Estábamos de descanso las tres amigas y decidimos pasar el día en la playa, para ponernos morenas. Extendimos las toallas en la arena metiéndonos enseguida en el agua, jugando como si fuéramos niñas pequeñas, hasta que unas manos me cogieron de los tobillos tirándome al agua, levantándome lo más deprisa que pude para no ahogarme.
— ¿Necesitas que te haga el boca a boca? — preguntó Robert
— No gracias, lo que necesito es que me dejes en paz — contesté
— Vamos Katia, no te enfades conmigo, ha sido solo una broma — me dijo acariciando mi mejilla con sus nudillos
— Hazme un favor, márchate
— Hola Robert, que haces por aquí — le dijo Johana
— He venido para tomar el sol y bañarme y os he visto — nos dijo Robert
— Ok, nosotras nos vamos a comer ¿nos acompañas? — le preguntó Hanna
— Si a Katia no le importa, si me gustaría comer con vosotras
La comida estuvo muy amena y divertida, recordando historias de estudiantes, Robert cogió mi mano besándola sin darme cuenta de a quien teníamos sentados enfrente nuestro tomando café.
— Los jefes están enfrente — dijo Hanna
Separe con disimulo mi mano de la de Robert, pero estaba muy segura de que Mark nos vio.
— ¿Qué pasa por cogerte la mano? — me preguntó Robert
— Nada, pero no quiero que haya cotilleos ni malos rollos en el hospital — contesté
Nos tomamos el café, levantándonos de la mesa para marcharnos, cuando Robert sin esperarlo cogió mi nuca con su mano apretando sus labios a los míos, no pudiendo apartarlo por la fuerza que ejercía sobre mi cabeza. Cuando se separó, el bofetón que le di hizo que la gente que había a nuestro alrededor nos mirase atónita
.
— ¿Qué te has creído imbécil? No lo vuelvas a intentar, me oyes — le dije enfadada
— Hola buenas ¿Qué sucede aquí?, Katia — preguntó Mark
— Nada jefe, ya nos íbamos — le respondí
Las tres amigas subimos al vehículo de Johana para volver a nuestra casa. Cuando llegamos nos duchamos, nos pusimos los pijamas y cenamos, quedándonos un poco en el salón viendo la tele. De vuelta al trabajo al día siguiente, pensé que Sandra la coordinadora me tenía manía al ponerme otra vez con Robert, siendo lo peor que me podría haber pasado ese día, ya que Mark y nosotros nos cruzamos varias veces por los pasillos sin que él me mirará ni me hablara. Cuando fue mi hora de descanso fui a su despacho para hablar con él viendo a Mario sentado dentro.
— Katia por favor vete, no quiero hablar contigo — dijo Mark
— Pero yo no he hecho absolutamente nada — contesté
— Katia estás sorda, fuera de mi despacho — me gritó
Salí del despacho sin saber a dónde dirigirme, no quería ver a nadie, sabía que estaba enfadado, pero eso no le daba derecho a gritarme como lo hizo, pensé.
— ¿Qué haces aquí sola? — preguntó Johana cuando entró en los vestuarios y me vio sentada en el suelo muy seria.
— He ido al despacho de Mark para hablar con él y me ha echado a gritos de él, vale que hemos follado varias veces, pero no somos nada, solo amigos. — dije
— Tranquila cielo, son cosas que pasan, anda sal de aquí verás como se le pasa pronto el enfado — me dijo Johana
Seguí acompañando a Robert cuando noté como un picotazo en mi espalda, dándose cuenta él del movimiento que hice, me hizo acompañarlo a una sala vacía. Me quite la camisa quedándome en sujetador, cuando sin llamar y de pronto entró Mario
— Si vais a follar, hay otros sitios más privados que esté — nos dijo enfadado marchándose.
