La mañana siguiente resultó ser igual a todas las demás. Un suave despertar en sábanas cómodas que adoraban mi piel. Sabía que esas deliciosas sábanas no me querían dejar ir, y yo tampoco tenía la intención de olvidarlas tan pronto. Sin embargo...
“Señorita Edén, es hora de levantarse,” Lina llegó a la habitación, otra vez, a la misma hora.
Debería mandarla de vacaciones algunas semanas. Tal vez, de esa manera, yo y mis sábanas pasaríamos más tiempo juntas.
“Es un día hermoso, y…” ella me miró con una ceja levantada. “Los resultados de los exámenes aparecen hoy.”
¿Debería estar feliz?
No lo creo, sin embargo, no podía dejar que mi expresión le quitara el brillo a la pareja que estaba esperando en la sala con el sobre sellado en la mesa.
Se veían nerviosos, mi papá no dejaba de pasear en círculos, mientras mi hermano no dejaba de ver el sobre con una mirada fija. Parecía querer ver a través del sobre. También estaban las otras dos mujeres, mi tía y su hija. Las dos vestidas con los mejores atuendos que podían lucir. Se veían nerviosas.
“Ábrelo,” mi tía se acercó a mí y me tomó del brazo.
“Auch…”
No me había tomado con fuerza, pero no quería dejar pasar la oportunidad de hacerla ver mal, otra vez, en frente de mis padres. Sinceramente, ya tenía suficiente con ellas en la casa, esperaba que en algún momento, mi madre abriera los ojos y las echara muy lejos.
“¡Edén! ¿Estás bien?”
Mi madre se acercó a mí y revisó mi brazo, la marca de la mano de mi tía seguía visible. Un rojo sobresaliente en un lienzo blanco. No dolía, pero mi piel era tan delicada, casi transparente, que se podía ver cualquier marca con un simple vistazo. Daba la sensación de fragilidad.
“Yo… yo lo siento,” la mujer comenzó a decir, “perdona Edén, es solo que estaba muy emocionada, no controlé mi fuerza.”
“Está bien tía, ya me he acostumbrado,” mis palabras parecían sinceras y con un tono de despreocupación, pero mis padres fruncieron el ceño. Mi hermano miró con más frialdad a aquellas dos y yo no pude más que sonreír y gozar en mi interior.
“Yo…” la mujer trató de defenderse, pero mi madre la cortó en seco.
“Edén, cariño, ven y siéntate junto a mí,” mi madre tomó mi mano con calidez y me llevó a la sala. No parecía temer los resultados de aquel sobre, no tenía por qué. Estoy segura de que ella sabía que no importaba la calificación, lo que importaba es que ellos podían darme la suficiente seguridad para toda una vida.
No importa, sinceramente me hubiera parecido mejor idea irme de este país a otro lugar, viajar perezosamente por este mundo y gozar de las novedades y placeres de una vida lujosa.
Por otra parte, esos ojos expectantes no me dejaban tirar la toalla tan pronto.
“Edén, no te pongas nerviosa, yo creo que obtendrás buenos resultados,” Vanesa continuó de nuevo con su cara de fingida amabilidad y modestia. Como si fuera superior a mí en todo sentido.
No… no lo era. Tal vez Edén era inocente y frágil, pero no era simple. Aunque sus calificaciones no eran suficientemente buenas comparadas con las de Vanesa, no era porque no quisiera obtener buenos resultados, sino porque no le veía sentido. Las otras jóvenes ya la adulaban con esmero. No quería darles otra razón para acercarse a ella.
De hecho, prefería que molestaran a Vanesa, y esa muchacha arrogante las recibía con brazos abiertos. Incluso en las invitaciones a eventos y fiestas, las cartas estaban dirigidas a Edén, pero ella no solía ir si no fuera por la insistencia de Vanesa. Sabía que ella no podría entrar a los mejores eventos sin la compañía de Edén y eso, seguramente, la hacía enfurecer.
