Capítulo 98

Luego me levanté resignada, recogí la camisa del suelo, me quité la ropa y me puse la camisa de Alan. La tela suave acarició mi piel envolviéndome en su aroma. Por un momento, cerré los ojos y me imaginé que era él quien me rodeaba con sus brazos. Sentí un escalofrío recorrerme, mi respiración se aceleró y un fuego empezó a subir por la parte baja de mi vientre. Estaba en su casa, usando su camisa y él estaba a solo unos pasos. ¿Qué estaba haciendo? Intenté calmarme, pero los pensamientos seguían corriendo por mi mente. Me acerqué a la cama y me tumbé abrazando una almohada con fuerza tratando de encontrar algo de calma en medio de todo el caos que sentía.

Que injusto tener una almohada en medio de mis piernas pudiendo tener otra cosa; malditos pensamientos no me ayudaban mucho.

No tenía noción del tiempo que había transcurrido. Probé todas las posturas para dormir, incluso las que no existían, pero nada funcionaba. Sentía que me consumía un fuego interno. Revisé el teléfono: eran
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