Así pasaban los días, yo seguía en mi rutina diaria; las clases de la universidad, salidas los fines de semana. Mi hermana se veía muy enamorada, se la pasaba sonriendo más de lo normal, me daba gusto por ella. Se la pasaba hablando de él, pero para mí era indiferente, ni atención le ponía. Estaba en el jardín cuando llegó Vanessa ofreciéndome un zumo de naranja. La miré y sonreí. —Estar enamorado trae sus ventajas, ¿verdad? Se sentó junto a mí.—¿Por qué lo dices? ¿Tanto se me nota? —Te sale por los poros, además esta amabilidad tuya no es normal.Señalé mi zumo, a cambio recibí un pequeño empujón.—No seas así —hizo un puchero—, yo soy la hermana más atenta del mundo.—Ajá, digamos que sí. Cuando sacas tiempo sí.—¡Ale! —ChillóSoltamos una risita. »Es que si conocieras a mi chiqui me entenderías.Me estremecí.—¿Tú qué? Me va a dar un coma diabético con tanto azúcar.Soltó una carcajada. —Cuando estés enamorada vas a entenderme.—Si llego a tal punto me va a dar diabetes.Rec
EL MARIDO DE MI HERMANA.Empecé a caminar tratando de seguirlo con la mirada, ya que había mucha gente. Justo en ese momento escuché.—Ale, ¿a dónde vas?La miré, ella me miró con un gesto de confusión.»¿Pasa algo? —se acercó y miró siguiendo mi mirada. Volví a mirar, pero ya no había nadie, solo un señor con una gabardina negra y una niña en brazos. Mi cara de decepción era evidente, ¿lo había imaginado? Pero, ¿por qué después de tanto tiempo y así de la nada? Vanessa pasó su mano por mi brazo.—¿Estás bien? Mi corazón se había acelerado por un tonto espejismo de mi cabeza. Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos y traté de sonreír.—Creí ver a alguien, pero es imposible.Empezamos a caminar. —¿A quién? —inquirió con curiosidad.Sonreí.—A mi golondrina —frunció las cejas en un gesto de confusión —, a ese novio que aún no sabe que lo es.Solté una risita, ella negó.—Todavía sigues con eso, tengo curiosidad hace mucho no lo mencionas, ¿qué pasó con él?—Mi golondrina emig
—¡Hija! —Escuché la voz de mamá.Me levanté sin alejar la mirada del celular y sin dejar de sonreír, de repente escuché.—Y ella es mi hermana Alexia. Giré sobre mi propio eje al tiempo que levanté la mirada y justo ahí la sonrisa que había en mi rostro se congeló, mi garganta se secó al instante. El mundo es tan grande y a la vez parece un puto pañuelo. Tendió su mano con una sonrisa.—Mucho gusto Alexia, mi nombre es Alan Mendoza Vásquez. Era él, era él frente a mí, Mr Sexy, estaba segura que era él, estaba mucho más guapo, era mi golondrina, una golondrina que ya estaba en otro nido. Una corriente me atravesó la parte inferior del vientre con un dolor insoportable que empezaba a subirme por el pecho. En ese momento ni siquiera era consciente que él seguía con la mano extendida. Sólo regresé del trance cuando Vanessa se acercó y tocó mi brazo. —Ale —Susurró.Sacudí la cabeza y pasé saliva tratando de deshacer el nudo que se había formando en mi garganta. Tendí la mano y estreché
Todos se callaron al instante, sus miradas se fijaron en mí. Me senté, Vanessa se sentó junto a mí.»Lo siento… —me disculpé, la razón no era por desmayarme y dañar todo, sino por gustarme su novio, por fantasear con un hombre que ahora era de otra, prohibido hasta los huesos para mí.Me pasó las manos por el cabello.—¿Segura que te sientes bien? Es mejor llamar a un doctor. —Estoy bien, seguro se me bajó el azúcar por no desayunar, hoy no he comido nada —intenté sonreír —, lo siento, me disculpo no quería arruinar este momento tan importante.—No seas tontita, no pasa nada, ¿verdad chiqui?Tendió su mano y él la tomó, seguí ese movimiento con la mirada y dolió.—Así es, lo importante es que estés bien.Se hincó para quedar a mi misma altura, pero yo me levanté de golpe. Doblé las manos detrás de la espalda tratando de ocultar la incomodidad.— Solo fue por no comer, estoy bien —sonreí —, no hay por qué preocuparse. Hay que celebrar, por fin conocimos al famoso chiqui.Todos soltar
