Nos marchamos las dos de la casa, acercándose Johana a un coche que había aparcado no muy lejos de la vivienda, subimos al vehículo, recorrimos casi media ciudad, hasta que por fin Johana aparcó su vehículo enfrente de un moderno edificio. Bajamos del coche acercándonos hasta la portería, nos fuimos a la zona donde estaban los ascensore, apretando ella un botón, cuando ya llegamos a la planta, me quedé unos segundos dentro del ascensor, mirándome Johana muy extrañada— Tranquila, veras como va a ir todo bien, ven conmigo — me dijoJohana y yo nos paramos delante de una de las puertas que habían tocando ella al timbre, cuando abrieron la puerta, vi al hombre que me llamó por mi nombre y a un niño en sus brazos, fijándome que eran los dos como dos gotas de agua.— ¿Katia, estás aquí mi amor? — me dijo aquel hombre— Mark tranquilo, ha venido Katia por voluntad propia, démosle su espacio para que ella misma vaya recordando poco a poco — dijo el otro hombre que tambien estaba alliEntramo
La pregunta que Mark me hizo, me dejó fuera de mi sitio, ¿lo amaba aun? esa era la pregunta, fue muy importante en mi vida, me dio un bebe precioso y siempre ha estado a mi lado cuando Erik se utilizó como puta o como vientre de alquiler, siempre estuvo a mi lado sin pedirme explicaciones, ¿como no le iba a amar?, pero ahora Adam también se portó bien conmigo, era un rompecabezas que me tocaba ahora descifrar.— Mark, te amo como el padre de mi hijo, que fue el mejor regalo que me pudistes hacer, pero te pido tiempo para esclarecer un poco, por favor — le respondí— Lo comprendo cariño, sé que últimamente has pasado por mucho, pero siempre estare a tu lado, siempre te amare Katia y espero que algun día tu tambien me ames como te amo yo a ti, brindo por la mujer que me hizo ver la vida de color rosa y me enseño a amar — dijo Mark, chocando los cuatro las copas, acercando Mark sus labios a los mios, besandome suavemente en mis labios.Esa tarde la pasamos los amigos, bebiendo y contando
Después de desayunar Mark y yo, Johana y Mario se quedaron con nuestro hijo para que nos pudiéramos marchar de la casa, ya que nos esperaba el neurólogo que me iba a tratar en el hospital salimos a la calle acercándonos cogidos de la mano hacia donde tenía su coche, Mark me abrió la puerta ayudándome a sentarme dentro, sentándose él seguidamente en el otro asiento, marchandonos hacia el hospital, cuando llegamos y bajamos del vehículo, entramos en el hospital saludandome todas las compañeras que me conocieron, vi a Hanna en uno de los pasillos acercándonos Mark y yo hasta ella, abrazandonos las dos llorando, como si hiciera años que no nos habíamos visto— ¿Ya te acuerdas de nosotras? — me preguntó Hanna— Si cariño y tengo una buena resaca que lo demuestra — le dije sonriendo— Mark tienes visita en tu despacho, lleva horas esperando — le dijo mi amiga— Ahora iremos a mi despacho, para ver quien me esta esperando, gracias Hanna — le dijo Mark— Creo que es mejor que Katia se quede c
Cuando el neurólogo se marchó, Mark y yo nos fuimos a la cafetería buscando a mi amiga Hanna, viendo que estaba sentada con Oscar y Hector almorzando, nos acercamos hasta la mesa donde estaban sentados, levantándose enseguida los dos chicos, abrazándonos los tres con mucho cariño, sentandonos Mark y yo en las sillas que habían vacías — ¿Has venido para quedarte a trabajar con nosotros? — me preguntó Oscar— No lo creo, el director no me quiere aquí — le conteste riendo— Lo que el director no quiere es, que te vuelvas a marchar de su lado — me dijo Mark— Bueno Katia cariño, nosotros nos tenemos que marchar ya a trabajar, pero no tardes en volver por favor — me dijo Hector— Os lo prometo, pronto me veréis otra vez por aqui, sabeis que os amo, tontorrones — les dije— Yo también me marcho, no quiero que el director me pille holgazaneando — dijo Hanna— Hanna, quedate un momento, necesito hablar con vosotros dos — les dije a ella y a Mark— ¿Qué pasa Katia? ¿qué nos tienes que decir?
