Griselda estaba dormida en su cama, ella vestía una bata transparente color rosa con acabados afelpados, lucía realmente linda. La bella pelirroja no tenía maquillaje a excepción de un labial para prevenir los labios resecos. Ella solía usarlo por las noches para que no se le agrietaran. Grace sintió un enorme odio al verla ahí tan tranquila, creía fervientemente que su hermana no se merecía esa vida, la vida que deseaba para ella misma. La malvada mujer sacó de entre sus ropas una daga de plata que había sacado de la mansión Smith, sabía que con ese afilado objeto daría muerte a su odiada hermana de una vez por todas, está vez no se permitiría fallar.(...)De regreso a su mansión, Ismael sentía el pecho oprimido, tendría que volver a comenzar con la búsqueda de su malvada cuñada y encontrarla cuánto antes. No podría estar tranquilo hasta sacarla de las calles y así poder garantizar la seguridad de su esposa.El CEO decidió llamar a la seguridad de su villa, solo para confirmar
Grace estaba muy descontenta, había visto el guardarropa que Ismael le había comprado a su hermana, era digno de una reina, y que decir de todas las joyas valiosas que había en el tocador, tan finas y costosas que podría vivir diez vidas en la opulencia si las vendiera. Todo eso consideraba que debía ser suyo. — Suelta a Griselda, Grace, ella está embarazada, hasta una hiena cuida de su familia, ¿Acaso no tienes entrañas? — ¡Lo único que siento por Griselda es odio, la detesto por ese cabello rojizo que todos los hombres aman y que me robaron la atención de un futuro buen marido. Ella siempre resaltaba a pesar de que yo soy una Smith legitima! El CEO sabía que se le estaba acabando el tiempo, esa psicópata no iba a soltar a su esposa por más que se lo pidieran. — Ismael... pase lo que pase quiero que sepas que te amo muchísimo... y que he sido muy feliz a tu lado. No te culpes por esto, quizás era nuestro destino no pasar el resto de nuestras vidas juntos. — Griselda estab
A pesar de haber recibido cuatro impactos de bala, Grace seguía luchando por su vida en el quirófano. Los médicos se movían lo más rápido que podían para detener el sangrado que se había convertido en hemorragia. — Pongan dos unidades de sangre, la paciente se está vaciando, dense prisa, el señor Rossi ha pedido que le salven la vida a la mujer a costa de lo que sea. Los médicos sacaban las balas y cauterizaban las heridas, pero seguían batallando con la perdida de sangre. Todavía no lograban ponerla fuera de peligro aunque seguirían intentando estabilizarla. El CEO salió un momento para hacer una llamada. En la mansión Smith el padre de las dos hermanas escuchaba timbrar su celular, cuando leyó el remitente supo que no se trataría de nada bueno, su yerno no lo llamaría a esa hora solo por qué sí. — Ismael, ¿Qué sucede? ¿Mi Griselda se encuentra bien, y el bebé? No me ocultes nada por favor. — Señor Smith, ocurrió una terrible situación, Grace logró meterse a mi villa
Después de cortar la llamada con su mejor amigo, el CEO Montana quien ya estaba en pijama, subió a su habitación en dónde su esposa leía un libro esperando a que llegara para apagar las luces. Le gustaba sentirlo a su lado y dormir acurrucada a su pecho todas las noches a menos que estuviera de viaje de negocios. — Sigues despierta, ¿Eh? — El hombre se acercó a darle un suave beso a su hermosa mujer. Alina era muy, muy, bella y con un porte de reina. — Sabes que me gusta sentirte a mi lado cuando duermo. Hoy te demoraste mucho en el despacho. ¿Sucede algo? — Preguntaba la señora Montana. — Los niños me entretuvieron más de lo que esperaba, terminé de leerles el cuento y los tres seguían despiertos, como están de vacaciones no pude amenazarlos con que debían levantarse temprano, les tuve que decir que el que no duerme lo suficiente se vuelve tonto con el tiempo porque él cerebro no descansa lo suficiente. — Oh... eso es muy cruel, son solo niños Dorian. A veces eres demasiad
