A la mañana siguiente fue cuando Eric entró en la habitación llevando un ramo de rosas rojas en su mano, besó mis labios sentándose a un lado de la cama. Johana aprovechó el momento que yo ya no estaba sola para bajar a desayunar a la cafetería, ya que no puede convencerle para que se fuera a su casa esa noche— ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? — preguntó Eric — No se dio el caso — contesté — Lo que me importa ahora es, que te pongas bien y podamos volver a Seattle, estaré aquí hasta que te den el alta mi amor — me dijo Eric— No Erik, no volveré contigo por ahora, me quedaré en casa de Johana hasta que me recupere, pero de todas formas muchas gracias. — Katia si me lo permites, me gustaría hacerte una pregunta — Fue un rollo de una noche, en el que no tomé las precauciones oportunas, ¿contestada? — Buenos días, ¿Cómo está mi enfermera preferida? — preguntó Mario sonriendo cuando entro en mi habitación — Me duele un poco el abdomen, pero estoy bien — contesté — Er
KATIA Cuando Mario me dio el alta días después, Johana me llevó en su coche a lo que fue nuestro piso cuando estábamos las tres amigas juntas, Cuando entré en mi habitación, me sorprendí mucho ya que estaba tal cual la dejé cuando me marché a Seattle, mi amiga y yo en un arrebato, nos abrazamos llorando por estar de nuevo reunidas, pidiéndome Johana que volviera con ellas, que volviera al hospital donde tuvimos nuestra primera oportunidad. Dos días después, por la tarde estaba sentada en el sofá viendo la tele cuando tocaron el timbre, me levante dolorida del sofá para abrir viendo a Mark al otro lado de la puerta, portando un ramo de flores precioso en su mano. — ¿Puedo pasar — me preguntó — Claro, ¿quieres tomar algo? dame un momento, pondré antes las flores en un jarrón con agua — le dije, entrando en la cocina con el ramo en la mano— Una cerveza, estaría bien — me dijo Me fui a la cocina cogiendo del frigorífico la cerveza dándosela a Mark en la mano, sentándome en el sofá a
Me desperté a medianoche teniendo su brazo en mi cintura, lo quite muy despacio, me levanté, recogí mi ropa vistiéndome en el salón, salí de su casa cerrando despacio la puerta. Ya en la calle paré un taxi que me llevó a casa de mis amigas donde ya tenía preparado mi equipaje, salí de la casa volviendo a subir al taxi que me estuvo esperando, diciéndole al conductor que me llevara al aeropuerto ya que mi avión salía en pocas horas. Tome algo en la cafetería del aeropuerto, subiendo a mi avión poco después llegando a Seattle muy temprano. Mi teléfono empezó a sonar en cuanto salí del aeropuerto, lo cogi de dentro de mi bolso, miré quien me llamaba y viendo que era Mark contesté — ¿Dónde estás?, cuando me he despertado y he visto que no estabas en la cama, me he vuelto loco buscándote por todo el piso. — Me dijo Mark — Mark lo de anoche no tenía que haber pasado, por favor olvídame y sé feliz, adiós — No Katia, espera no me cuelgues, te quiero y siento todo lo que has tenido que pa
— No te enfades cariño, te prometo que no volverá a pasar más — me dijo — Si tienes la polla dura por mirarme desnuda, es tu problema no el mío — contesté Erik acarició mi pecho con sus nudillos, mientras nos mirábamos fijamente, acercó sus labios mordisqueando mis labios. — Te quiero Katia, te amo mucho cariño y te deseo aún más. Por la noche nos reunimos sentados delante de una hoguera que hicieron los chicos, nos contamos historias de hospital, cosas de nuestra vida, mientras reíamos, bebíamos y mucho. De pronto Erik se puso detrás de mí cogiéndome los hombros con sus manos. Mery se acercó a mí riendo lamiéndome los labios mientras acariciaba mis pechos con sus manos. Estaba tan bebida, que no me daba cuenta de lo que pasaba o estaba a punto de pasar. Al día siguiente me desperté con un fuerte dolor de cabeza, desnuda con el brazo de Erik rodeando mi cintura mientras me miraba. — Buenos días dormilona — me dijo — Buenos días — contesté sonriendo — ¿Dejarás que alguna vez Li
