Los muros de la mansión eran altos, el lugar parecía una verdadera fortaleza preparada para recibir un ataque enemigo o preparada para ocultar los secretos que habían en su interior. A Ava le resultó extremadamente raro el estado de aquel lugar. La mansión de los Anderson era un lugar que llevaba treinta años abandonada o eso era lo que comentaban en Griffin y ella recordaba que Derek le había contado alguna vez que jamás había vuelto a la mansión después de la muerte de sus padres, pero estaba claro que la propiedad estaba muy bien cuidada, hasta podría decir que había pasado por alguna reforma y que alguien vivía allí.Ava miró alrededor y realmente no había nadie vigilando la zona, así que se acercó a las vejas de la entrada, y solamente con un toque suave la abrió. No había un candado que la mantuviera cerrada, estaba simplemente abierta y al estar segura de que no tendría la misma facilidad con la puerta de la Mansión. Ava decidió buscar una ventana por la que poder colarse.Der
—Todos mis hombres la están buscando, Ava me comentó que iría a casa y después regresaría para el funeral. Me dijo que solo quería estar sola unos minutos… ¡Dios mío! Ahora me arrepiento de no haberla acompañado. —Habló Derek con la voz entrecortada escuchando la angustia de su suegro al otro lado de la línea. —Por favor Scott, si la encuentras antes avísame lo más rápido posible. Me estoy volviendo loco por no saber dónde está mi esposa. —Suplicó con tanta desesperación que Reich hasta lo miraba extrañado porque su actuación era tan perfecta que parecía real.Derek hablaba por teléfono mirando la foto de una chica que tenía en la mano mientras que Reich, Vera, Edgar, Dennis, Heidy y Dennis observaban todo lo que hacía y decía esperando una orden para saber cuál sería el próximo paso.–Gracias, Scott y por favor no le vayas a decir nada a Alice por el momento. Ella estaba muy afectada durante el funeral de Tobías y creo que por su bien deberíamos esperar para saber lo que ha ocurrido.
Ava estaba encogida en un rincón de aquel lugar oscuro donde la habían encerrado preguntándose cómo su vida había acabado por haberse enamorado de un hombre como Derek, por no haber escuchado sus alarmas que le habían indicado tantas veces que no era para ella y eso la había llevado a aquel momento de desespero y soledad. Reagan había ayudado a Ava a bañarse, le había conseguido algo de ropa y comida, pero Derek insistía en mantenerla encerrada, solo para tener el gusto de escuchar gritar por estar encerrada en un cuarto pequeño y oscuro. El rostro del hombre que había muerto encima de ella no se desaparecía de su mente en las horas siguieron después de lo ocurrido. Había sido como revivir la muerte de Otto, que había muerto sobre ella de la misma manera, tan horrible. Ava estaba rodeada de enemigos, de personas que querían hacerla daño y no sabía como iba a lograr escapar o por lo menos mantenerse con vida en aquel lugar. Todo lo que ella quería era volver con su familia y sentía
Derek resoplaba con fastidio delante del espejo de su dormitorio cuando Reich entró viendo que su jefe tenía varios arañazos en el cuello y que la camisa blanca de seda que llevaba puesta estaba casi entera rota con algunas manchas de sangre. —¿Ha vuelto a atacarte? —Preguntó Reich seguro de que aquello era obra de Ava Hoffman y Derek solo contestó con un gruñido. —No debiste subirla a una de las habitaciones. Ya ha intentado escaparse varias veces Derek y cada vez que entras… —¡Ya lo sé Reich! —Contestó furioso. –Ya he intentado de todo, pero ella sigue resistiéndose. Esa mujer me desafía cada día y ya no sé que hacer para doblegarla. Cada vez que entro en esa habitación ella me ataca antes de que pueda hacer cualquier cosa, parece una fiera herida metida dentro de su jaula…lo peor es que no entiendo como tiene tanta fuerza. Había dejado bastante claro que solo podía comer una vez al día, pero esa bestia está más fuerte que un toro. –Está claro que eso es obra de Reagan, tu hija d
