EL MARIDO DE MI HERMANA Luca pasó su pulgar sobre mi labio enviando toques eléctricos por mi columna, mi cuerpo se estremeció al darme cuenta de como me miraban sus ojos. —Si no te sientes cómoda di alto, te escucharé incluso si susurras. Asentí entrecerrando los ojos. El deseo había nublado mi razón, pensé; si esto es lo que tenía que pasar, que así sea. Sus cálidas manos acariciaban el interior de mis muslos, su aliento cálido estaba entre mis piernas entonces comprendí que estaba de rodillas. Levantó la mirada unos segundos y susurró. —Aún me puedes detener. Negué, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, tenía mi aprobación. Sus dedos hicieron a un lado los shorts de la pijama con bragas incluidas, levanté un poco mi cadera y la eché hacía atrás apoyándome en mis hombros. Entonces sus manos separaron mis piernas y su lengua se resbaló sobre ese punto que era tan sensible, joder, arqueé la espalda porque eso fue muy intenso. Hizo círculos sobre él con la lengua, mordí
Tomé su nariz en mis manos y lo llevé a mis labios, al principio pasé lenta y suavemente mi lengua por su cabeza saboreándola. Luca arqueó la espalda, no tenía idea de lo que hacía, pero siempre había una primera vez para todo, era cuestión de poner en práctica las teorías. Luego me deslicé poco a poco, bueno solo hasta donde yo podía porque sentía que me ahogaba, con ese solo roce sentí que aumentaba de tamaño, joder como esa cosa podía crecer más. Succioné con fuerza.—¡Ahg! —gruñó con los ojos nublados por la pasión y el deseo carnal —, despacio. Me sujetó la cabeza ayudando a guiar mis movimientos, empujó un poco, abrí los ojos cuando lo sentí en el fondo de mi garganta, me alejé y exhalé con fuerza tratando de respirar.»No todo, no seas glotona. Eres demasiado curiosa —susurró con una sonrisa en los labios. Eso era lo que más me gustaba de él, su nivel de maldad. Lo volví a poner en mi boca, le pasé la lengua como si de un helado se tratara y luego chupé un poco más fuerte m
Frunció los labios en una pequeña sonrisa apenas perceptible. —Claro. A veces con alas y otras con cachos y cola. Eres mitad ángel, mitad demonio.Me dio un ligero golpecito con el dedo en la nariz y se levantó. —¿Y qué lado te gusta más? —lo seguí. Me miró, estábamos demasiado cerca. —Ambos, eres una combinación perfecta, aunque peligrosa. Eres muy curiosa y por lo que veo no dejas pasar la curiosidad sino que haces todo por descubrir lo que quieres. Eres la chispita y donde quiera que vayas habrá un incendio.Lo rodeé con mis brazos, sonreí malvadamente. —Que observador eres. Me gusta descubrir cosas nuevas. Y sí, siempre he sido muy curiosa.Se inclinó un poco y susurró cerca a mi oído, su aliento caliente me dio escalofríos.—¿Y te gustó lo que descubriste? Se enderezó y me miró fijamente. Sin alejar la mirada, aunque sentí un pequeño rubor en mis mejillas, respondí con seguridad.—Mucho. Sonrió de esa manera en la que lo hacía, una mezcla de dulzura y maldad. Se alejó un
Regresamos a la casa. De vez en cuando cruzábamos miradas de complicidad y sonrisas llenas de maldad, pasamos el resto de la tarde juntos riendo y hablando tonterías. En la mañana nos reunimos temprano en la sala ya que ellos se tenían que ir. —Espero que no te pierdas tanto —comentó mamá mientras abrazó a mi tía.—Por supuesto que no, ya verás que pronto volveremos —respondió mi tía.Se dieron un abrazo más, luego mi tía se despidió de nosotras, para ella seguíamos siendo las niñas de la casa. Luca se despidió de todos y yo fui la última. Me rodeó con sus brazos y susurró en mi oreja solo para los dos. —Hasta pronto mi chispita. Recuerda que me debes un dibujo.Me miró y dejó un beso en mi frente.—Hasta pronto Luca.Le regalé una pequeña sonrisa de boca cerrada y él la correspondió antes de cruzar el umbral de la puerta. …Al día siguiente continué con la misma rutina de siempre, levantarme temprano para ir al colegio. Lara me esperaba afuera como siempre lo hacía para irnos junt
