La conversación fluyó fácilmente. Yo empecé a sentirme más tranquila. De vez en cuando sentía la mirada de Alan, más intensa de lo normal, era incapaz de descifrarla. Cada vez que nuestros ojos se encontraban, parecía como si quisiera decirme algo más, algo profundo y significativo que iba más allá de las palabras. Era una mirada intensa que me erizaba cada célula. Todo transcurrió con normalidad, Giovanni estaba interesado en discutir los detalles del proyecto, pero también se mostró genuinamente interesado en conocer más sobre nosotros. De vez en cuando me lanzaba miradas muy profundas y casi siempre Alan por alguna razón las seguía. Cerraron negocios con unas copas de vino, por la razón que todos conocemos solo le di un sorbo a mi copa, no quería pasar mis límites.Todo fluyó tan bien que cuando nos dimos cuenta, era tardísimo. Ambos hombres habían vaciado la botella de vino. Giovanni se despidió con una sonrisa: —Espero volver a verlos pronto, especialmente a ti, Alexia. Su vo
Luego me levanté resignada, recogí la camisa del suelo, me quité la ropa y me puse la camisa de Alan. La tela suave acarició mi piel envolviéndome en su aroma. Por un momento, cerré los ojos y me imaginé que era él quien me rodeaba con sus brazos. Sentí un escalofrío recorrerme, mi respiración se aceleró y un fuego empezó a subir por la parte baja de mi vientre. Estaba en su casa, usando su camisa y él estaba a solo unos pasos. ¿Qué estaba haciendo? Intenté calmarme, pero los pensamientos seguían corriendo por mi mente. Me acerqué a la cama y me tumbé abrazando una almohada con fuerza tratando de encontrar algo de calma en medio de todo el caos que sentía.Que injusto tener una almohada en medio de mis piernas pudiendo tener otra cosa; malditos pensamientos no me ayudaban mucho. No tenía noción del tiempo que había transcurrido. Probé todas las posturas para dormir, incluso las que no existían, pero nada funcionaba. Sentía que me consumía un fuego interno. Revisé el teléfono: eran
Giré sobre mi propio eje dispuesta a salir de la cocina cuando sentí su mano caliente en mi muñeca halándome hacia él, me rodeó por la cintura con sus brazos y justo en ese momento él se aferró a mis labios dejándome sin aliento, ni palabras, un beso que nos terminó de condenar a ambos. Ya no podía controlarme más, todas las barreras desaparecieron en el momento en que rodeé su cuello tímidamente con mis brazos. Alan reafirmó más el agarre impaciente y reclamó mis labios. Nos besamos apasionadamente, hambrientos. Soltó mis labios, nuestras narices se tocaron, acarició suavemente mi rostro, sus dedos fuertes presionaron mi barbilla, lamió mis labios deslizando su lengua entre ellos. Joder, eso fue Demasiado sexy. Apreté los muslos y sentí un calor que empezaba a acumularse en mi abdomen, estaba ardiendo, anhelaba su toque. Su beso se convirtió en exigente y hambriento, sentí su lengua húmeda y el calor de su piel. Luego se movió hacia abajo mordiendo la suave piel de mi cuello chupa
Mi cuerpo se estiraba como una cuerda y temblaba con cada toque, cada sensación que me estaba provocando, intenté apretar las piernas tratando de detener el placer que me estaba quemando el interior. Con un movimiento fuerte y una mirada dominante negó. Eso solo fortaleció el fuego en mi interior, era doloroso, pero excitante. Sin dejar de mirarme se incorporó dejándome desconcertada unos segundos. Me agarró por debajo las caderas levantándome fácilmente, enredé mis brazos alrededor de su cuello, envolví mis piernas en su cintura sintiendo esa fuerza bestial debajo de mí. Se acercó a mi cuello y soltó con la voz ronca en mi oreja;—Vamos a un lugar más cómodo. Nuestras respiraciones aceleradas apenas nos dejaban hablar. Su mirada y sus labios no se apartaban de los míos mientras me llevaba a través del pasillo apenas iluminado hasta llegar a una puerta al final. La abrió con una mano, revelando un estudio privado con una luz tenue y cálida que creaba un ambiente íntimo y agradabl
