Eso último lo dijo frunciendo el ceño. Solté una risita, ¿qué se suponía que le diría? No quería sonar tan obvia. Y si le contaba toda la historia, ¿qué iba a pensar? Que era una psicópata acosadora. Volví a sonreír por mis pensamientos.—Sé que suena extraño que a mi edad aún fuera virgen… —sentí las mejillas calientes—. También sé que no soy precisamente un ángel, pero por extraño que suene siempre tuve ese pensamiento de que mi primera vez tenía que ser con alguien especial, algo especial.Esbozó una sonrisa.—Creo que te fallé porque no fue en un lugar romántico con velas, flores…Lo interrumpí.—No es el lugar, es la persona y créeme que fue mejor de lo que soñé. Para no hacer el cuento largo y aburrido, esa persona especial eras tú, siempre has sido tú. Me miró con tanta intensidad que desvié la mirada.—No creo que sea un cuento aburrido, yo quiero escuchar. Mírame —pidió, tomó mi mentón, obligándome a mirarlo—. ¿Desde cuándo me convertí en el afortunado? Quiero saberlo. Lo m
Su sonrisa era una promesa de dominación y los destellos en sus ojos no dejaban lugar a dudas sobre sus intenciones. Sentí un escalofrío recorrerme; excitación, deseo, me dejó sin aliento. Sus dedos rozaron mi mejilla.:—¿Qué dices? —preguntó con voz baja y profunda inclinándose hacia mí, sus labios casi tocando los míos.¡Acabo de tener un orgasmo! Gritó el diablito de mi hombro izquierdo. Joder eso fue tan sexy. Entonces sentí curiosidad, qué tipo de pensamientos había tenido conmigo. La intensidad de su voz, la firmeza de sus manos, eso me excitaba. No tuvo que repetirlo. Me hinqué de rodillas sintiendo el suelo frío bajo mis piernas, le lancé una mirada llena de lujuria y una sonrisa malvada. Sus labios se curvaron con una sonrisa satisfecha. Por supuesto que me estaba gustando mucho ese lado de él que no conocía. Sonrió y luego se relamió el labio inferior. Su pulgar rozó mi labio inferior trazando el contorno con una ternura que contrastaba con el fuego que me incendiada.—Mej
Cada vez que se movía me miraba con lujuria, arqueé la espalda conteniendo los gemidos. Me pasó el pulgar por los labios, lo mordí suavemente. Cuando empezó a aumentar su ritmo todo a mi alrededor empezó a oscurecerse, una vez más todo dejó de existir, sus labios rozando mi piel, su mano sobre mi pecho, su fuerte brazo sosteniéndome, su lengua dejando un camino húmedo sobre mis pezones. Con cada empuje los movimientos se hacían más rápidos, más intensos, más bruscos. Enterró su cabeza en mi cuello con sus labios apretados. En algún momento me llevó a la cama, puse las manos en su pecho, por un momento se desconcertó.—Quiero montar a tu dragón —mordí su labio inferior.Él sonrió con suficiencia. Se sentó en el borde de la cama abriendo un poco las piernas, sonrió malvadamente, bajó la mirada.—Todo tuyo. Me senté encima, levanté la cadera rozando mi humedad por su miembro, frotándolo. Alan cerró los ojos y se echó hacia atrás apoyándose en las manos, intentó mover su cadera, pero no
Pasé saliva, una punzada desagradable tocó mi pecho.—Siempre he sido meticuloso, valoro mi espacio de trabajo como un santuario inviolable. Mi lugar tranquilo de concentración y creatividad. Este espacio es exclusivamente mío. Ni siquiera Vanessa, ha cruzado el umbral del estudio. Desde que la conocí dejé claro que necesitaba un lugar donde pudiera sumergirme para conectar con mi creatividad sin interrupciones. El corazón se me aceleró, no sabía cómo interpretarlo, más bien tenía miedo de crear más ilusiones. Lo miré fijamente y afirmé.—Yo invadí tu espacio.Una pequeña sonrisa apenas perceptible tocó sus labios, me miró con tanta intensidad que pensé que él corazón iba a romper mis costillas. —Sin embargo, hubo una excepción a esta regla estricta: tú. Tú invadiste mi cabeza, mis pensamientos. Se acercó un poco más, sus ojos se clavaron en los míos con una intensidad abrumadora. Sentí que el aire se volvía denso entre nosotros.»No fue solo tu presencia aquí, Ale. —Susurró—. E