UN AÑO DESPUÉSDesde el día que me marche de la casa de Mark a Irlanda, Adam y yo no vivimos juntos ni en su casa ni en la casa de mi padrino, ya que no le perdone jamás que no me dijera la verdad sobre mi vida pasada que él conocía muy bien, pero me la ocultó por celos, por someterme a él o porque sí. A mi querido hijo Junior lo veo muy de vez en cuando, o en viaje de placer, lo traen a Irlanda sus padrinos Mario y mi amiga Johana, o voy yo a veces, ya que tengo que cuidar a mi padrino que está muy enfermo desde que le dio un ICTUS. Por mi parte, a los nueve meses exactos de volver a Irlanda, tuve una niña preciosa que su padre se niega a reconocer ¿cuál es su excusa? que no es hija suya, si no de Adam, pero bueno, tampoco me hace mucha falta que la reconozca, aunque cuando crezca mi hija, me hará miles de preguntas que tendré que contestarle, pero tiene a sus tías Johana y Hanna que están locas con ella. Al final, Mark se dio cuenta de que lo que le conté sobre su ex y aquel médico
Pasaron tres meses más y yo no me quedaba todavía embarazada, pero eso era lo que menos nos importaba a Mark y a mí, ya que nuestra preocupación era ahora nuestra boda y la boda de Mario y Johana. Nos casabamos las dos parejas el mismo día y en la misma iglesia, aunque mi amiga por un descuido tonto de los dos, llevaba ya un regalo en su vientre. Mark y Mario se encargaron de buscar un bonito lugar donde celebrar el convite, mientras Johana, Hannah y yo nos dedicamos a comprarles la ropa a mis hijos. El día anterior a nuestra boda, Mark se fue a dormir a la casa que compartían ya Johana y Mario. Por la mañana muy temprano, mi hijo me despertó saltando encima de mi cama, entrando también Johana con mi pequeña Celine, — Ya están aquí las peluqueras y la estilista, levántate ya dormilona .-- me dijo mi amiga, Me levanté de la cama teniendo que correr hacia el cuarto de baño para vomitar todo lo que tenia en el estomago, escuchando las risas que tenían mi amiga y mi hijo al verme arrod
Somos tres chicas que nacimos en el mismo pueblo, siendo amigas desde la infancia que un día decidieron aventurarse en la gran ciudad cuando nos graduamos en medicina dejando atrás, nuestro pueblo natal y a nuestras familias consiguiendo un excepcional empleo en un hospital de Florida, pudiendo independizarnos de nuestros padres. Las tres teníamos veintidós años, pero éramos distintas en casi todo, por ejemplo, Hanna era la más loca de las tres, pero también la más guapa, pelo rubio, sus ojos azules, ella siempre ha destacado a la hora de ligarnos a algún chico, es alta y sus medidas son más que perfectas. Johana y yo somos casi iguales, morenas, tenemos los ojos marrones y una estatura normal, por cierto, yo me llamo Katia. Después de acomodarnos en nuestro pisito, ya que llegamos por la mañana y estuvimos desembalando cajas y guardando todo lo que teniamos de la mudanza, nos sentamos las tres en el sofá decidiendo pedir unas pizzas para comer, ya que estábamos muy cansadas para ha
— Ya apareció por casa la señorita Hanna, ya puedes ir largando esa lengua, queremos saberlo todo ¿Cómo es en la cama? ¿Dónde has pasado el día? Vamos empieza a hablar — le dijo Johana — Mañana os lo cuento todo, ahora me voy a ducharme y después a la cama, estoy muerta — nos dijo dejándonos solas en el salón Al día siguiente nos levantamos las tres muy nerviosas, era nuestro primer día de trabajo en el gran hospital y para nosotras era mucha responsabilidad porque éramos muy exigentes y no queríamos tener ningún fallo por lo menos en nuestro primer día, aunque como profesionales éramos muy buenas, lo que sí teníamos era a las novatadas que nos pudieran hacer. Una vez preparadas las tres amigas subimos al coche de Johana dirigiéndonos al hospital, al llegar la coordinadora del hospital nos dijo que antes de empezar a trabajar, teníamos que presentarnos al jefe primero y así lo hicimos. Tocamos a la puerta del despacho esperando que nos dieran permiso para entrar, pero cuando escuch