El marido de mi hermana Nos quedamos al otro lado de la calle del salón. Tenía la esperanza de poder verlo aunque fuera de lejos. Cada día crecía más la curiosidad de saber quién era él, bueno en realidad yo sabía que él iba a ser mi esposo, el amor de mi vida, pero él no estaba enterado y para eso tenía que acercarme. Escuché un susurró en mi oreja que me sacó de mis pensamientos. —Y yo que pensaba que el Mr Sexy podría ser un loco psicópata y la que parece una psicópata acosadora eres tú.Soltó una risita. Rodé los ojos. »Míranos, parecemos dos acosadoras, nos vemos sospechosas aquí paradas espiando. Bueno, más tú, pareces un depredador acechando a su presa, ¿por qué no simplemente te acercas y le pides el número? Todo sería más fácil.Aspiré aire frenéticamente.—No puedo, no me atrevo, con él todos mis sentidos se vuelven estúpidos. Me miró entrecerrando los ojos. —Eso sí es sorprendente. Ale, tú nunca te has acobardado por el hecho de sentir curiosidad por algo, siempre lle
Así que se me ocurrió seguir modo acosadora, esa semana llegué a la misma hora a las afueras del gimnasio, siempre entraba todos los días en horas de la tarde. Se me ocurrió una idea maravillosa para poder acercarme, entrar al gimnasio, era la disculpa perfecta para verlo. Lara seguía diciendo que pensara bien la carrera que quería estudiar, ya que tenía más perfil de psicópata que de diseñadora. Esperé a que se fuera para poder entrar e inscribirme, pagué un mes completo y elegí los horarios de la tarde.Lo más fácil estaba hecho, lo difícil era cómo hablarle, cómo iba a controlar los nervios que se apoderaban de mí cada que lo veía, ¿por qué no podía ser con él como era con los demás? Siempre se me hacía fácil acercarme a los chicos y jugar a mi manera, pero con él era diferente. Ni siquiera pensaba en qué decirles a mis padres, eso era lo que menos importaba. Tenía pensado decirles que quería entrar al gimnasio con Lara, para eso ella era mi cómplice como siempre. Ese día llegué
Después de clases pasé a la casa, me cambié y me puse un conjunto deportivo color negro, recogí mi cabello, un poco de brillo en mis labios y listo. Cuando salí de casa mamá se quedó mirándome como si estuviera loca, le parecía extraño que hacer ejercicio me pusiera tan feliz. Lara me acompañó, estaba un poco nerviosa, no podía negarlo, ella empezó a hacerme masajes en los brazos y a decirme; tú puedes. Se suponía que ella iba a entrar conmigo, pero cuando estábamos por cruzar la puerta me empujó y la desgraciada salió corriendo. Resoplé con desgana, no podía imitarla porque el entrenador con él que había hablado antes ya me había visto. Así que avancé con paso seguro, el entrenador me dio algunas indicaciones, me dijo que si era nueva en esto debía evitar un exceso de ejercicio físico, hidratarme y evitar las sobrecargas musculares calentando antes y después de realizar mi entrenamiento.Empecé el calentamiento como él lo indicó. Mientras, iba mirando a mi alrededor tratando de n
EL MARIDO DE MI HERMANA.Me aclaré la garganta.—No sé, tal vez aquí ya que entré desde la semana pasada.Se quedó mirándome como tratando de recordar dónde me había visto, pensé rápido.—¿Me enseñarías a utilizar esa máquina? —señalé.Bajó la mirada y asintió con una sonrisa. —Por supuesto.Empezó a explicarme que debía tener una postura correcta para no sufrir alguna lesión, me acerqué y me posicioné en la máquina justo como él lo explicó, estaba tan cerca de mí que podía sentir su aliento caliente quemar mi cuello. Cada músculo de mi cuerpo se tensó y mi cerebro dejó de funcionar. ¿Qué rayos me pasaba con él? Se suponía que así era una obsesión o qué carajos era eso que sentía. —Lo haces muy bien —me dijo. —Gracias a usted.—No nos hemos presentado, me llamo…En el momento más inoportuno sonó su teléfono, respondió, al parecer era importante, sin colgar la llamada me miró, levantó su mano y se despidió. Respiré hondo, pero al menos había tenido un acercamiento, uno muy importan