Él sonrió malvadamente mientras sus dedos se movieron a la cremallera, empezó a bajarla un poco, abrí más los ojos y entonces él susurró.—¿No tenías pues curiosidad de saber qué me había tatuado? Respondí sin pensar.—¿Me lo vas a mostrar? Una sucia y malvada sonrisa se dibujó en sus labios.—¿Qué? —Arqueó una ceja.Lo miré fijamente, no me iba a dejar intimidar. Mordí mi labio inferior.—¿Qué me quieres mostrar? Volvió a sonreír, se bajó la cremallera y con ella el borde del elástico del boxer, bajé la mirada y me llevé las manos a la boca, no podía creerlo, solo podía ver su gorrito y parte de sus ojos, pero era claro que tenía tatuado a Pinocho. Arqueé una ceja con curiosidad, sí ahí estaba la cara de Pinocho, ya podía imaginar cuál era su nariz. Se ajustó el pantalón y me guiñó un ojo.—Que original, ¿por qué Pinocho? —inquirí con curiosidad. Se levantó y sin dejar de mirarme se acercó. —¿No lo imaginas? —mordió su labio inferior, se sentó junto a mí.Me relamí los labios.—
Ahí estaba Luca sosteniendo un vaso de agua, lo miré, la luz de la nevera era suficiente para ver que solo tenía una pequeña bermuda y su torso descubierto, ¡oh por Dios! Tenía unos perfectos abdominales marcados y una V perfecta que se veía demasiado sexy. Mordí mi labio inferior, era algo que me salía muy natural, levanté la mirada hasta sus ojos, sonrió con maldad.—Me descubriste robando —susurró—, no podía dormir así que tuve que asaltar la nevera, necesitaba algo refrescante.Le dio un sorbo grande a su vaso, unas gotas se escaparon de sus labios, pero él las retiró con su lengua. Pasé saliva, era la manera tan descarada con la que me miraba que me hacía tambalear. Me acerqué sin dejar de mirarlo, nos mirábamos como si estuviéramos jugando al escondite, quien mirara hacia otro lado perdería. Le quité el vaso de las manos y lo llevé a mis labios, tomé un trago, luego otro al tiempo que dejé recorrer un par de g
EL MARIDO DE MI HERMANA Luca pasó su pulgar sobre mi labio enviando toques eléctricos por mi columna, mi cuerpo se estremeció al darme cuenta de como me miraban sus ojos. —Si no te sientes cómoda di alto, te escucharé incluso si susurras. Asentí entrecerrando los ojos. El deseo había nublado mi razón, pensé; si esto es lo que tenía que pasar, que así sea. Sus cálidas manos acariciaban el interior de mis muslos, su aliento cálido estaba entre mis piernas entonces comprendí que estaba de rodillas. Levantó la mirada unos segundos y susurró. —Aún me puedes detener. Negué, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, tenía mi aprobación. Sus dedos hicieron a un lado los shorts de la pijama con bragas incluidas, levanté un poco mi cadera y la eché hacía atrás apoyándome en mis hombros. Entonces sus manos separaron mis piernas y su lengua se resbaló sobre ese punto que era tan sensible, joder, arqueé la espalda porque eso fue muy intenso. Hizo círculos sobre él con la lengua, mordí
Tomé su nariz en mis manos y lo llevé a mis labios, al principio pasé lenta y suavemente mi lengua por su cabeza saboreándola. Luca arqueó la espalda, no tenía idea de lo que hacía, pero siempre había una primera vez para todo, era cuestión de poner en práctica las teorías. Luego me deslicé poco a poco, bueno solo hasta donde yo podía porque sentía que me ahogaba, con ese solo roce sentí que aumentaba de tamaño, joder como esa cosa podía crecer más. Succioné con fuerza.—¡Ahg! —gruñó con los ojos nublados por la pasión y el deseo carnal —, despacio. Me sujetó la cabeza ayudando a guiar mis movimientos, empujó un poco, abrí los ojos cuando lo sentí en el fondo de mi garganta, me alejé y exhalé con fuerza tratando de respirar.»No todo, no seas glotona. Eres demasiado curiosa —susurró con una sonrisa en los labios. Eso era lo que más me gustaba de él, su nivel de maldad. Lo volví a poner en mi boca, le pasé la lengua como si de un helado se tratara y luego chupé un poco más fuerte m
