A la mañana siguiente, cuando me levanté,entre el baño, me quite toda la ropa para ducharme, cuando ya me duché cogi mi albornoz para ponermelo, me marché del cuarto de baño acercándome a la cocina y con el desayuno en una bandeja me fui al salón, me senté en el sofá para mirar lo que hacían por la televisión, cuando de pronto escuche el timbre de la puerta.Deje la bandeja encima de la mesita, me levanté para abrir, encontrándome a Mark al otro lado de la puerta llevando un ramo de flores en la mano
— ¿Quieres comer conmigo? — me preguntó
— No — contesté cerrándole la puerta en sus narices ante la incredulidad de mis amigas. que en ese momento iban a entrar en el salón
— ¿Tú eres idiota? — preguntó Johana
— ¿Por qué? Si no he hecho nada — contesté
— Pero si le has dado con la puerta en las narices al jefe, madrecita mía, con lo bueno que está — Me dijo
Por la noche Hanna se marchó a su cita con un chico, mientras Johana y yo subimos a su coche para ir al restaurante donde habíamos quedado con Oscar y con Héctor. Mientras estábamos cenando los cuatro escuchamos hablar a unas personas muy conocidas por nosotros que estaban sentados en una mesa a nuestro lado.
— Será cabrón — dijo Johana al ver a Mario con una mujer rubia muy guapa
— Vaya con los dos jefes, menudos pivones tienen — dijo Héctor
— Chicos ¿nos vamos ya? Porque la cena me va a sentar fatal — comentó Johana
— Tranquila muñeca, que si hay que hacerte el boca a boca me tienes a mí — contestó Oscar. haciéndonos reír a todos
Terminamos de cenar e intentamos pasar desapercibidos, siendo imposible saludandonos Mario y Mark teniendo que devolverles el saludo.
— ¿Qué tal chicos? Espero que descanséis estos días, porque la semana que viene va a ser muy movidita — nos dijo Mario
— No te preocupes jefe, nos da tiempo a echar unos cuantos polvos y recuperarnos — contesté
Mario empezó a reírse a carcajadas mientras la cara de Mark era un poema mirándonos los dos a los ojos fijamente. Nos fuimos cada uno en el coche que habíamos llegado al restaurante, hasta el club donde Oscar nos indicó. Después de pedir las bebidas en la barra, Oscar y yo salimos a la pista a bailar, mientras Héctor y Johana se sentaban en unos sillones que habían libres, dandome cuenta como los dos se comian las bocas besándose. Cuando la música cambió a lenta, Oscar puso sus manos en mi cintura poniendo yo mis manos en su cuello con nuestras caras muy cerca una de la otra susurrándome él al oído
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— No mires hacia atrás, Mark acaba de entrar en el club y no aparta su mirada de ti — me dijo Oscar
— Que le den a ese gilipollas — contesté
— Pues el gilipollas viene hacia nosotros — me dijo
— Vamos a sentarnos entonces — le dije riéndome
Cuando nos sentamos, se marcharon Johana y Héctor, se les notaba que querían estar a solas, menos mal que el coche era de Oscar y podía llevarme a mi casa. Mario y Mark también se marcharon con sus respectivas barbies poco después. Oscar y yo nos quedamos hasta alta hora de la noche, bailando, bebiendo y disfrutando, marchandonos los dos, llevándome Oscar a mi casa,Ya en el portal de mi casa Oscar intentó besarme, pero lo aparte de mi con una excusa, entrando en mi casa después.
Después de ponernos en el cuarto los uniformes, salimos al pasillo para que nuestra coordinadora nos ubicara en las plantas del hospital. A Hanna la mandaron a pediatría, Johana a traumatología y a mí con Mark, con el gilipollas del jefe. Las primeras horas fueron de muchos nervios, correr a cirugía, correr a las habitaciones y así sin parar toda la mañana no teniendo tiempo ni para beber agua. Una vez que todo se calmo y ya en su despacho dejé las carpetas de los pacientes encima de su mesa, pero cuando iba a marcharme, me quedé atrapada entre la puerta y el cuerpo de Mark.
— ¿Sois pareja, tú y Oscar? — preguntó
— ¿Qué? Solo somos amigos
— Os vi bailando demasiado pegados en el club — me dijo
— No te tengo que dar explicaciones — contesté
— Yo si las quiero, me pusiste demasiado celoso
— Tú y yo no tenemos nada y por favor,,,,,,,,, lamió mis labios con su lengua, metiendo su mano por mi blusa, acariciando mi pecho y pellizcando mi pezón
— Decías – me dijo – no sabes cómo me la pones Katia — susurro
Apretó su boca a la mía sin poder poner yo resistencia, pues también lo deseaba, sus caricias estaban haciéndome sentir un placer que ni en mis mejores sueños, mis piernas flaquearon, mi cuerpo tembló entero con ese beso, y con sus caricias, terminamos comiendonos la boca, cuando le puse mis manos en su nuca tirándole del pelo, me estaba faltando el oxígeno y encima moje mi uniforme.
