Griselda dejo de moverse al escuchar la imponente voz del CEO Rossi. ¿Si no le iba a hacer nada por qué la llevaba a su cama? — ¡No voy a quedarme aquí, se siente peligroso! — Bramó la jovén ojiverde. — No soy peligroso, es solo que es más fácil para mí cuidarte si estoy cerca, te pondré en la cama y bajaré a pedir algo para cenar. ¿Peligroso yo? — El hombre dejó escapar el aire mostrando su descontento. — ¡Auchh! — Griss se quejó al poner el pié sobre el colchón. Ismael se preocupó y preguntó apresurándose a revisar la hinchazón. — ¿Te sigue doliendo mucho? Déjame verte. Si, sigue bastante inflamado, ya deja de moverte tanto, solo vas a empeorar. Se buena y quédate quieta, enviaré tu hoja de incapacidad a tu seguro, ah, dame el número de tu jefe para avisarle de tu accidente. — ¿Qué..? — Qué me des el número de tu jefe directo... — Si te escuché no estoy sorda, lo que quiero decir es que... yo puedo llamarlo, no es necesario que tú lo hagas. — Pero quiero hacerl
Isabella Rossi, salía de la mansión Ivanov, a altas horas de la madrugada. Su jefe le había pedido cocinar para él porque no comía de lo que los chefs que tenía a su servicio cocinaban y ella como siempre no se había podido negar En los dos años que llevaban de relación jamás había podido negarse a nada que le pidiera, él tenía en sus manos su voluntad, sabía que era solo su amante y que no podría aspirar a nada más, que Sergey Ivanov, nunca la iba a amar aunque quería pensar que si, y es que ella lo amaba con todo su corazón, ese hombre cruel y frío lo era todo para la hermosa Isabella El frío le helaba los huesos, Isabella trataba de mantenerse caliente en el taxi y cubrirse lo más posible con su abrigo, pero justo en ese momento un dolor en el vientre al que le siguió un sangrado que manchó su ropa la hicieron quejarse, al principio pensó que le había llegado el periodo pero algo no se sentía como siempre, sudaba frio mientras se llevaba las manos al abdomen tratando de calma
Por un momento Isabella, pensó que había escuchado mal, ella miraba al doctor sin poder creer lo que este decía, estaba tan aturdida que dejó de escuchar el ruido a su alrededor — ¿Bebés...? ¿Usted... está diciendo que son dos bebés lo que llevo en mi vientre? — Cada noticia era más impactante que la anterior, Isabella, estaba sola, sin su familia en la ciudad y siendo el padre de sus hijos un hombre tan frío y cruel, sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, ella no pudo evitar dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, ante la mirada compasiva del especialista Isabella antes de conocer al CEO del que se enamoró, se imaginaba para ella una vida diferente, cumpliendo su sueño de ser chef, más ahora llevaba a sus hijos en el vientre y ni siquiera sabía cómo él tomaría la noticia, si querría o si odiaría a sus bebés — Por favor tome con calma lo que voy a decirle, recuerde que todo lo que usted sienta van a sentir los bebés, Y no queremos perderlos, ¿Cierto? — No...