— ¿De qué va este? — preguntó Robert
— Déjalo, vámonos de aquí, luego me lo mirare
— Pero tengo que ver que te ha pasado
— Que lo dejes ya Robert, vámonos por favor
Cuando ya terminamos nuestro turno, Mark mandó a la coordinadora para decirme que fuera a su despacho, pero no quise ir, ya no me encontraba muy bien y pasaba de discutir con nadie. Pasé la noche con fiebre alta y vómitos interminables, estando Johana conmigo sin moverse de mi cama. Al día siguiente llamó al hospital para que le dieran permiso ya que no me quería dejar sola en mi estado. A media mañana sonó el timbre de casa abriendo ella. Desde mi dormitorio pude escucharla hablando con un hombre viendo entrar en mi dormitorio a Mark
— Vete, no quiero verte — dije
— Johana me ha explicado lo que te sucede ¿estás embarazada? — me preguntó
— ¿Tú eres gilipollas? — contesté haciendo que Johana se riera
— Sentí ayer en el trabajo como si me picara algo, Robert quiso mirarlo, pero entró en la sala tu amiguito Mario, diciéndonos que follaramos en otro sitio
— Si ya se esa historia, Mario me lo dijo ¿me dejas echar un vistazo?
Me quité el jersey de pijama exponiéndome a que él viera mis pechos desnudos, que los miro pasándose la lengua por sus labios. Cuando miro el picotazo, me dijo que estaba muy infectado mandando a Johana a la farmacia a por los antibióticos, mientras él intentaba bajarme la fiebre con alcohol y paños de agua fría. Mark se quedó conmigo todo lo que quedaba de día y toda la noche, despertándome en sus cálidos brazos.
— ¿Cómo te encuentras? — me preguntó
— En tus brazos muy bien, ¿has pasado la noche despierto?
— No, de vez en cuando echaba una cabezadita, bueno me voy a mi casa a ducharme y al hospital, esta tarde vendré a verte — me dijo dejándome en los labios un suave beso.
Me levanté de la cama un poco mareada, pero necesitaba ir al cuarto de baño. Escuchando como Mark hablaba con Johana.
— Yo no te puedo decir nada Mark, es ella quien te tiene que hablar de Robert — escuche a Johana
Mark estuvo viniendo a casa casi todos los días, hasta que se me curó la infección que tenía y yo mejore bastante pudiendo irse Johana a trabajar tranquila. Una noche vino Robert a hacernos una visita y saber cómo me encontraba invitándole Hanna a quedarse a cenar con nosotras. En medio de la cena tocaron el timbre de casa, Johana se levantó para abrir la puerta encontrándose con Mark en ella. Cuando vinieron al salón Mark llevaba un ramo de flores que dejó muy enfadado en la mesa, mientras miraba a Robert y a mí sin decir nada, se dio la vuelta para marcharse, pero me levanté enseguida llamándolo haciendo que se parara.
