El marido de mi hermana Nos quedamos al otro lado de la calle del salón. Tenía la esperanza de poder verlo aunque fuera de lejos. Cada día crecía más la curiosidad de saber quién era él, bueno en realidad yo sabía que él iba a ser mi esposo, el amor de mi vida, pero él no estaba enterado y para eso tenía que acercarme. Escuché un susurró en mi oreja que me sacó de mis pensamientos. —Y yo que pensaba que el Mr Sexy podría ser un loco psicópata y la que parece una psicópata acosadora eres tú.Soltó una risita. Rodé los ojos. »Míranos, parecemos dos acosadoras, nos vemos sospechosas aquí paradas espiando. Bueno, más tú, pareces un depredador acechando a su presa, ¿por qué no simplemente te acercas y le pides el número? Todo sería más fácil.Aspiré aire frenéticamente.—No puedo, no me atrevo, con él todos mis sentidos se vuelven estúpidos. Me miró entrecerrando los ojos. —Eso sí es sorprendente. Ale, tú nunca te has acobardado por el hecho de sentir curiosidad por algo, siempre lle
Así que se me ocurrió seguir modo acosadora, esa semana llegué a la misma hora a las afueras del gimnasio, siempre entraba todos los días en horas de la tarde. Se me ocurrió una idea maravillosa para poder acercarme, entrar al gimnasio, era la disculpa perfecta para verlo. Lara seguía diciendo que pensara bien la carrera que quería estudiar, ya que tenía más perfil de psicópata que de diseñadora. Esperé a que se fuera para poder entrar e inscribirme, pagué un mes completo y elegí los horarios de la tarde.Lo más fácil estaba hecho, lo difícil era cómo hablarle, cómo iba a controlar los nervios que se apoderaban de mí cada que lo veía, ¿por qué no podía ser con él como era con los demás? Siempre se me hacía fácil acercarme a los chicos y jugar a mi manera, pero con él era diferente. Ni siquiera pensaba en qué decirles a mis padres, eso era lo que menos importaba. Tenía pensado decirles que quería entrar al gimnasio con Lara, para eso ella era mi cómplice como siempre. Ese día llegué
Después de clases pasé a la casa, me cambié y me puse un conjunto deportivo color negro, recogí mi cabello, un poco de brillo en mis labios y listo. Cuando salí de casa mamá se quedó mirándome como si estuviera loca, le parecía extraño que hacer ejercicio me pusiera tan feliz. Lara me acompañó, estaba un poco nerviosa, no podía negarlo, ella empezó a hacerme masajes en los brazos y a decirme; tú puedes. Se suponía que ella iba a entrar conmigo, pero cuando estábamos por cruzar la puerta me empujó y la desgraciada salió corriendo. Resoplé con desgana, no podía imitarla porque el entrenador con él que había hablado antes ya me había visto. Así que avancé con paso seguro, el entrenador me dio algunas indicaciones, me dijo que si era nueva en esto debía evitar un exceso de ejercicio físico, hidratarme y evitar las sobrecargas musculares calentando antes y después de realizar mi entrenamiento.Empecé el calentamiento como él lo indicó. Mientras, iba mirando a mi alrededor tratando de n
EL MARIDO DE MI HERMANA.Me aclaré la garganta.—No sé, tal vez aquí ya que entré desde la semana pasada.Se quedó mirándome como tratando de recordar dónde me había visto, pensé rápido.—¿Me enseñarías a utilizar esa máquina? —señalé.Bajó la mirada y asintió con una sonrisa. —Por supuesto.Empezó a explicarme que debía tener una postura correcta para no sufrir alguna lesión, me acerqué y me posicioné en la máquina justo como él lo explicó, estaba tan cerca de mí que podía sentir su aliento caliente quemar mi cuello. Cada músculo de mi cuerpo se tensó y mi cerebro dejó de funcionar. ¿Qué rayos me pasaba con él? Se suponía que así era una obsesión o qué carajos era eso que sentía. —Lo haces muy bien —me dijo. —Gracias a usted.—No nos hemos presentado, me llamo…En el momento más inoportuno sonó su teléfono, respondió, al parecer era importante, sin colgar la llamada me miró, levantó su mano y se despidió. Respiré hondo, pero al menos había tenido un acercamiento, uno muy importan
