En la habitación privada habían llevado ya a la madre y a la niña. La bebé venía despierta, estaba chupándose dos deditos, ella comenzó a llorar por qué tenía hambre. — ¿Qué pasa pequeña? Isabella, ¿Por qué llora la bebé? — Quizás tenga hambre, pídele a la enfermera un biberón, a mí todavía no me baja la leche. El CEO fue por él biberón y se lo dió a su hija, ella comió y se quedó dormida de nuevo. — Vaya, parece que nació con hambre nuestra nena. Por cierto quiero nombrarla, como cuando los trillizos nacieron yo no estaba presente, y los nombraste tú sola, con increíbles nombres debo decir, mi bella esposa los nombró como rusos y te doy gracias por eso. — Está bien, creo es justo que tú le elijas el nombre a la nena, dime, ¿Cuál le pondrás? — La bella madre estaba muy curiosa por saber. — Pensé en muchos nombres, pero al final me decidí por uno. La nombraré, Serena Ivanov Rossi. — ¿Serena...? Oye ruso, !¿Hay alguna mujer con la que hayas salido que lleve ese nom
Isabella había escuchado la voz de su padre y había despertado un poco. — Miren nada más lo que hicieron, despertaron a Isabella. No recordaba que los hombres Rossi fueran tan ruidosos. — Alba Rossi regañaba a su esposo y a su hijo. — Isabella querida, ¿Cómo te sientes, princesa? Cuéntaselo a tu padre. Isaías Rossi se acercó a la camilla de hospital donde la bella chef descansaba. Le tomó la mano para que sintiera su apoyo y esperó su respuesta. — Papá, me alegra que vinieras, siento que me han torturado como si fuera una criminal. Me dolió muchísimo dar a luz a la bebé. — Ohhh cariño, ese ruso parece que disfruta hacerte sufrir al ponerte bebés en el vientre, dar a luz siempre es muy doloroso, debería ser más considerado, y no maltratar demasiado tu cuerpo. — Definitivamente este es el último bebé que le daré a Sergey, no creo poder soportar de nuevo pasar por estos dolores. ¿Tienes algún problema con eso, Sergey? — Por supuesto que no, Isabella, creo que cuatro
Los trillizos estaban de mal humor, acompañaron a su padre al hospital, sí, pero no estaban muy convencidos de que sus padres ahora con su nueva bebé, los consideraran igual de importantes. La puerta se abrió y las tres figuras entraron seguidas de su imponente padre. — ¡Abuelo Isaías, buuuu....! — ¿Qué pasa Aleksey? Cuentale al abuelo, yo voy a escucharte. — Tío Ismael, que bueno que estás aquí, debes llevarme a vivir contigo y con la tía Griselda, papá y mamá nos abandonaron toda la mañana, ahora ya tienen a otro bebé al que quieren más que a nosotros. Ya no quiero a papá y tampoco a mamá. — El pequeño Alexandrito buscaba consuelo en su tío. — ¿Cómo? ¿Quieres venirte a vivir con tu tía Griss y conmigo? Muy bien, yo no tengo problema con eso, pero... Debes de saber que él bebé Roby se despierta cada dos horas llorando por la noches pidiendo alimento. Tienes que tenerle mucha paciencia porque suele llorar bastante. — Bueno... Yo no me puedo desvelar por qué voy al cole
Poco después, la niña despertaba pidiendo alimento, lloraba sin pararse poniéndolos nerviosos a todos. — Sergey, la nena parece ser igual de impaciente que tú. Con decirte que a los tres meses de nacido, tú padre tuvo que darte un par de nalgadas porque te estabas ahogando al llorar. Te amabamos, por dios que sí, eras nuestro primogénito y nuestro único hijo, pero eras un niño muy difícil y malhumorado. El llanto de la niña no cesaba, no fue si no hasta que la enfermera trajo la mamila que su padre la alimentó y se calmó. — Que terrible que llore tanto, ¿Qué vamos a hacer si por las noches no se duerme, papá? — Pues la vamos a regresar aquí al hospital, Aleksey. No nos podemos quedar a un bebé que llore demasiado, ¿Cierto, papá? — A veces me preguntó que estaré pagando contigo, Alexandro. No vamos a regresar a la bebé al hospital aunque llore toda la noche. Ella es parte de nuestra familia, y con nosotros se va a quedar. — El CEO se escuchó firme, así a los trillizos les