Alan se incorporó, lo miré acercar su mano mojada hacia su boca retirando las gotas que habían quedado de mis jugos, se relamió los labios deleitándose con cada gota. Se acercó, pasó su mano tras mi espalda ayudándome a sentar, mi respiración hacía competencia con mi corazón. Me sonrió antes de poner sus labios en mi mejilla y luego en mis labios. Mordí suavemente su labio inferior.—Sabes que eso es extremadamente peligroso —soltó en mis labios con voz ronca por la excitación.Solté una risita, ni siquiera me di cuenta en qué momento me guió para que me pusiera de pie. —¿Qué tan peligroso? —lo volví a morder. Sus ojos ardían por la lujuria.—Quiero probar y tocar cada parte de tu cuerpo —soltó.Sonreí con las mejillas rojas por el calor que aún recorría cada parte de mi piel. Agarró mi cuello inclinándome hacía adelante besándome profundamente, acerqué mis caderas contra él sintiendo esa bestia saltar de su bermuda. Pasé saliva con fuerza, lo agarré por sus bíceps sintiendo lo fuer
Mi cuerpo se estiraba como una cuerda y temblaba con cada toque, cada sensación que me estaba provocando, intenté apretar las piernas tratando de detener el placer que me estaba quemando el interior. Con un movimiento fuerte y una mirada dominante negó. Eso solo fortaleció el fuego en mi interior, era doloroso, pero excitante. Sin dejar de mirarme se incorporó dejándome desconcertada unos segundos. Me agarró por debajo las caderas levantándome fácilmente, enredé mis brazos alrededor de su cuello, envolví mis piernas en su cintura sintiendo esa fuerza bestial debajo de mí. Se acercó a mi cuello y soltó con la voz ronca en mi oreja;—Vamos a un lugar más cómodo. Nuestras respiraciones aceleradas apenas nos dejaban hablar. Su mirada y sus labios no se apartaban de los míos mientras me llevaba a través del pasillo apenas iluminado hasta llegar a una puerta al final. La abrió con una mano, revelando un estudio privado con una luz tenue y cálida que creaba un ambiente íntimo y agradabl
—No lo vas a creer … Pero —solté en un pequeño suspiro. Me miró con curiosidad. Aspiré con fuerza y lo solté. »Es mi primera vez, al menos la primera vez de ir a un nivel más… profundo. Me miró con un gesto de incredulidad reflejando una mezcla de sorpresa y ternura. —¿En serio? —preguntó con curiosidad. Retrocedió un paso. Asentí, me sentí tonta. —Sí… No voy a decir que antes no hice otras cosas, pero nunca avancé a algo más intenso—me volví a sonrojar, él entendía perfectamente lo que quería decir—. Es que…quería que fuera algo especial con alguien especial… Me miró fijamente acariciando un mechón de mi cabello. Su voz sonó aterciopelada y ronca. —¿Estás segura de querer continuar? ¿Crees que yo lo merezco? Eliminé la distancia cubriendo sus labios con los míos y solté en ellos. —Tú eres ese alguien especial. Sonrió y me rodeó con sus brazos levantándome con gran facilidad. Caminó lentamente hasta el mueble y me depositó suavemente sobre él. —Entonces ha
Me guió hacia la ducha, el agua caliente cayó sobre nosotros, él tomó una esponja y empezó a pasarla con suavidad por mi espalda. Sus manos se movían con una delicadeza que contradecía la pasión en sus ojos. Cada caricia parecía una promesa y cada movimiento una declaración de deseo. Tomé la esponja e hice lo mismo, con cuidado comencé a trazar cada línea marcada de sus definidos abdominales. Sentía cada músculo bajo mis dedos, la firmeza de su piel, la calidez de su cuerpo. Sus ojos seguían cada movimiento, observando como exploraba su torso con curiosidad y deseo. Era la oportunidad de cumplir todas mis fantasías. Sonreí al descubrir los puntos ocultos donde tenía los otros tatuajes, tenía algunos en los muslos, pero el que realmente llamó mi atención fue el tatoo que tenía en su pelvis. Mi curiosidad se encendió aún más, bajé la mirada al igual que mis dedos y empecé a trazar las líneas, él seguía cada movimiento. Era un dragón que parecía cobrar vida con cada respiración de Alan