Sergey se sorprendió de que su huraño hijo dijera preferirlo a él para esposo de su madre. Entonces lo que había estado haciendo todo este tiempo era estudiarlo. Ese niño si que era un caso aparte. — Alexander. Papá no puede ser esposo de mami. Él tiene una prometida en Rusia. Sergey no quiere casarse con nadie que no sea ella. Y yo... tengo derecho a rehacer mi vida. — ¿Tienes una prometida en Rusia? Nunca mencionaste que tenías una novia. Por eso mamá no te quiere. Ya decía yo que por algo mamá se escapó de ti con los trillizos. — El pequeño Alexander miraba a su padre con decepción. — No, no tengo novia ni una prometida. La tuve hace mucho tiempo pero terminé con ese compromiso al día siguiente de que su madre se fue de mi lado. Estoy completamente soltero. La única mujer con la que iba a casarme.... esa serías tú Isabella. — ¿Por qué mientes? Yo misma escuché a tu novia y a ti hablando de la boda. Tú querías hablar con su padre lo antes posible para poner fecha par
Los trillizos Ivanov ya estaban en pijama y dentro de la cama. — Alexander. ¿Creés que papá se vaya? — Alexandrito preguntaba a su hermano. — No, él nos hizo una promesa. Durmamos. Confiemos en papá. (...) El restaurante privado Celeste, se encontraba prácticamente solo. El CEO Ruso iba a tomar el toro por los cuernos. — Isabella, hablemos. Tenemos muchas cosas que aclarar. Dame la oportunidad de explicarte que fue lo que pasó, lo que ha pasado después de que te marchaste de Rusia. — !Un momento, tú decidiste no casarte con Isabella! !Ella no tenía por qué quedarse en Rusia y seguir al lado de un hombre egoísta que no la valoró! Perdiste tu oportunidad, ruso. Sergey hablaba varios idiomas, tenía un perfecto inglés pero si acento ruso predominaba en él. Lo que lo hacía más atractivo aún entre las féminas. — ¿Y a ti quien te metió aquí? Este es un asunto entre la madre de mis hijos y yo. Tú estás sobrando en esta ecuación. Isabella, si no le pides que se vaya lo voy a
El blanco rostro de la bella chef se sonrojó. Fué imposible que no recordara la forma que Sergey tenía de hacerle el amor. El era tan apasionado cuando la hacía suya. Isabella se había enamorado del CEO ruso como un amor a primera vista. Su atractiva elegancia, su masculinidad, todo en él la hechizaba y desaparecía por completo su cordura. — Yo... No quiero hablar sobre eso. Lo que pasó entre nosotros es cosa del pasado. Ahora tengo una vida diferente. Logré alcanzar mi sueño, tengo a mis hijos y soy feliz. — ¿Pasado? ¿Te parece que nuestros hijos sean pasado? !Solo míralos, me necesitan, necesitan la imagen y la guía de su padre! No puedes seguir alejándolos de mí. — ¡Estábamos tan bien sin ti, Sergey! ¿Por qué no te quedaste en Rusia y te casaste con tu prometida? Ella podía darte más hijos, y así dejabas a mis hijos en paz. ¡No te quiero cerca, no voy a olvidarme de lo que pasó como si nunca hubiese sucedido, no quiero nada contigo! ¡Te amé es verdad, pero tú no me quisis
Pronto la habitación fue provista de lo que el pequeño Aleksey necesitaba. El médico canalizó al niño y le puso unos medicamentos que le ayudarían a bajar la fiebre. También le fue puesto oxígeno y una máquina para leer su oxigenación y los latidos del corazón. Isabella aplicaba compresas frías en la frente de su hijo para que le bajara la temperatura y así evitar que convulsionara. — Pudimos estabilizarlo, por ahora solo queda esperar y ver cómo reacciona su cuerpo. La ventaja de ser niño es que cuentan con mucha resistencia. — El doctor daba ánimos a los padres. — ¿Escuchaste, Isabella? Pronto Aleksey se va a recuperar, princesa. — Sergey apenas podía ocultar lo mortificado que estaba por su pequeño. Se sentía culpable por qué lo había llevado a su helado país. Quizás el brusco cambio de clima fue demasiado para el niño. — ¿Tú crees? Siempre le digo a Aleksey que no pise descalzo el piso, que no coma muchos helados, ni tome frío. El siempre ha sido delicado y es el! p
