[Edén]
“Quién es él?”
Sofía me tomó de la mano, me arrimó a la pared y me atrapó entre sus brazos. Si no fuera porque no tengo interés romántico por ella, me sonrojaría. Después de todo, una rubia alta de ojos azules, y enormes pecho me está acorralando entre sus brazos. Tenía ganas de abrazarla y hundirme en sus montañas, para ver cómo reaccionaría, pero sabía que me iba a despedazar si lo hacía.
“¡Habla!”
Parecía a punto de estallar en curiosidad. No lo entiendo, ¿cómo es que no había visto a Albert desfilar por mi habitación hasta ahora?
Hace algunas
“Ella es Sofía Lewis, mi compañera de cuarto,” mi hermano estaba fascinado. “Él es mi hermano, Jason Reid.” Sofía estaba perpleja. Los dos se veían mientras yo solo sonreía. Uno con la boca abierta, pensando en cómo responder, la otra a punto de suprimir su respiración y tratando de extender su mano. Dos días después del evento ‘Mira a mi novio desnudo en la sala de estar’ llevé a Sofía a mi privilegiado paraíso en la sala VIP del edificio de la escuela. Mi hermano me esperaría allí para llevarme a desayunar. La noche anterior acordamos vernos por un momento, pero yo tenía otros planes. [Jason: ¿tienes tiempo? ¿Quieres ir a desayunar juntos?] [Edén: Okay, llevaré a alguien más.] [Jason: ¿Quién?]
“¿Qué le hiciste a Sofía?”“...” Mi idiota hermano mayor no pudo contener sus ansias de depredador al ver a la bella e inocente Sofía. Mi querida puesta en escena se arruinó por completo y todo por culpa de su pervertida mente. Nunca pensé que él fuera la clase de hombre que busca relaciones sin nada de tacto y de poca duración, pensaba que él era perfecto para Sofía. Los mismos ideales y pensamientos para aportar algo noble al futuro de la nación. Algo que me tenía sin cuidado.“Dime,” estábamos frente al departamento después de que Sofía me llamara con pánico en la voz y a punto de estallar de miedo.“No es nada,” él dijo con un sonrojo e
[POV Jason]La miré a los ojos, apenas podía contenerme de seguir adelante sin perder la cordura. Sus ojos hermosos y azules me guiaban a un paraíso. Sin embargo, sus pequeñas lagrimitas y sus suaves quejidos me retuvieron de convertirme en una bestia por completo.“Estarás bien,” le dije despacio al oído haciéndola temblar. Me encantaba ver cómo se dejaba llevar por mi voz y cómo su reacción era tan hermosa con cada gemido. Nunca pensé que llegaría tan lejos la primera vez que nos veíamos, me sentí terrible, pero sabía que esa era una oportunidad dorada de tenerla conmigo. De hacerla sentir que es mía y de nadie más.Estábamos sumidos en un profundo éxtasis después de varias veces en el suelo y en el sofá, y me preocupaba que Edén entrara en ese momento. Conociéndo el descaro de mi pequeña hermana, no dejaría pasar la oportunidad de burlarse de su hermano mayor. Ya veía en sus ojos que buscaba el momento perfecto para vengarse de mí, al igual que de nuestro padre. Al
Sebastián Landers, qué podía decir de alguien como él. Hermoso, gentil, generoso y con una sonrisa de ángel. Si no fuera porque ahora estoy comprometida con el hombre que el día de ayer me encerró en una sala de estudio a inspeccionar mi anatomía, ya me hubiera subido al asiento de atrás con este hombre.Sin embargo, había algo que no me gustaba de él, solo un ligero detalle, casi mínimo, pero no podía ser ignorado, era perfecto. Nadie puede ser tan perfecto, solo genera desconfianza, solo me da un poco de miedo extra. Algo debe ocultar en sus ojos, en su sonrisa que brilla como el sol. No puede ser el mejor en todo, algo…“Edén, ¿sabías que Sebastián es un chef magnífico? Casi del mismo calibre de su padre, ¿recuerdas el pastel que te encantó la última vez que visitaste a nuestros padres?”Lo amo.