Edén se aburría con facilidad en esas fiestas sin sentido, y Vanesa terminaba siendo el centro de atención y eso le encantaba. Aunque… solo hubo una ocasión en que la situación se revirtió.
La noche en que murió Edén… todo es muy borroso de recordar aún, y no he hecho el mínimo esfuerzo en traer esas memorias. Tal vez, las necesite o mi vida también estará en peligro…
“¿Edén?”
Oh sí, estaba abriendo el sobre, ¿verdad?
“¿Qué dice?”
Vanesa había querido sentarse a mi lado, pero mi querido hermano lo evitó. Su mirada fría y penetrante la tenía puesta en su lugar. Podía ver esto todo el día, jajaja.
“Esto…” miré a mi mamá con una ceja arriba. Ella también estaba mirando la misma hoja que yo y parecía incrédula. Después miró a mi padre que tenía el ceño fruncido. “Obtuve la mejor calificación en el examen de admisión.”
Mi hermano y mi padre soltaron un respiro de alivio. Mi mamá me tomó en sus brazos con fuerza y me susurró que estaba muy orgullosa.
No sé por qué, pero una calma invadió mi corazón. Tal vez nunca tuve una familia que fuera tan afectuosa conmigo, y no me sentía preparada, pero esto… no se sentía tan mal.
“Edén, estoy muy orgulloso,” mi padre se acercó y también me dio un suave abrazo. “Muy orgulloso, mi querida niña.”
“Edén, sabía que lo lograrías,” Jason se acercó y acarició mi cabeza. “Solo si dejaras de jugar tanto…”
“¿A qué te refieres, Jason?”
Mi mamá lo interrumpió.
“Edén siempre ha sido brillante, aunque demasiado modesta y generosa. No le gusta presumir de sus éxitos y alcance, en cambio, le deja esa pequeña felicidad a otras personas,” las dos mujeres en frente de mí estaban perplejas y un poco enfurecidas, no lo podían ocultar.
Adoro a mi hermano, siempre tan oportuno con sus comentarios.
Decidimos celebrar mi fina victoria en un restaurante muy elegante. Nos recibieron con todo el respeto que el Duque de Reid se merece. El mismo gerente se nos acercó con el chef en línea para saludarnos y estrechar la mano de mi padre.“Espero que tenga una excelente estadía, Su Excelencia.”“No seas tan formal Gale,” mi padre siempre había repudiado la sobriedad con lo que lo trataban, incluso sus más allegados conocidos. “Estamos festejando a mi niña.”“¿Señorita Edén?”El Gerente Gale Jin era un antiguo amigo de mis padres, conocido de la universidad. El pobre hombre solía ser acosado cada vez que se hacían las reuniones en la mansió
[Perspectiva del Duque Albert du Eylos]El día era ordinario. Todo era lo mismo, la misma gente saludándome con respeto desde la primera hora del día. El baño preparado, la ropa preparada, y el desayuno esperándome en la siguiente habitación. Incluso el clima parecía no haber cambiado.Mi asistente y mi mayordomo me esperaban fuera de la habitación para comenzar con el día de trabajo.“Su Excelencia,” James, mi mayordomo se acercó para ofrecerme una taza de té y señalar a uno de los sirvientes para ayudarme a vestir. “Es un día magnífico.”Si, siempre era un día perfecto, aunque no lo entendía.Desde a
[Perspectiva de Edén]No lo entendía, ¿cómo llegué aquí? Yo solo quería un poco de agua para mi garganta seca, solo agua. ¿Qué tenía esa botella entonces?No puede ser. No puede ser.Solo recuerdo que lo bese, y después… lo volví a besar. Pero él… él me respondió, me llenó la boca con su lengua y no me dejó escapar. Sentía que me asfixiaba, sentía que el calor me abrumaba y solo cuando me quitó el vestido… no, no, no pude evitarlo, y él… ese hombre no se resistió.No lo puedo creer. Mi primera vez en este mundo fue con un desconocido, en el restaurante del amigo de mi papá, mientras termin&aacut
