Katerina Ivanov, dejó escapar lágrimas de felicidad. Había llegado a pensar que por él carácter de Sergey frío y huraño no tendría nietos, ella deseaba conocer su descendencia y ahora estaban sus nietos en la sala de estar, se sentía como un milagro. — Sergey, ¿Ellos son...? ¡No puedo creer que por fin los hayas encontrado! ¿Cómo fué? ¿Dónde fue...? — ¿Quién es ella, papá? ¿Ella es tu madre? — El curioso Aleksey preguntaba a su padre. — Si, ella es mi madre, por lo tanto es su abuela. Mamá, los encontré, ellos estaban en América, los he traído a qué los conozcas y que te conozcan. — Sergey sabía cuándo deseaba su madre tener algún día a sus nietos en sus brazos al igual que él — ¡Que felicidad tan grande! ¡Vengan aquí pequeños, denle un abrazo a su abuela! — la elegante señora Ivanov abrió sus brazos esperando recibir a los pequeños. Alexander sonrió y fue acercándose poco a poco a la mujer. El niño era muy cálido, él se abrazó a su abuela. A Alexandrito le fascinaba re
El reservado Ismael casi se ahoga con el sorbo de vino. A buena hora esa señorita le estaba preguntando si estaba casado. — No, no estoy casado. — ¿Y... prometida? ¿Tienes prometida? — Griselda había dejado de comer para escuchar la respuesta. — No, tampoco tengo prometida, trabajo y viajo mucho. No he tenido tiempo para el romance. — Entonces... ¿Te estás convirtiendo en un solterón? Al CEO Rossi no le agradó para nada que lo llamaran así. — No soy tan viejo. Además sigo soltero porque no he encontrado a la mujer adecuada, cuando la encuentre me casaré con ella y tendremos hijos. — Ismael. Nunca solía dar explicaciones, era un hombre que se regía por sus propias reglas. Pero sintió la necesidad de aclararle a la bella ojiverde que no tenía compromisos. — Esta copa de vino está exquisita, hmmm... — Griss intentaba cambiar el tema pero no le iba a resultar tan sencillo. — ¿Y que me dices de ti? ¿Tienes esposo, prometido, novio? Eres joven y bella, no creo que estés solt
Ismael sintió el fuerte jalón de la toalla y como se deslizó por su cintura. Había quedado completamente desnudo frente a aquella bella señorita, su rostro estaba ilegible. Solo la miraba sin parpadear. Griselda. Pestañeaba su verde mirada una y otra vez frente al miembro viril del hombre que con su perfecta anatomía la tenía hechizada. Su rostro estaba sonrojado como nunca antes lo había estado jamás. El era el ejemplar masculino más atractivo que había visto en toda su vida. Para la hermosa mujer de cabellos rojizos, esta era la primera vez que veía a un hombre totalmente desnudo. A solas y en una habitación alumbrada a media luz, su cuerpo se estremeció. De pronto tuvo pensamientos inapropiados donde Ismael la tomaba y la ponía en su cama para después besarla apasionadamente. Su cuerpo estaba bastante acalorado, pero culpó al vino. ¿Por qué le pasaban estás cosas? No terminaba de entenderlo. — Señorita Smith, ¿Cuánto tiempo más va a seguir mirando mi pene? Pareciera que jam
Después de hacer piss, Griselda ahora tenía que volver a la cama. Pero el pie tan inflamado no le ayudaba mucho. — ¡Ismael...! ¡¿Ismael estás ahí?! — La jóven Smith gritaba para ser escuchada. — Estoy en la misma habitación que tú. No estoy en otro país, te escucho perfectamente. ¿Ya terminaste de hacer lo tuyo? — ¡Siiii, ya terminé! Me echas una mano por favor! — La ojiverde seguía gritando, estaba ebria y no media el tono de su voz. — Ya le dije que si la escucho. Ahhh... qué mujercita. ¿Ahora que haré contigo?... — El hombre tocó la puerta — ¿Ya puedo pasar? — ¡Siiii... Adelante! Apenas Griselda vió entrar al apuesto CEO que ya estaba vestido. Ella levantó los brazos para que la cargara, lo que sorprendió al hombre. Sabía que lo hacía por qué estaba ebria. Parecía una niña pequeña que buscaba su refugio. Sus lindos ojos verdes contrastaban con lo sonjojado de sus mejillas debido al alcohol en su sistema. A Ismael le gustaba como ella lo miraba. — Ven aquí, espero q