No lo empujé, mis piernas estaban hechas gelatina, no tenía aire en los pulmones, y estaba ardiendo, no solo en furia, pero en tentación. Su mano me apretó mi esponjoso trasero bien entallado con la falda. Escuché murmullos y risitas alrededor y la vergüenza subió rápidamente a mis mejillas.“De… detente… ah…”Me volvió a besar y esta vez me cargó con sus brazos poderosos hacia su pecho. No tuve opción más que poner mis brazos alrededor de su cuello.“Eres un cretino,” le susurré cuando me bajó y ahora caminaba junto a mí con la mano en mi cintura.“Lo siento mi princesa, pero debo protegerte. ¿No recuerdas que soy tu fiel caballero?”“No es cierto,” traté de pisar su pie, pero él era muy rápido, “tú eres el villano.”“E
[Edén] “Y ahora, le pondré que… que aún usaba pañal en la escuela primaria… jajajaja… y todavía lo usa ahora…” “Jajaja… pon una foto de ella usando una botarga de de…” “De jeringa gigante.” “¡Jajajaja!” Ese día estábamos ebrias. Una hacker y una mujer reencarnada, ebrias, y solas en una habitación. No era sano, no era seguro. Cualquiera diría que podríamos causar un incidente. Tal vez nos arrepentiríamos en el futuro, pero ya no importaba. No se permitía traer alcohol a los dormitorios, pero nunca se atreverían a decir nada en contra mía. Sabía que no era correcto, pero qué más da, por primera vez en la universidad me divertía con mi única amiga… “Pon… ponle que tiene un tatuaje de… de un chile en la pompa derecha…” “Mejor la cara del Conde Lucius,” nos reímos como tontas, ese hombre era un muy reconocido degenerado que se había hecho famoso por su horrible cara. Llenamos el foro con las fotos de esas muje
“No me contesta,” mi humor desde ese día era horrible, casi podía sentir las ganas de tirar el teléfono por la ventana. Todavía recuerdo cómo ese desdichado hombre me sacudió la noche anterior como una bestia, qué caballero, qué gentil noble, era un animal dejado a su instinto. Parecía deshacerme con sus caricias y parecía disfrutar cuando mis ojos lo culpaban. Se divertía haciéndome rogar para que me dejara descansar, pero no lo hizo. Después me dijo la verdadera razón de su locura. Se iba de viaje. Un largo viaje de negocios y no estaría conmigo por un largo tiempo. “¿De qué hablas?” escuché a Sofía decirme desde el otro lado de la sala. Me veía de reojo mientras tecleaba en su computadora a todo vapor. No se lo que estaba haciendo, pero seguramente nada legal. Sin embargo, ya no era la misma de antes, algo en ella había florecido. Desde que salí de mi habitación esa noche, después de la borrachera y la noche con Albert, descubrí que, al igual
[Edén]“Te gusta ese hombre, ¿cierto?”Sofía me preguntó cuando terminé de posar con mi lencería roja. Nunca había sido necesaria esta pequeña pieza de arte porque ese hombre sabía cómo quitarme la ropa en un segundo.“¿Por qué me preguntas, querida?”“No lo sé,” me miró con una ceja fruncida, “nunca has dicho que te gusta.”“¿Tu se lo has dicho a Jason?”Su cara se cubrió de un rojo hermoso.“Si,” me dijo y esa pequeña confesión me sorprendió, nunca pensé que ella lo fuera a admitir.Sin embargo, yo no podía decir nada, mi interés hacia Albert no era más que disfrutar unos años, casarme con él como lo mandaba el rey. Ya no había vuelta atrás, incluso si mis padres hablab