Mi madre me explicó que el Duque, dichoso y atractivo Duque Albert, se había adelantado a toda situación. Al parecer, sabía que mi padre no dejaría que ese hombre se casara conmigo, no cuando nos encontró en tan comprometedora situación, pero no tuvo opción.El tal Duque hizo la solicitud ante el Rey Erik a primera hora de la mañana y lo logró. Pidió mi mano en matrimonio, y el Rey sin dudarlo lo aceptó. No sé qué artilugios o sobornos presentó ante el Rey, pero solo unas cuantas horas pasaron para que mi destino jugara conmigo de nuevo.¿No debería yo estar de acuerdo con todo esto? Fue un error, solo un error, un pequeño sorbo y todo mi mundo volvió a estancarse en problemas con otro hombre.<
La cena estuvo deliciosa, nunca había sentido tanta dicha al saborear la comida de mis queridos chefs. Los ángeles y a la vez demonios de esta mansión. ¿Cómo no lo iban a ser cuando con sus propias manos creaban semejantes manjares que sólo llamaban a la tentación?Sin embargo, el placer de esta cena no solo estaba en los platillos suculentos que tanto me deleitaban, sino en este hermoso hombre a mi lado. Lo sentía, sus ojos no dejaban de rogarme que le prestaran atención y me pedían que le regresara la mirada y le sonriera por un segundo, pero no podía, más bien, no quería.Era un deleite jugar un poco con su corazón y distraerlo cuando intentaba decirme algo, pero sus palabras solo quedaban en el viento, sin respuesta.
El día siguiente no fue como esperaba, el Duque se fue a su mansión temprano. Dijo que necesitaba arreglar algunos asuntos primero antes de salir conmigo, pero prometió regresar antes de que acabara el día.Sin embargo, yo sabía que había algo que me estaba escondiendo, su mirada no era normal, aunque ¿desde cuándo sé cuál es su mirada normal?No era difícil saber qué lo preocupaba, los ojos de mi padre y los de mi hermano daban la impresión de que sabían lo que había pasado la noche anterior, y estaban a punto de explotar, incluso mi mamá no dejaba de mirarme y asentir con una pequeña sonrisa. Sus comentarios sobre nietos, nietas e incluso los años felices de novios de mi papá con ella salieron en la conversació
Los siguientes días, no me despegaba del teléfono. Se acumulaban los mensajes en mi bandeja, se acumulaban las sonrisas en mi cara y los suspiros en mi boca. Ese hombre coqueteaba conmigo cada segundo, y sus pequeños guiños y expresiones no me dejaban de animar el fuego en mi interior. Solo esperaba para verlo.“Prima, hoy habrá una fiesta en el hotel Joya,” Vanesa se acercó con su pequeña y disimulada sonrisa.Sabía lo que diría, sabía lo que tramaba, ¿cómo no iba a ser evidente? Pero… tal vez, por hoy caiga en su trampa. Solo hoy.“Es para festejar el inicio del año, ¿verdad?”Yo había recibido la invitación, l
Las copas chocaron, las risas se hicieron más fuertes y las mejillas se enrojecieron cada vez más. Mientras nosotras brindamos, los demás se unieron a con alegría. Muchas más copas se alzaron y yo sabía que cada vez alguien seguía sirviéndome más. Nunca la sentía vacía.Veía la cara de Vanesa, veía la cara de sus dos secuaces. Guiñaban y ocultaban una mirada de complicidad. No tenían idea de que yo las veía, no tenían idea de que Ana también ocultaba una mirada y una sonrisa. Pronto el mejor momento de la noche iba a comenzar, y un pequeño show de inicio de año prometería el éxito de la fiesta.¿Qué mejor espectáculo?“E