—Podría meterme en problemas con tus padres.
Volví a sonreír. —¿Quién va a decirles? Puedo hacerlo en un lugar poco visible. Además, ¿cómo van a saber en qué lugar lo hice? Se rascó el cuello. —¿Ya sabes qué tatuaje quieres? Le regalé una pequeña sonrisa. Tomé el boceto y le mostré los que más habían llamado mi atención, pero estaba muy indecisa. »¿En qué lugar lo quieres? —En la parte posterior del hombro derecho. —Ok —me miró. Justo en ese momento salió de la parte trasera del salón el amor de mi vida, un tipo esculpido por los mismísimos dioses. Le sonrió al tatuador, nos miró y saludó con un movimiento de cabeza, ninguno de mis sentidos respondieron en ese momento. —Ya te dejé la sala lista allá atrás, ¿quieres que te ayude con algo más? —le preguntó el tipo Mister sexy. —Sabes que sí. Necesito que asesores a esta hermosa señorita —me señaló—, que aún no se dice por un tatuaje, ¿cuál crees que le quede mejor? Dejó una pequeña palmadita en su hombro y asintió. Me miró y luego volvió la mirada a los bocetos. Me quedé congelada y sentí mi corazón subir hasta mi garganta. Lo miré, era alto, las facciones de su rostro eran casi perfectas, ojos color marrón, su boca; su labio inferior carnoso. Cabello castaño, unas cejas planas y pobladas con un pequeño corte perfecto en su ceja izquierda que combinaba con su corte de cabello, desvanecido; era muy recortado en la nuca, patillas y laterales de la cabeza, volviéndose más largo en la parte superior de la misma. Todo el brazo izquierdo lo tenía tatuado, tenía una cruz tatuada al lado izquierdo de el cuello, imaginé que tenía tatuajes en otras partes de su perfecto cuerpo. Tenía ropa deportiva ajustada, se podía detallar lo marcado de su cuerpo, pero esos tatuajes lo hacían ver jodidamente sexy. Suspiré llevándome las manos a las mejillas encendidas. El tatuador se fue a preparar la sala, mientras yo seguía mirando al maldito dios griego, en un momento sonrió, oh por Dios. Nunca creí en el amor a primera vista, pero lo había confirmado, me enamoré. Volvió la mirada hacia mí y se acercó un poco, ¿cómo se respira? En ese momento lo olvidé. Me miró como detallando mis rasgos y luego bajó la mirada al boceto, solté todo el aire que contenía tan despacio para que él no lo notara. —Te quería genial este — me señaló el boceto—, según tu personalidad. Es lo que veo a través de tus ojos. Era una golondrina volando, me dijo que simbolizaba la libertad, el ser libre. La diferencia entre la golondrina y otro pájaro es que la primera elige a su pareja para siempre. Cuando una golondrina encuentra a su alma gemela no se separan nunca. Ese significado me encantaba, el ser libre, era verdad lo que decía, creo que sí era bueno para leer los ojos. Por unos segundos nuestras miradas se encontraron, bajé la mirada al boceto y respondí tratando de alejar la estupidez de mi cuerpo que en ese momento había paralizado cada célula existente en mí. —Entonces quiero ese, en color azul cielo. —Azul como tus ojos —su voz suave y envolvente hizo que mi estómago se apretara—. Perfecto, buena elección. Dejó el boceto y con una pequeña sonrisa y un movimiento de cabeza se alejó para recibir a unos chicos que habían entrado al lugar. El aire se me salió de los pulmones de golpe como si me hubieran golpeado con fuerza. —Acabo de conocer al amor de mi vida, el hombre de mis sueños, mi golondrina —suspiré. Lara me dió un pequeño golpe. —¡Estás loca! —sonrió—, aunque debo admitir que ese tipo es divino. No podía dejar de mirarlo, de verdad que mi corazón nunca había latido de la manera en la que lo hacía. Entonces en ese momento quería saber tantas cosas. Maldecí para mis adentros, ¿por qué solo respondí eso? Pude haber preguntado algo más, por sus tatuajes, la experiencia con ellos, si dolía, pude poner tema de conversación, pero a cambio solo dije; quiero ese. Era la primera vez que me congelaba de esa manera ante la curiosidad. Su nombre. ¿Quién era? ¿Tendría novia o esposa? ¿Trabajaría ahí? Mis pensamientos fueron interrumpidos por Lara. —Ale, ese tipo se ve mayor que tú, ¿crees que se fijará en ti? Aspiré. —No lo sé. Pero yo tengo que saber quién será el dueño de hasta mi último suspiro. Ella soltó una risita. —Eres un poco exagerada. Solo estás deslumbrada por su belleza, y por los tatuajes que son tu debilidad. —No, te juro que jamás ningún hombre me había puesto el corazón así. Llevé la mano hasta mi pecho, le mostré mis manos. »Incluso estoy temblando. —Solo es tu obsesión por los tipos tatuados. El tatuador también es muy guapo. Seguí mirándolo, detallando cada