— Cuando salgas de trabajar te espero en mi coche, o tendrás consecuencias — me dijo
Salí de su despacho corriendo hasta el cuarto de baño, ya que me sentía demasiado acalorada para reunirme con mis compañeros en los vestuarios. Después de refrescarme, busqué a mis amigas para ir a la cafetería y almorzar las tres juntas, reuniéndose con nosotras los dos chicos también.
— Vaya día, Mark me tiene hasta el coño — les dije
— Es horrible, aun nos quedan horas y estoy ya muerta — dijo Hanna
— Venga chicas, la semana pasara rápida, animaros — nos dijo Oscar
El día fue demasiado largo. Cuando terminó nuestro turnos, nos fuimos las tres a los vestuarios para cambiarnos de ropa, marchandonos después del hospital hasta el coche de mi amiga Johana para irnos a casa, fijándose ellas que Mark estaba en el interior de su vehículo
— ¿Katia, te espera a ti? — preguntó Johana
— Si, pero no quiero ir con un gilipollas como el jefe — contesté
Por la tarde, estábamos tranquilamente viendo la tele, cuando empezó a sonar mi móvil insistentemente, lo cogí de la mesita para saber quién me llamaba dejándolo otra vez en la mesita.
— Cógelo, puede ser urgente — dijo Hanna
— No es nadie, es el gilipollas — contesté
— Yo de ti contestaría, Mark está muy bueno — me respondió
— Ya lo sé, pero es un gilipollas, — dijimos las tres al unísono riéndonos.
A la mañana siguiente, nada más entrar en el hospital, la coordinadora me hizo ir al despacho de Mark, porque según ella me estaba buscando. Toque con los nudillo a su puerta esperando que me diera paso, cuando entré, se levantó de su sillón, cerró la puerta con pestillo, se acercó a mí levantándome la barbilla obligándome a mirarlo. — Ayer te dije que ibas a tener consecuencias si no ibas a mi coche — me dijo — Vas a castigarme jefe — contesté — Si, y vas a elegir tú cómo quieres que te castigue, –dijo– o follamos aquí o esta noche después de cenar en mi casa — Yo no sabía que tener unas horas de placer fuera un castigo, será más bien una recompensa — le dije besándole el cuello y sus labios — Katia no juegues conmigo, ponte boca abajo en mi mesa, ya — — No, no lo voy a hacer, búscate a alguien que le guste follar contigo Sin esperarmelo, rodeo con un brazo mi cintura, mientras su otra mano la puso en mi nuca comiéndome la boca con deseo, hasta que me tumbo boca arriba en l
Hicimos el amor casi toda la noche, ya que Mark era un buen amante. Cuando mi despertador sonó por tercera vez, tuvimos que saltar de la cama Mark y yo, ya que llegábamos tarde al hospital. — Ya llego la señorita — me dijo Johana cuando me vio correr por el pasillo Me cambié deprisa la ropa en los vestuarios, cuando me marche me encontré con la coordinadora muy seria. — No quiero saber que te ha pasado, hoy estarás con un médico que acaba de llegar, es el doctor Anderson, está en ginecología, búscalo y preséntate — me dijo Me fui a la planta de Ginecología, cuando encontré al doctor nuevo, nos quedamos mirando inmóviles, ya que nos conocíamos muy bien.— Me alegro de volver a verte Katia — me dijo — Yo no Robert, me han dicho que tengo que hacer las visitas contigo, profesionalmente hablando — contesté Estuvimos haciendo todas las visitas que teníamos programadas, cruzándose con nosotros en los pasillos Mark. — Hola Mark, gracias por darme esta oportunidad — A ti por quer
Estábamos de descanso las tres amigas y decidimos pasar el día en la playa, para ponernos morenas. Extendimos las toallas en la arena metiéndonos enseguida en el agua, jugando como si fuéramos niñas pequeñas, hasta que unas manos me cogieron de los tobillos tirándome al agua, levantándome lo más deprisa que pude para no ahogarme. — ¿Necesitas que te haga el boca a boca? — preguntó Robert — No gracias, lo que necesito es que me dejes en paz — contesté — Vamos Katia, no te enfades conmigo, ha sido solo una broma — me dijo acariciando mi mejilla con sus nudillos — Hazme un favor, márchate — Hola Robert, que haces por aquí — le dijo Johana — He venido para tomar el sol y bañarme y os he visto — nos dijo Robert — Ok, nosotras nos vamos a comer ¿nos acompañas? — le preguntó Hanna — Si a Katia no le importa, si me gustaría comer con vosotras La comida estuvo muy amena y divertida, recordando historias de estudiantes, Robert cogió mi mano besándola sin darme cuenta de a quien tení
