Me perdía en mis propios pensamientos, siempre que Vanessa la enviaba a ella en su lugar pensaba; me encantaría que Vanessa fuera como ella, me tratara como lo hace ella, se preocupara por mí, incluso que me escuchara como ella lo hace, que al menos demostrara que le importo. Incluso que me mirara como lo hacía Ale en algunas ocasiones. Definitivamente no estaba de acuerdo para nada con mi suegro, Alexia no tenía que aprender nada de Vanessa, era Vanessa la que debería aprender de su hermana. De verdad quería creer que solo era curiosidad. Mientras trabajaba en mi estudio, su imagen llegó repentinamente a mi mente. Tomé una hoja y comencé a trazar algunas líneas que fueron tomando forma: un rostro perfecto con unos ojos hermosos y una sonrisa endiablada. Su cabello revuelto por el viento y la expresión en su rostro irradiaban una sensualidad innegable. Terminé el dibujo y me quedé mirándolo durante varios minutos. Era la primera vez que me había sentido impulsado a dibujar el rostro
Quise ignorar lo que el corazón me gritaba, quise ignorar mis pensamientos, según yo todo solo era producto de una terrible confusión, pero entonces vi a Giovanni, la manera en que la miraba, la desvistió y volvió a vestir con la mirada y quién sabe cuántas más cosas le hizo, empecé a sentir un ardor insoportable en el interior que iba creciendo, eran celos, estaba seguro. Esa fea sensación no la había sentido nunca antes.Intenté contener esos feos sentimientos, me repetí; no eres nadie, no tienes ningún derecho, pero también me invadieron unos pensamientos posesivos; como quisiera que fuera mía. Gracias a ella todo se realizó como estaba planeado, además de hermosa era muy inteligente, se desenvolvió de una manera impresionante, agradecí internamente cuando Giovanni se despidió, de esa manera no seguiría mirándola con tanto descaro, me la iba a desgastar. El vino que fluía por mis venas en ese momento me hacía ver con más claridad esos deseos oscuros que yo quería reprimir. La mir
Sonreí endiabladamente cuando descubrí su tatuaje oculto, vaya que era fuego puro; quería arder en esa llama… también sonreí por la casualidad, dos fuegos mezclados se convertirían en incontrolables. Lo que ella provocaba en mí era demasiado intenso; me estaba quemando por dentro y sentía que necesitaba apagar ese fuego o dejar que se hiciera aún más grande. Cada mirada, cada roce, cada sonrisa suya me consumía. Entonces, en un momento ella soltó algo que jamás esperé escuchar: "Es mi primera vez."Sentí una mezcla de sorpresa, incredulidad y un profundo orgullo. El privilegio de hacerla mía, de ser el primero en conocer esa parte tan íntima de ella, era algo que jamás había imaginado. Mi corazón latía con fuerza, una sonrisa de orgullo se dibujó en mi rostro. En ese instante, supe que ese momento quedaría grabado para siempre en mi memoria. Me acerqué lentamente cuidando cada movimiento, cada gesto. Quería asegurarme de que se sintiera segura, que entendiera que este momento era t
Su presencia me daba una libertad que me embriagaba. Sentía que el mundo se desvanecía a nuestro alrededor, dejando solo la intensidad de nuestros corazones latiendo al unísono. Lo mejor de todo era que, por primera vez en mucho tiempo, me sentía completo, auténtico. Y eso me estaba encantando más de lo que podría haber imaginado…Desde que sus ojos azules llamaron mi atención, una fantasía estuvo rondando mi mente, una que nunca pensé que se cumpliría. Le pedí con las voz cargada por el deseo que se pusiera de rodillas. La miré fijamente, sintiendo como mi corazón se aceleraba mientras ella se movía lentamente hacia el suelo. Sonreí al verla caminar. Cada segundo que pasaba, algo crecía dentro de mí. Sus ojos, tan intensos y profundos me miraban con una mezcla de curiosidad y deseo alimentando aún más mi fantasía.Cuando finalmente estuvo de rodillas, su mirada se encontró con la mía, el mundo pareció detenerse. Esos ojos azules, ahora a la altura perfecta, me observaban con una in
