Mi cuerpo se estiraba como una cuerda y temblaba con cada toque, cada sensación que me estaba provocando, intenté apretar las piernas tratando de detener el placer que me estaba quemando el interior. Con un movimiento fuerte y una mirada dominante negó. Eso solo fortaleció el fuego en mi interior, era doloroso, pero excitante. Sin dejar de mirarme se incorporó dejándome desconcertada unos segundos. Me agarró por debajo las caderas levantándome fácilmente, enredé mis brazos alrededor de su cuello, envolví mis piernas en su cintura sintiendo esa fuerza bestial debajo de mí. Se acercó a mi cuello y soltó con la voz ronca en mi oreja;—Vamos a un lugar más cómodo. Nuestras respiraciones aceleradas apenas nos dejaban hablar. Su mirada y sus labios no se apartaban de los míos mientras me llevaba a través del pasillo apenas iluminado hasta llegar a una puerta al final. La abrió con una mano, revelando un estudio privado con una luz tenue y cálida que creaba un ambiente íntimo y agradabl
Alan se incorporó, lo miré acercar su mano mojada hacia su boca retirando las gotas que habían quedado de mis jugos, se relamió los labios deleitándose con cada gota. Se acercó, pasó su mano tras mi espalda ayudándome a sentar, mi respiración hacía competencia con mi corazón. Me sonrió antes de poner sus labios en mi mejilla y luego en mis labios. Mordí suavemente su labio inferior.—Sabes que eso es extremadamente peligroso —soltó en mis labios con voz ronca por la excitación.Solté una risita, ni siquiera me di cuenta en qué momento me guió para que me pusiera de pie. —¿Qué tan peligroso? —lo volví a morder. Sus ojos ardían por la lujuria.—Quiero probar y tocar cada parte de tu cuerpo —soltó.Sonreí con las mejillas rojas por el calor que aún recorría cada parte de mi piel. Agarró mi cuello inclinándome hacía adelante besándome profundamente, acerqué mis caderas contra él sintiendo esa bestia saltar de su bermuda. Pasé saliva con fuerza, lo agarré por sus bíceps sintiendo lo fuer
Mi cuerpo se estiraba como una cuerda y temblaba con cada toque, cada sensación que me estaba provocando, intenté apretar las piernas tratando de detener el placer que me estaba quemando el interior. Con un movimiento fuerte y una mirada dominante negó. Eso solo fortaleció el fuego en mi interior, era doloroso, pero excitante. Sin dejar de mirarme se incorporó dejándome desconcertada unos segundos. Me agarró por debajo las caderas levantándome fácilmente, enredé mis brazos alrededor de su cuello, envolví mis piernas en su cintura sintiendo esa fuerza bestial debajo de mí. Se acercó a mi cuello y soltó con la voz ronca en mi oreja;—Vamos a un lugar más cómodo. Nuestras respiraciones aceleradas apenas nos dejaban hablar. Su mirada y sus labios no se apartaban de los míos mientras me llevaba a través del pasillo apenas iluminado hasta llegar a una puerta al final. La abrió con una mano, revelando un estudio privado con una luz tenue y cálida que creaba un ambiente íntimo y agradabl
—No lo vas a creer … Pero —solté en un pequeño suspiro. Me miró con curiosidad. Aspiré con fuerza y lo solté. »Es mi primera vez, al menos la primera vez de ir a un nivel más… profundo. Me miró con un gesto de incredulidad reflejando una mezcla de sorpresa y ternura. —¿En serio? —preguntó con curiosidad. Retrocedió un paso. Asentí, me sentí tonta. —Sí… No voy a decir que antes no hice otras cosas, pero nunca avancé a algo más intenso—me volví a sonrojar, él entendía perfectamente lo que quería decir—. Es que…quería que fuera algo especial con alguien especial… Me miró fijamente acariciando un mechón de mi cabello. Su voz sonó aterciopelada y ronca. —¿Estás segura de querer continuar? ¿Crees que yo lo merezco? Eliminé la distancia cubriendo sus labios con los míos y solté en ellos. —Tú eres ese alguien especial. Sonrió y me rodeó con sus brazos levantándome con gran facilidad. Caminó lentamente hasta el mueble y me depositó suavemente sobre él. —Entonces ha