Esta era la cereza del pastel para el CEO, que su suegro se enfermara, no favorecía en nada la situación de su esposa. — ¡No, no, no, esto no me puede estar pasando, señor Smith reaccione! Ayúdame Dorian. ¡Enfermeros, atiendan al señor, padece del corazón así que tengan mucho cuidado. Si se les muere los mando a ejecutar! — Ismael, tu suegro se ve muy pálido, espero que no se vaya a agravar. — Carajo, si algo le pasa a mi suegro, Griselda se va a poner muy triste, ella no va a resistir tanta pena. — El equipo médico se llevó al señor Smith a atender, era comprensible su mal estado pero eso significaba una preocupación más para el CEO Rossi. — Confiemos en que va a resistir, no todo tiene que ir tan mal, ¿Cierto? — ¿Me estás confortando o me estás preguntado? Por qué si es para hacerme sentir mejor no está funcionando. Esto se está poniendo cada vez peor. ¿Si mi suegro muere que le voy a decir a mi esposa? Se le va a romper el corazón. El empresario se frotó el rostro y
Gracias a la intervención oportuna de los médicos, el señor Smith había sido estabilizado. Le habían practicado un electrocardiograma, que efectivamente salió algo mal en la lectura, lo conectaron a una máquina que monitoreaba su corazón, una intravenosa con suero para inyectarle medicamento. — ¿Cuál es el estado de la señorita Smith? — Con cuatro balas en el cuerpo su condición era bastante grave, no tenemos idea de que fue lo que pasó pero deberían darle aviso a la policía, si fué un asalto o un intento de asesinado deben denunciarlo. — ¿Sobrevivió a la cirugía entonces? — Fué un verdadero milagro pero si, llegó prácticamente desangrada, quien la baleó en verdad la quería muerta. Fué difícil controlar las hemorragias, sobre todo las internas. tuvimos que transfundirle varias unidades de sangre. — ¿Creé que sobreviva a pesar de su gravedad? — Eso no lo podemos saber con exactitud, su condición sigue estando muy delicada, ahora mismo está siendo monitoreada en terap
Isabella Rossi, salía de la mansión Ivanov, a altas horas de la madrugada. Su jefe le había pedido cocinar para él porque no comía de lo que los chefs que tenía a su servicio cocinaban y ella como siempre no se había podido negar En los dos años que llevaban de relación jamás había podido negarse a nada que le pidiera, él tenía en sus manos su voluntad, sabía que era solo su amante y que no podría aspirar a nada más, que Sergey Ivanov, nunca la iba a amar aunque quería pensar que si, y es que ella lo amaba con todo su corazón, ese hombre cruel y frío lo era todo para la hermosa Isabella El frío le helaba los huesos, Isabella trataba de mantenerse caliente en el taxi y cubrirse lo más posible con su abrigo, pero justo en ese momento un dolor en el vientre al que le siguió un sangrado que manchó su ropa la hicieron quejarse, al principio pensó que le había llegado el periodo pero algo no se sentía como siempre, sudaba frio mientras se llevaba las manos al abdomen tratando de calma
Por un momento Isabella, pensó que había escuchado mal, ella miraba al doctor sin poder creer lo que este decía, estaba tan aturdida que dejó de escuchar el ruido a su alrededor — ¿Bebés...? ¿Usted... está diciendo que son dos bebés lo que llevo en mi vientre? — Cada noticia era más impactante que la anterior, Isabella, estaba sola, sin su familia en la ciudad y siendo el padre de sus hijos un hombre tan frío y cruel, sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, ella no pudo evitar dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, ante la mirada compasiva del especialista Isabella antes de conocer al CEO del que se enamoró, se imaginaba para ella una vida diferente, cumpliendo su sueño de ser chef, más ahora llevaba a sus hijos en el vientre y ni siquiera sabía cómo él tomaría la noticia, si querría o si odiaría a sus bebés — Por favor tome con calma lo que voy a decirle, recuerde que todo lo que usted sienta van a sentir los bebés, Y no queremos perderlos, ¿Cierto? — No...