UN AÑO DESPUÉSDesde el día que me marche de la casa de Mark a Irlanda, Adam y yo no vivimos juntos ni en su casa ni en la casa de mi padrino, ya que no le perdone jamás que no me dijera la verdad sobre mi vida pasada que él conocía muy bien, pero me la ocultó por celos, por someterme a él o porque sí. A mi querido hijo Junior lo veo muy de vez en cuando, o en viaje de placer, lo traen a Irlanda sus padrinos Mario y mi amiga Johana, o voy yo a veces, ya que tengo que cuidar a mi padrino que está muy enfermo desde que le dio un ICTUS. Por mi parte, a los nueve meses exactos de volver a Irlanda, tuve una niña preciosa que su padre se niega a reconocer ¿cuál es su excusa? que no es hija suya, si no de Adam, pero bueno, tampoco me hace mucha falta que la reconozca, aunque cuando crezca mi hija, me hará miles de preguntas que tendré que contestarle, pero tiene a sus tías Johana y Hanna que están locas con ella. Al final, Mark se dio cuenta de que lo que le conté sobre su ex y aquel médico
Pasaron tres meses más y yo no me quedaba todavía embarazada, pero eso era lo que menos nos importaba a Mark y a mí, ya que nuestra preocupación era ahora nuestra boda y la boda de Mario y Johana. Nos casabamos las dos parejas el mismo día y en la misma iglesia, aunque mi amiga por un descuido tonto de los dos, llevaba ya un regalo en su vientre. Mark y Mario se encargaron de buscar un bonito lugar donde celebrar el convite, mientras Johana, Hannah y yo nos dedicamos a comprarles la ropa a mis hijos. El día anterior a nuestra boda, Mark se fue a dormir a la casa que compartían ya Johana y Mario. Por la mañana muy temprano, mi hijo me despertó saltando encima de mi cama, entrando también Johana con mi pequeña Celine, — Ya están aquí las peluqueras y la estilista, levántate ya dormilona .-- me dijo mi amiga, Me levanté de la cama teniendo que correr hacia el cuarto de baño para vomitar todo lo que tenia en el estomago, escuchando las risas que tenían mi amiga y mi hijo al verme arrod
Somos tres chicas que nacimos en el mismo pueblo, siendo amigas desde la infancia que un día decidieron aventurarse en la gran ciudad cuando nos graduamos en medicina dejando atrás, nuestro pueblo natal y a nuestras familias consiguiendo un excepcional empleo en un hospital de Florida, pudiendo independizarnos de nuestros padres. Las tres teníamos veintidós años, pero éramos distintas en casi todo, por ejemplo, Hanna era la más loca de las tres, pero también la más guapa, pelo rubio, sus ojos azules, ella siempre ha destacado a la hora de ligarnos a algún chico, es alta y sus medidas son más que perfectas. Johana y yo somos casi iguales, morenas, tenemos los ojos marrones y una estatura normal, por cierto, yo me llamo Katia. Después de acomodarnos en nuestro pisito, ya que llegamos por la mañana y estuvimos desembalando cajas y guardando todo lo que teniamos de la mudanza, nos sentamos las tres en el sofá decidiendo pedir unas pizzas para comer, ya que estábamos muy cansadas para ha
— Ya apareció por casa la señorita Hanna, ya puedes ir largando esa lengua, queremos saberlo todo ¿Cómo es en la cama? ¿Dónde has pasado el día? Vamos empieza a hablar — le dijo Johana — Mañana os lo cuento todo, ahora me voy a ducharme y después a la cama, estoy muerta — nos dijo dejándonos solas en el salón Al día siguiente nos levantamos las tres muy nerviosas, era nuestro primer día de trabajo en el gran hospital y para nosotras era mucha responsabilidad porque éramos muy exigentes y no queríamos tener ningún fallo por lo menos en nuestro primer día, aunque como profesionales éramos muy buenas, lo que sí teníamos era a las novatadas que nos pudieran hacer. Una vez preparadas las tres amigas subimos al coche de Johana dirigiéndonos al hospital, al llegar la coordinadora del hospital nos dijo que antes de empezar a trabajar, teníamos que presentarnos al jefe primero y así lo hicimos. Tocamos a la puerta del despacho esperando que nos dieran permiso para entrar, pero cuando escuch
