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1*-NOTICIAS INESPERADAS

No tío por ahí, no tío Luigi. –Repuso con tono fuerte Stefano Watt Gunter, hermano menor de Dante miraba con disgusto a su hermano mayor

–No, no –intervino Dante Romano, mirando a su hermano con una sonrisa helada–. Deja que siga por ahí,  pronto se calmará y volverá la calma.

El consejo directivo se había reunido en el cuartel general de las empresas Watt  en Roma y, aunque era una helada mañana, el tema de la conversación  del día era caliente.

–De nuevo, los artículos en la prensa sobre la  vida privada del  hijo menor del archimillonario Watt  alteran  la imagen de la familia . . .

Stefano Watt Romano, el protagonista de tales artículos, estaba sentado a la derecha de la mesa de juntas, miraba  a todos con desdén mientras su hermano mayor Dante observaba.

Stefano, hacía lo posible para cambiar de tema y  más que dispuesto a defenderse, se volvió hacia su tío.

–Tal vez querrías aclarar eso, tío  Luigi –le dijo, con un tono cortante como un tempano de hielo.

–Estoy diciendo que somos una familia de empresarios con una larga trayectoria que . . .

–Eso ya lo sabemos –dijo Stefano, encogiéndose de hombros.

–Y que tenemos una reputación que mantener.

–¿Y?

–Titulares como los del fin de semana ensucian la reputación de la familia...

–¡Ya está bien! Tío, no te extralimites –lo interrumpió Dante–. No estamos en un almacén embotellando vino para venderlo en el mercado. Somos una empresa multimillonaria. Tampoco exageres la situación. Stefano es el menor aún no tenemos por qué  pensar en matrimonio . . .

–Ya va siendo hora que ustedes busquen una pareja y que Stefano deje de dar ciertos espectáculos

–Tío ¿A quién le importa con quién me acuesto y que hago?,  hago mi trabajo en la empresa y eso importa.

Miró a los miembros de su familia, todos ricos y poderosos .Ninguno se atrevía a mirarlo a los ojos, solo su hermano Dante lo observaba con preocupación.

Y Ariana, que era la melliza de Stefano, se retiraba el cabello de su rostro , evidentemente incómoda. Pero Luigi siguió adelante:

–Con tu padre viajando y tantos cambios en el consejo, necesitamos estabilidad. Debemos respetar los valores  de la familia.

–Familia, familia, familia.–Estoy harto de poner siempre a la familia como excusa. –Expuso Stefano con molestia.  Stefano había oído esa palabra un millón de veces y no lo soportaba, menos ahora en su situación. Él quería a su familia, sí, pero para él el amor era una carga. . . .

–Tío, la verdad es que la familia Watt  es  menos que perfecta.

Stefano  siempre había odiado que su madre los mostrase como fueran algo especial,  cuando él había presenciado innumerables peleas. Había muchos secretos en la familia y el propio tío Luigi había estado a punto de destruir la empresa por su afición al juego.

Dante era desconfiado por naturaleza. Miraba a Stefano aún sin entender que le pasaba a su hermano, al parecer la muerte de su amigo lo había dejado fatal. Pero el desconfiaba por el estado de su hermano.

–Espera un momento, tío–dijo Dante entonces, para bajar un poco la presión a su hermano–.

–Mi abuelo dirigía una empresa pequeña  pero fue mi padre que hizo famoso el nombre de los Watt  en todo el mundo con su visión para los negocios...

–¡Y también con sus valores familiares! –lo interrumpió su tío.

–Hasta que tuvo una aventura con su secretaria –le recordó Dante.

–Por favor –intervino Stefano de nuevo–. No sigáis por ahí.

Pero el tío no estaba dispuesto a callarse.

–¿Por qué no? Tu mejor amigo  dejó plantada prácticamente a su novia en el altar para casarse con otra y mira lo que le pasó.

–Ninguno de vosotros –Stefano  miró alrededor, pero nadie se atrevía a sostener su mirada–. Yo no tengo por qué dar explicaciones sobre mi vida privada. Soy joven aún y me acuesto con quien me dé la gana y mi  vida la vivo a mi manera.

–Oye hermanito, ese es el título de una linda canción del pasado “A MI MANERA” –Fue el comentario  de Ariana

–Cállate Ariana, deja eso no viene al caso, esto es serio–Exclamo con disgusto el tío Luigi.

Dante  compartía felizmente con una interminable lista de mujeres. Sí, su riqueza era envidiable, como lo era su vigor en el dormitorio, en cambio  su hermano, era algo distinto.

Stefano llegaba a los sitios acompañado  por hermosas mujeres y luego se perdía dejando casi siempre a la hermosa mujer en el sitio. Fueron muchas las veces que Dante terminaba llevándolas a sus casas o simplemente amanecían con él en un hotel, había algo más. La  arrogancia de su hermano menor , su insolencia, su indomable carácter, eran chocantes para muchos, pero su carisma y su pícara sonrisa eran irresistibles para otros. Y la constante exigencia de su tío Luigi por el proceder de Stefano cansaba.-

–Tanto Stefano como yo trabajamos mucho y todos lo sabéis.  No hemos salvado la empresa una vez varias veces –les recordó a todos.

