–Me impresiona ver como tu presencia en este hospital ha servido para iluminar un poco la vida de estas personas. –Declaró Garret, el médico que era muy amigo de Ava y que no se resistía demostrar siempre que tenía oportunidad la enorme admiración que sentía por ella. – Eres una mujer maravillosa Ava, tu esposo no se imagina la suerte que tiene. –No exageres Garret, yo solo intento ayudar lo máximo que puedo, infelizmente me duele mucho lo que ha pasado. Llevaba poco tiempo ayudándolos, pero ya me había encariñado con ellos. –Contestó Ava con las mejillas sonrojadas. –Estas personas han sufrido demasiado y han perdido mucho, mi familia y yo buscaremos la manera de compensarlos, de darles una mejor vida. –Aseguró y lo vio sonreír mirándola. –Además, creo que también tuve suerte con Derek, ha estado muy pendiente de venir al hospital para informarse de todo y me ha dado la impresión de que le ha dado una atención especial a la hija de Joanna. –Tu esposo fue quién rescató a las gemelas
Derek entró en aquel departamento como un huracán, dispuesto a arrasar con todo lo que se encontrará por su camino.–¡¡¿Te estás follando a mi mujer maldit* hijo de puta?!! –Rugió apuntando la pistola a la cabeza del doctor mientras que lo agarraba de la camisa.–¡¡No Derek, no!!¡¡No es mi amante, por favor suéltalo!! –Gritó Ava desesperada recordando lo que había pasado con Miles y que esa vez podría suceder una verdadera desgracia porque su esposo estaba armado. –¡¡¡Derek te lo suplico no le hagas nada por favor!!!–¡¡No dispares Derek, Ava y yo somos apenas amigo!!! –Declaró Garret atemorizado mirando el cañón de la pistola. —¡¡Derek es verdad lo que dice no tenemos nada!! —¡¡Eres su amante!! —Gritó Derek y su voz resonó por todo el departamento que tenía Ava en el centro de la ciudad. —¡¡No Derek, por amor de Dios déjalo en paz!!¡¡Garret no es mi amante!! —Rogó Ava tirando de su chaqueta, pero Derek la empujó volviendo a empujarla para apartarla de él. En ese momento de desespe
Tobías miró la entrada de aquella pequeña comisaría en el centro de Griffin deseando encontrar las respuestas que necesitaba, después de que su investigación sobre Edward Anderson, el último líder conocido del Klan, le aportó cierta información que no termina de entender. Entonces respiró profundamente y después entró.–¿El sheriff Quentin Hudson? –Preguntó a una chica que estaba en la recepción, y que lo miró como si fuera un dios griego, pero ella no tuvo la necesidad de contestar porque la voz de alguien llamó la atención del periodista.–¿Tobías Brown? –Habló una voz grave detrás de él y al darse la vuelta se encontró con un hombre de su misma edad, bastante fuerte y vestido de policía con un sombrero, así que no tardó en darse cuenta de que se trataba del sheriff de la ciudad.–Así es, hablé con usted por teléfono. –Respondió estrechando la mano del sheriff y el hombre le indicó que pasara a su oficina. El sheriff cerró la puerta y miró el periodista con curiosidad.–Me habías c
Toby estaba sentado en una silla al lado de un pequeño escritorio viendo como el sheriff dormía desnudo, intentando recuperar fuerzas después de la noche de pasión que habían tenido. –Para no ser gay me ha dado bastante guerra esta noche. –Susurró Tobías para sí mismo sonriendo con satisfacción, después volteó la cabeza para ver los archivos de toda la investigación contra Edgar Anderson. Toby se fijó que algunas fotos habían sido tomadas en la entrada de la mansión donde Derek había vivido con sus padres, lo que demostraban que allí realizaban las reuniones del Klan, y estaba seguro de eso después de haber leído algunas notas del que había sido el sheriff en aquella época. Al parecer el hombre había estado buscando la forma de entrar en la Mansión Anderson. El periodista necesitaba respuestas. Entre aquellos archivos había demasiada información que para él no tenían ningún sentido y solo había una persona que podría contestar a sus preguntas. Entonces empezó a vestirse y mientras
