Grace estaba muy descontenta, había visto el guardarropa que Ismael le había comprado a su hermana, era digno de una reina, y que decir de todas las joyas valiosas que había en el tocador, tan finas y costosas que podría vivir diez vidas en la opulencia si las vendiera. Todo eso consideraba que debía ser suyo. — Suelta a Griselda, Grace, ella está embarazada, hasta una hiena cuida de su familia, ¿Acaso no tienes entrañas? — ¡Lo único que siento por Griselda es odio, la detesto por ese cabello rojizo que todos los hombres aman y que me robaron la atención de un futuro buen marido. Ella siempre resaltaba a pesar de que yo soy una Smith legitima! El CEO sabía que se le estaba acabando el tiempo, esa psicópata no iba a soltar a su esposa por más que se lo pidieran. — Ismael... pase lo que pase quiero que sepas que te amo muchísimo... y que he sido muy feliz a tu lado. No te culpes por esto, quizás era nuestro destino no pasar el resto de nuestras vidas juntos. — Griselda estab
A pesar de haber recibido cuatro impactos de bala, Grace seguía luchando por su vida en el quirófano. Los médicos se movían lo más rápido que podían para detener el sangrado que se había convertido en hemorragia. — Pongan dos unidades de sangre, la paciente se está vaciando, dense prisa, el señor Rossi ha pedido que le salven la vida a la mujer a costa de lo que sea. Los médicos sacaban las balas y cauterizaban las heridas, pero seguían batallando con la perdida de sangre. Todavía no lograban ponerla fuera de peligro aunque seguirían intentando estabilizarla. El CEO salió un momento para hacer una llamada. En la mansión Smith el padre de las dos hermanas escuchaba timbrar su celular, cuando leyó el remitente supo que no se trataría de nada bueno, su yerno no lo llamaría a esa hora solo por qué sí. — Ismael, ¿Qué sucede? ¿Mi Griselda se encuentra bien, y el bebé? No me ocultes nada por favor. — Señor Smith, ocurrió una terrible situación, Grace logró meterse a mi villa
Después de cortar la llamada con su mejor amigo, el CEO Montana quien ya estaba en pijama, subió a su habitación en dónde su esposa leía un libro esperando a que llegara para apagar las luces. Le gustaba sentirlo a su lado y dormir acurrucada a su pecho todas las noches a menos que estuviera de viaje de negocios. — Sigues despierta, ¿Eh? — El hombre se acercó a darle un suave beso a su hermosa mujer. Alina era muy, muy, bella y con un porte de reina. — Sabes que me gusta sentirte a mi lado cuando duermo. Hoy te demoraste mucho en el despacho. ¿Sucede algo? — Preguntaba la señora Montana. — Los niños me entretuvieron más de lo que esperaba, terminé de leerles el cuento y los tres seguían despiertos, como están de vacaciones no pude amenazarlos con que debían levantarse temprano, les tuve que decir que el que no duerme lo suficiente se vuelve tonto con el tiempo porque él cerebro no descansa lo suficiente. — Oh... eso es muy cruel, son solo niños Dorian. A veces eres demasiad
Esta era la cereza del pastel para el CEO, que su suegro se enfermara, no favorecía en nada la situación de su esposa. — ¡No, no, no, esto no me puede estar pasando, señor Smith reaccione! Ayúdame Dorian. ¡Enfermeros, atiendan al señor, padece del corazón así que tengan mucho cuidado. Si se les muere los mando a ejecutar! — Ismael, tu suegro se ve muy pálido, espero que no se vaya a agravar. — Carajo, si algo le pasa a mi suegro, Griselda se va a poner muy triste, ella no va a resistir tanta pena. — El equipo médico se llevó al señor Smith a atender, era comprensible su mal estado pero eso significaba una preocupación más para el CEO Rossi. — Confiemos en que va a resistir, no todo tiene que ir tan mal, ¿Cierto? — ¿Me estás confortando o me estás preguntado? Por qué si es para hacerme sentir mejor no está funcionando. Esto se está poniendo cada vez peor. ¿Si mi suegro muere que le voy a decir a mi esposa? Se le va a romper el corazón. El empresario se frotó el rostro y