En el restaurante japonés, el saque corría por toda la mesa. Isabella trataba de sonreír, extrañaba a sus hijos, deseaba estar en llamada con ellos más que cualquier otra cosa. Oliver le había presentado algunos chefs participantes de gran renombre, personajes que solo podría saludar en ese momento y dentro de la competencia, ya que marchándose de Francia, se dispersaban a trabajar por todo el mundo, ya fuera en sus restaurantes o para reyes y billonarios. — Chef Rossi. Usted nos ha sorprendido muchísimo en esta primera ronda con su talento, además de hermosa es una gran chef profesional. El chef Michael originario del Reino Unido, elogiaba a la jóven mujer de bellos ojos azul violeta. — Oh, es usted muy amable. Solo hago lo mejor que puedo. — Isabella se sentía muy orgullosa de su desempeño en la primera ronda. — Antes dudaba de los rumores que se corrían sobre su compañero el chef Montgomery. Ahora que he podido ver su desempeño estoy seguro de que será una competencia j
Ismael no comprendía por qué esa mujercita que apenas hace una horas había tenido entre sus brazos ahora mismo le estaba gritando que no la viera desnuda. El CEO Rossi fue echado y recibido un portazo en las narices por la rebelde mujer que parecía un erizo esponjado. Había sido regañado por verla desnuda. Y eso no tenía ningún sentido. — ¿Qué es lo que te pasa? Cómo si no te hubiera visto desnuda ya. !Ja, me tratas como si fuera un desconocido cuando sabe muy bien que no lo soy! El hombre caminaba de un lado a otro por la recámara, estaba un poco desconcertado. Dentro. Griselda no podía creer su mala suerte, había olvidado la toalla en la cama, el tener que pedirle ayuda al hombre que acababa de sacar a empujones, la dejaba como una loca que se contradecía a cada momento. — ¡¿Ismael sigues ahí?! ¡Me puedes alcanzar la toalla por favor... olvide meterla! — !Santo cielo. Decídete de una buena vez! ¿Quieres o no quieres que entre al cuarto? — ¡Entra... pero no mires!
En la ciudad de Nueva York. El CEO William Larsson se encontraba de un genio de los mil diablos. El hombre se daba cuenta de cuanta falta le hacía su bella asistente Era verdad que no tenía intenciones de darle el puesto de vicepresidencia pero eso era por qué quería conservarla cerca suyo, El era un hombre que no perdía el tiempo con romances, su crianza había sido dura y enfocada a sus estudios, pero desde que la ojiverde llegó a su compañía, algo cambió. Ahora que no la tenía con él es que se daba cuenta de que estaba demasiado acostumbrado a su presencia. No lo había querido aceptar antes, había tratado de ignorar lo que su frío corazón le estaba diciendo. El estaba enamorado de Griselda Smith. (....) — Listo, quedaste como nueva. — Ismael había vendado de nuevo el tobillo de Griselda. La asistente se había quedado observando cada movimiento del CEO Rossi. El era tan habilidoso de tantas maneras, pudo darse cuenta lo cuidadoso que fue al manipular su pie herido. Su toqu
En el frío paseo. Los trillizos del CEO Ivanov y los trillizos del CEO Valentain. Parecían seis pequeños osos adorables color café. Se les veía caminar por las calles. Llamaban la atención de todos a su paso. Los Elegantes y atractivos padres iban vestidos en trajes oscuros, guantes, bufanda y un grueso abrigo para protegerse del inclemente frío. Las damas estaban perdidas entre la ternura de ver a los hermosos niños y esos imponentes hombres que les arrancaban suspiros. Los novios y los esposos estaban celosos, algunos preguntaron, ¿Qué tienen ellos que no tenga yo? Pero la respuesta era más que obvia. Esos dos hombres eran como dos dioses caminando por la tierra. — Papá, ¿Me cargas? El pequeño Alexandro ya se cansó, me duelen los pies y tengo frío. — El niño miraba a su padre con ojos de cachorrito. Estaba a punto de lloriquear, no iba a dar un paso más, él era muy consentido por su madre y por sus abuelos, no estaba acostumbrado a tanto ejercicio. — Si no te cargo vas a