Me desperté, pero no abrí los ojos. Definitivamente sentía que me dolía todo, pero valió mucho la pena. Después de aquella noche; de habernos besado hasta la sombra no sabía cómo iba a mirarlo a los ojos, ¿qué se suponía que seguía después? Tenía miles de preguntas tan caóticas en ese momento que no podía pensar con claridad. ¿Que significaba para él? Un error, un momento de debilidad, un momento de caletura, solo sexo… no, eso no fue sexo. Un montón de emociones negativas se agolpaban en mi pecho. Por un momento incluso tuve miedo de abrir los ojos, no, no era arrepentimiento, en ese momento tenía una mezcla de emociones encima, pero ninguno que fuera de arrepentimiento. No iba a tirar la piedra para luego esconder la mano. Así que tenía que afrontar las consecuencias de mis decisiones. No estaba equivocada, sentí el peso de su mirada sobre mí, cuando abrí los ojos me encontré con los suyos. —Buenos días —susurró.Automáticamente sentí las mejillas arder. ¿Por qué sentía vergüenza
Eso último lo dijo frunciendo el ceño. Solté una risita, ¿qué se suponía que le diría? No quería sonar tan obvia. Y si le contaba toda la historia, ¿qué iba a pensar? Que era una psicópata acosadora. Volví a sonreír por mis pensamientos.—Sé que suena extraño que a mi edad aún fuera virgen… —sentí las mejillas calientes—. También sé que no soy precisamente un ángel, pero por extraño que suene siempre tuve ese pensamiento de que mi primera vez tenía que ser con alguien especial, algo especial.Esbozó una sonrisa.—Creo que te fallé porque no fue en un lugar romántico con velas, flores…Lo interrumpí.—No es el lugar, es la persona y créeme que fue mejor de lo que soñé. Para no hacer el cuento largo y aburrido, esa persona especial eras tú, siempre has sido tú. Me miró con tanta intensidad que desvié la mirada.—No creo que sea un cuento aburrido, yo quiero escuchar. Mírame —pidió, tomó mi mentón, obligándome a mirarlo—. ¿Desde cuándo me convertí en el afortunado? Quiero saberlo. Lo m
Su sonrisa era una promesa de dominación y los destellos en sus ojos no dejaban lugar a dudas sobre sus intenciones. Sentí un escalofrío recorrerme; excitación, deseo, me dejó sin aliento. Sus dedos rozaron mi mejilla.:—¿Qué dices? —preguntó con voz baja y profunda inclinándose hacia mí, sus labios casi tocando los míos.¡Acabo de tener un orgasmo! Gritó el diablito de mi hombro izquierdo. Joder eso fue tan sexy. Entonces sentí curiosidad, qué tipo de pensamientos había tenido conmigo. La intensidad de su voz, la firmeza de sus manos, eso me excitaba. No tuvo que repetirlo. Me hinqué de rodillas sintiendo el suelo frío bajo mis piernas, le lancé una mirada llena de lujuria y una sonrisa malvada. Sus labios se curvaron con una sonrisa satisfecha. Por supuesto que me estaba gustando mucho ese lado de él que no conocía. Sonrió y luego se relamió el labio inferior. Su pulgar rozó mi labio inferior trazando el contorno con una ternura que contrastaba con el fuego que me incendiada.—Mej
Cada vez que se movía me miraba con lujuria, arqueé la espalda conteniendo los gemidos. Me pasó el pulgar por los labios, lo mordí suavemente. Cuando empezó a aumentar su ritmo todo a mi alrededor empezó a oscurecerse, una vez más todo dejó de existir, sus labios rozando mi piel, su mano sobre mi pecho, su fuerte brazo sosteniéndome, su lengua dejando un camino húmedo sobre mis pezones. Con cada empuje los movimientos se hacían más rápidos, más intensos, más bruscos. Enterró su cabeza en mi cuello con sus labios apretados. En algún momento me llevó a la cama, puse las manos en su pecho, por un momento se desconcertó.—Quiero montar a tu dragón —mordí su labio inferior.Él sonrió con suficiencia. Se sentó en el borde de la cama abriendo un poco las piernas, sonrió malvadamente, bajó la mirada.—Todo tuyo. Me senté encima, levanté la cadera rozando mi humedad por su miembro, frotándolo. Alan cerró los ojos y se echó hacia atrás apoyándose en las manos, intentó mover su cadera, pero no