Tobías miró la entrada de aquella pequeña comisaría en el centro de Griffin deseando encontrar las respuestas que necesitaba, después de que su investigación sobre Edward Anderson, el último líder conocido del Klan, le aportó cierta información que no termina de entender. Entonces respiró profundamente y después entró.–¿El sheriff Quentin Hudson? –Preguntó a una chica que estaba en la recepción, y que lo miró como si fuera un dios griego, pero ella no tuvo la necesidad de contestar porque la voz de alguien llamó la atención del periodista.–¿Tobías Brown? –Habló una voz grave detrás de él y al darse la vuelta se encontró con un hombre de su misma edad, bastante fuerte y vestido de policía con un sombrero, así que no tardó en darse cuenta de que se trataba del sheriff de la ciudad.–Así es, hablé con usted por teléfono. –Respondió estrechando la mano del sheriff y el hombre le indicó que pasara a su oficina. El sheriff cerró la puerta y miró el periodista con curiosidad.–Me habías c
Toby estaba sentado en una silla al lado de un pequeño escritorio viendo como el sheriff dormía desnudo, intentando recuperar fuerzas después de la noche de pasión que habían tenido. –Para no ser gay me ha dado bastante guerra esta noche. –Susurró Tobías para sí mismo sonriendo con satisfacción, después volteó la cabeza para ver los archivos de toda la investigación contra Edgar Anderson. Toby se fijó que algunas fotos habían sido tomadas en la entrada de la mansión donde Derek había vivido con sus padres, lo que demostraban que allí realizaban las reuniones del Klan, y estaba seguro de eso después de haber leído algunas notas del que había sido el sheriff en aquella época. Al parecer el hombre había estado buscando la forma de entrar en la Mansión Anderson. El periodista necesitaba respuestas. Entre aquellos archivos había demasiada información que para él no tenían ningún sentido y solo había una persona que podría contestar a sus preguntas. Entonces empezó a vestirse y mientras
Un suicidio, la muerte de Tobías había quedado en un suicidio que nadie quería investigar, aunque los Hoffman sí estaban dispuestos a hacerlo. Mientras velaban su cuerpo se podía notar la indignación, la tristeza y el vacío que Toby había dejado en la vida de sus familiares, amigo y amantes…entre ellos el sheriff Quentin Hudson que no se podía creer el final que había tenido el periodista.Cuando Derek entró en la iglesia acompañado de Reich, la voz que cantaba para todos los presentes erizó su piel porque la reconocía muy bien y se estremeció cuando vio la mujer que la cantaba en el altar, vestida de blanco al lado del ataúd.Ava estaba hermosa, pero su semblante era tan triste que Derek sintió algo extraño dentro de él que estaba incómodo con ver la tristeza de su esposa. Cuando Alice lo vio llegar, le hizo una señal para que se sentara a su lado y Derek caminó hasta su suegra sin apartar la vista de Ava que también seguía muy atenta todos los pasos de su esposo. Ava cantaba sintie
Los muros de la mansión eran altos, el lugar parecía una verdadera fortaleza preparada para recibir un ataque enemigo o preparada para ocultar los secretos que habían en su interior. A Ava le resultó extremadamente raro el estado de aquel lugar. La mansión de los Anderson era un lugar que llevaba treinta años abandonada o eso era lo que comentaban en Griffin y ella recordaba que Derek le había contado alguna vez que jamás había vuelto a la mansión después de la muerte de sus padres, pero estaba claro que la propiedad estaba muy bien cuidada, hasta podría decir que había pasado por alguna reforma y que alguien vivía allí.Ava miró alrededor y realmente no había nadie vigilando la zona, así que se acercó a las vejas de la entrada, y solamente con un toque suave la abrió. No había un candado que la mantuviera cerrada, estaba simplemente abierta y al estar segura de que no tendría la misma facilidad con la puerta de la Mansión. Ava decidió buscar una ventana por la que poder colarse.Der
—Todos mis hombres la están buscando, Ava me comentó que iría a casa y después regresaría para el funeral. Me dijo que solo quería estar sola unos minutos… ¡Dios mío! Ahora me arrepiento de no haberla acompañado. —Habló Derek con la voz entrecortada escuchando la angustia de su suegro al otro lado de la línea. —Por favor Scott, si la encuentras antes avísame lo más rápido posible. Me estoy volviendo loco por no saber dónde está mi esposa. —Suplicó con tanta desesperación que Reich hasta lo miraba extrañado porque su actuación era tan perfecta que parecía real.Derek hablaba por teléfono mirando la foto de una chica que tenía en la mano mientras que Reich, Vera, Edgar, Dennis, Heidy y Dennis observaban todo lo que hacía y decía esperando una orden para saber cuál sería el próximo paso.–Gracias, Scott y por favor no le vayas a decir nada a Alice por el momento. Ella estaba muy afectada durante el funeral de Tobías y creo que por su bien deberíamos esperar para saber lo que ha ocurrido.