Cuando sus padres se divorciaron, Dante y Stefano habían tomado el timón de la compañía. Se había hecho cargo de todo y había reestructurado la empresa, de ahí que Luigi ya no fuese uno de los mayores accionistas. Por eso había tensiones.

Su móvil empezó a sonar en ese momento. Era del aeropuerto, aunque no era una sorpresa porque había esperado que se pusiera en contacto con él, su padre venía de regreso de Florencia en una aeronave pequeña y eso no la había gustado mucho a Dante.

Había visitado a su padre en Florencia la semana anterior para discutir el traslado de Dante a  Roma. Era lo más lógico porque Dante vivía en Roma, Stefano iba de Roma a Nueva York y, aunque Ariana pasaba mucho tiempo en la oficina de París, tenía su casa en Roma también.

Sin embargo, Donato su padre había cambiado de opinión y quería volver a la casa familiar de Luctano, en las colinas de la Toscana, rodeada de sus queridos viñedos.

–Podemos llevarte allí, papa –le había dicho Dante días atrás–. Claro que sí.

No siempre se habían llevado bien, pero tenían una buena relación. Su padre había sido distante cuando era niño porque trabajaba a todas horas y viajaba mucho, pero cuando nacieron Stefano y Ariana, la dinámica de la familia cambió. Sus padres dejaron de pelearse, tal vez porque la empresa había crecido y su situación económica había mejorado. O tal vez, había pensado Dante, porque le habían enviado a un internado en Roma.

Sin embargo, las vacaciones en la casa de Luctano habían sido siempre maravillosas. Su padre se tomaba unas semanas libres para enseñarle el maravilloso paisaje de la Toscana y los productos que eran la base del negocio familiar.

Con poco más de veinte años, Dante había empezado a trabajar en la empresa de la Toscana y su  padre había puesto toda su energía en los productos, dejando la dirección de los negocios de la Toscana a su hermano Luigi, que era un hombre impulsivo y aficionado al juego. Para Donato encargarse de las nuevas sedes en Roma.

Cuando estuvieron al borde de la bancarrota y Dante se hizo cargo de la administración de la empresa, la relación con su padre se hizo más estrecha. Incluso podría decir que eran amigos.

El sonido del teléfono rompió el silencio en la lujosa sala de juntas de las empresas Watt Romano. Dante, con una expresión de preocupación en su rostro, se levantó rápidamente y tomo su celular

–"¿Sí?", – dijo con voz firme, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho.

En el otro extremo de la línea, la voz del abogado de la familia, Robert, resonó con solemnidad.

-"Dante, necesito que vengas a mi despacho lo antes posible. Hay algo importante que debemos discutir".

Dante frunció el ceño, sintiendo un nudo en su estómago.

–"¿Qué pasa, Robert? ¿Qué está pasando?"

–"Es sobre tu padre, Dante", respondió el abogado. "Ha ocurrido un accidente aéreo y... lo siento, Dante, pero tu padre ha fallecido".

–¡Que! . .

El mundo de Dante se detuvo en seco en ese momento. Sus emociones se agitaron en su interior, pero con un esfuerzo titánico, las reprimió. Ahora no era el momento de dejarse llevar por el dolor. Tenía que mantenerse fuerte por su familia.

–"Entiendo, Robert", dijo con voz serena, aunque su corazón latía con dolor. "Voy para allá de inmediato". Dante inmediatamente marco a la torre del aeropuerto . .  .

Mientras tanto, en su pequeño elegante apartamento en el centro de la ciudad, Sophie estaba ocupada con sus propios pensamientos cuando sonó el teléfono, tenía que regresar al hostal de la familia al otro día bien temprano para la convención que venía. Con un suspiro, se acercó, levantó el auricular, sin imaginar la noticia que recibiría.

–"¿Hola?", dijo con voz suave, pero se quedó en silencio al escuchar las palabras del abogado Robert al otro lado de la línea.

El rostro de Sophie palideció al escuchar las palabras de Robert, el abogado de su padre.

–Señora Sophie, lamento informarle que  su padre, Donato Watt, ha fallecido en un accidente aéreo, hace una hora . . .

El abogado continuó hablando, explicando los detalles de los actos fúnebres de su padre y del testamento. Sophie apenas podía procesar la información mientras la realidad de la pérdida de su padre y la responsabilidad de ser incluida en su testamento la abrumaban.

Con el corazón lleno de emociones encontradas y una sensación abrumadora de ansiedad, Sophie dejó el teléfono y se sentó en el sofá, tratando de asimilar todo lo que acababa de escuchar.

La noticia del fallecimiento de Donato Watt sacudió tanto a Dante como a Sophie, cada uno enfrentando su propio dolor y confusión. Sin embargo, lo que ninguno de los dos sabía era que esta tragedia los llevaría a enfrentarse nuevamente, desenterrando secretos del pasado que podrían cambiar sus vidas para siempre.

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