Temblando es poco para como estaba Ava mientras se acercaba a la puerta del dormitorio de Derek. Los nervios y la expectación la tenían ansiosa, porque no sabía lo que Derek estaría planeando para ella y lo único que podía hacer era prepararse para luchar, pero cuando Reich abrió la puerta del dormitorio Ava se quedó boquiabierta observando todo. El lugar era enorme y todo… absolutamente todo era de un color negro mate. Desde las cortinas hasta las enormes estanterías que estaban repletas de libros, que la dejaron bastante sorprendida porque no sabía que leer era uno de los hobbies de su esposo y si estaban allí debía ser por ese motivo ya que un hombre como Derek no se molestaría en tener tantos libros apenas para la decoración. Ava estaba tan deslumbrada mirando todo que se asustó cuando de repente Reich le puso unas esposas y después la llevó hasta una parte del dormitorio de Derek donde la dejó encadenada. En ese momento ella se fijó que el guardaespaldas hacía todo con mucha de
La luz, sus ojos estaban cerrados, pero podía sentir la claridad que entraba por la ventana alumbrando sus párpados. Ava solo hizo un movimiento antes de abrirlos para encarar un día más de encierro y en el momento que movió el primer músculo, su cuerpo le recordó todo lo que había pasado la noche anterior, le dolía absolutamente todo. Lo más cruel y lo que más vergüenza le daba era pensar en las palabras de Derek, en todo lo que él le había dicho sobre el hecho de que ella seguía amándolo, algo que ella se negaba a asumir. Para Ava era una impotencia aplastante saber que Derek tenía razón y lo peor era tener que aceptar que ella misma le había dado esa confirmación cuando volvió a entregarse a su esposo, demostrando que su deseo por él estaba por encima de su odio… Ella se negaba a seguir sintiendo aquel amor después de haber descubierto quien era Derek Anderson realmente y su determinación de odiarlo solo aumentaba cuando recordaba todo el daño que le había hecho… no solamente a e
–Esto cada vez se hace más difícil Edgar. –Afirmó Hannah mirándolo mientras él que observaba el lugar donde estaba el ataúd de su hermano mayor, en la cripta que Derek había mandado construir para sus padres. –Tanto esfuerzo para nada, todo lo que hemos arriesgado para seguir dependiendo de otros. Pasamos de vivir bajo la sombra de Edward para estar como perros detrás de las migajas que nos da Derek. –¡¿Crees que no lo sé Hannah…crees que estoy satisfecho con esta situación y a las humillaciones que me somete nuestro maldit* sobrino cada día?! –Espetó Edgar exasperado. – ¡Llevo soportando su malgenio desde que empezó a hacerse cargo de las empresas y todo fue a peor cuando Derek decidió acaparar mi poder dentro de la Organización y hacerme a un lado! –¡Porque eres un incompetente Edgar! –Acusó Hannah y su hermano la miró con desagrado. – ¡Maté a la estúpida de Nicole porque me prometiste una parte de la herencia de Edgar, y hasta te ayudé manteniendo a Alice Hoffman fuera del camino
En el momento que el helicóptero de Derek posó en la propiedad de la familia Anderson, la tensión se apoderó de todos los que estaban en aquel lugar. Cuando Hannah lo vio entrar por la puerta, preparó su mejor actuación para recibirlo y ponerlo de parte de ellos, pero Derek no estaba dispuesto a escuchar nada. —Derek, Vera se encuentra muy mal, la pobre está destrozada… —¡¿Dónde está mi hija?! —Demandó Derek y su tía se quedó boquiabierta cuando la interrumpió, pensando que lo primero que le interesaría a su sobrino era saber el estado de su amante. —¡Contesta Hannah, ¿Dónde está mi hija?! —¡Está encerrada en su habitación Derek! Después de lo que le hizo a la pobre Vera, pensamos que era más seguro mantenerla alejada. —Respondió Edgar por su hermana. —¡¿Me estás diciendo que tienen a mi hija encerrada como si fuera un animal?! —Derek lo increpó y Reich se puso a su lado por precaución. —Ella ayudó a esa mujer a atacarnos, sobrino. Hasta nos apuntó con dos pistolas y amenazando