La noche fue muy tranquila, aunque había pacientes que necesitaban que estuviéramos muy pendientes de ellos, ya que o no tenían a nadie o estaba en fase terminal. Por la mañana al salir de trabajar, me cruce con Hanna, Oscar y Héctor, haciendo las dos bromas alegrando el día a cualquiera, aunque estuviera cansada — Te llevo a casa, tienes carita de estar cansada — me dijo Robert cuando nos vimos en la puerta del hospital — No gracias, tu llegarías tarde _ — No te preocupes, me inventaré algo para que los jefes no digan nada, venga vamos a mi coche que te llevo Me abrió la puerta de su coche ayudándome a entrar mientras el rodeo el coche sentándose en el sitio del piloto, pero sin darme cuenta de quien nos estaba mirando — ¿Qué tal la noche? Preguntó susurrándome al oído — No he podido dormir mucho — le dije teniendo sus labios cerca de los míos — Mira quien nos está mirando. — Por favor no, déjame bajar del coche — le dije con el coche ya en marcha Nos alejamos del hospita
Me quedé unos minutos sentada en el suelo odiandome por haber dejado que Robert se aprovechara de mí en vez de haber peleado más todavía con él, pero el mal ya estaba echo y Mark pensaria mal de mi, por eso pensé que sería mejor marcharme del hospital y vivir una nueva experiencia en otro. .Me levanté del suelo, me cambié otra vez de ropa, cogí todas mis cosas de la taquilla y me marché del hospital, donde dejé todas mis ilusiones y sueños. Me marché hasta la puerta del hospital, donde cogí un taxi, diciéndole al conductor que me dejara en la playa, cuando le pagué al conductor y baje del vehículo, me acerque hasta el mar, me senté en la arena para pensar en lo que estaba sucediendo conmigo hasta el alba. Marchandome después a la casa dando un gran paseo, al entrar en casa me encontré a Johana desayunando en la cocina, acercándose enseguida a mi muy con el semblante de su cara asustada. — ¿Qué te ha pasado? ¿Dónde has estado? La coordinadora te ha llamado varias veces esta noche, nos
Llevaba ya un mes trabajando en el hospital de Seattle, cuando Eric me pidió salir con él, aunque yo en ese momento no sabía qué decirle, pues seguía amando a Mark a pesar de lo que me hizo y de que nadie sabía que estaba embarazada de él, excepto mi amiga Johana, pero en el hospital donde trabajaba nadie sabía nada. No le di un sí rotundo, simplemente salimos dos veces a cenar.ya que Erik era todo alegría y positividad, todo lo contrario, a como yo me sentía. Johana y yo hablábamos todos los días por teléfono haciéndome reír cuando preguntaba por su ahijado, yo le preguntaba por Hanna y Mario, pero lo que más me comentaba era sobre Mark, diciendome que no dejaba de preguntar por mí, aparte de que ella me comentaba que trabajar en el hospital sin mí no era lo mismo, lo que me rompía un trocito mi corazón cada vez que me lo decía, porque yo también las echaba de menos a las dos. Mario de vez en cuando le quitaba a mi amiga el teléfono cuando Johana me llamaba para hablar conmigo o sim
A la mañana siguiente fue cuando Eric entró en la habitación llevando un ramo de rosas rojas en su mano, besó mis labios sentándose a un lado de la cama. Johana aprovechó el momento que yo ya no estaba sola para bajar a desayunar a la cafetería, ya que no puede convencerle para que se fuera a su casa esa noche— ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? — preguntó Eric — No se dio el caso — contesté — Lo que me importa ahora es, que te pongas bien y podamos volver a Seattle, estaré aquí hasta que te den el alta mi amor — me dijo Eric— No Erik, no volveré contigo por ahora, me quedaré en casa de Johana hasta que me recupere, pero de todas formas muchas gracias. — Katia si me lo permites, me gustaría hacerte una pregunta — Fue un rollo de una noche, en el que no tomé las precauciones oportunas, ¿contestada? — Buenos días, ¿Cómo está mi enfermera preferida? — preguntó Mario sonriendo cuando entro en mi habitación — Me duele un poco el abdomen, pero estoy bien — contesté — Er
KATIA Cuando Mario me dio el alta días después, Johana me llevó en su coche a lo que fue nuestro piso cuando estábamos las tres amigas juntas, Cuando entré en mi habitación, me sorprendí mucho ya que estaba tal cual la dejé cuando me marché a Seattle, mi amiga y yo en un arrebato, nos abrazamos llorando por estar de nuevo reunidas, pidiéndome Johana que volviera con ellas, que volviera al hospital donde tuvimos nuestra primera oportunidad. Dos días después, por la tarde estaba sentada en el sofá viendo la tele cuando tocaron el timbre, me levante dolorida del sofá para abrir viendo a Mark al otro lado de la puerta, portando un ramo de flores precioso en su mano. — ¿Puedo pasar — me preguntó — Claro, ¿quieres tomar algo? dame un momento, pondré antes las flores en un jarrón con agua — le dije, entrando en la cocina con el ramo en la mano— Una cerveza, estaría bien — me dijo Me fui a la cocina cogiendo del frigorífico la cerveza dándosela a Mark en la mano, sentándome en el sofá a