— Sergey, me desperté por un vaso con agua y vine a ver si ya habías regresado de hablar con Isabella pero me encontré con que uno de los trillizos está enfermo. Apolo hablaba en voz baja para no despertar a Isabella, ya que ella dormía en el regazo de su amigo. — Es Aleksey. Tiene neumonía, Ahhh... Fui muy descuidado. Seguro que el cambio de clima lo terminó afectando. Apolo observaba al niño con oxígeno, con intravenosa y el oxímetro puesto. — Que mal. Pero ya lo están atendiendo, va a mejorar pronto ya verás. Aleksey es un niño muy fuerte. — Apolo puso su mano en el hombro de Sergey para mostrarle su apoyo. (...) En la habitación del CEO Rossi. Griselda no podía conciliar el sueño. Ella seguía moviéndose Ismael abrió uno de sus ojos. Esa mujercita no lo dejaba dormir. Si ya de por si era bastante difícil para el tenerla en su cama y no hacerle el amor. Ella le estaba complicando las cosas. Así que no pudo más y lo hizo. El CEO se posicionó arriba del cuerpo de l
Sergey dormitaba en el sillón cuando escuchó que su hijo lo estaba llamando. El niño quiso quitarse la mascarilla de oxígeno con una de sus manitas. El ruso se apresuró a llegar hasta él. — Aquí estoy campeón. Tranquilo, todo está bien. ¿Cómo te sientes? — Estoy cansado, me dolía mucho la cabeza, también me dolía el pecho. ¿Dónde está mamá? ¿Dónde están mis hermanos? En ese momento un par de ojos los veían desde el marco de la puerta, Los otros dos mellizos se quedaron impresionados al ver a su hermano en esa cama conectado a un aparato. — ¡Aleksey! ¿Qué te pasó? — Alexandro corrió a la cama hasta parar cerca del otro niño. — Espera Alexandro. No podemos moverlo. Aleksey presentó un cuadro de neumonía pero va a estar bien. — Pero... ¿Qué es eso que tiene en la mano? ¿Tiene una máscara puesta en su nariz. ¿Se va.. él va a morir...? — Claro que no, solo está un poco enfermo. Aleksey no va a morir. Ahhh... Ven aquí, siéntate en este sillón. Dejemos que el médico re
Isabella alcanzó a escuchar las palabras de su pequeño, a ella se le hizo chiquito el corazón. ¿Entonces eso era lo que su hijo deseaba? — Ya estoy aquí, Alexandro come tu desayuno. Tienes que alimentarte bien para que crezcas guapo y fuerte... — ¿Cómo papá? Mamá, ¿Ya viste como es de atractivo nuestro padre? Otro como él tan elegante y sofisticado no hay en este mundo. — El tío Apolo también es muy apuesto, elegante y muy bien preparado. — Argumentó la madre. — Si pero el tío ya tiene una esposa y un juego de trillizos, él ya está apartado, mamá. Fuera del tío la mejor opción es papá, ¿Ya viste su estilo? ¡Es perfecto de los pies a la cabeza! — El pequeño Alexandro le echaba porras a su padre. Isabella trataba de no mirar hacia el CEO. Aunque su hijo tuviera toda la razón, nadie en el mundo se podía comparar al atractivo masculino de Sergey. No por nada había estado enamorada de él por tanto tiempo. El niño era como un regordeto cupido que hacía su trabajo bastante bie
Un rato después, el CEO bajó con Griselda en brazos, ya el mayordomo Luis lo esperaba con una reluciente silla de ruedas. — Señor está lista. — Gracias Luis. ¿Quieres dar un paseo por el jardín, Griselda? — ¿Qué...? ¡Claro que sí, esto es genial, súbeme, súbeme, solo lo he visto por la ventana de tu habitación, vamos ya! — La bella ojiverde estaba muy emocionada. — Calma, calma, ya vamos. Pero que impaciente es señorita Smith. — Isamel puso cuidadosamente a la chica en la silla y después de acomodar su tobillo, él mismo la empujó. El ver como sonreía la mujercita de cabellos rojizos lo complacía. El paseo se puso romántico, Griselda tocaba todas las flores que podía mientras miraba a Ismael. Sus azules ojos eran como dos hielos que ella estaba comenzando a adorar. El CEO Rossi le sostenía la mirada con un brillo especial en sus pupilas. Esa hermosa mujer de grandes ojos verdes y vivaces se le había metido bajo la piel y en su frío corazón. — ¡Pero que hermoso es es