Capítulo 3.

Después de terminar me dio las indicaciones de como cuidarlo, mientras él me explicaba, miré a todos lados, pero él ya no estaba. Tal vez había acabado su turno. 

—Cuando quieras volver estaré encantado, eres muy valiente para ser la primera vez —sonrió.

Volví la mirada hacía él. 

—Gracias y por supuesto que pienso volver —sonreí—, me gustó el trato hacia los clientes. 

Él me guiñó un ojo, se pasó la lengua por los labios y me regaló una sonrisa. Lara me tomó del brazo y salimos del lugar.

—Eso fue intenso, ¿viste cómo te miró? 

—El tipo está guapo, pero el que me interesa es el otro, ¿lo viste salir?

—Sí, recogió sus cosas y se fue. Me imagino que era su hora de salida. 

Suspiré con tristeza.

—¿Crees que lo vuelva a ver? Sino de qué manera se va a dar cuenta que será mi golondrina. 

Lara estrujó mi brazo y soltó una carcajada.

—Eso dices de todos los hombres tatuados. 

Hice un puchero.

—Esta vez es real. No te rías. Él me ayudó a elegir mi tatuaje, mi primer tatuaje, eso tiene que ser una señal del destino. 

Lara se siguió burlando hasta que llegamos a mi casa, la verdad la ignoré todo el trayecto, mis pensamientos fueron secuestrados por Mister sexy. 

Llegamos a mi casa, la típica casa familiar, estaba  ubicada en un buen vecindario; Carroll Gardens, era un barrio de clase media alta. Las casas tenían patios delanteros repletos de vegetación.  Era una casa muy bonita y amplia, en la primera planta estaba la sala de estar, el estudio de papá y donde también trabajaba mi hermana  a veces. La cocina que conducía al jardín trasero donde mi madre tenía todo tipo de flores, ahí le gustaba pasar su tiempo libre. Lo primero que se veía al cruzar la puerta principal era  la escalera recta de madera que conducía a la segunda planta donde estaban las habitaciones. Mi habitación tenía un pequeño balcón que ofrecía una vista espectacular, al igual que la habitación de Vanessa. La de ella tenía vista al jardín trasero y la mía al jardín delantero. 

Cruzamos el umbral  y mamá nos recibió con una pequeña sonrisa. Después de saludarnos y preguntar qué tal las clases, comentó.

 —Alexia este fin de semana viene tu tía Olivia con mi sobrino Luca. Te quiero aquí en casa para compartir en familia. 

Miró a Lara.

»Por supuesto tú también estás invitada. 

—Muchas gracias señora Gabriela por su invitación, pero este fin de semana iré a casa de mis abuelos.

Hice una mueca y susurré solo para las dos.

—Gracias amiga por dejarme sola.

Ella se encogió de hombros y soltó una risita. Se despidió de mi mamá y me miró.

—Ale, disfruta de las visitas.

Elevó su mano y se despidió. Rodé los ojos con frustración. Mamá se cruzó de brazos. 

—Hija no seas así, tu tía hace mucho que no viene, además viene tu primo y no se ven desde niños.

—Ajá el patito feo de la familia —solté una risita. 

En realidad no somos primos. Cuando la tía Olivia conoció a su esposo; el papá de Luca, él tenía un niño pequeño de cuatro años, la custodia completa la tenía él porque la mamá del pequeño los abandonó. Para mi tía no fue un impedimento saber que él tenía un niño, así es el amor.  Decidieron salir y formalizar la relación, ella se acercó poco a poco al pequeño, hasta que se ganó su corazón. Luego se casaron y mi tía era quien lo cuidaba, ella no pudo tener hijos propios, fue un golpe muy duro, pero todo ese amor que tenía para dar se lo dio a ese niño. Ella fue quien lo cuidó y estuvo con él, por lo tanto es su mamá aunque no lleven la misma sangre. 

Los recuerdos que tenía de él eran de un niño de 10 años desabrido, el típico nerd de escuela, super inteligente, pero muy retraído con los demás. Lo que más recuerdo eran sus enormes lentes, parecían botellas y los suéteres a cuadros que no le favorecía para nada. La belleza no era muy amiga suya. 

Más tarde en la mesa.

Llegó Vanessa con una sonrisa en el rostro. Saludó mientras se sentó en el comedor. Nosotros no teníamos una relación de hermanas inseparables, tal vez la diferencia de edad ayudaba mucho. Ella se la pasaba absorta en su carrera, le faltaban tres años para graduarse: estaba estudiando contabilidad y finanzas.  También se inclinó por el lado de papá, ya que él es un licenciado en Matemáticas, aunque ya se retiró, a veces daba clases privadas en la universidad, o por fuera, incluso asesorías a otros maestros, era muy bueno en lo que hacía.

Por mi lado, las matemáticas y yo no somos las mejores amigas, no me llaman mucho la atención, las únicas matemáticas que de verdad me llamarían la atención serían esas donde yo grité; más, más. Y si es con mi golondrina mucho mejor. 

Volviendo al tema, mi padre estaba feliz por la carrera que ella eligió, a veces pasaban horas hablando sobre eso, ella haciendo preguntas y él respondía sus dudas. Por mi parte, aún no había decidido que carrera elegir aunque tenía algunas en mente, la verdad me apasionaba mucho dibujar, y me salía de maravilla. Ese talento lo heredé de mi madre, no solo me parecía a ella físicamente sino que me gustaba dibujar como lo hizo ella en algún momento de su vida.  Mi madre estudió diseño de modas, pude ver algunos de sus bocetos y eran impresionantes. Después que terminó la universidad trabajó en una  empresa de confección, pero cuando nació Vanessa decidió enfocarse de lleno en  la labor de la casa, luego llegué yo y mamá no volvió a ejercer su profesión, eso fue lo que ella nos contó. Ellos son demasiado reservados y conservadores con algunos temas. 

Vanessa en sus tiempos libres salía con los novios feos que conseguía, porque para mal gusto el qué tenía mi hermanita. Ella y yo no solo no compartimos gustos o pasatiempos como lo harían las hermanas comunes, de hecho teníamos gustos muy diferentes. Incluso no nos parecíamos en nada; ella es alta, cabello rebelde; rizado de color castaño, ojos marrón oscuros, boca grande, labios asimétricos y una sonrisa alta que siempre dejaba ver sus perfectos dientes blancos, ella casi siempre tenía esa sonrisa que dejaba ver unas líneas exageradas alrededor de su boca. De hecho ella se parecía mucho a papá. 

Vanessa nos contó que había encontrado un trabajo de medio tiempo como auxiliar contable en una inmobiliaria. Podría empezar a adquirir experiencia que sería esencial para encontrar un trabajo mejor después de graduarse. Mientras  ellos  platicaban del acontecimiento mis pensamientos se fueron lejos de la mesa.   

Continuará…

 

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