las noches más excitantes que recordaba. Sin embargo, por primera vez, se encontraba con que no era el quien abandonaba apresuradamente la cama de una amante antes de que esta despierte y pregunte si cuando volverían a verse, cuando la llamaría, si podrían volver a salir hasta el punto de prácticamente planear una boda.Sintió una leve punzada en su orgullo. Era la primera mujer a la que realmente estaba dispuesto dejar traspasar más allá de lo que usualmente hacía, y eso que solamente sabía su nombre: Megan, y que para rematar estaba casada. No obstante, sentía una leve esperanza al recordar sus propias palabras: «No por mucho tiempo».Desde su desventura amorosa con Vanesa, se juró a sí mismo no volver a entreg
—Muy bien, detective, siga haciendo su trabajo y manténgame informada hasta del último detalle. No quiero que se guarde nada y tampoco que deje nada al azar. Le pago para eso —Dina respiró profundo y escuchó atentamente lo que el detective decía—. Siga así y tendrá otra pequeña recompensa. Adiós —colgó el teléfono con mucha satisfacción.A Dina Casiragi le hizo la mañana escuchar las excelentes noticias sobre el logro de Megan. Nada más y nada menos se llevó a la cama al nuevo y más fuerte socio en esos momentos.Sonrió con satisfacción porque no había errado. Sabía que no le fallaría esa niña y se sintió orgullosa porque Megan con su actitud, demostraba que, aunque no llevara su sangre, se parecía mucho más a ella que su propio hijo.Sin embargo, no espe
Las palabras de Dina tocaron lo más profundo del orgullo de Derek y no porque amase a Megan, sino porque había confiaba ciegamente en que ella nunca lo engañaría porque lo amaba.Además, muchas veces amenazó con divorciarse pero no lo hizo y aquello le llevaba a pensar que nunca lo haría por dos razones:su puesto en la empresa y su amor incondicional hacía él.Pensaba que Megan era leal y que jamás se buscaría a alguien más sin estar desvinculada de él por más que se mereciera que lo engañara.Sin embargo, la seguridad con la que su madre se refirió al asunto del nuevo socio y su esposa, lo dejó pensando en aquella posibilidad.Se hacía muchas preguntas que se auto respondía para calmar a su conciencia y para convencerse a mí mismo de que todo lo que su madre había insinuado, no era en absoluto cier
—¿Se puede saber qué haces tú aquí? —Luck estaba atónito. No podía creer que la mujer con la que había pasado la noche más excitante desde hacía mucho tiempo, fuera nada más y nada menos que la representante de Dina Casiragi.Miles de ideas atravesaron por su mente, que no lo ayudaban a pensar de manera racional.¿Pero qué racionalidad podía tener aquello?Estaba furioso. Una vez más fue víctima de una mujer trepadora, que hacia hasta lo imposible por conseguir su objetivo, sin siquiera importarle su propio matrimonio.¡Por Dios! Megan era la peor mujer que se cruzó en su camino. Peor que Vanesa.Con esa carita de ángel, esos labios que no tenían nada que envidiarle a la mismísima Afrodita y ese sensual cuerpo, esa timidez con la que lo sedujo, la desesperación en sus besos, la urgencia en sus
La lluvia caía de manera incesante.El aeropuerto estaba infestado de turistas que aguardaban su vuelo, ya que el término de la temporada veraniega hacía que estos volviesen a sus lugares de origen.Una semana había pasado desde su colisión con aquella mujer que consideró era especial nada más al conocerla.Desde su último encuentro y la discusión de la que fueron participes en el restaurante, no había podido sacarla de sus pensamientos.Para bien o para mal, Megan Casiragi seguía ocupando de manera insistente su mente.Durante esos días, se habían comunicado desde DINAMO ENTRERPRISE para informarle sobre la junta que había convocado la actual presidenta de la empresa. Tenía planeado enviar directamente a Adrián, él ya tenía todas las directivas a seguir, pero fueron claros al indicarle que su presencia era un requerim