Mientras bebíamos lo que le pedimos al camarero, Mario y Johana quisieron convencerme otra vez para que volviera con Mark, aunque no lo consiguieron. Salimos de la cafetería una hora después acompañándome mi amiga y Mario hasta la casa donde yo vivía con Verónica, viendo a Erik esperándome en la portería, con el semblante de su cara de preocupación, saludando a Johana y a Mario cuando llegamos a donde él estaba, — Ya que estáis en Seattle, ¿qué os parece si os enseño la ciudad y luego vamos a cenar al restaurante favorito de Katia? — les dijo Erik— Te lo agradecemos mucho, pero tenemos que volver, mañana entramos en el primer turno y tenemos que descansar — contestó Mario — marchandose los dos poco después muy serios. — Me tenías muy preocupado ¿Qué ha pasado con ese? — me preguntó Erik cuando nos quedamos solos. — Nada, han venido a verme y sabes una cosa, si quiero casarme contigo — le dije — ¿De verdad? Te quiero muchísimo Katia gracias por hacerme el hombre mas feliz del mun
— Te voy a estimular con mis dedos el ano, relájate Katia — me dijo Liam — No — grite — estáis los tres locos — Katia cariño, cuanto más tranquila estés menos daño te hará Liam — me decía Erik Liam metió un segundo dedo en mi ano masajeando y rotándolo mientras seguía dándome fuertes palmadas. Empecé a excitarme sin saber si sentía dolor o placer o las dos cosas, teniendo un orgasmo como nunca lo tuve, penetrándome Liam en mi ano de una fuerte estocada su miembro haciéndome chillar de dolor placentero. _ Katia dime si te gusta que te folle Liam por el culo cariño — me dijo Erik — Me gusta, dile que no pare por favor Liam se movía cada vez más cogiendo mis caderas empujando para adentrar su miembro hasta el fondo de mi ser, hasta que otro increíble orgasmo me hizo gritar con fuerza haciéndome llorar, corriéndose Liam segundos después. — Preciosa ha sido magnífico, Erik me gustaría repetirlo con Katia — dijo Liam — Estoy muy orgulloso de ti, gracias por ese momento que m
Estando en el quirófano ayudando a la ginecóloga en una cesárea por un parto prematuro, note como mojaba mis bragas dándome un mareo poco después. Me tumbaron en una camilla poniéndome un monitor para escuchar los latidos de mi corazón, apareciendo minutos después Erik en la sala donde yo estaba. — ¿Qué pasa cariño? — me preguntó — Nada me he mareado, estoy esperando a la ginecóloga — respondíCuando la doctora llegó, yo ya estaba tumbada en una camilla, la doctora me hizo abrir las piernas para mirándome y palpar en mi interior. — Es el DIU que llevabas puesto, te lo he quitado Katia porque tienes una pequeña infección, antes de vuestra boda te pondré otro, descansa unos días, y tú Erik utiliza condones porque me supongo que por ahora no queréis familia — nos dijo Como tenía que descansar unos días, hablé con Erik para poder ir a Florida y así estar unos días con mis amigas. aunque no le gusto mucho la idea, me dejó marchar sin ponerme ningún impedimento El día que iba a marchar
Cuando me lo dijo, la que se quedó perpleja fui yo, Erik y yo hacíamos el amor con condón, o sea que era imposible, empecé a pensar cómo podía haber sucedido, acordándome de las noches que pasamos juntos Mark y yo sin tomar ninguna precaución, pero sabía que Erik no se podía enterar por nadie si no era por mi. — Hola cariño, doctora ¿Cómo está mi mujercita? ¿ya te ha puesto el DIU, la doctora? — me preguntó Erik — No puede Erik, estoy embarazada — le dije sin rodeos — ¿Cómo?, si tomamos precauciones — me dijo Erik — Puede ser Erik, un condón roto que no os hayáis dado cuenta, juegos eróticos, infinidad de cosas que pasan y no os habéis dado cuenta. Felicidades pareja, un hijo siempre es una bendición. — nos dijo Nos casamos dos días después como Erik deseaba, una boda privada solamente con Liam y Mery como padrinos. El viaje de novios fue a las bellas islas de Cancún acompañándonos los padrinos, visitamos parte de las Islas, nos bañamos en sus magníficas playas, paseamos Erik y