Ava estaba encogida en un rincón de aquel lugar oscuro donde la habían encerrado preguntándose cómo su vida había acabado por haberse enamorado de un hombre como Derek, por no haber escuchado sus alarmas que le habían indicado tantas veces que no era para ella y eso la había llevado a aquel momento de desespero y soledad. Reagan había ayudado a Ava a bañarse, le había conseguido algo de ropa y comida, pero Derek insistía en mantenerla encerrada, solo para tener el gusto de escuchar gritar por estar encerrada en un cuarto pequeño y oscuro. El rostro del hombre que había muerto encima de ella no se desaparecía de su mente en las horas siguieron después de lo ocurrido. Había sido como revivir la muerte de Otto, que había muerto sobre ella de la misma manera, tan horrible. Ava estaba rodeada de enemigos, de personas que querían hacerla daño y no sabía como iba a lograr escapar o por lo menos mantenerse con vida en aquel lugar. Todo lo que ella quería era volver con su familia y sentía
Derek resoplaba con fastidio delante del espejo de su dormitorio cuando Reich entró viendo que su jefe tenía varios arañazos en el cuello y que la camisa blanca de seda que llevaba puesta estaba casi entera rota con algunas manchas de sangre. —¿Ha vuelto a atacarte? —Preguntó Reich seguro de que aquello era obra de Ava Hoffman y Derek solo contestó con un gruñido. —No debiste subirla a una de las habitaciones. Ya ha intentado escaparse varias veces Derek y cada vez que entras… —¡Ya lo sé Reich! —Contestó furioso. –Ya he intentado de todo, pero ella sigue resistiéndose. Esa mujer me desafía cada día y ya no sé que hacer para doblegarla. Cada vez que entro en esa habitación ella me ataca antes de que pueda hacer cualquier cosa, parece una fiera herida metida dentro de su jaula…lo peor es que no entiendo como tiene tanta fuerza. Había dejado bastante claro que solo podía comer una vez al día, pero esa bestia está más fuerte que un toro. –Está claro que eso es obra de Reagan, tu hija d
Temblando es poco para como estaba Ava mientras se acercaba a la puerta del dormitorio de Derek. Los nervios y la expectación la tenían ansiosa, porque no sabía lo que Derek estaría planeando para ella y lo único que podía hacer era prepararse para luchar, pero cuando Reich abrió la puerta del dormitorio Ava se quedó boquiabierta observando todo. El lugar era enorme y todo… absolutamente todo era de un color negro mate. Desde las cortinas hasta las enormes estanterías que estaban repletas de libros, que la dejaron bastante sorprendida porque no sabía que leer era uno de los hobbies de su esposo y si estaban allí debía ser por ese motivo ya que un hombre como Derek no se molestaría en tener tantos libros apenas para la decoración. Ava estaba tan deslumbrada mirando todo que se asustó cuando de repente Reich le puso unas esposas y después la llevó hasta una parte del dormitorio de Derek donde la dejó encadenada. En ese momento ella se fijó que el guardaespaldas hacía todo con mucha de