Estaba que no podía más, me dolía todo, así que me alejé y empecé a tomar agua como si fuera el último termo sobre la faz de la tierra, pero mientras lo hacía escaneaba con descaro ese cuerpo y las gotas de sudor que bajaban por él, nunca había envidiado tanto algo, que rico ser sudor para recorrer ese hermoso cuerpo. En un momento él volteó la mirada encontrándose con la mía, se suponía que no debía ser tan obvia, así que la alejé de inmediato, pero eso no sirvió de nada porque noté que venía en mi dirección. Otra vez me pregunté, ¿por qué me entra la estupidez? ¿por qué no puedo actuar normal como lo hago con los demás? Podía sentir los latidos de mi corazón a punto de atravesar mis costillas. —¿Ya te vas? —me preguntó.—Sí —con la boca dije sí y con la cabeza dije no.Él ladeó la cabeza y me miró con un gesto de confusión, la comisura de sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa. —Estoy tan cansada que ya no puedo coordinar las palabras con los movimientos —dije lo primero q
Sí supiera que mi madre era la que siempre tenía que levantarme para poder llegar temprano al colegio. Levantó su mano derecha y se despidió con una sonrisa, correspondí de la misma manera, lo seguí con la mirada hasta que se subió al taxi y desapareció en medio de las calles. Reprimí un pequeño grito, estaba muy emocionada. De la emoción del momento olvidé pedirle su número, pero en ese momento me pareció que era algo de lo que no tenía que preocuparme ya que al día siguiente nos volveríamos a ver, eso para mí era como una mini cita, por algo había que empezar. Tomé un taxi de regreso a casa, miré por la ventana los enormes edificios y con una sonrisa tonta pensé; mañana nos volveremos a ver. Y ese mañana nunca llegó.…Llegué feliz a casa, después de cenar me fui a mi habitación, me duché y el cansancio que sentía pasó a segundo plano. Busqué mi block de dibujo y empecé a perfeccionar el que ya tenía dibujado incluso empecé a dibujar otro recordando cada gesto de su rostro ya que lo
EL MARIDO DE MI HERMANA. Ese día perdí la cuenta de lo mucho que lloré, entre más miraba el reloj más me dolía y más lloraba, es que me ponía a pensar tantas cosas;Pensaría que lo dejé plantado o que me quedé dormida. No tenía manera de avisarle, tantos posibles escenarios se pasaron por mi cabeza. Así no quería que pasaran las cosas, tal vez había perdido mi gran oportunidad. Me levanté y le puse seguro a la puerta, luego me deslicé por ella y abracé mis rodillas enterrando mi cabeza en ellas. Dije cada una de las groserías que sabía, incluso las que no existían, pero al final eso no me servía de nada.No quise desayunar, tampoco almorzar. A la hora de la cena Vanessa tocó la puerta, me dijo que tenía que comer algo, ni siquiera le respondí, estaba tan molesta que seguía en el mismo lugar incluso aún con la toalla puesta. Ella seguía insistiendo. Escuché que papá le dijo;—Déjala, no le insistas, solo está haciendo un berrinche, ya se le va a pasar. Y no, no se me iba a pasar po
La única manera que tenía de hablar con Lara era en el colegio, no se imaginan la ansiedad que sentía de que terminara la noche para que llegara la mañana y saber cómo le había ido, quería saber si había logrado tener su número. Cuando llegué al colegio todas esas mariposas que revoloteaban en mi estómago se dispersaron, Lara me dijo que no pudo hablar con él porque no fue al gimnasio. Tal vez se le había presentado algo y por eso no había ido a entrenar, ella me dijo que no me pusiera triste, que al día siguiente haría lo mismo. La abracé con un gesto de puchero, esas son las amigas que valen oro. —Todo para apoyar a la acosadora de mi amiga —soltó una carcajada—, el dúo psicópata y acosadoras de hombres. A cambio le di un pequeño golpe juguetón en el hombro. Al día siguiente llegó con las mismas noticias; no fue. Así pasó una semana, dos semanas, tres semanas hasta que se cumplió el mes. Lo primero que hice fue ir al gimnasio, quería verlo otra vez, pero cuando llegué no lo enco