gesto y movimiento que hacía, pero yo al parecer para él era una simple clienta invisible que se quería tatuar. No podía decir que le causé la misma impresión que él causó en mí, porque se portó de manera muy profesional. —No, yo lo quiero a él. No ves que es mi hombre ideal, el de mis fantasías. —Físicamente está guapo, pero no sabemos cómo es mentalmente, ¿y si fuera un loco, o un psicópata? —Yo sería su manicomio, incluso hasta su psicóloga. Lara soltó una risita. —Contigo no se puede. Me encogí de hombros. —Míralo bien, porque ese hombre es el dueño de todo esto, mi novio, mi esposo —sonreí —, solo que él aún no lo sabe. Soltamos una risita. En ese momento salió el tipo que ya se había presentado como Marlon y me guió hacia la parte trasera del salón. Me senté en la silla satisfecha de mí misma por lo que estaba a punto de hacer. Me quité la blusa y me cubrí con una sábana, me subí a la camilla y me acomodé. Marlon estiró los brazos, crujió sus dedos y se puso manos a la obra. Sentí un poco de nervios, siempre decían que era doloroso, pero cuando la aguja atravesó mi piel lo único que hice fue sonreír. Era un nivel de dolor que fácilmente podría soportar además que valdría la pena.Después de terminar me dio las indicaciones de como cuidarlo, mientras él me explicaba, miré a todos lados, pero él ya no estaba. Tal vez había acabado su turno. —Cuando quieras volver estaré encantado, eres muy valiente para ser la primera vez —sonrió.Volví la mirada hacía él. —Gracias y por supuesto que pienso volver —sonreí—, me gustó el trato hacia los clientes. Él me guiñó un ojo, se pasó la lengua por los labios y me regaló una sonrisa. Lara me tomó del brazo y salimos del lugar.—Eso fue intenso, ¿viste cómo te miró? —El tipo está guapo, pero el que me interesa es el otro, ¿lo viste salir?—Sí, recogió sus cosas y se fue. Me imagino que era su hora de salida. Suspiré con tristeza.—¿Crees que lo vuelva a ver? Sino de qué manera se va a dar cuenta que será mi golondrina. Lara estrujó mi brazo y soltó una carcajada.—Eso dices de todos los hombres tatuados. Hice un puchero.—Esta vez es real. No te rías. Él me ayudó a elegir mi tatuaje, mi primer tatuaje, eso tiene que se
EL MARIDO DE MI HERMANA.Me retiré de la mesa con la disculpa perfecta de madrugar temprano para ir al colegio. Subí a mi habitación, cerré la puerta con seguro y me acerqué a la comoda que había junto a la cabecera de mi cama donde guardaba mis cosas personales, busqué mi llave y la abrí. Saqué mi diario y me acerqué al pequeño escritorio que utilizaba para hacer mis tareas, tenía un cómodo módulo extraíble para tener todo organizado, mis cuadernos, lápices de dibujo, entre otras cosas. Encendí la pequeña lámpara y pasé las páginas hasta encontrar una limpia, puse la fecha del día, con un pequeño texto que decía;Hice una pequeña diablura y decidí tatuarme, sin imaginar lo que iba a encontrar en ese lugar. Conocí a un míster sexy, de hecho fue él quien me ayudó a elegir, una golondrina volando. Él me dijo que la golondrina simboliza la libertad, el ser libre y que la diferencia entre la golondrina y otro pájaro es que la primera elige a su pareja para siempre. Cuando una golondrina e
Apoyé la cabeza en las manos y suspiré pesadamente. Soltó una risita. —Definitivamente estás muy mal. Mejor démonos prisa para poder ir y volver, antes que se haga más tarde. Me levanté y pellizqué sus mejillas, le lancé un beso mientras me alejaba para ir al baño y cambiarme. Me puse un jeans blanco con agujeros en las rodillas, un crop top negro y una chaqueta azul de jeans, organicé mi cabello, un poco de lápiz labial y listo. …Nos quedamos al otro lado de la calle donde yo pudiera observar el salón, pero que desde allá no me notaran. No quería parecer una psicópata, en realidad parecía una acosadora. Nos quedamos observando varios minutos, pero no lograba ver lo que realmente me interesaba. —¿Y si volvemos a entrar? —Lara susurró de repente en mi cuello haciéndome sobresaltar.A cambio recibió un pequeño codazo en el costado, se quejó.—No, ¿con qué disculpas vamos a entrar? Además apenas me tatué ayer, estoy segura que el dueño me va a reconocer. Seguíamos susurrando. —B