Me guió hacia la ducha, el agua caliente cayó sobre nosotros, él tomó una esponja y empezó a pasarla con suavidad por mi espalda. Sus manos se movían con una delicadeza que contradecía la pasión en sus ojos. Cada caricia parecía una promesa y cada movimiento una declaración de deseo. Tomé la esponja e hice lo mismo, con cuidado comencé a trazar cada línea marcada de sus definidos abdominales. Sentía cada músculo bajo mis dedos, la firmeza de su piel, la calidez de su cuerpo. Sus ojos seguían cada movimiento, observando como exploraba su torso con curiosidad y deseo. Era la oportunidad de cumplir todas mis fantasías. Sonreí al descubrir los puntos ocultos donde tenía los otros tatuajes, tenía algunos en los muslos, pero el que realmente llamó mi atención fue el tatoo que tenía en su pelvis. Mi curiosidad se encendió aún más, bajé la mirada al igual que mis dedos y empecé a trazar las líneas, él seguía cada movimiento. Era un dragón que parecía cobrar vida con cada respiración de Alan
Narra Alan. Me casé con Vanessa porque creí que estaba enamorado y quería formar un futuro con ella. Y digo creí porque ya no estaba seguro si de verdad había hecho lo correcto y si lo que sentía era amor verdadero. Al principio todo fue bonito, quise apostar por el amor aún sabiendo que éramos polos muy opuestos con gustos tan diferentes, valía la pena intentarlo. Recuerdo cuando me presentó a su familia, mi primera impresión al ver a Alexia fue pensar; nos hemos visto antes. Sentía esa extraña sensación, pero ella me dijo que tal vez la confundí. Me pareció una chica muy guapa. Con el paso del tiempo pude darme cuenta que lo único en común que tenían eran sus padres ya que eran totalmente diferentes. Recuerdo el primer intento fallido de acercamiento que tuve con Alexia, esa noche fui a un club con un amigo; él era dueño de un salón de tatuajes. Estaba a un mes de casarme con Vanessa. Salía del baño cuando escuché una voz que se me hizo muy conocida, sin dudarlo me acerqué y
Pero casi nunca coincidíamos. Yo seguía sintiendo que ella me evitaba, o tal vez imaginaba cosas que no eran. Las pocas veces que coincidimos, la observé detenidamente. Sabía, por lo que me había contado Vanessa, que Alexia tenía un carácter fuerte y no era fácil de gobernar. Me sentía muy incómodo cada vez que mi suegro hacía un mal comentario, comparándola con Vanessa. Estudié sus gestos uno a uno en esos momentos. Ella siempre respondía con sarcasmo y nunca se quedaba callada. Admiraba como mantenía su postura firme, sin dejar que los comentarios negativos la afectaran visiblemente. A veces, me preguntaba si su resistencia y fuerza eran una forma de protegerse de los juicios de los demás. Esa faceta de su personalidad me resultaba fascinante. Alexia era una persona compleja y cada vez más, sentía la necesidad de entenderla mejor.También pude notar la relación tan cercana que tenía con Luca. Vanessa decía que entre ellos había algo, solo que no lo confirmaban. Efectivamente, pude d
Me perdía en mis propios pensamientos, siempre que Vanessa la enviaba a ella en su lugar pensaba; me encantaría que Vanessa fuera como ella, me tratara como lo hace ella, se preocupara por mí, incluso que me escuchara como ella lo hace, que al menos demostrara que le importo. Incluso que me mirara como lo hacía Ale en algunas ocasiones. Definitivamente no estaba de acuerdo para nada con mi suegro, Alexia no tenía que aprender nada de Vanessa, era Vanessa la que debería aprender de su hermana. De verdad quería creer que solo era curiosidad. Mientras trabajaba en mi estudio, su imagen llegó repentinamente a mi mente. Tomé una hoja y comencé a trazar algunas líneas que fueron tomando forma: un rostro perfecto con unos ojos hermosos y una sonrisa endiablada. Su cabello revuelto por el viento y la expresión en su rostro irradiaban una sensualidad innegable. Terminé el dibujo y me quedé mirándolo durante varios minutos. Era la primera vez que me había sentido impulsado a dibujar el rostro