A la mañana siguiente, cuando me levanté,entre el baño, me quite toda la ropa para ducharme, cuando ya me duché cogi mi albornoz para ponermelo, me marché del cuarto de baño acercándome a la cocina y con el desayuno en una bandeja me fui al salón, me senté en el sofá para mirar lo que hacían por la televisión, cuando de pronto escuche el timbre de la puerta.Deje la bandeja encima de la mesita, me levanté para abrir, encontrándome a Mark al otro lado de la puerta llevando un ramo de flores en la mano — ¿Quieres comer conmigo? — me preguntó — No — contesté cerrándole la puerta en sus narices ante la incredulidad de mis amigas. que en ese momento iban a entrar en el salón— ¿Tú eres idiota? — preguntó Johana — ¿Por qué? Si no he hecho nada — contesté — Pero si le has dado con la puerta en las narices al jefe, madrecita mía, con lo bueno que está — Me dijoPor la noche Hanna se marchó a su cita con un chico, mientras Johana y yo subimos a su coche para ir al restaurante donde habíamos
A la mañana siguiente, nada más entrar en el hospital, la coordinadora me hizo ir al despacho de Mark, porque según ella me estaba buscando. Toque con los nudillo a su puerta esperando que me diera paso, cuando entré, se levantó de su sillón, cerró la puerta con pestillo, se acercó a mí levantándome la barbilla obligándome a mirarlo. — Ayer te dije que ibas a tener consecuencias si no ibas a mi coche — me dijo — Vas a castigarme jefe — contesté — Si, y vas a elegir tú cómo quieres que te castigue, –dijo– o follamos aquí o esta noche después de cenar en mi casa — Yo no sabía que tener unas horas de placer fuera un castigo, será más bien una recompensa — le dije besándole el cuello y sus labios — Katia no juegues conmigo, ponte boca abajo en mi mesa, ya — — No, no lo voy a hacer, búscate a alguien que le guste follar contigo Sin esperarmelo, rodeo con un brazo mi cintura, mientras su otra mano la puso en mi nuca comiéndome la boca con deseo, hasta que me tumbo boca arriba en l
Hicimos el amor casi toda la noche, ya que Mark era un buen amante. Cuando mi despertador sonó por tercera vez, tuvimos que saltar de la cama Mark y yo, ya que llegábamos tarde al hospital. — Ya llego la señorita — me dijo Johana cuando me vio correr por el pasillo Me cambié deprisa la ropa en los vestuarios, cuando me marche me encontré con la coordinadora muy seria. — No quiero saber que te ha pasado, hoy estarás con un médico que acaba de llegar, es el doctor Anderson, está en ginecología, búscalo y preséntate — me dijo Me fui a la planta de Ginecología, cuando encontré al doctor nuevo, nos quedamos mirando inmóviles, ya que nos conocíamos muy bien.— Me alegro de volver a verte Katia — me dijo — Yo no Robert, me han dicho que tengo que hacer las visitas contigo, profesionalmente hablando — contesté Estuvimos haciendo todas las visitas que teníamos programadas, cruzándose con nosotros en los pasillos Mark. — Hola Mark, gracias por darme esta oportunidad — A ti por quer
Estábamos de descanso las tres amigas y decidimos pasar el día en la playa, para ponernos morenas. Extendimos las toallas en la arena metiéndonos enseguida en el agua, jugando como si fuéramos niñas pequeñas, hasta que unas manos me cogieron de los tobillos tirándome al agua, levantándome lo más deprisa que pude para no ahogarme. — ¿Necesitas que te haga el boca a boca? — preguntó Robert — No gracias, lo que necesito es que me dejes en paz — contesté — Vamos Katia, no te enfades conmigo, ha sido solo una broma — me dijo acariciando mi mejilla con sus nudillos — Hazme un favor, márchate — Hola Robert, que haces por aquí — le dijo Johana — He venido para tomar el sol y bañarme y os he visto — nos dijo Robert — Ok, nosotras nos vamos a comer ¿nos acompañas? — le preguntó Hanna — Si a Katia no le importa, si me gustaría comer con vosotras La comida estuvo muy amena y divertida, recordando historias de estudiantes, Robert cogió mi mano besándola sin darme cuenta de a quien tení