Le dije que me llevara a casa de Lara. Antes de bajarme del auto lo miré a los ojos y sin ningún tipo de vergüenza comenté. —Gracias por regalarme la mejor noche de mi vida. —Fue totalmente mutuo.Dejé un pequeño beso en la comisura de sus labios y me bajé del auto antes de que mi corazón me dominara. Caminé sin mirar atrás, aún me estaban temblando las manos. Que sensación tan espectacular. Apenas crucé el umbral de la puerta me recargué en ella, sujeté mi pecho con ambas manos porque parecía que el corazón se me iba a salir. Lara me miró desconcertada. —¿Estás bien? —inquirió preocupada. Esbocé una gran sonrisa. —Necesito que me pellizques…Ni siquiera me dejó terminar. —¡Auch! —acaricié mi brazo. Se encogió de hombros.—Tú lo pediste. Espera…Me miró de pies a cabezas, luego me dio un pequeño empujón para que avanzara, chillé. Se cubrió la boca con su mano derecha ahogando el grito. Empezó con su drama.»¿Es lo qué creo que imagino? Te ves diferente. ¡Oh, por Dios! Te acost
La forma en que hablaba me hacía sentir un poco mejor, a pesar de las complicaciones hablar con Josh de alguna manera me hacía sentir bien. —Está bien, voy por el mojito de fresa —dije sonriendo. —Perfecto. Y recuerda, cada decisión es una oportunidad para aprender algo nuevo —Josh sonrió mientras preparaba mi licor. —Es que no me arrepiento de lo que hice, yo creo que eso es peor, a lo que me refiero es a las malas decisiones que quisiera tomar, las cosas que quisiera hacer, decir…Aspiré frenéticamente, él me miró con curiosidad por el enredo de mis palabras. —Sabes que cada decisión o acto trae consigo una consecuencia. ¿Qué piensas hacer?—No lo sé, que mi yo del futuro se haga cargo.Josh soltó una risita.—Entonces dile a tu yo del futuro que se prepare. Le di un sorbo a mi copa, luego otro y otro. Me acerqué a la barra y con un movimiento de cabeza lo invité a acercarse. Él se acercó lentamente con curiosidad. Sentí su respiración cerca, me incliné hacia él asegurándome d
Me estaba incendiando, el fuego se extendió por todo mi interior, el calor era insoportable. Dejé que mi mano descendiera siguiendo la línea de mi cuerpo, mi piel se encendió bajo mi propio toque. Mi respiración se volvió más rápida, cada inhalación era un suspiro de anticipación. Joder, era la primera vez que hacía algo así y la verdad me encantó. —¿Sientes cómo te deseo? Continuó él, no podía retenerlo más, se me escapó un gemido.»Quiero que toques tus pechos, acarícialos lentamente. Imagínate mis manos ahí, apretándote suavemente.Mis dedos siguieron sus órdenes, parecía una muñeca manejada por unos hilos invisibles. Acaricié mis pechos con lentitud. Cada movimiento enviaba olas de placer, un gemido más fuerte se escapó de mis labios.—Eso es, Sirena —dijo con la voz más ronca —. Quiero que sigas bajando tu mano, muy despacio hasta llegar a donde más me necesitas.Obedecí perdida en su voz, su respiración y la música de fondo. Mi mano se deslizó por mi abdomen acercándose
¿Cómo es que se respira? Me pregunté mientras seguía leyendo. "Sirena" es un apodo que evoca misterio, belleza y atracción, perfecto para ti con esos bellos ojos azules hipnóticos que me hechizaron. En la mitología, las sirenas eran criaturas que atraían a los navegantes con su canto irresistible, y tú tienes un poder de atracción especial sobre mí. Aspiré frenéticamente como una loca desquiciada. Me senté de golpe, incluso podría jurar que por poco me salen corazones por los ojos. Sonreí, esa sonrisa se ensanchó tanto que casi me tocaba las orejas. Decidí guardar su número como “mi Golondrina” Esa misma semana… Estaba en la sala cuando se acercó mamá.—Ale, invita a tu novio o tu amigo o lo que sea a la cena de Navidad. Elevé una ceja.»No pienso aceptar un no como respuesta, ¿o es qué ya no se ven? Es hora de conocerlo más y si no es así tú no lo traes a la casa. Aspiré muy despacio. —Mamá, no es como si fuera a casarme… —alegué.—No tiene nada de malo querer conocer más a