Estábamos tumbadas sobre su cama. —No puedo creer, perdiste la oportunidad. Debiste dejar que te quitara el helado del rostro —hizo una mueca exagerada —, que romántico. Luego que te invitara a un helado y así entablar una linda conversación.Gruñí molesta.—No me parece chistoso. Ni siquiera podía mirarlo a los ojos, parecía una niña de kinder con el rostro sucio. ¿Crees que en ese momento me vio como una chica sexy y guapa? Parecía una niña.Me cubrí el rostro con una almohada ahogando un grito. Escuché una risita. —Hay que ver el lado positivo, al menos pudiste verlo.Volví a gruñir. Me senté de golpe.—¿Crees que me haya reconocido? ¿Se acordaría que me ayudó a elegir un tatuaje? Ella me miró conteniendo las ganas de reírse, se la pasó burlándose de mí. —No lo creo, te hubiera dicho. Además ayer tenías uniforme y hoy estabas vestida informal —apretó los labios—, y con un poquito de helado en el rostro.La golpeé con la almohada mientras ella se reía a carcajadas. Luego me tumb
Cuando llegué a casa Vanessa estaba en la sala. —Hola hermanita, ¿qué tal tu día?—Todo igual, aunque tengo muchas tareas de matemáticas, hay cosas que entiendo y otras en las que necesito tu ayuda.Me senté en el mueble junto a ella. —Sabes que siempre puedes contar con mi ayuda —Sonrió —, si algún día me llego a casar ya tendrías que ir a visitarme.La miré.—¿De verdad ya piensas en eso? ¿Te gustaría casarte? Tú que solo piensas en estudiar y trabajar.Soltó una risita. —Por supuesto, en algún momento de mi vida encontraré a mi otra mitad. Alguien con quien quiera compartir mis días. Rodé los ojos. —Días hablando de números, cuentas y más números. Porque hasta el momento todos tus novios han sido nerds aficionados a los estudios como tú. Que vida tan aburrida, que las únicas aventuras que tienen son los problemas matemáticos. Soltó una carcajada y me pasó el brazo por detrás de mi hombro. —Eres muy exagerada. También sabemos divertirnos. —Ajá, resolviendo ecuaciones. Todos
EL MARIDO DE MI HERMANA.Tardé unos segundos en cerrar la boca. Del nerd que yo recordaba no había nada, ni rastros, frente a mí había todo un hombre totalmente diferente al niño nerd flacucho que yo conocí. Era alto, cabello castaño, sus pómulos, la barbilla bien definida y una fina capa de vello que cubría su rostro perfectamente cortado, sus ojos verdes, rasgos muy masculinos. Brazos grandes y fuertes, bajo esa ropa se marcaba un buen cuerpo no había duda de eso. Me miró a los ojos, yo no podía dejar de mirarlo, mi expresión de sorpresa era evidente. Él sonrió, incluso su sonrisa era hermosa.—Hola Alexia —Mi tía se levantó, me acerqué y la abracé —, estás hermosa, has crecido demasiado. Ya eres toda una señorita.Me miró de pies a cabezas, le di un corto abrazo.—Gracias tía. Es un gusto tenerlos aquí.Luca se acercó, se inclinó y me abrazó. Podía sentir su firme cuerpo estrechando el mío. —Hola prima. Hace mucho tiempo que no nos veíamos —dejó un beso en mi mejilla. Me alejé
—¿Qué es esto? —retiró un mechón de mi cabello.Se veía un pequeño pedazo del parche, que cubría el tatuaje. Sonreí.—Si te lo digo no me lo crees.Se incorporó, me sujetó por la cintura ayudándome a levantar. Giré sobre mis talones y en el proceso rocé su muslo con mi trasero, estábamos peligrosamente cerca, tomé mi cabello y lo llevé hacia un lado, bajé un poco el borde del vestido dejándole ver lo que tenía abajo. —¡Oh, por Dios! —susurró.Ladeé la cabeza y lo miré.—¿Te gusta? Su dedo rozó el borde del tatuaje, arqueé la espalda al sentir sus dedos fríos en mi piel, y al hacerlo pegué mi trasero más a su muslo, se alejó un poco. Escuché una risita, seguido me volvió a tocar, toda la piel se me puso de gallina. —Es hermoso, ¿te dan cosquillas? Seguía acariciando el borde con su dedo. Exhalé.—Es que tienes los dedos muy fríos. Giré sobre mis talones, acomodé el borde de mi vestido y mi cabello. Bajé la mirada y algo empezaba a marcarse a través de la gruesa tela de sus pantalo
EL MARIDO DE MI HERMANA.Me mordió el labio inferior, sus dedos se enredaron en el borde de mi vestido, lo empezó a bajar, me agarró de las caderas empujándome contra su erección, metí las manos bajo su camiseta y empecé a acariciar su piel, sus músculos se tensaron bajo mis dedos. Me empezaba a derretir cada que pasaba su lengua sobre la mía, metió la mano bajo mi vestido y apretó mis pechos por encima del sostén, pude respirar cuando sus labios se apartaron de los míos. Sus labios pasaron a mi barbilla, suspiré e incliné la cabeza a un lado para que sus labios exploraran mi cuello y mi clavícula. Me dejé llevar por el deseo, pensé; que pase lo que tenga que pasar, sí, estaba un poco loca.Menos mal en ese momento escuchamos que nos llamaron desde la sala, ambos nos alejamos de golpe. Me bajé del escritorio, acomodé mi vestido y mi cabello, empecé a echarme aire con un libro, tenía que disimular el calor de mi rostro. Luca se sentó en la silla, tomó un libro y lo apoyó tratando de oc