— Mark espera, ¿podemos hablar en mi dormitorio? — le pregunté
Nos fuimos a mi dormitorio echando yo el pestillo de la puerta cuando estuvimos dentro
— ¿Qué hace ese aquí? Katia qué relación tenías con él — me preguntó
— Es solo un amigo y nada más — contesté lamiendo sus labios, y besando sus mejillas
La noche fue muy tranquila, aunque había pacientes que necesitaban que estuviéramos muy pendientes de ellos, ya que o no tenían a nadie o estaba en fase terminal. Por la mañana al salir de trabajar, me cruce con Hanna, Oscar y Héctor, haciendo las dos bromas alegrando el día a cualquiera, aunque estuviera cansada — Te llevo a casa, tienes carita de estar cansada — me dijo Robert cuando nos vimos en la puerta del hospital — No gracias, tu llegarías tarde _ — No te preocupes, me inventaré algo para que los jefes no digan nada, venga vamos a mi coche que te llevo Me abrió la puerta de su coche ayudándome a entrar mientras el rodeo el coche sentándose en el sitio del piloto, pero sin darme cuenta de quien nos estaba mirando — ¿Qué tal la noche? Preguntó susurrándome al oído — No he podido dormir mucho — le dije teniendo sus labios cerca de los míos — Mira quien nos está mirando. — Por favor no, déjame bajar del coche — le dije con el coche ya en marcha Nos alejamos del hospita
Me quedé unos minutos sentada en el suelo odiandome por haber dejado que Robert se aprovechara de mí en vez de haber peleado más todavía con él, pero el mal ya estaba echo y Mark pensaria mal de mi, por eso pensé que sería mejor marcharme del hospital y vivir una nueva experiencia en otro. .Me levanté del suelo, me cambié otra vez de ropa, cogí todas mis cosas de la taquilla y me marché del hospital, donde dejé todas mis ilusiones y sueños. Me marché hasta la puerta del hospital, donde cogí un taxi, diciéndole al conductor que me dejara en la playa, cuando le pagué al conductor y baje del vehículo, me acerque hasta el mar, me senté en la arena para pensar en lo que estaba sucediendo conmigo hasta el alba. Marchandome después a la casa dando un gran paseo, al entrar en casa me encontré a Johana desayunando en la cocina, acercándose enseguida a mi muy con el semblante de su cara asustada. — ¿Qué te ha pasado? ¿Dónde has estado? La coordinadora te ha llamado varias veces esta noche, nos
Llevaba ya un mes trabajando en el hospital de Seattle, cuando Eric me pidió salir con él, aunque yo en ese momento no sabía qué decirle, pues seguía amando a Mark a pesar de lo que me hizo y de que nadie sabía que estaba embarazada de él, excepto mi amiga Johana, pero en el hospital donde trabajaba nadie sabía nada. No le di un sí rotundo, simplemente salimos dos veces a cenar.ya que Erik era todo alegría y positividad, todo lo contrario, a como yo me sentía. Johana y yo hablábamos todos los días por teléfono haciéndome reír cuando preguntaba por su ahijado, yo le preguntaba por Hanna y Mario, pero lo que más me comentaba era sobre Mark, diciendome que no dejaba de preguntar por mí, aparte de que ella me comentaba que trabajar en el hospital sin mí no era lo mismo, lo que me rompía un trocito mi corazón cada vez que me lo decía, porque yo también las echaba de menos a las dos. Mario de vez en cuando le quitaba a mi amiga el teléfono cuando Johana me llamaba para hablar conmigo o sim
A la mañana siguiente fue cuando Eric entró en la habitación llevando un ramo de rosas rojas en su mano, besó mis labios sentándose a un lado de la cama. Johana aprovechó el momento que yo ya no estaba sola para bajar a desayunar a la cafetería, ya que no puede convencerle para que se fuera a su casa esa noche— ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? — preguntó Eric — No se dio el caso — contesté — Lo que me importa ahora es, que te pongas bien y podamos volver a Seattle, estaré aquí hasta que te den el alta mi amor — me dijo Eric— No Erik, no volveré contigo por ahora, me quedaré en casa de Johana hasta que me recupere, pero de todas formas muchas gracias. — Katia si me lo permites, me gustaría hacerte una pregunta — Fue un rollo de una noche, en el que no tomé las precauciones oportunas, ¿contestada? — Buenos días, ¿Cómo está mi enfermera preferida? — preguntó Mario sonriendo cuando entro en mi habitación — Me duele un poco el abdomen, pero estoy bien — contesté — Er
