La única manera que tenía de hablar con Lara era en el colegio, no se imaginan la ansiedad que sentía de que terminara la noche para que llegara la mañana y saber cómo le había ido, quería saber si había logrado tener su número. Cuando llegué al colegio todas esas mariposas que revoloteaban en mi estómago se dispersaron, Lara me dijo que no pudo hablar con él porque no fue al gimnasio. Tal vez se le había presentado algo y por eso no había ido a entrenar, ella me dijo que no me pusiera triste, que al día siguiente haría lo mismo. La abracé con un gesto de puchero, esas son las amigas que valen oro. —Todo para apoyar a la acosadora de mi amiga —soltó una carcajada—, el dúo psicópata y acosadoras de hombres. A cambio le di un pequeño golpe juguetón en el hombro. Al día siguiente llegó con las mismas noticias; no fue. Así pasó una semana, dos semanas, tres semanas hasta que se cumplió el mes. Lo primero que hice fue ir al gimnasio, quería verlo otra vez, pero cuando llegué no lo enco
Me invitó a bailar varias veces, me dijo que podíamos quedar para salir luego, le dije que tal vez, la verdad no era mi tipo, no llamaba mi atención. Luego traté de evitarlo porque empezó a tomar mucho, así que mejor me alejé. Bailé, reí incluso tomé, era la primera vez que tomaba alcohol, mamá le pidió a Luca que me cuidara, él le decía que no se preocupara porque estaba en muy buenas manos.Empezamos a tomar y cada cosa que decíamos le poníamos un doble sentido. En un momento sentí las mejillas arder y no había tomado en exageración, solo que era la primera vez y con cinco tragos ya todo me daba vueltas, o tres tragos, en realidad había perdido la cuenta. —Ale, estás ebria, contrólate si no quieres salir arrastras de aquí de la borrachera que te vas a meter — soltó Lara con una carcajada escandalosa. —Mira quien lo dice, la reina del descontrol —solté una risita. —No es chistoso, yo sé que no soy la más santa, ¿pero de qué estábamos hablando? Soltamos una carcajada. Reímos, b
—Vas a volverme loco. Chispita un día de estos me vas a quemar.Agarré el cuello de su camisa y halé con fuerza, besé su cuello y empecé a bajar por su pecho trazando un camino con mis labios, mientras movía mis caderas, provocándolo. La sensación era embriagadora, me estaba quemando por dentro. Empecé a bajar mi mano por su pecho, gruñó a través de sus dientes sin dejar de mirarme, pero sujetó mis manos.—Esto no está bien —jadeó—, no quiero que luego te arrepientas.Me levanté, me recargué en la pared.—Ok…Intenté abrir la puerta, de repente me tomó de la muñeca pegándome a la pared, sentí todo el peso de su cuerpo, tan firme y caliente que incendió más mi interior, me besó con intensidad, luego cubrió mi cuello con sus labios cerca a mi oreja y soltó.—Te deseo.Toda la piel se me enchinó.»Hay algo que sí podemos hacer, algo que te quiero enseñar, de eso no puedes arrepentirte, ¿quieres? Bajé la mirada descaradamente fijándome en el bulto que se marcaba bajo sus pantalones, por
—Vas a volverme loco. Chispita un día de estos me vas a quemar. Agarré el cuello de su camisa y halé con fuerza, besé su cuello y empecé a bajar por su pecho trazando un camino con mis labios, mientras movía mis caderas, provocándolo. La sensación era embriagadora, me estaba quemando por dentro. Empecé a bajar mi mano por su pecho, gruñó a través de sus dientes sin dejar de mirarme, pero sujetó mis manos. —Esto no está bien —jadeó—, no quiero que luego te arrepientas. Me levanté, me recargué en la pared. —Ok… Intenté abrir la puerta, de repente me tomó de la muñeca pegándome a la pared, sentí todo el peso de su cuerpo, tan firme y caliente que incendió más mi interior, me besó con intensidad, luego cubrió mi cuello con sus labios cerca a mi oreja y soltó. —Te deseo. Toda la piel se me enchinó. »Hay algo que sí podemos hacer, algo que te quiero enseñar, de eso no puedes arrepentirte, ¿quieres? Bajé la mirada descaradamente fijándome en el bulto que se marcaba bajo sus