Gracias a la intervención oportuna de los médicos, el señor Smith había sido estabilizado. Le habían practicado un electrocardiograma, que efectivamente salió algo mal en la lectura, lo conectaron a una máquina que monitoreaba su corazón, una intravenosa con suero para inyectarle medicamento. — ¿Cuál es el estado de la señorita Smith? — Con cuatro balas en el cuerpo su condición era bastante grave, no tenemos idea de que fue lo que pasó pero deberían darle aviso a la policía, si fué un asalto o un intento de asesinado deben denunciarlo. — ¿Sobrevivió a la cirugía entonces? — Fué un verdadero milagro pero si, llegó prácticamente desangrada, quien la baleó en verdad la quería muerta. Fué difícil controlar las hemorragias, sobre todo las internas. tuvimos que transfundirle varias unidades de sangre. — ¿Creé que sobreviva a pesar de su gravedad? — Eso no lo podemos saber con exactitud, su condición sigue estando muy delicada, ahora mismo está siendo monitoreada en terapia
Un policía quedó posteado muy cerca de la sala de cuidados intensivos, por el momento era imposible que la paciente se levantara, ella todavía no regresaba de la anestesia que le fue puesta para intervenirla. El CEO Montana ya entrada la madrugada regresó a su villa, subió hasta su habitación y se cambió de ropa para meterse a la cama. Alina no despertó pero si se abrazó a él buscando su calor, Dorian no dudó en abrazarla a su pecho. Estaba cansado y no tardo mucho en quedarse dormido. El día llegó y encontró al CEO Rossi dormitando en un sofá. No pudieron pasar a Griselda a una habitación para no moverla en lo absoluto, querían esperar a que despertara para evaluarla de nuevo. Isamael moría de sueño, pero el sol en su rostro le decía que debía volver a ver a su mujer a la sala de urgencias. Se puso de pié y fue al sanitario para lavarse la cara, eso le ayudaría a despertar un poco. Apenas iba entrando a la sala donde estaba su mujer cuándo escuchó su voz. — ¿En donde
El CEO Rossi no había probado alimentos, estaba pendiente de su esposa y de su suegro. Por fortuna ambos seguían estables. — Señor Rossi, su esposa ya puede irse a casa, ella está bien, el bebé está bien. Solo procure que no se someta a más estrés, ella también ha prometido que estará tranquila pase lo que pase. Dijo el médico con la tabla de su expediente en mano. Solo estaba firmando las últimas indicaciones para dar de alta a la señora Rossi. — Eso es estupendo, nos iremos a casa querida, ya todo pasó y estarán bien, te lo prometo. — Lo sé, lo sé, ahora ayúdame a levantarme, ya quiero marcharme de aquí. — Por supuesto cariño, te ayudaré a vestirte. — El CEO Rossi cerró la cortina hospitalaria y en menos de nada ya tenía lista a su esposa para salir. Cómo prometió Griselda guardó la calma y le sonrió a su marido cuando él le abrochó el cinturón de seguridad y dió un suave beso para subir al coche para conducir. — Me alegro que el bebé esté bien, cuando lleguemos a c
Lágrimas de rabia brotaban de los ojos de la bella pero malvada señorita Altamirano, por fin salía a la luz todo lo despreciable que le había hecho a su prima sin importarle el lazo de sangre que las unía. Los invitados y muchos hombres casaderos que habían asistido al evento miraban de forma despectiva a la engreída mujer que en esos momentos no era más que una marginada de la élite. — Es mejor que te vayas Sofía. Este es un evento para gente decente, no para zorras como tú, ¿Quien de nosotras te podría tener confianza para invitarte a convivir en nuestro círculo? Si fuiste capaz de traicionar a tu propia sangre, de que no serías capaz de hacernos. — ¡Que se vaya, no es bienvenida aquí, tendrá suerte si se casa con un hombre de poca monta. — Solamente que los Altamirano le compren uno. Un CEO en quiebra al que tengan que mantener, de lo contrario nadie en su sano juicio se arriesgaría a ser la burla de toda la sociedad. Sofía salió del salón bañada en llanto, había perd