El juicio de Grace no duro más de quince días. Había sido muy doloroso para Griselda y su padre, la mujer fue condenada a veinte años de prisión sin derechos a libertad bajo fianza. Los gritos en la sala de la asesina cuando la estaban llevando directo a una prisión, no se hicieron esperar, se decía inocente, se decía que lo había hecho por justicia, que Griselda le había robado todo, incluso el amor de Ismael Rossi, sentimiento que nunca tuvo para ella. Ese mal momento había sido cerrado, los Smith podrían continuar con su vida y centrarse en el nuevo ser que vendría a darles un rayo de luz. (...) — ¡Robert Isaías Rossi Smith!mi nombre quedó de segundo, ¿Lo puedes creer querida? ¡Claramente le dije a tu hijo que utilizará sus encantos para convencer a mi nuera de llamar al niño solo Isaías!, Pero por lo visto echó en saco roto mi sugerencia! — Oh... cariño, no te pongas así, el señor Smith está pasando por momentos muy difíciles, que te condenen a una hija por intento d
El amor de la pareja era conmovedor, en las bancas algunas parejas se acercaron más para sentir su calor, otros se demostraban su cariño con un suave beso, y en el caso de los padrinos y madrinas compartían miradas cargadas de intenso amor. La misa comenzó y todos escuchaban atentos. Se habló del respeto, la comprensión, la fidelidad, y la paciencia que deben tener los esposos cuando comienzan su vida en pareja. Cuando llegó el momento de que Adriano entregará las arras a Fiorela el dijo: — Te entrego estas arras como símbolo de mi compromiso para que en nuestro hogar nada te falte, proveeré para ti y para nuestros hijos alimentos y todas las necesidades que requieran, hasta el día de mi muerte y más allá de esta. — Recibo estas arras con el compromiso de cuidar la economía de nuestra familia. Ahorrar y buscar ofertas en los supermercados. Los invitados rieron por la gracia que les hacía las palabras de la bella jóven. Los De Luca, eran ridículamente billonarios, estaban
Fiorela estaba muy asustada, ella se llevó las manos a su vientre, temía por la vida de su bebé no nato, sus bellos ojos marrones estaban cristalinos a punto de llorar. — No preciosa, no te pongas así, trata de estar tranquila, abrazarte a mí, te prometo que no te va a pasar nada yo te voy a proteger hasta con mi propia vida si es necesario. — Adriano, no quiero perderte, no quiero perder al bebé, esto es mi culpa por escaparme de los mafiosos rusos, si no hubiese aceptado tu propuesta hoy estarías fuera de peligro. — Dos lágrimas corrieron por las mejillas de Fiorela. El abogado estaba furioso, su esposa recién reía feliz, y ahora estaba angustiada, ese hijo de puta se las pagaría. — Escúchame, no te preocupes por nada, recuerda que si te alteras, le hará daño a nuestro hijo. Sé fuerte cariño, te necesito fuerte. Adriano podía ver a través del espejo trasero como se movían unos coches oscuros hacia ellos. Mientras tanto Alessandro hacía una llamada grupal. — ¿Qué
La limusina llegó al fin a la entrada principal, Adriano bajó y se apresuró a abrirle la puerta a Fiorela. — Ven aquí cariño, todo está bien, la amenaza ya ha sido retirada, no volverán a molestarnos por hoy, además hay mucha seguridad aquí y en los alrededores. Pero Fiorela estaba algo pálida. Ella solo asintió y se dejó guiar por su marido. Justo en la entrada estaban los señores De Luca esperando a su hijo y a su nuera. — ¡Adriano, están bien?! ¿Cómo pudo pasar esto? Emma la madre del abogado se había angustiado muchísimo. El abogado padre no le vió buen semblante a su nuera. — Hijo, Fiorela no se ve nada bien, mírala, parece un fantasma. — La novia tenía incluso los labios casi transparentes, ella estaba a punto de colapsar. — ¡Hay, carajo, cariño mírame, confía en mí, ya todo está bien! — Adriano la llamaba pero ella lo escuchaba lejos. — Llévala a la habitación, debe descansar por lo menos un poco. Si no se recupera deberás llevarla a un hospital. — Dijo el ab