Por alguna razón que desconocía los ojos se me rebozaron por las lágrimas, un nudo demasiado grande se me formó en la garganta impidiéndome respirar. —¿Quién es? —escuché la voz de Luca.La chica abrió la puerta del todo y entonces lo vi, solo tenía una pequeña bermuda, Luca levantó la mirada y al verme su gesto se alteró.—Chispita… —Susurró.Mi labio inferior tembló traicioneramente.—No quería interrumpir, no debí venir —susurré en un pequeño hilo de voz.Me miró a los ojos, en sus ojos vi lo mismo que había en los mios, un dolor tan profundo que no entendía. Giré y empecé a caminar.—Chispita, espera…Giré la cabeza y lo vi salir tras de mí, por alguna razón que desconocía en ese momento salí corriendo, ni siquiera tomé el ascensor, bajé por las escaleras, escuchaba su voz, pero no me detuve, no quería parar y por alguna razón desconocida había empezado a llorar mi corazón se apretó y en algún lugar de mi cuello empezó a palpitar una vena como si fuera a explotar.Mi corazón se
Nunca había visto unos ojos como esos; una mezcla de verde y marrón, e incluso dependiendo de la luz parecían amarillos como los de un lobo. Definitivamente uno de los colores más fascinantes y con más matices que existen. Las facciones de su rostro eran demasiado perfectas, sus pómulos, la barbilla bien definida, brazos grandes y fuertes, bajo ese uniforme ajustado se marcaba un cuerpo atlético. Por la expresión de su rostro parecía un chico frío como el hielo, pero cuando sonreía se le dibujaban unos perfectos hoyuelos, una sonrisa de sus labios carnosos que brillaban más que los rayos del sol. ¿Cómo era posible que se viera tan bien de las dos formas? Pensé; corazón podrías fijarte en él para olvidar al Mr Sexy. El bartender puso una copa delante de mí, sacudí la cabeza y regresé a la realidad.—Como eres nueva el primer trago va por cuenta del club —dijo con voz varonil, hasta su voz era linda.—¿Cómo sabe que soy nueva?—A este lugar vienen muchas personas todos los días —son
Narrador omnisciente.Alexia pido otra copa y cuando se tomó el último trago este le supo amargo, no sabía si era los efectos del alcohol o por el cóctel de emociones que le atravesaron el pecho. Algunos tipos intentaron acercarse, pero el bartender con un gesto y una mirada les dejaba claro que no lo hicieran. Mientras él seguía sirviendo licores por el rabillo del ojo observaba a la chica de ojos azules turquesa. Sentía empatía por ella, porque era muy evidente que no era una chica acostumbrada a tomar y si lo hacía era porque algo le estaba afectando. Alexia clavó la cabeza en la barra y se agarró del borde con fuerza, pues sentía que todo le estaba dando vueltas. Al igual que lo hacían todos esos pensamientos en su cabeza, de repente las lágrimas se empezaron a represar en sus ojos hasta que no pudo contenerse más y empezó a llorar. Alexia intentó levantar la cabeza para pedir otro trago, ya no podía ni sostenerla, solo hizo una pequeña señal con su dedo índice. Josh se acercó
.Alexia se alejó abruptamente, intentó cubrirse la boca, pero las arcadas eran incontenibles, así que Luca la tomó de los hombros haciendo que girara sobre sí, con su mano derecha enredó su cabello para que no se lo embarrara más. Mientras Alexia seguía devolviendo todo lo que se había tomado él buscó en su bolsillo una liga para el cabello; como se lo dijo un día, siempre andaba con una liga de cabello para recogerlo. Y así lo hizo.Él sabía que así ningún taxi iba a llevarlos, así que la tomó en brazos, cruzó la calle hasta llegar a un pequeño parque que estaba cerca. La dejó sobre un banco, Alexia no podía ni sostener la cabeza. Se quitó la camisa e intentó limpiarle la ropa y el rostro, mientras lo hacía dijo.—Debo estar loco o en definitiva quererte mucho para hacer esto. Por un momento Alexia abrió los ojos se lanzó a su cuello rodeándolo con los brazos y empezó a llorar. Luca la abrazó, como siempre lo hacía, tratando de entender el enredo de palabras que salían de su b