Estaba que no podía más, me dolía todo, así que me alejé y empecé a tomar agua como si fuera el último termo sobre la faz de la tierra, pero mientras lo hacía escaneaba con descaro ese cuerpo y las gotas de sudor que bajaban por él, nunca había envidiado tanto algo, que rico ser sudor para recorrer ese hermoso cuerpo. En un momento él volteó la mirada encontrándose con la mía, se suponía que no debía ser tan obvia, así que la alejé de inmediato, pero eso no sirvió de nada porque noté que venía en mi dirección. Otra vez me pregunté, ¿por qué me entra la estupidez? ¿por qué no puedo actuar normal como lo hago con los demás? Podía sentir los latidos de mi corazón a punto de atravesar mis costillas. —¿Ya te vas? —me preguntó.—Sí —con la boca dije sí y con la cabeza dije no.Él ladeó la cabeza y me miró con un gesto de confusión, la comisura de sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa. —Estoy tan cansada que ya no puedo coordinar las palabras con los movimientos —dije lo primero q
Sí supiera que mi madre era la que siempre tenía que levantarme para poder llegar temprano al colegio. Levantó su mano derecha y se despidió con una sonrisa, correspondí de la misma manera, lo seguí con la mirada hasta que se subió al taxi y desapareció en medio de las calles. Reprimí un pequeño grito, estaba muy emocionada. De la emoción del momento olvidé pedirle su número, pero en ese momento me pareció que era algo de lo que no tenía que preocuparme ya que al día siguiente nos volveríamos a ver, eso para mí era como una mini cita, por algo había que empezar. Tomé un taxi de regreso a casa, miré por la ventana los enormes edificios y con una sonrisa tonta pensé; mañana nos volveremos a ver. Y ese mañana nunca llegó.…Llegué feliz a casa, después de cenar me fui a mi habitación, me duché y el cansancio que sentía pasó a segundo plano. Busqué mi block de dibujo y empecé a perfeccionar el que ya tenía dibujado incluso empecé a dibujar otro recordando cada gesto de su rostro ya que lo
EL MARIDO DE MI HERMANA. Ese día perdí la cuenta de lo mucho que lloré, entre más miraba el reloj más me dolía y más lloraba, es que me ponía a pensar tantas cosas;Pensaría que lo dejé plantado o que me quedé dormida. No tenía manera de avisarle, tantos posibles escenarios se pasaron por mi cabeza. Así no quería que pasaran las cosas, tal vez había perdido mi gran oportunidad. Me levanté y le puse seguro a la puerta, luego me deslicé por ella y abracé mis rodillas enterrando mi cabeza en ellas. Dije cada una de las groserías que sabía, incluso las que no existían, pero al final eso no me servía de nada.No quise desayunar, tampoco almorzar. A la hora de la cena Vanessa tocó la puerta, me dijo que tenía que comer algo, ni siquiera le respondí, estaba tan molesta que seguía en el mismo lugar incluso aún con la toalla puesta. Ella seguía insistiendo. Escuché que papá le dijo;—Déjala, no le insistas, solo está haciendo un berrinche, ya se le va a pasar. Y no, no se me iba a pasar po
La única manera que tenía de hablar con Lara era en el colegio, no se imaginan la ansiedad que sentía de que terminara la noche para que llegara la mañana y saber cómo le había ido, quería saber si había logrado tener su número. Cuando llegué al colegio todas esas mariposas que revoloteaban en mi estómago se dispersaron, Lara me dijo que no pudo hablar con él porque no fue al gimnasio. Tal vez se le había presentado algo y por eso no había ido a entrenar, ella me dijo que no me pusiera triste, que al día siguiente haría lo mismo. La abracé con un gesto de puchero, esas son las amigas que valen oro. —Todo para apoyar a la acosadora de mi amiga —soltó una carcajada—, el dúo psicópata y acosadoras de hombres. A cambio le di un pequeño golpe juguetón en el hombro. Al día siguiente llegó con las mismas noticias; no fue. Así pasó una semana, dos semanas, tres semanas hasta que se cumplió el mes. Lo primero que hice fue ir al gimnasio, quería verlo otra vez, pero cuando llegué no lo enco