Capítulo 89

—No tienes que agradecerme —respondí con una pequeña sonrisa, aunque por dentro estaba temblando—. Es con mucho gusto.

Nos quedamos en silencio por un momento, sus ojos no dejaron los míos. La tensión en el aire era palpable y por un segundo deseé que el tiempo se detuviera. Me senté junto a la cama, alejé lentamente mi mano llevándola a mi bolsillo. El silencio que siguió no fue incómodo es que ni yo sabía cómo interpretarlo.

Me pidió que le pasara una camiseta para cambiarse, así lo hice. Cuando se quitó la que tenía puesta, casi se me salen los ojos de las órbitas al ver sus brazos tatuados y sus abdominales perfectos, incluidos algunos tatuajes que no había visto antes. Su piel bronceada resaltaba los detalles de los tatuajes. Los músculos de sus brazos y cada línea marcada de su abdomen se veían firmes y bien definidos. Además, las venas marcadas en sus manos añadían un toque de masculinidad que lo hacían ver tan sexy. Y ni qué decir del cinturón de Adonis, pasé saliva y no con
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