Sergey no había cuidado a sus trillizos de recién nacidos. Pero cuidar a su nena era agotador. No los dejaba dormir una noche de corrido, y estaban siempre muy al pendiente de sus necesidades. Al cumplir el pequeño bebé Roby y la bebé Serena tres meses, asustaron a sus padres muchísimo por primera vez. Los CEOS habían llegado del trabajo, sus pequeños estaban despiertos, ellos acababan de comer, los quitaron de los brazos de sus madres para ayudarles a sacar el aire dándoles palmaditas en la espalda. Mientras lo hacían las palabras de cariño no faltaban hacia los hermosos niños. Cuando de pronto la niña y el niño vomitaron el costoso y fino traje de sus padres. — Isabella, ¿Qué le pasa a la nena? ¡Creo que se ha enfermado, volvió el estómago, debe de estar muy enferma, rápido, hay que llevarla a la clínica! El CEO estaba a punto de salir con la niña para subir de nuevo a su coche. Pero la voz de su esposa lo detuvo. — Sergey, la nena está bien, ella acaba de comer, est
El resto de la tarde los esposos Rossi estuvieron enfadados. No habían llegado a un acuerdo sobre lo que Griselda estaba pidiendo. El CEO se metió a bañar para cambiarse de ropa, su hijo lo había vomitado, después salió y se metió al cuarto del pequeño a jugar con él, por último lo arrulló cuando se quería quedar dormido. — Ahhh... ¿Y ahora como voy a hacer para contentar a tu bella madre? Ella quiere regresar a trabajar, pero ahora estás tú aquí, no podemos salirnos los dos de la villa y dejarte en manos ajenas, ¿Qué crees que debería decirle? Cuando el CEO volvió a la habitación, se encontró con que Griselda estaba leyendo un libro, ella estaba ya en pijama. — ¿Roby se quedó dormido? — Si, se acaba de quedar dormido, me traje el radio para escuchar si se despierta, también prenderé la pantalla para verlo. — Gracias, estaré pendiente. — Griselda regresó la mirada al libro, ignorando a su marido. — Tengo hambre, ¿Bajamos a cenar? — No tengo apetito, me quedaré aqu
Al día siguiente, las niñera se quedaron a cargo del pequeño Roby. El CEO dejó instrucciones precisas para su cuidado. El niño debía ser tratado como un príncipe, ya que era el tesoro de sus padres. Los esposos acordaron que el CEO llegaría primero a la empresa para tantear el terreno. Cuando a la empresa vieron arribar al elefante y atractivo hombre de profundos ojos azul violeta. Además de no poderle quitar la mirada de encima también les sorprendía su visita. El no solía visitar la empresa muy seguido, se sabía que era un hombre muy ocupado. — Buenos días señor Rossi. Bienvenido a su empresa. — El guardia de seguridad de la recepción daba la bienvenida a su jefe. — Buenos días. Señorita, avisé a todos los jefes de departamento que estoy aquí y que los quiero ver en la sala de juntas en... diez minutos. — Ordenó el CEO a la recepcionista. — Enseguida me pongo en eso CEO Rossi. Ismael no se quedó en la recepción, subió al elevador para ir al piso de gerencia. Tenía
El jefe del departamento de contabilidad, llegaba con unos apuntes importantes a la junta. Se trataba de un hombre que se tomaba muy en serio su trabajo, Sebastián Delfino era el mejor en su área. — Señor Delfino, ¿Duda usted de mis capacidades? Soy un gerente con mucha experiencia. — No lo dudo, pero si experiencia no sirve de nada si no la pone en práctica, así que... Bienvenida gerente Smith, puede contar con el departamento de contabilidad, trabajaremos codo a codo con usted. — Se lo agradezco, señor Delfino. Su ayuda me va a venir muy bien. apenas terminemos con esta junta me gustaría verlo en mi oficina. — Por supuesto, incluso llevaré los libros de contabilidad para que los revisemos juntos. Decir que la bella mujer no había impactado al contador sería mentir. El aura angelical, la belleza etérea, y la sonrisa de Griselda Smith, podían conquistar a cualquiera en solo unos minutos. El CEO permanecía sentado con la pierna cruzada y observando todo a detalle. Esta