En el frío paseo. Los trillizos del CEO Ivanov y los trillizos del CEO Valentain. Parecían seis pequeños osos adorables color café. Se les veía caminar por las calles. Llamaban la atención de todos a su paso. Los Elegantes y atractivos padres iban vestidos en trajes oscuros, guantes, bufanda y un grueso abrigo para protegerse del inclemente frío. Las damas estaban perdidas entre la ternura de ver a los hermosos niños y esos imponentes hombres que les arrancaban suspiros. Los novios y los esposos estaban celosos, algunos preguntaron, ¿Qué tienen ellos que no tenga yo? Pero la respuesta era más que obvia. Esos dos hombres eran como dos dioses caminando por la tierra. — Papá, ¿Me cargas? El pequeño Alexandro ya se cansó, me duelen los pies y tengo frío. — El niño miraba a su padre con ojos de cachorrito. Estaba a punto de lloriquear, no iba a dar un paso más, él era muy consentido por su madre y por sus abuelos, no estaba acostumbrado a tanto ejercicio. — Si no te cargo vas a
Sergey y Apolo llevaron a sus hijos a un exclusivo restaurante que combinaba comida occidental, y Rusa. El respetado CEO Ivanov, fue recibido con mucho respeto. El era conocido por ser un empresario internacional muy rico e importante. El CEO solía ir a ese lugar a comer con sus socios, reuniones o solo por degustar los ricos platillos. Las empleadas en su mayoría gustaban de Sergey aunque él nunca daba pie a nada ni de romance, ni de tener una aventura sexual. — Ivana, ¿Ya viste quien llegó? Es el CEO Ivanov. — La bella mesera de lujo, de grandes ojos verdes y cabellos negros. Por una sola vez que el empresario agradeció la atención, pensó que ella le había gustado y desde entonces se auto llamaba la chica del CEO ruso. — Seguro que vino a verme. Dejen esa mesa libre, yo la atenderé. Ivana se encaminó al área donde estaban los comensales, solo que no le habían dicho quienes venían con su amor platónico. La sexy rusa casi se va de espaldas al ver a tanto niño. — Bi... Bie
La comida para el CEO Ivanov estaba completamente arruinada. Se disculpó para ir al sanitario e hizo una llamada. — Sergey. ¿En donde te has metido? ¿Ya regresaste de América? — He vuelto. Pero hoy mismo voy a salir de aquí. ¿Estás libre? Si lo estás en una hora te veo en el aeropuerto. — Justo estaba queriendo tomarme unos días. Acabo de terminar el juicio con un caso bastante difícil. Mi equipo y yo sí que lo tuvimos bastante complicado. — ¿Pero ganaste? — Por supuesto, tu duda me ofende. Mi cliente está libre y con el récord más limpio que el alma de un bebé recién nacido. — No se espera menos de ti, Adriano. Eres el mejor abogado que conozco. Por cierto, quiero contratar tus servicios. — ¿En qué lío te metiste ahora? Siempre tienes todo en órden. ¿Acaso embarazaste a una chica y ahora te está demandando para que reconozcas a su hijo? — Que gracioso abogado de Luca. Nadie me está demandando para reconocer mi paternidad. Pero quiero precisamente que comiences los
Ismael se quedó en silencio unos momentos. Había sido un CEO solitario por largo tiempo. Quizás era momento de establecerse y formar su propia familia. Pero... ¿Sería esa hermosa pelirrojiza la mujer indicada? — ¿Ismael, sigues ahí? — Sigo aquí Dorian. El motivo de mi llamada es otro asunto. Me he enterado de que el padre de mis sobrinos vino a los Estados Unidos, y los ha encontrado. Ese miserable después de haber hecho sufrir de la peor manera a mi hermana, viene así como si nada. — Bueno, en nosotros no quedó impedir que diera con ellos de muchas maneras posibles. Quizás sea la vida que ha decidido que es el tiempo para que los trillizos conozcan a su padre. Hasta donde me contaste el CEO Ivanov nunca dijo que no quisiera a sus hijos. El es su padre, Ismael, los niños son sus herederos y tú bien sabes que para hombres como nosotros eso es demasiado importante. — Lo sé, es heredar todo un legado y riquezas y poder a tu sangre. Pero ese tipo me hace enfurecer de solo pens