Me invitó a bailar varias veces, me dijo que podíamos quedar para salir luego, le dije que tal vez, la verdad no era mi tipo, no llamaba mi atención. Luego traté de evitarlo porque empezó a tomar mucho, así que mejor me alejé. Bailé, reí incluso tomé, era la primera vez que tomaba alcohol, mamá le pidió a Luca que me cuidara, él le decía que no se preocupara porque estaba en muy buenas manos.Empezamos a tomar y cada cosa que decíamos le poníamos un doble sentido. En un momento sentí las mejillas arder y no había tomado en exageración, solo que era la primera vez y con cinco tragos ya todo me daba vueltas, o tres tragos, en realidad había perdido la cuenta. —Ale, estás ebria, contrólate si no quieres salir arrastras de aquí de la borrachera que te vas a meter — soltó Lara con una carcajada escandalosa. —Mira quien lo dice, la reina del descontrol —solté una risita. —No es chistoso, yo sé que no soy la más santa, ¿pero de qué estábamos hablando? Soltamos una carcajada. Reímos, b
—Vas a volverme loco. Chispita un día de estos me vas a quemar.Agarré el cuello de su camisa y halé con fuerza, besé su cuello y empecé a bajar por su pecho trazando un camino con mis labios, mientras movía mis caderas, provocándolo. La sensación era embriagadora, me estaba quemando por dentro. Empecé a bajar mi mano por su pecho, gruñó a través de sus dientes sin dejar de mirarme, pero sujetó mis manos.—Esto no está bien —jadeó—, no quiero que luego te arrepientas.Me levanté, me recargué en la pared.—Ok…Intenté abrir la puerta, de repente me tomó de la muñeca pegándome a la pared, sentí todo el peso de su cuerpo, tan firme y caliente que incendió más mi interior, me besó con intensidad, luego cubrió mi cuello con sus labios cerca a mi oreja y soltó.—Te deseo.Toda la piel se me enchinó.»Hay algo que sí podemos hacer, algo que te quiero enseñar, de eso no puedes arrepentirte, ¿quieres? Bajé la mirada descaradamente fijándome en el bulto que se marcaba bajo sus pantalones, por
—Vas a volverme loco. Chispita un día de estos me vas a quemar. Agarré el cuello de su camisa y halé con fuerza, besé su cuello y empecé a bajar por su pecho trazando un camino con mis labios, mientras movía mis caderas, provocándolo. La sensación era embriagadora, me estaba quemando por dentro. Empecé a bajar mi mano por su pecho, gruñó a través de sus dientes sin dejar de mirarme, pero sujetó mis manos. —Esto no está bien —jadeó—, no quiero que luego te arrepientas. Me levanté, me recargué en la pared. —Ok… Intenté abrir la puerta, de repente me tomó de la muñeca pegándome a la pared, sentí todo el peso de su cuerpo, tan firme y caliente que incendió más mi interior, me besó con intensidad, luego cubrió mi cuello con sus labios cerca a mi oreja y soltó. —Te deseo. Toda la piel se me enchinó. »Hay algo que sí podemos hacer, algo que te quiero enseñar, de eso no puedes arrepentirte, ¿quieres? Bajé la mirada descaradamente fijándome en el bulto que se marcaba bajo sus
EL MARIDO DE MI HERMANA.¿Por qué nadie me dijo que después de beber lo que llegaba era tan horrible? Sentía que la cabeza se me iba a abrir en muchas partes. Vanessa se burlaba de mí por mi primera resaca y mi madre me decía las típicas palabras de toda mamá; sigue tomando de esa manera, eso no decías anoche. Los sonidos por alguna razón se hacían más intensos. Traté de recordar lo que había pasado la noche anterior, pero algunas cosas eran borrosas. Así que le pregunté a Luca si había hecho alguna locura. —¿En serio no te acuerdas?Me imaginé las peores cosas. —Empezaste a bailar después de quitarte la ropa.Casi se me cae la boca, empecé a sentir el calor en mis mejillas, Luca se me acercó y susurró en mi oído.»Además eres una acosadora, abusaste de mí.Lo miré, mi cara era un perfecto poema de horror. Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa malvada. Soltó una risita, le di un pequeño golpe en el brazo.—No te parece suficiente con este dolor de cabeza, quieres que me infa