Cuando llegué a casa Vanessa estaba en la sala. —Hola hermanita, ¿qué tal tu día?—Todo igual, aunque tengo muchas tareas de matemáticas, hay cosas que entiendo y otras en las que necesito tu ayuda.Me senté en el mueble junto a ella. —Sabes que siempre puedes contar con mi ayuda —Sonrió —, si algún día me llego a casar ya tendrías que ir a visitarme.La miré.—¿De verdad ya piensas en eso? ¿Te gustaría casarte? Tú que solo piensas en estudiar y trabajar.Soltó una risita. —Por supuesto, en algún momento de mi vida encontraré a mi otra mitad. Alguien con quien quiera compartir mis días. Rodé los ojos. —Días hablando de números, cuentas y más números. Porque hasta el momento todos tus novios han sido nerds aficionados a los estudios como tú. Que vida tan aburrida, que las únicas aventuras que tienen son los problemas matemáticos. Soltó una carcajada y me pasó el brazo por detrás de mi hombro. —Eres muy exagerada. También sabemos divertirnos. —Ajá, resolviendo ecuaciones. Todos
EL MARIDO DE MI HERMANA.Tardé unos segundos en cerrar la boca. Del nerd que yo recordaba no había nada, ni rastros, frente a mí había todo un hombre totalmente diferente al niño nerd flacucho que yo conocí. Era alto, cabello castaño, sus pómulos, la barbilla bien definida y una fina capa de vello que cubría su rostro perfectamente cortado, sus ojos verdes, rasgos muy masculinos. Brazos grandes y fuertes, bajo esa ropa se marcaba un buen cuerpo no había duda de eso. Me miró a los ojos, yo no podía dejar de mirarlo, mi expresión de sorpresa era evidente. Él sonrió, incluso su sonrisa era hermosa.—Hola Alexia —Mi tía se levantó, me acerqué y la abracé —, estás hermosa, has crecido demasiado. Ya eres toda una señorita.Me miró de pies a cabezas, le di un corto abrazo.—Gracias tía. Es un gusto tenerlos aquí.Luca se acercó, se inclinó y me abrazó. Podía sentir su firme cuerpo estrechando el mío. —Hola prima. Hace mucho tiempo que no nos veíamos —dejó un beso en mi mejilla. Me alejé
—¿Qué es esto? —retiró un mechón de mi cabello.Se veía un pequeño pedazo del parche, que cubría el tatuaje. Sonreí.—Si te lo digo no me lo crees.Se incorporó, me sujetó por la cintura ayudándome a levantar. Giré sobre mis talones y en el proceso rocé su muslo con mi trasero, estábamos peligrosamente cerca, tomé mi cabello y lo llevé hacia un lado, bajé un poco el borde del vestido dejándole ver lo que tenía abajo. —¡Oh, por Dios! —susurró.Ladeé la cabeza y lo miré.—¿Te gusta? Su dedo rozó el borde del tatuaje, arqueé la espalda al sentir sus dedos fríos en mi piel, y al hacerlo pegué mi trasero más a su muslo, se alejó un poco. Escuché una risita, seguido me volvió a tocar, toda la piel se me puso de gallina. —Es hermoso, ¿te dan cosquillas? Seguía acariciando el borde con su dedo. Exhalé.—Es que tienes los dedos muy fríos. Giré sobre mis talones, acomodé el borde de mi vestido y mi cabello. Bajé la mirada y algo empezaba a marcarse a través de la gruesa tela de sus pantalo
EL MARIDO DE MI HERMANA.Me mordió el labio inferior, sus dedos se enredaron en el borde de mi vestido, lo empezó a bajar, me agarró de las caderas empujándome contra su erección, metí las manos bajo su camiseta y empecé a acariciar su piel, sus músculos se tensaron bajo mis dedos. Me empezaba a derretir cada que pasaba su lengua sobre la mía, metió la mano bajo mi vestido y apretó mis pechos por encima del sostén, pude respirar cuando sus labios se apartaron de los míos. Sus labios pasaron a mi barbilla, suspiré e incliné la cabeza a un lado para que sus labios exploraran mi cuello y mi clavícula. Me dejé llevar por el deseo, pensé; que pase lo que tenga que pasar, sí, estaba un poco loca.Menos mal en ese momento escuchamos que nos llamaron desde la sala, ambos nos alejamos de golpe. Me bajé del escritorio, acomodé mi vestido y mi cabello, empecé a echarme aire con un libro, tenía que disimular el calor de mi rostro. Luca se sentó en la silla, tomó un libro y lo apoyó tratando de oc