Un suicidio, la muerte de Tobías había quedado en un suicidio que nadie quería investigar, aunque los Hoffman sí estaban dispuestos a hacerlo. Mientras velaban su cuerpo se podía notar la indignación, la tristeza y el vacío que Toby había dejado en la vida de sus familiares, amigo y amantes…entre ellos el sheriff Quentin Hudson que no se podía creer el final que había tenido el periodista.Cuando Derek entró en la iglesia acompañado de Reich, la voz que cantaba para todos los presentes erizó su piel porque la reconocía muy bien y se estremeció cuando vio la mujer que la cantaba en el altar, vestida de blanco al lado del ataúd.Ava estaba hermosa, pero su semblante era tan triste que Derek sintió algo extraño dentro de él que estaba incómodo con ver la tristeza de su esposa. Cuando Alice lo vio llegar, le hizo una señal para que se sentara a su lado y Derek caminó hasta su suegra sin apartar la vista de Ava que también seguía muy atenta todos los pasos de su esposo. Ava cantaba sintie
Los muros de la mansión eran altos, el lugar parecía una verdadera fortaleza preparada para recibir un ataque enemigo o preparada para ocultar los secretos que habían en su interior. A Ava le resultó extremadamente raro el estado de aquel lugar. La mansión de los Anderson era un lugar que llevaba treinta años abandonada o eso era lo que comentaban en Griffin y ella recordaba que Derek le había contado alguna vez que jamás había vuelto a la mansión después de la muerte de sus padres, pero estaba claro que la propiedad estaba muy bien cuidada, hasta podría decir que había pasado por alguna reforma y que alguien vivía allí.Ava miró alrededor y realmente no había nadie vigilando la zona, así que se acercó a las vejas de la entrada, y solamente con un toque suave la abrió. No había un candado que la mantuviera cerrada, estaba simplemente abierta y al estar segura de que no tendría la misma facilidad con la puerta de la Mansión. Ava decidió buscar una ventana por la que poder colarse.Der
—Todos mis hombres la están buscando, Ava me comentó que iría a casa y después regresaría para el funeral. Me dijo que solo quería estar sola unos minutos… ¡Dios mío! Ahora me arrepiento de no haberla acompañado. —Habló Derek con la voz entrecortada escuchando la angustia de su suegro al otro lado de la línea. —Por favor Scott, si la encuentras antes avísame lo más rápido posible. Me estoy volviendo loco por no saber dónde está mi esposa. —Suplicó con tanta desesperación que Reich hasta lo miraba extrañado porque su actuación era tan perfecta que parecía real.Derek hablaba por teléfono mirando la foto de una chica que tenía en la mano mientras que Reich, Vera, Edgar, Dennis, Heidy y Dennis observaban todo lo que hacía y decía esperando una orden para saber cuál sería el próximo paso.–Gracias, Scott y por favor no le vayas a decir nada a Alice por el momento. Ella estaba muy afectada durante el funeral de Tobías y creo que por su bien deberíamos esperar para saber lo que ha ocurrido.
Ava estaba encogida en un rincón de aquel lugar oscuro donde la habían encerrado preguntándose cómo su vida había acabado por haberse enamorado de un hombre como Derek, por no haber escuchado sus alarmas que le habían indicado tantas veces que no era para ella y eso la había llevado a aquel momento de desespero y soledad. Reagan había ayudado a Ava a bañarse, le había conseguido algo de ropa y comida, pero Derek insistía en mantenerla encerrada, solo para tener el gusto de escuchar gritar por estar encerrada en un cuarto pequeño y oscuro. El rostro del hombre que había muerto encima de ella no se desaparecía de su mente en las horas siguieron después de lo ocurrido. Había sido como revivir la muerte de Otto, que había muerto sobre ella de la misma manera, tan horrible. Ava estaba rodeada de enemigos, de personas que querían hacerla daño y no sabía como iba a lograr escapar o por lo menos mantenerse con vida en aquel lugar. Todo lo que ella quería era volver con su familia y sentía