Frunció los labios en una pequeña sonrisa apenas perceptible. —Claro. A veces con alas y otras con cachos y cola. Eres mitad ángel, mitad demonio.Me dio un ligero golpecito con el dedo en la nariz y se levantó. —¿Y qué lado te gusta más? —lo seguí. Me miró, estábamos demasiado cerca. —Ambos, eres una combinación perfecta, aunque peligrosa. Eres muy curiosa y por lo que veo no dejas pasar la curiosidad sino que haces todo por descubrir lo que quieres. Eres la chispita y donde quiera que vayas habrá un incendio.Lo rodeé con mis brazos, sonreí malvadamente. —Que observador eres. Me gusta descubrir cosas nuevas. Y sí, siempre he sido muy curiosa.Se inclinó un poco y susurró cerca a mi oído, su aliento caliente me dio escalofríos.—¿Y te gustó lo que descubriste? Se enderezó y me miró fijamente. Sin alejar la mirada, aunque sentí un pequeño rubor en mis mejillas, respondí con seguridad.—Mucho. Sonrió de esa manera en la que lo hacía, una mezcla de dulzura y maldad. Se alejó un
Regresamos a la casa. De vez en cuando cruzábamos miradas de complicidad y sonrisas llenas de maldad, pasamos el resto de la tarde juntos riendo y hablando tonterías. En la mañana nos reunimos temprano en la sala ya que ellos se tenían que ir. —Espero que no te pierdas tanto —comentó mamá mientras abrazó a mi tía.—Por supuesto que no, ya verás que pronto volveremos —respondió mi tía.Se dieron un abrazo más, luego mi tía se despidió de nosotras, para ella seguíamos siendo las niñas de la casa. Luca se despidió de todos y yo fui la última. Me rodeó con sus brazos y susurró en mi oreja solo para los dos. —Hasta pronto mi chispita. Recuerda que me debes un dibujo.Me miró y dejó un beso en mi frente.—Hasta pronto Luca.Le regalé una pequeña sonrisa de boca cerrada y él la correspondió antes de cruzar el umbral de la puerta. …Al día siguiente continué con la misma rutina de siempre, levantarme temprano para ir al colegio. Lara me esperaba afuera como siempre lo hacía para irnos junt
El marido de mi hermana Nos quedamos al otro lado de la calle del salón. Tenía la esperanza de poder verlo aunque fuera de lejos. Cada día crecía más la curiosidad de saber quién era él, bueno en realidad yo sabía que él iba a ser mi esposo, el amor de mi vida, pero él no estaba enterado y para eso tenía que acercarme. Escuché un susurró en mi oreja que me sacó de mis pensamientos. —Y yo que pensaba que el Mr Sexy podría ser un loco psicópata y la que parece una psicópata acosadora eres tú.Soltó una risita. Rodé los ojos. »Míranos, parecemos dos acosadoras, nos vemos sospechosas aquí paradas espiando. Bueno, más tú, pareces un depredador acechando a su presa, ¿por qué no simplemente te acercas y le pides el número? Todo sería más fácil.Aspiré aire frenéticamente.—No puedo, no me atrevo, con él todos mis sentidos se vuelven estúpidos. Me miró entrecerrando los ojos. —Eso sí es sorprendente. Ale, tú nunca te has acobardado por el hecho de sentir curiosidad por algo, siempre lle
Así que se me ocurrió seguir modo acosadora, esa semana llegué a la misma hora a las afueras del gimnasio, siempre entraba todos los días en horas de la tarde. Se me ocurrió una idea maravillosa para poder acercarme, entrar al gimnasio, era la disculpa perfecta para verlo. Lara seguía diciendo que pensara bien la carrera que quería estudiar, ya que tenía más perfil de psicópata que de diseñadora. Esperé a que se fuera para poder entrar e inscribirme, pagué un mes completo y elegí los horarios de la tarde.Lo más fácil estaba hecho, lo difícil era cómo hablarle, cómo iba a controlar los nervios que se apoderaban de mí cada que lo veía, ¿por qué no podía ser con él como era con los demás? Siempre se me hacía fácil acercarme a los chicos y jugar a mi manera, pero con él era diferente. Ni siquiera pensaba en qué decirles a mis padres, eso era lo que menos importaba. Tenía pensado decirles que quería entrar al gimnasio con Lara, para eso ella era mi cómplice como siempre. Ese día llegué