Él sonrió malvadamente mientras sus dedos se movieron a la cremallera, empezó a bajarla un poco, abrí más los ojos y entonces él susurró.—¿No tenías pues curiosidad de saber qué me había tatuado? Respondí sin pensar.—¿Me lo vas a mostrar? Una sucia y malvada sonrisa se dibujó en sus labios.—¿Qué? —Arqueó una ceja.Lo miré fijamente, no me iba a dejar intimidar. Mordí mi labio inferior.—¿Qué me quieres mostrar? Volvió a sonreír, se bajó la cremallera y con ella el borde del elástico del boxer, bajé la mirada y me llevé las manos a la boca, no podía creerlo, solo podía ver su gorrito y parte de sus ojos, pero era claro que tenía tatuado a Pinocho. Arqueé una ceja con curiosidad, sí ahí estaba la cara de Pinocho, ya podía imaginar cuál era su nariz. Se ajustó el pantalón y me guiñó un ojo.—Que original, ¿por qué Pinocho? —inquirí con curiosidad. Se levantó y sin dejar de mirarme se acercó. —¿No lo imaginas? —mordió su labio inferior, se sentó junto a mí.Me relamí los labios.—
Ahí estaba Luca sosteniendo un vaso de agua, lo miré, la luz de la nevera era suficiente para ver que solo tenía una pequeña bermuda y su torso descubierto, ¡oh por Dios! Tenía unos perfectos abdominales marcados y una V perfecta que se veía demasiado sexy. Mordí mi labio inferior, era algo que me salía muy natural, levanté la mirada hasta sus ojos, sonrió con maldad.—Me descubriste robando —susurró—, no podía dormir así que tuve que asaltar la nevera, necesitaba algo refrescante.Le dio un sorbo grande a su vaso, unas gotas se escaparon de sus labios, pero él las retiró con su lengua. Pasé saliva, era la manera tan descarada con la que me miraba que me hacía tambalear. Me acerqué sin dejar de mirarlo, nos mirábamos como si estuviéramos jugando al escondite, quien mirara hacia otro lado perdería. Le quité el vaso de las manos y lo llevé a mis labios, tomé un trago, luego otro al tiempo que dejé recorrer un par de g
EL MARIDO DE MI HERMANA Luca pasó su pulgar sobre mi labio enviando toques eléctricos por mi columna, mi cuerpo se estremeció al darme cuenta de como me miraban sus ojos. —Si no te sientes cómoda di alto, te escucharé incluso si susurras. Asentí entrecerrando los ojos. El deseo había nublado mi razón, pensé; si esto es lo que tenía que pasar, que así sea. Sus cálidas manos acariciaban el interior de mis muslos, su aliento cálido estaba entre mis piernas entonces comprendí que estaba de rodillas. Levantó la mirada unos segundos y susurró. —Aún me puedes detener. Negué, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, tenía mi aprobación. Sus dedos hicieron a un lado los shorts de la pijama con bragas incluidas, levanté un poco mi cadera y la eché hacía atrás apoyándome en mis hombros. Entonces sus manos separaron mis piernas y su lengua se resbaló sobre ese punto que era tan sensible, joder, arqueé la espalda porque eso fue muy intenso. Hizo círculos sobre él con la lengua, mordí
Tomé su nariz en mis manos y lo llevé a mis labios, al principio pasé lenta y suavemente mi lengua por su cabeza saboreándola. Luca arqueó la espalda, no tenía idea de lo que hacía, pero siempre había una primera vez para todo, era cuestión de poner en práctica las teorías. Luego me deslicé poco a poco, bueno solo hasta donde yo podía porque sentía que me ahogaba, con ese solo roce sentí que aumentaba de tamaño, joder como esa cosa podía crecer más. Succioné con fuerza.—¡Ahg! —gruñó con los ojos nublados por la pasión y el deseo carnal —, despacio. Me sujetó la cabeza ayudando a guiar mis movimientos, empujó un poco, abrí los ojos cuando lo sentí en el fondo de mi garganta, me alejé y exhalé con fuerza tratando de respirar.»No todo, no seas glotona. Eres demasiado curiosa —susurró con una sonrisa en los labios. Eso era lo que más me gustaba de él, su nivel de maldad. Lo volví a poner en mi boca, le pasé la lengua como si de un helado se tratara y luego chupé un poco más fuerte m