Los Padres llegaron en dos coches de lujo hasta la pista del aeropuerto con sus respectivos trillizos. — Papá, ¿Vamos a dar un tour por el mundo y por eso es que ahora vamos a Francia? — El pequeño Ares preguntaba a Apolo. — Bueno... Algo así. ¿Recuerdan a Oliver? El chef francés que fue maestro de su tía Isabella. — Si, él hace postres deliciosos. — El niño Eros respondió. — Bueno pues está en Francia, en una competencia junto a Isabella. Su tío Sergey está enamorado de ella. Piensa que Oliver se la quiere quitar. — Wow... Es como en las películas, el príncipe debe pelear por el amor de la princesa para que otro chico no se la lleve y se case con ella. — Exacto Ares. Si Oliver está planeando declararse a tu bella tía, no sabe la que le espera, Sergey no le va a tener piedad. — ¡Si...! Yo le voy al tío, ese chef cocina rico pero nuestro tío Sergey es el mejor. Apenas bajaron del coche ya había un hombre de pie en la escalera vestido de traje y un grueso amigo café cl
Unos cuantos niños estaban pegados a sus padres y otros dos más estaban pegados a su tío Adriano. El pequeño Aleksey y el pequeño Ares. tomaron una manta y se recargaron en el trono del abogado, de pronto lo tenían inmovilizado. — Solo a ustedes se les ocurre tener a tanto niño junto. Solo tienen dos brazos y se necesitan como seis para darse abasto. — Tío Adriano. Hazme piojito para que me pueda dormir. — Pidió Aleksey. — También a mi tío Adriano. Yo también tengo sueño. — Ares también pedía cariños. — Genial. Me tocaron los más consentidos a mí. — El apuesto abogado dejó lo que estaba haciendo para rascar suavemente los cabellos de los dos niños. Se decía a el mismo que pasarían muchos años antes de tener un hijo. No quería vivir la misma historia que sus amigos. Tres hijos de una sola vez eran demasiados. (...) Griselda se despertó buscando a Ismael por la habitación pero no se encontraba por ninguna parte. Llegó a brincos al sanitario y salió a saltos de la recámar
Después del viaje en el que el CEO Ivanov de no ser por qué sus hijos estaban presentes no destrozó el avión por lo furioso y celoso que se sentía. Llegaron por fin al país Francés. La hermosa Isabella fue llevada por el chef Montgomery a una parte muy exclusiva del hotel. Se trataba de una terraza que estaba destinada a atender solamente a importantes millonarios. Tenían chefs que preparaban todo tipo de platillos. — ¡Esto es realmente lindo Oliver! ¿Cómo descubriste este lugar? — Preguntaba la chef mientras le servían una copa de vino tinto, el mejor de la casa. — Todavía tengo secretos que no conoces. Sabía que te gustaría este lugar — El chef no llevaba el uniforme habitual, estaba vestido en un moderno traje, se veía muy atractivo. Sus verdes ojos combinaban muy bien con su atuendo. — Esto es maravilloso, Además estás muy apuesto hoy. Pareciera que estuviéramos festejando algo especial. — El pase especial a la próxima ronda. ¿Te parece poco? Además gracias a esta co
Sergey salió de la habitación con sus tres hijos. El CEO cargaba al pequeño Aleksey, el niño todavía se sentía inseguro. El de verdad creía que le habían robado a su madre. — Sergey, ¿A dónde vas? Ya es un poco tarde, los niños ya deberían de estar en la cama. — Apolo alcanzó a su amigo. — Iré a buscar a Isabella. ¡Tú... llévame a la terraza privada! — Disculpe señor. ¿A cuál de las cuatro terrazas? — Respondió el empleado. — A esta. — Sergey le mostró la foto en donde estaban Isabella y el estúpido chef. — Esa es la terraza Celeste — El lugar estaba decorado en su mayoría de color azul, un poco de verde, blanco y peceras con luces fluorescentes, en realidad era muy bella. — Señor, ese lugar es exclusivo para millonarios de muy alto rango. No es sencillo que lo dejen entrar ahí. — ¡¿Me ves cara de millonario pobre acaso?! ¡Enrique, págale al botones... Ahora llévame allá sin perder más tiempo, si te sigues negando lo próximo que obtendrás de mi serán mis puños! El as