Capítulo 81

Sentí un cosquilleo en el estómago al escuchar su cumplido. Me sorprendió lo directo y amable que sonaba, algo poco común en su trato. Su cercanía y la intensidad de su mirada crearon un torbellino en mi interior.

Dio un paso, automáticamente llegó la estupidez a mí, tardé unos segundos en entender a qué se refería. Sonreí y como era mi costumbre mordí mi labio inferior, moví la cabeza dándole la aprobación.

Escuché los pasos como si fuera en cámara lenta, el corazón me latía en los oídos y empecé a sentir que hacía demasiado calor.

Agarró los tirantes y al hacerlo rozó mi piel con sus dedos, solté aire muy despacio y repetí en silencio: no pasa nada, solo es mi cuñado que me está ayudando con el vestido. Al instante el diablo de mi hombro objetó; mentirosa, no lo ves como a tu cuñado y mueres por ese simple roce. Salí del trance cuando él haló con tanta fuerza o tal vez era yo que estaba tan distraída que mi espalda chocó con su cuerpo, el contacto fue sutil, pero eléctrico.
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