La alegria de ser esposos.

Isabella no pudo poner más resistencia, el juez les leyó los derechos y obligaciones que adquirirían al contraer matrimonio.

El primero en firmar fue Sergey, dejó plasmada su imponente firma en el acta, después le cedió la fina pluma a Isabella, ella también firmó su nombre. La embarazada estaba muy feliz, se le notaba en el brillo de su mirada, y en la amplia sonrisa.

— Ahora pasen los testigos por favor. — Pidió el juez.

— Yo firmaré como testigo de Sergey. — Adriano De Luca sin duda sería el testigo del CEO ruso, era su mejor amigo y así era como debía ser. Había volado desde Europa para estar presente en la boda de su casi hermano.

— Yo firmaré como testigo de Isabella. — El elegante y apuesto Apolo Valentain firmaba como testigo de su amiga.

Ambos hombres plasmaron su elegante firma en las actas, estaba hecho.

— Por el poder que me confiere el estado, los declaro marido y mujer, ya puede besar a la novia.

Los trillizos no perdían detalle alguno del suceso, sus p
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