EL MARIDO DE MI HERMANA.
Me retiré de la mesa con la disculpa perfecta de madrugar temprano para ir al colegio. Subí a mi habitación, cerré la puerta con seguro y me acerqué a la comoda que había junto a la cabecera de mi cama donde guardaba mis cosas personales, busqué mi llave y la abrí. Saqué mi diario y me acerqué al pequeño escritorio que utilizaba para hacer mis tareas, tenía un cómodo módulo extraíble para tener todo organizado, mis cuadernos, lápices de dibujo, entre otras cosas. Encendí la pequeña lámpara y pasé las páginas hasta encontrar una limpia, puse la fecha del día, con un pequeño texto que decía; Hice una pequeña diablura y decidí tatuarme, sin imaginar lo que iba a encontrar en ese lugar. Conocí a un míster sexy, de hecho fue él quien me ayudó a elegir, una golondrina volando. Él me dijo que la golondrina simboliza la libertad, el ser libre y que la diferencia entre la golondrina y otro pájaro es que la primera elige a su pareja para siempre. Cuando una golondrina encuentra a su alma gemela no se separan nunca. Entonces me di cuenta que yo había conocido a mi alma gemela, mi pareja para toda la vida, encontré mi golondrina… Aunque él no lo sabe todavía, pero eso no importa, ya habrá oportunidad para que lo sepa. Apoyé mi cabeza en el diario, cerré los ojos y sonreí recordando ese momento. Recordando al míster sexy, me incorporé, tomé el lápiz y empecé a dibujar su rostro, tal cual como lo tenía en mi cabeza empecé a pasarlo en el papel, no era necesario verlo más de una vez porque grabé en mi mente cada una de sus facciones, borré, dibujé, pulí, delineé hasta que poco a poco el papel tomó la forma de mi golondrina. Sonreí mientras mis dedos trazaban los contornos de su rostro. Pensé; ojalá un día pueda acariciarte a ti, no en papel sino en carne y hueso. Como desearía sacarte de ese papel y tenerte aquí conmigo. En mi block de dibujo, empecé a dibujar uno de sus tatuajes; el tigre que tenía en su brazo, cerré los ojos otra vez, era como si lo tuviera junto a mí porque recordaba perfectamente cada detalle y eso que solo lo vi una vez, ¿tal fue el descaro con el que lo miré? ¿Será eso lo que llaman amor a primera vista? Seguí pasando el lápiz una y otra vez, cuando me di cuenta había terminado de dibujarlo tal cual como el que él tenía en su brazo. Sonreí con satisfacción. Miré la hora eran casi las tres de la mañana, ¿en qué momento había pasado tanto tiempo? Se suponía que tenía que ir a clases. Recogí todo y me deslicé bajo las sábanas, pero antes metí mi diario al otro lado de mi almohada. Mi golondrina tenía que dormir conmigo, por ahora era solo en un cuaderno, pero estaba segura que luego sería real. Por ahí dicen que los sueños se hacen realidad, así que iba a anhelarlo mucho para que se cumpliera. Era amor, o sólo era un capricho obsesivo por los tipos tatuados. No, yo miré ese retrato, cerré los ojos y al recordarlo todo mi cuerpo se cubría por la piel de gallina, eso no podía ser atracción sexual, tenía que ser eso que dicen amor a primera vista. Poco a poco mis párpados empezaron a cerrarse hasta que me sumergí en un sueño profundo. Unos golpes en la puerta me hicieron abrir los ojos de golpe. —¡Alexia, no puedo creer que te quedaras dormida otra vez! —gritó mamá—, vas a llegar tarde. —¡Mmm! —gruñí. —¡Alexia! —Golpeó la puerta. —¡Ya me levanté! —me quejé. —¡Apúrate! Me tumbé sobre la cama y exhalé. Saqué el diario y abrí la página, sonreí y repetí; eres demasiado perfecto para ser real. Guardé el diario en la comoda y escondí la llave. Me di una ducha rápida antes de que volviera a aparecer mamá. Miré mi tatuaje a través del espejo y sonreí. Como tenía el parche no tenía que limpiarlo, ardía un poco, pero valía la pena. Me organicé y antes de salir empaqué en mi mochila algo de ropa, tenía planeado hacer algo después del colegio. Bajé al comedor, tomé un poco de jugo y salí con pasos apresurados, antes de cruzar la puerta solo escuché. —Esta niña, ni siquiera desayunó. En el parque me encontré con Lara y juntas nos fuimos al colegio. El día transcurrió sin ninguna novedad, excepto por los exámenes y las tareas. … Salimos del colegio, estaba sumergida en mis pensamientos, tanto que ni siquiera podía escuchar de lo que hablaba mi amiga. Sentí un pequeño golpe en el brazo. La miré y ella se cruzó de brazos. —Tierra llamando a Alexia, ¿no me estás escuchando, verdad? Hice una mueca exagerada aleteando