Ava no entendió absolutamente nada de lo que Derek había querido decir con “pequeño paraíso” y se quedó en shock cuando sus padres empezaron a sacar sus maletas para enviarlas al aeropuerto. Una clara señal de que estaban compinchados con Derek.En el jet también estaban Scott y Alice que decidieron acompañar a la pareja seguros de que iban a necesitar algo de ayuda y también porque se negaban a separarse de sus pequeños demonios que tenían a los abuelos embobados.Derek puso una venda en los ojos de Ava antes de llegar a su destino. Ella había pasado todo el vuelo quejándose, maldiciendo y hasta amenazando al padre de sus hijos. Pero cuando llegaron a ese paraíso que Derek tenía reservado para ellos su malhumor pasó por la impresión.Ava bajó del jet en los brazos de Derek y cuando tocó el suelo él quitó la venda de sus ojos.Ella miró el lugar donde estaban impactada y al mismo tiempo embelesada con la belleza de la isla. El clima era cálido, podía sentir el olor del mar y el ambien
Dos semanas después de aquella propuesta de matrimonio, Derek y Ava se dedicaron enteramente a adaptarse a su nuevo hogar, planear los preparativos de la boda íntima que deseaban para celebrar su amor y Derek poco a poco empezaba a retomar sus negocios a distancia.La rutina perfecta para Derek era despertar a primera hora, salir a correr y hacer ejercicios en el gimnasio que había montado, antes de que de sus pequeños demonios despertasen dando guerra.Era un hombre feliz que estaba viviendo la etapa más bonita de su vida, pero aún así le faltaba algo.Cada vez que Derek bordeaba la isla pensaba en Reagan y en lo mucho que a su hija le hubiera encantado aquel lugar, pero ella ya no estaba.Derek afrontó el dolor de haberla perdido pensando que su niña era un ángel en el cielo ajena a todas las maldades que había en el mundo, que posiblemente estaría más feliz.Cuando Derek regresó a la casa todo seguía tranquilo como él había dejado. Entonces subió a la habitación de sus hijos antes
Cómo volver loco a mi guardaespaldas:Sinopsis: Reagan Anderson tuvo que soportar el rechazo y la humillación del hombre que había amado durante toda su vida y también creyó que él traicionado su confianza. Pero lo cierto es que el único crímen de Reich Vandrell fue intentar alejarla de él por ser la hija de su mejor amigo y el hombre que le había salvado su vida. El despreció el amor de la chica cruelmente, pero después de perderla la vida de Reich se sumergió en un mar de tristeza, vacío y desolación. Hasta que descubrió que estaba viva. Decidido a salvarla y regresarla a su padre, Reich acepta trabajar como guardaespaldas del hombre que secuestró a la chica y así poder acercarse a ella... Pero no sería tan fácil. Reagan no confiaría en él y lo peor...la niña había crecido convirtiéndose en una tentación para el guardaespaldas. ¿Será Reich capaz de recuperar su confianza y salvarla o Reagan terminará volviéndolo loco de amor y deseo por ella? Capítulo 1.Dos años antesEra la se
Ava estaba sentada debajo de la ducha mirando sus manos, sus brazos, piernas…todo su cuerpo lleno de hematomas que eran la prueba de que aquella terrible noche no había sido una pesadilla y junto con el agua se iba mezclando la sangre que todavía estaba pegada en su piel, y sabía que no era solo la suya. Era repulsivo ver su sangre mezclada con la de Otto Anderson, el hombre que había intentado matarla horas antes. Ella se llevó las manos a la cabeza y empezó a llorar, porque jamás en su vida había temido tanto por su vida y tampoco había tenido que luchar para seguir respirando. Ella solo quería olvidar todo lo que había vivido en aquel callejón, pero un par de horas más tarde, cuando estaba en su cama, escondida debajo de las mantas y de su colcha como una niña, alguien entró a la habitación, sentándose a su lado en la cama y supo de inmediato quien era.–Mírame a los ojos Ava. –Pidió Scott Hoffman viendo como su hija se agarraba a la colcha que su abuela había hecho para ella cuan
