Cuando el neurólogo se marchó, Mark y yo nos fuimos a la cafetería buscando a mi amiga Hanna, viendo que estaba sentada con Oscar y Hector almorzando, nos acercamos hasta la mesa donde estaban sentados, levantándose enseguida los dos chicos, abrazándonos los tres con mucho cariño, sentandonos Mark y yo en las sillas que habían vacías
— ¿Has venido para quedarte a trabajar con nosotros? — me preguntó Oscar
— No lo creo, el director no me quiere aquí — le conteste riendo
— Lo que el director no quiere es, que te vuelvas a marchar de su lado — me dijo Mark
— Bueno Katia cariño, nosotros nos tenemos que marchar ya a trabajar, pero no tardes en volver por favor — me dijo Hector
— Os lo prometo, pronto me veréis otra vez por aqui, sabeis que os amo, tontorrones — les dije
— Yo también me marcho, no quiero que el director me pille holgazaneando — dijo Hanna
— Hanna, quedate un momento, necesito hablar con vosotros dos — les dije a ella y a Mark
— ¿Qué pasa Katia? ¿qué nos tienes que decir?