EL MARIDO DE MI HERMANA.¿Por qué nadie me dijo que después de beber lo que llegaba era tan horrible? Sentía que la cabeza se me iba a abrir en muchas partes. Vanessa se burlaba de mí por mi primera resaca y mi madre me decía las típicas palabras de toda mamá; sigue tomando de esa manera, eso no decías anoche. Los sonidos por alguna razón se hacían más intensos. Traté de recordar lo que había pasado la noche anterior, pero algunas cosas eran borrosas. Así que le pregunté a Luca si había hecho alguna locura. —¿En serio no te acuerdas?Me imaginé las peores cosas. —Empezaste a bailar después de quitarte la ropa.Casi se me cae la boca, empecé a sentir el calor en mis mejillas, Luca se me acercó y susurró en mi oído.»Además eres una acosadora, abusaste de mí.Lo miré, mi cara era un perfecto poema de horror. Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa malvada. Soltó una risita, le di un pequeño golpe en el brazo.—No te parece suficiente con este dolor de cabeza, quieres que me infa
En resumidas cuentas mi tía le dijo que yo era una buena chica y si algo se daba entre nosotros ellos no se opondrían. Esa misma conversación la tuve con mamá, me preguntó exactamente lo mismo, incluso Vanessa porque la mayor parte de mi tiempo libre cuando no estaba con Lara, estaba con él, yo les dije que éramos solo amigos y por eso nos llevábamos bien. Demasiado bien diría yo, pero por supuesto eso ellos lo desconocían. Luego no volvieron a insistir con él tema. …Estábamos todos reunidos en la mesa cuando llegó Vanessa con una sonrisa deslumbrante. —¿Por qué estás tan feliz? ¿Ya te ascendieron tan rápido? —pregunté.Soltó una risita, me pellizcó la nariz cariñosamente.—Eso sería genial, pero no. Quiero comentarles algo. Llevé un bocado a mi boca sin dejar de mirarla.—Cuenta ya, nos tienes en ascuas —replicó mamá. —Por la expresión que tienes son buenas noticias —agregó papá. Vanessa le dio un sorbo a su vaso de agua y luego hizo un sonido exagerado de refrescante.—Famili
Así pasaban los días, yo seguía en mi rutina diaria; las clases de la universidad, salidas los fines de semana. Mi hermana se veía muy enamorada, se la pasaba sonriendo más de lo normal, me daba gusto por ella. Se la pasaba hablando de él, pero para mí era indiferente, ni atención le ponía. Estaba en el jardín cuando llegó Vanessa ofreciéndome un zumo de naranja. La miré y sonreí. —Estar enamorado trae sus ventajas, ¿verdad? Se sentó junto a mí.—¿Por qué lo dices? ¿Tanto se me nota? —Te sale por los poros, además esta amabilidad tuya no es normal.Señalé mi zumo, a cambio recibí un pequeño empujón.—No seas así —hizo un puchero—, yo soy la hermana más atenta del mundo.—Ajá, digamos que sí. Cuando sacas tiempo sí.—¡Ale! —ChillóSoltamos una risita. »Es que si conocieras a mi chiqui me entenderías.Me estremecí.—¿Tú qué? Me va a dar un coma diabético con tanto azúcar.Soltó una carcajada. —Cuando estés enamorada vas a entenderme.—Si llego a tal punto me va a dar diabetes.Rec
EL MARIDO DE MI HERMANA.Empecé a caminar tratando de seguirlo con la mirada, ya que había mucha gente. Justo en ese momento escuché.—Ale, ¿a dónde vas?La miré, ella me miró con un gesto de confusión.»¿Pasa algo? —se acercó y miró siguiendo mi mirada. Volví a mirar, pero ya no había nadie, solo un señor con una gabardina negra y una niña en brazos. Mi cara de decepción era evidente, ¿lo había imaginado? Pero, ¿por qué después de tanto tiempo y así de la nada? Vanessa pasó su mano por mi brazo.—¿Estás bien? Mi corazón se había acelerado por un tonto espejismo de mi cabeza. Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos y traté de sonreír.—Creí ver a alguien, pero es imposible.Empezamos a caminar. —¿A quién? —inquirió con curiosidad.Sonreí.—A mi golondrina —frunció las cejas en un gesto de confusión —, a ese novio que aún no sabe que lo es.Solté una risita, ella negó.—Todavía sigues con eso, tengo curiosidad hace mucho no lo mencionas, ¿qué pasó con él?—Mi golondrina emig