Por dos años he vivido una historia de fantasía.
No podía creer que algo que solamente pasaba en novelas y cuentos, podría ocurrirme a mí.
¿Mencioné antes que alguien me dijo que para obtener un poco de felicidad, solo necesitas dormir un poco y reír por un largo tiempo?
Lo primero ya lo hice, el sueño eterno que terminó mi vida pasada, ahora me faltaba reír por un largo tiempo. De hecho, eso lo logré justo en el momento que desperté en el cuerpo de otra persona. Una joven mujer de dieciocho años.
Estatus: Muerte por envenenamiento.
¿Cómo es posible?
No lo sé, es demasiado increíble para entenderlo. Traté de preguntar al cielo, por varios días, hasta que mi cabeza no pudo soportar el dolor de las memorias de la joven a quien había ocupado tan repentinamente. No hubo respuesta, sobra decir.
Solo me quedaba por hacer una cosa en esta situación, reír por un largo tiempo aunque pareciera safada de la cabeza.
“Señorita Edén,” la dama de compañía me sacudió de la cama con delicadeza. “Es hora de despertar.”
Siempre a la misma hora, todos los días, Lina me despertaba con la misma rutina del día preparada. Baño, desayuno, té. Todos los días, me ayudaba a bañarme dentro del agua tibia de la impresionante tina, donde juraba podían acomodarse al menos diez personas. Después me masajeaba y me vestía como una bella princesa.
El desayuno ya estaba preparado y caliente en la mesa y solo me esperaba para disfrutarlo con calma. Saborear la delicada textura de los platillos preparados por los más finos chefs, se había convertido en mi deleite favorito. Algo que nunca había apreciado en mi vida anterior.
No puedo negar que mi vida pasada también había sido afortunada en temas de dinero, pero nunca al punto de llenar de joyas incluso el baño y la ducha.
Lujo parecía una palabra con un significado muy amplio para esta familia.
“Yo puedo bañarme sola, Lina,” siempre era el mismo dilema con esta chica. No podía dejarme hacer nada sola por temor a que me sintiera cansada, o mareada, o simplemente porque temía perder su trabajo.
“Señorita, por favor déjeme atenderla,” ella sonreía y seguía sin hacerme caso. Las primeras veces fue extraño, no me acostumbraba, pero Lina se ganó mi respeto y cariño. O tal vez, era que tenía tanto talento en el arte de masajear mi cabeza y cabello. Qué podía hacer, solo dejarla continuar, y disfrutar mientras podía.
Después de todo, Edén, la joven con el mismo nombre que yo, era delicada y frágil, pero, hermosa.
Lo primero que noté de ella, fue el largo y fino cabello negro, suave como lana que caía como cascada en la blanca y translúcida piel de mi espalda y hombros. Parecía nunca haber estado frente al sol.
Toda ella exclamaba belleza y elegancia. Tan diferente a mi yo pasada.
Mientras las manos de Edén eran suaves, sin ningún rasguño ni marca de trabajo, mis manos en el pasado estaban marchitas. No importaba porque me gustaba vivir sola en mi departamento, mientras limpiaba, ordenaba, cocinaba e iba a trabajar todos los días.
La piel de mi cara, aunque cuidada, tenía cicatrices, y a veces, ojeras adornaban mis ojos. Todo un reflejo de mi trabajo de cada día. Tal vez, porque no quería depender de mi padre, tal vez, porque secretamente repudiaba su naturaleza corrupta y despreciaba haber nacido de él.
No importaba, esa vida ya no importaba.
Ahora soy Edén, ya no más la trabajadora mujer que una vez fui, ya no más la mujer engañada y cegada por un amor que nunca fue mío.
Ahora yo era Edén, que todos los días, quién se encargaba de cuidarla era Lina, quién se encargaba en hacerla bella era Lina, y quién se encargaba de proveerle todo, eran sus padres.
Todavía recuerdo el momento en que llegué a este cuerpo, el primer pensamiento que cruzó mi cabeza fue que esta joven tenía la suerte de ser consentida y muy querida por sus padres. Y así lo era.
Recuerdo no poder evitar sentir tantos celos y tristeza. Esos dos señores que no sabían que su amada hija ya no estaba en este mundo y solo les había quedado esto, el alma de una mujer que había mandado al infierno a su familia en su vida pasada.
“¿Señorita?”
Lina me ayudó a vestir. Otra vez parecía princesa. La delicadeza del vestido y los adornos eran de esperarse en esta mansión donde vivía el Duque de Reid, mi padre.
No me malentiendas, aunque el país al que había llegado tenía la misma tecnología que en el que vivía antes, autos, electricidad, hasta celulares y computadoras, el sistema jerárquico era arcaico, tal vez una forma de sistema feudal. Reyes, Reinas, Duques, Duquesas, la nobleza y los ministros. Y por otra parte los plebeyos, los que trabajaban arduamente para ganarse la vida y superarse día a día.
Tal vez, hubiera sido mejor si hubiera entrado en el cuerpo de alguien más ordinario. Bueno, ya no puedo hacer nada.
Mi padre, el padre de Edén, era un noble de alto nivel, él era el Duque Peter Reid, mi madre, la bellísima Duquesa Amanda Reid. Nobles y elegantes pero inesperadamente amables y cariñosos. El tipo de padres que no esperé tener.
“¿Es de su agrado el desayuno, señorita?”
“¿Mm?” miré los platillos y aspiré el suave aroma del té, “Perfecto, Lina.”
Todas las mañanas, un desayuno delicioso me esperaba en mi recámara, y al final, un té aromático.