KATIA Cuando Mario me dio el alta días después, Johana me llevó en su coche a lo que fue nuestro piso cuando estábamos las tres amigas juntas, Cuando entré en mi habitación, me sorprendí mucho ya que estaba tal cual la dejé cuando me marché a Seattle, mi amiga y yo en un arrebato, nos abrazamos llorando por estar de nuevo reunidas, pidiéndome Johana que volviera con ellas, que volviera al hospital donde tuvimos nuestra primera oportunidad. Dos días después, por la tarde estaba sentada en el sofá viendo la tele cuando tocaron el timbre, me levante dolorida del sofá para abrir viendo a Mark al otro lado de la puerta, portando un ramo de flores precioso en su mano. — ¿Puedo pasar — me preguntó — Claro, ¿quieres tomar algo? dame un momento, pondré antes las flores en un jarrón con agua — le dije, entrando en la cocina con el ramo en la mano— Una cerveza, estaría bien — me dijo Me fui a la cocina cogiendo del frigorífico la cerveza dándosela a Mark en la mano, sentándome en el sofá a
Me desperté a medianoche teniendo su brazo en mi cintura, lo quite muy despacio, me levanté, recogí mi ropa vistiéndome en el salón, salí de su casa cerrando despacio la puerta. Ya en la calle paré un taxi que me llevó a casa de mis amigas donde ya tenía preparado mi equipaje, salí de la casa volviendo a subir al taxi que me estuvo esperando, diciéndole al conductor que me llevara al aeropuerto ya que mi avión salía en pocas horas. Tome algo en la cafetería del aeropuerto, subiendo a mi avión poco después llegando a Seattle muy temprano. Mi teléfono empezó a sonar en cuanto salí del aeropuerto, lo cogi de dentro de mi bolso, miré quien me llamaba y viendo que era Mark contesté — ¿Dónde estás?, cuando me he despertado y he visto que no estabas en la cama, me he vuelto loco buscándote por todo el piso. — Me dijo Mark — Mark lo de anoche no tenía que haber pasado, por favor olvídame y sé feliz, adiós — No Katia, espera no me cuelgues, te quiero y siento todo lo que has tenido que pa
— No te enfades cariño, te prometo que no volverá a pasar más — me dijo — Si tienes la polla dura por mirarme desnuda, es tu problema no el mío — contesté Erik acarició mi pecho con sus nudillos, mientras nos mirábamos fijamente, acercó sus labios mordisqueando mis labios. — Te quiero Katia, te amo mucho cariño y te deseo aún más. Por la noche nos reunimos sentados delante de una hoguera que hicieron los chicos, nos contamos historias de hospital, cosas de nuestra vida, mientras reíamos, bebíamos y mucho. De pronto Erik se puso detrás de mí cogiéndome los hombros con sus manos. Mery se acercó a mí riendo lamiéndome los labios mientras acariciaba mis pechos con sus manos. Estaba tan bebida, que no me daba cuenta de lo que pasaba o estaba a punto de pasar. Al día siguiente me desperté con un fuerte dolor de cabeza, desnuda con el brazo de Erik rodeando mi cintura mientras me miraba. — Buenos días dormilona — me dijo — Buenos días — contesté sonriendo — ¿Dejarás que alguna vez Li
Mientras bebíamos lo que le pedimos al camarero, Mario y Johana quisieron convencerme otra vez para que volviera con Mark, aunque no lo consiguieron. Salimos de la cafetería una hora después acompañándome mi amiga y Mario hasta la casa donde yo vivía con Verónica, viendo a Erik esperándome en la portería, con el semblante de su cara de preocupación, saludando a Johana y a Mario cuando llegamos a donde él estaba, — Ya que estáis en Seattle, ¿qué os parece si os enseño la ciudad y luego vamos a cenar al restaurante favorito de Katia? — les dijo Erik— Te lo agradecemos mucho, pero tenemos que volver, mañana entramos en el primer turno y tenemos que descansar — contestó Mario — marchandose los dos poco después muy serios. — Me tenías muy preocupado ¿Qué ha pasado con ese? — me preguntó Erik cuando nos quedamos solos. — Nada, han venido a verme y sabes una cosa, si quiero casarme contigo — le dije — ¿De verdad? Te quiero muchísimo Katia gracias por hacerme el hombre mas feliz del mun