mis largas pestañas. —La verdad no. Rodó los ojos. »¿Qué me decías? —Te estaba preguntando si te dolía mucho el tatuaje y si ya lo habían notado en tu casa. Le pasé la mano tras sus hombros abrazándola. —¿Crees que si lo hubieran notado estuviera completa? Soltamos una carcajada. »Arde, pero solo un poco. ¿Vamos por un batido? —Eso no se pregunta. Llegamos hasta la cafetería y pedimos dos batidos, fresa y vainilla. Le pedí a Lara que me acompañara a Manhattan. Arqueó una ceja. —Déjame adivinar, ¿quieres volver al salón de tatuajes? Asentí con una sonrisa. »¿Te das cuenta lo tarde que se nos hará? ¿qué se supone que vamos a inventar? Al menos tú. Sabes qué mamá llega tarde de trabajar. Mordí mi labio inferior y ella negó. —Ahí está la respuesta, iremos a tu casa a hacer tareas. Siiii. Puse ojos tiernos, ella sonrió. —Estas loca, ¿tanto te impresionó ese tipo? —Ya te dije que es mi golondrina y si no me acerco como va a saber que soy la mujer de su vida.Apoyé la cabeza en las manos y suspiré pesadamente. Soltó una risita. —Definitivamente estás muy mal. Mejor démonos prisa para poder ir y volver, antes que se haga más tarde. Me levanté y pellizqué sus mejillas, le lancé un beso mientras me alejaba para ir al baño y cambiarme. Me puse un jeans blanco con agujeros en las rodillas, un crop top negro y una chaqueta azul de jeans, organicé mi cabello, un poco de lápiz labial y listo. …Nos quedamos al otro lado de la calle donde yo pudiera observar el salón, pero que desde allá no me notaran. No quería parecer una psicópata, en realidad parecía una acosadora. Nos quedamos observando varios minutos, pero no lograba ver lo que realmente me interesaba. —¿Y si volvemos a entrar? —Lara susurró de repente en mi cuello haciéndome sobresaltar.A cambio recibió un pequeño codazo en el costado, se quejó.—No, ¿con qué disculpas vamos a entrar? Además apenas me tatué ayer, estoy segura que el dueño me va a reconocer. Seguíamos susurrando. —B
Estábamos tumbadas sobre su cama. —No puedo creer, perdiste la oportunidad. Debiste dejar que te quitara el helado del rostro —hizo una mueca exagerada —, que romántico. Luego que te invitara a un helado y así entablar una linda conversación.Gruñí molesta.—No me parece chistoso. Ni siquiera podía mirarlo a los ojos, parecía una niña de kinder con el rostro sucio. ¿Crees que en ese momento me vio como una chica sexy y guapa? Parecía una niña.Me cubrí el rostro con una almohada ahogando un grito. Escuché una risita. —Hay que ver el lado positivo, al menos pudiste verlo.Volví a gruñir. Me senté de golpe.—¿Crees que me haya reconocido? ¿Se acordaría que me ayudó a elegir un tatuaje? Ella me miró conteniendo las ganas de reírse, se la pasó burlándose de mí. —No lo creo, te hubiera dicho. Además ayer tenías uniforme y hoy estabas vestida informal —apretó los labios—, y con un poquito de helado en el rostro.La golpeé con la almohada mientras ella se reía a carcajadas. Luego me tumb
Cuando llegué a casa Vanessa estaba en la sala. —Hola hermanita, ¿qué tal tu día?—Todo igual, aunque tengo muchas tareas de matemáticas, hay cosas que entiendo y otras en las que necesito tu ayuda.Me senté en el mueble junto a ella. —Sabes que siempre puedes contar con mi ayuda —Sonrió —, si algún día me llego a casar ya tendrías que ir a visitarme.La miré.—¿De verdad ya piensas en eso? ¿Te gustaría casarte? Tú que solo piensas en estudiar y trabajar.Soltó una risita. —Por supuesto, en algún momento de mi vida encontraré a mi otra mitad. Alguien con quien quiera compartir mis días. Rodé los ojos. —Días hablando de números, cuentas y más números. Porque hasta el momento todos tus novios han sido nerds aficionados a los estudios como tú. Que vida tan aburrida, que las únicas aventuras que tienen son los problemas matemáticos. Soltó una carcajada y me pasó el brazo por detrás de mi hombro. —Eres muy exagerada. También sabemos divertirnos. —Ajá, resolviendo ecuaciones. Todos