“Perfecto,” si, al menos esta vida la viviría en paz.
Mi vida se movía alrededor de dos cosas, estudiar y estudiar más. Todos los días, libros, notas, la computadora, y después… libros y más notas.No podía salir de la mansión, el padre de la joven Edén había prohibido que saliera a ningún lado hasta que fuera seguro.Al parecer, Edén regresó de una fiesta hace algunos días, todo parecía bien, pero su estado se volvió crítico en la noche. El médico diagnosticó envenenamiento.Alguien estaba tratando de deshacerse de la joven de bellos ojos azules y cabello negro. Y lo logró.Sin embargo, la mujer que ahora estaba ocupando este cuerpo era alguien que ya vivi
La mañana siguiente resultó ser igual a todas las demás. Un suave despertar en sábanas cómodas que adoraban mi piel. Sabía que esas deliciosas sábanas no me querían dejar ir, y yo tampoco tenía la intención de olvidarlas tan pronto. Sin embargo...“Señorita Edén, es hora de levantarse,” Lina llegó a la habitación, otra vez, a la misma hora.Debería mandarla de vacaciones algunas semanas. Tal vez, de esa manera, yo y mis sábanas pasaríamos más tiempo juntas.“Es un día hermoso, y…” ella me miró con una ceja levantada. “Los resultados de los exámenes aparecen hoy.”&iq
Decidimos celebrar mi fina victoria en un restaurante muy elegante. Nos recibieron con todo el respeto que el Duque de Reid se merece. El mismo gerente se nos acercó con el chef en línea para saludarnos y estrechar la mano de mi padre.“Espero que tenga una excelente estadía, Su Excelencia.”“No seas tan formal Gale,” mi padre siempre había repudiado la sobriedad con lo que lo trataban, incluso sus más allegados conocidos. “Estamos festejando a mi niña.”“¿Señorita Edén?”El Gerente Gale Jin era un antiguo amigo de mis padres, conocido de la universidad. El pobre hombre solía ser acosado cada vez que se hacían las reuniones en la mansió
[Perspectiva del Duque Albert du Eylos]El día era ordinario. Todo era lo mismo, la misma gente saludándome con respeto desde la primera hora del día. El baño preparado, la ropa preparada, y el desayuno esperándome en la siguiente habitación. Incluso el clima parecía no haber cambiado.Mi asistente y mi mayordomo me esperaban fuera de la habitación para comenzar con el día de trabajo.“Su Excelencia,” James, mi mayordomo se acercó para ofrecerme una taza de té y señalar a uno de los sirvientes para ayudarme a vestir. “Es un día magnífico.”Si, siempre era un día perfecto, aunque no lo entendía.Desde a
[Perspectiva de Edén]No lo entendía, ¿cómo llegué aquí? Yo solo quería un poco de agua para mi garganta seca, solo agua. ¿Qué tenía esa botella entonces?No puede ser. No puede ser.Solo recuerdo que lo bese, y después… lo volví a besar. Pero él… él me respondió, me llenó la boca con su lengua y no me dejó escapar. Sentía que me asfixiaba, sentía que el calor me abrumaba y solo cuando me quitó el vestido… no, no, no pude evitarlo, y él… ese hombre no se resistió.No lo puedo creer. Mi primera vez en este mundo fue con un desconocido, en el restaurante del amigo de mi papá, mientras termin&aacut
Mi madre me explicó que el Duque, dichoso y atractivo Duque Albert, se había adelantado a toda situación. Al parecer, sabía que mi padre no dejaría que ese hombre se casara conmigo, no cuando nos encontró en tan comprometedora situación, pero no tuvo opción.El tal Duque hizo la solicitud ante el Rey Erik a primera hora de la mañana y lo logró. Pidió mi mano en matrimonio, y el Rey sin dudarlo lo aceptó. No sé qué artilugios o sobornos presentó ante el Rey, pero solo unas cuantas horas pasaron para que mi destino jugara conmigo de nuevo.¿No debería yo estar de acuerdo con todo esto? Fue un error, solo un error, un pequeño sorbo y todo mi mundo volvió a estancarse en problemas con otro hombre.<
La cena estuvo deliciosa, nunca había sentido tanta dicha al saborear la comida de mis queridos chefs. Los ángeles y a la vez demonios de esta mansión. ¿Cómo no lo iban a ser cuando con sus propias manos creaban semejantes manjares que sólo llamaban a la tentación?Sin embargo, el placer de esta cena no solo estaba en los platillos suculentos que tanto me deleitaban, sino en este hermoso hombre a mi lado. Lo sentía, sus ojos no dejaban de rogarme que le prestaran atención y me pedían que le regresara la mirada y le sonriera por un segundo, pero no podía, más bien, no quería.Era un deleite jugar un poco con su corazón y distraerlo cuando intentaba decirme algo, pero sus palabras solo quedaban en el viento, sin respuesta.
El día siguiente no fue como esperaba, el Duque se fue a su mansión temprano. Dijo que necesitaba arreglar algunos asuntos primero antes de salir conmigo, pero prometió regresar antes de que acabara el día.Sin embargo, yo sabía que había algo que me estaba escondiendo, su mirada no era normal, aunque ¿desde cuándo sé cuál es su mirada normal?No era difícil saber qué lo preocupaba, los ojos de mi padre y los de mi hermano daban la impresión de que sabían lo que había pasado la noche anterior, y estaban a punto de explotar, incluso mi mamá no dejaba de mirarme y asentir con una pequeña sonrisa. Sus comentarios sobre nietos, nietas e incluso los años felices de novios de mi papá con ella salieron en la conversació