Unos años después.Derek estaba sentado en el sillón que había en su oficina. Debía estar revisando los libros de contabilidad que había dejado su secretaria sobre el escritorio, pero sólo podía pensar en su venganza… en su maldit* venganza, esa que nunca llegaba.Desde la muerte de su hermano era lo único en lo que podía centrar su atención. El tiempo pasaba y nada de lo que hacía contra sus enemigos daban resultados y lo peor es que frecuentemente tenía que ver la cara de la asesina de su hermano, ya que el almacén de la Fundación dirigida por los Hoffman estaba a escasos metros de su destilería, eso solo servía para aumentar su ira y su sed de sangre. La familia Hoffman iba creciendo cada vez más, uno de sus mellizos se había casado recientemente y todos se regocijaban en felicidad mientras que él estaba cada vez más solo, más muerto en vida, así era como se sentía. Solamente su organización le daba fuerzas para continuar. Para Derek hubiera sido muy fácil mandar matar a todos, v
Regresar a sus actividades diarias fue el único camino que Ava encontró para intentar olvidar el incendio, aunque no quería olvidar todos los detalles. Algunas cosas habían quedado muy grabadas en su memoria, Derek se había ganado un lugar en sus recuerdos favoritos.–Todavía me cuesta entender como te habías quedado dormida en almacén Ava. –Rezongó su madre dando vueltas por su despacho en la Fundación.–Tenía que llevar más cajas con ropa para enviar a Madagascar, pero cuando me di cuenta ya era muy tarde mamá…ya sabes como soy. A veces me olvido de las cosas. –Respondió cruzándose de brazos en la silla.–¡¿A veces?! –Preguntó su madre mirándola con reproche y Ava giró los ojos.–Muchas veces, así que por eso decidí ir después de terminar mi trabajo para estar segura de que no me olvidaría de nada más. Entonces me entró sueño y no me pareció una mala idea pasar la noche allí, así estaría por la mañana cuando llegara el camión para recoger todas las donaciones. –Se explicó Ava y su m
Dos meses después Derek estaba arrodillado delante de la tumba de su hermano pequeño. Otto era lo único que le había quedado después de la muerte de sus padres, lo que le había mantenido aferrado a la época en que era feliz al lado de su familia, pero hasta eso le habían arrebatado.—Cuándo éramos niños siempre hacíamos pactos de sangre, ¿lo recuerdas? —Murmuró Derek pasando la yema de los dedos por el nombre de su hermano en la lápida. —Mamá nos regañaba cada vez que lo hacíamos, pero tú siempre decías que jamás dejarías de hacerlo porque nuestra sangre era lo más valioso que teníamos, lo que nos hace superiores a los demás. En ella está nuestra fuerza y por la sangre que corre en mis venas hoy te prometo que la mujer que te ha quitado la vida llorará lágrimas de sangre. Haré sufrir a los Hoffman por todo lo que nos han quitado, por la muerte de nuestros padres, por el suicidio de la tía Nicole, por la forma como murió nuestro abuelo. Todos ellos sufrirán hermano. — Se hizo un corte
Sangre…la sangre marcaba el empiece de aquel oscuro día en el que se celebraría la boda entre una inocente y su verdugo, y como no podía ser diferente empezó con el peor de los presagios provocando el odio de la mayor enemiga que Ava Hoffman llegaría a conocer en su vida.Los labios de Vera Braun temblaban, su mano agarraba con fuerza el borde del camisón empapado en la sangre que ella podía sentir como bajaba por sus muslos y también veía las gotas cayendo sobre el pequeño charco de color rojo que se forma en suelo del baño entre sus piernas. Otro bebé, el cuarto que perdía desde que había empezado su relación con Derek, otro que su cuerpo no había sido capaz llevar.Junto con las lágrimas que mojaban su rostro iba la ira que se mezclaba con la sangre que había en pulcro suelo blanco.Vera había estado segura de que aquel bebé si llegaría a nacer, que finalmente le daría un hijo a Derek y le devolvería la familia que le habían arrebatado, pero no fue así y pensaba que aquel aborto en