EL MARIDO DE MI HERMANA.Tardé unos segundos en cerrar la boca. Del nerd que yo recordaba no había nada, ni rastros, frente a mí había todo un hombre totalmente diferente al niño nerd flacucho que yo conocí. Era alto, cabello castaño, sus pómulos, la barbilla bien definida y una fina capa de vello que cubría su rostro perfectamente cortado, sus ojos verdes, rasgos muy masculinos. Brazos grandes y fuertes, bajo esa ropa se marcaba un buen cuerpo no había duda de eso. Me miró a los ojos, yo no podía dejar de mirarlo, mi expresión de sorpresa era evidente. Él sonrió, incluso su sonrisa era hermosa.—Hola Alexia —Mi tía se levantó, me acerqué y la abracé —, estás hermosa, has crecido demasiado. Ya eres toda una señorita.Me miró de pies a cabezas, le di un corto abrazo.—Gracias tía. Es un gusto tenerlos aquí.Luca se acercó, se inclinó y me abrazó. Podía sentir su firme cuerpo estrechando el mío. —Hola prima. Hace mucho tiempo que no nos veíamos —dejó un beso en mi mejilla. Me alejé
—¿Qué es esto? —retiró un mechón de mi cabello.Se veía un pequeño pedazo del parche, que cubría el tatuaje. Sonreí.—Si te lo digo no me lo crees.Se incorporó, me sujetó por la cintura ayudándome a levantar. Giré sobre mis talones y en el proceso rocé su muslo con mi trasero, estábamos peligrosamente cerca, tomé mi cabello y lo llevé hacia un lado, bajé un poco el borde del vestido dejándole ver lo que tenía abajo. —¡Oh, por Dios! —susurró.Ladeé la cabeza y lo miré.—¿Te gusta? Su dedo rozó el borde del tatuaje, arqueé la espalda al sentir sus dedos fríos en mi piel, y al hacerlo pegué mi trasero más a su muslo, se alejó un poco. Escuché una risita, seguido me volvió a tocar, toda la piel se me puso de gallina. —Es hermoso, ¿te dan cosquillas? Seguía acariciando el borde con su dedo. Exhalé.—Es que tienes los dedos muy fríos. Giré sobre mis talones, acomodé el borde de mi vestido y mi cabello. Bajé la mirada y algo empezaba a marcarse a través de la gruesa tela de sus pantalo
EL MARIDO DE MI HERMANA.Me mordió el labio inferior, sus dedos se enredaron en el borde de mi vestido, lo empezó a bajar, me agarró de las caderas empujándome contra su erección, metí las manos bajo su camiseta y empecé a acariciar su piel, sus músculos se tensaron bajo mis dedos. Me empezaba a derretir cada que pasaba su lengua sobre la mía, metió la mano bajo mi vestido y apretó mis pechos por encima del sostén, pude respirar cuando sus labios se apartaron de los míos. Sus labios pasaron a mi barbilla, suspiré e incliné la cabeza a un lado para que sus labios exploraran mi cuello y mi clavícula. Me dejé llevar por el deseo, pensé; que pase lo que tenga que pasar, sí, estaba un poco loca.Menos mal en ese momento escuchamos que nos llamaron desde la sala, ambos nos alejamos de golpe. Me bajé del escritorio, acomodé mi vestido y mi cabello, empecé a echarme aire con un libro, tenía que disimular el calor de mi rostro. Luca se sentó en la silla, tomó un libro y lo apoyó tratando de oc
Él sonrió malvadamente mientras sus dedos se movieron a la cremallera, empezó a bajarla un poco, abrí más los ojos y entonces él susurró.—¿No tenías pues curiosidad de saber qué me había tatuado? Respondí sin pensar.—¿Me lo vas a mostrar? Una sucia y malvada sonrisa se dibujó en sus labios.—¿Qué? —Arqueó una ceja.Lo miré fijamente, no me iba a dejar intimidar. Mordí mi labio inferior.—¿Qué me quieres mostrar? Volvió a sonreír, se bajó la cremallera y con ella el borde del elástico del boxer, bajé la mirada y me llevé las manos a la boca, no podía creerlo, solo podía ver su gorrito y parte de sus ojos, pero era claro que tenía tatuado a Pinocho. Arqueé una ceja con curiosidad, sí ahí estaba la cara de Pinocho, ya podía imaginar cuál era su nariz. Se ajustó el pantalón y me guiñó un ojo.—Que original, ¿por qué Pinocho? —inquirí con curiosidad. Se levantó y sin dejar de mirarme se acercó. —¿No lo imaginas? —mordió su labio inferior, se sentó junto a mí.Me relamí los labios.—
Ahí estaba Luca sosteniendo un vaso de agua, lo miré, la luz de la nevera era suficiente para ver que solo tenía una pequeña bermuda y su torso descubierto, ¡oh por Dios! Tenía unos perfectos abdominales marcados y una V perfecta que se veía demasiado sexy. Mordí mi labio inferior, era algo que me salía muy natural, levanté la mirada hasta sus ojos, sonrió con maldad.—Me descubriste robando —susurró—, no podía dormir así que tuve que asaltar la nevera, necesitaba algo refrescante.Le dio un sorbo grande a su vaso, unas gotas se escaparon de sus labios, pero él las retiró con su lengua. Pasé saliva, era la manera tan descarada con la que me miraba que me hacía tambalear. Me acerqué sin dejar de mirarlo, nos mirábamos como si estuviéramos jugando al escondite, quien mirara hacia otro lado perdería. Le quité el vaso de las manos y lo llevé a mis labios, tomé un trago, luego otro al tiempo que dejé recorrer un par de g