El abogado se alejo del cuerpo de su esposa y puso seguro en el picaporte, después caminó hacia ella y tomó sus labios hasta que la escuchó gemir. Fiorela tenía los senos desnudos, las manos de Adriano los recorrían hasta que bajó y se los metió a la boca, la suave forma en la que los lamía, hizo que la jóven oriental echara la cabeza para atrás Ella cerraba los ojos para sentir con cada uno de sus sentidos las caricias que su esposo dejaba en ella. — Adriano... Te necesito... — Suplicaba la sensual mujer a su marido. El abogado bajó el ciper de su pantalón y dejó salir su miembro que ya goteaba por estar dentro de su mujer. Bajó las bragas de Fiorela y se acomodó entre sus piernas para enterrarse en ella. — Ahhhrg joder, estás tan apretada cariño, tan calida preciosa. El hombre besaba el delgado cuello de su mujer, subía hasta sus labios de nuevo ahogando los gemidos que salían de la garganta de Fío. — Si, así, así, Adriano, no pares mi amor, no te detengas, Fiorela
Después del festejo, los esposos llegaron a la mansión De Luca, Fiorela estaba muy cansada, ella solamente quería quitarse el vestido, ducharse y ponerse la pijama para irse a la cama. Ella así lo hizo, Adriano se quedó unos momentos en el despacho hablando con su primo Alessandro Ferreti. — Adriano, Jhonatan logró dar con los tres coches que huyeron de la emboscada todos están muertos a excepción de Pietro Ribak, ¿puedo matarlo yo mismo y así acabar con este embrollo si así lo quieres? — No, no lo mates aún, mañana me daré un tiempo para que vayamos a visitarlo, eso no me lo perdería por nada. — Oye pero... ¿No saldrás de luna de miel con tu esposa? El embarazo todavía no se nota demasiado, pueden viajar por lo menos... dos meses sin problema. — Mañana por la noche nos iremos a Roma, pasaremos por suiza y después dejaré que Fiorela elija a dónde más quiere ir. A mí mientras ella esté conmigo, me da igual para donde vayamos. — Si que te dió duro el amor, ¿Eh? Pero no
Fue inevitable que la sangre del ruso no salpicara los finos trajes de los primos Ferreti y del abogado. Adriano le había disparado justo en medio de la frente. Ver a su esposa con esa palidez por el terror que le causaba el mafioso ruso lo hizo prometerse que lo mataría el mismo. Fiorela debía llevar una vida tranquila y sin sobresaltos, llevaba a su bebé en su vientre y no iba a permitir que nada la mortificara. — Iuuuh.... ¡Adriano hubieras avisado que le ibas a disparar, este traje es nuevo y ya se echó a perder con la sangre de ese idiota! — Isack estaba tratando de limpiarse lo más que podía con su pañuelo. — Lo mismo digo, este traje me costó cuarenta mil dólares, y ahora ya no sirve más, tendré que regresar a casa a cambiarme, el problema es que el pequeño Joshua apenas me vé, quiere que lo cargue, si hubieras avisado nos habríamos retirado. ¡carajo! — No sean exagerados, solo comprense otro traje y listo, son millonarios, esto no es nada para ustedes. — Dijo Adrian
Grace, astuta como era, pronto sintió que algo no andaba bien. tomó asiento con precaución. — ¿Cómo es que sabe mi nombre? Además yo no estoy enferma, ¿Para que me han traído aquí? No he solicitado ser revisada por ningún médico, así que quiero regresar a mi celda. — Señorita Smith, soy el psiquiatra González, está es solo una evaluación de rutina, necesito que coopere para hacerle una evaluación, comenzaremos con un examen escrito. — El doctor arrastró tres hojas engrapadas hasta el lugar de la mujer, y le acercó un lápiz. — ¡No pienso acceder a esta evaluación, estoy perfectamente bien, para que se entere no estoy loca! El médico permanecía inexpresivo. Estaba acostumbrado a tratar con todo tipo de pacientes, Grace Smith no era problema para él. — Hay mucho por hacer, entre más pronto comiences a cooperar, más pronto vamos a terminar con la evaluación, si te niegas me harás un favor, así me darás argumentos para declararte incapacitada para que seas juzgada como una pr