Con esa gélida mirada azúl el CEO Ivanov, recorrió el amplio lugar hasta que dió con su objetivo y caminó en esa dirección, cuando Isabella, lo vió llegar se sorprendió muchísimo, ella apenas pudo pronunciar — Sergey.... Tú... ¿Qué haces aquí? — ¡Tú, enfermera, quiero que la cambien a la mejor habitación privada que tenga este hospital, de inmediato! — La imponente y dominante voz de Sergey Ivanov, hizo temblar a la mujer que revisaba la intravenosa de Isabella, ese hombre era realmente tan apuesto como aterrador El equipo de enfermería se apresuró de inmediato a cumplir las órdenes del hombre millonario, con mucho cuidado y con premura, trasladaron a Isabella, a una de las habitaciones más lujosas del hospital Ella pudo ver qué parecía un habitación de hotel cinco diamantes, el lujo estaba por todas partes, incluso tenia una pequeña cocina, sala de estar, televisión con cable, y teléfono, la única diferencia era que había equipos médicos en ella Después de dejar cómod
El CEO, se había quedado trabajando en el sofá cerca de la camilla en dónde estaba Isabella, ella se había dormido y vuelto a despertar, el hombre la observaba de vez en vez — Sergey... — Dime, ¿Necesitas algo? — Agua, quiero un poco de agua, estoy muy sedienta — Claro, dame un momento — El hombre hizo a un lado su laptop y su celular para buscarle una botella de agua a su asistente, Isabella, lo observaba sin poder creer que él estuviera haciendo eso por ella, siempre había sido al revés, era ella quien lo atendía, pero ahora... estaba ahí, no se había marchado, no la había abandonado, consideraba al bebé en su vientre, sus ojos se humedecieron pero evitó llorar, eso significaba que no estaba sola, ¿Cierto? — Aquí tienes. — Gracias... — Isabella estaba a punto de preguntarle si le gustaban los bebés cuando el médico entró con un aparato para revisar a los niños — Buenas noches, veo que está descansando, eso es muy bueno para que mejore pronto, voy a hacer un ultras
Después de haber tenido una noche de pasión bastante intensa, al día siguiente Isabella despertó y se encontró sola en la cama, no era nada extraño, se había convertido en algo habitual que despertara sola, el CEO siempre se marchaba dejándola sola y sumida en la tristeza. El alta ya estaba firmada, ese día la bella asistente ya se podía marchar, ella estaba haciendo su maleta cuando de pronto escuchó tocar a la puerta y fue a abrir, nunca se espero ver quien era el visitante — ¡Hermano...! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste que...? — Era evidente la voz temblorosa de la jóven — ¿Se puede? — Preguntó el CEO Rossi, antes de entrar — ¿Qué estabas aquí? Igor me ha avisado, sabes bien que él no solamente es tu mayordomo, también es el hombre de confianza de nuestra familia — No debió decirte nada, mírame, estoy bien, ya el médico dijo que puedo irme a casa — Sabes bien que las cosas no son tan sencillas, no quieras encubrir a ese hombre. Cuando dijiste que te amaba, te creí y t
Al siguiente día en la oficina, el ánimo de Isabella estaba muy decaído, pero se acariciaba el vientre y eso la confortaba un poco, sentir a sus bebés le daba fuerzas para seguir, más nada la habría preparado para lo que viviría ese día. — Isabella, ven para entregarte las facturas que se deben llevar al departamento de contaduría — El CEO la llamo por el interlocutor personal que tenían — Voy en seguida — La mujer embarazada se movía mas lento, su barriga estaba ya bastante grande, y en unos días le darían su incapacidad, solo tenía que esperar un poco más — Por favor lleva esto a firmar... Isabella, ¿Cómo va el embarazo? — El CEO, se detuvo a preguntar — Bien, un poco cansado pero los bebés están bien, llevaré esto a firmar y... Sergey, ¿Podemos hablar cuando vuelva? Hay algo importante que quiero decirte — Isabella quería decirle al CEO cuál era su verdadera identidad, Isabella era la menor de los hijos de la millonaria y poderosa familia Rossi, también sobre él acuerd
En el quinceavo piso, la señora Ivanov, entraba a la oficina del CEO, ella se encontró con la sorpresa de que la prometida que hacía tres años atrás, su fallecido suegro había pactado para su hijo, la familia Estrada, era millonaria y tenían muchos negocios en común, por eso al viejo amo Ivanov, le pareció lo mejor hacer alianzas matrimoniales para afianzar la sociedad en común — !Hijo, tanto tiempo sin verte, tu madre te ha extrañado tanto, ven aquí, déjame darte un beso, eres tan apuesto! — La madre abrazó a su único hijo y le dió un par de besos, después saludó a la jóven que estaba con él, ella por supuesto que la conocía — ¿Qué tal estás querida? supe que tú madre ha mejorado en salud y que por fin regresaron a Rusia — Señora Ivanov, me da mucho gusto saludarla, apenas aterrizamos vine a ver a mi prometido, ya han sido varios años que hemos estado distantes y precisamente vine a hablar de la boda, mis padres están de acuerdo en que ya no hay motivos para seguirla aplazand