—¡Ja, Sabía que no podrías! Tendré que olvidar esa posibilidad de salir de aquí
Se dijo David, a sí mismo, ya habían pasado cuatro días y la bella mujer que robó sus pensamientos, no aparecía, desesperanzado pensaba que su destino estaba en ese infierno; respiro profundo y antes de soltar el aire, se escuchó el sonido de la celda abrirse. Su mirada se poso en el hombre serio y demacrado, mentía si no le dio una alegría verlo y sus palabras terminaron de hacer latir su corazón fuerte. —Tiene visita, vamos rápido. —Anunció el oficial, David sonrió, no podía ser nadie más que su bella castaña ojos azules, con las cadenas puestas caminó hacía la sala de visitas. Justo antes de llegar, pudo verla enfundada en un vestido pegado a su cuerpo de color azul, combinación perfecta con sus ojos, cabello recogido en una cola de caballo, en sus pies, se apreciaban unos hermosos tacones de color negro. —¡Dios! —Susurró asombrado con tanta belleza. Caminó lento hasta llegar frente a ella y se sentó, sin dejar de mirar esos pechos que sobresalían un poco. La mirada de Ester chocó con la de David al sentir su mirada fija. Siendo una mujer tan segura y difícil de intimidar, David lograba ese Aura dominante con una cara bonita y sonriente. —Veo que te gusta mucho lo que ves. —Le habló burlona. —¡Mucho! —Respondió con una sonrisa ladina, Movimiento de cejas y su mirada en toda ella—. Siento que vienes con muchas ganas de conquistarme. —Aseguró David, Ester soltó una pequeña y suave carcajada. Enseñando esos dientes blancos y sus expresiones ocultas. —Mejor dejemos eso para después. —Respondió Ester con una sonrisa mientras le pasaba una carpeta—. Vine a decirte que ya está todo listo, en dos días tenemos la primera audiencia, que por supuesto será la única. —Afirmó ella. —Me encanta tu seguridad. —Declaró David. Echando un ojo a la carpeta. —Es un buen comienzo. —dijo ella con una media sonrisa, poniendo seriedad a todo. —Debes decir todo lo que haces, lo que eres, tu única mentira será decir que hablaste con el abogado junior antes de morir. —Sus palabras salieron al mismo tiempo que frunció el ceño. —¿Por qué?, Si nunca contento con mi llamada. —dijo David. —Después te explico, debes decir que somos socios de un nuevo negocio. —Ester le pasó una copia de un nuevo proyecto de construcción, un orfanato. —Sí que eres calculadora. —Le dijo muy sorprendido. Ester solo se levantó mostrando una sonrisa de orgullo. Escuchar esos halagos, llenaban su ego. —Nos vemos en unos días, querido, lee bien lo que te di. —Ester se acercó y besó su mejilla, dejando a David suspirando con una sonrisa. Pudo más si impulso y la detuvo por un brazo, tomo sus mejillas con las incómodas cadenas y dejo él, un beso más profundo en su mejilla. —Ten bonitos días, querida —Le dijo dándole espacio para que pasara. Ester quedo un momento inmóvil, solo segundos donde solo vio como se llevaban a David. Dos días después, ya David estaba listo, seguía pensando en todo lo que le pedía esa mujer y sonreía de ver lo inteligente que era, no dejaba atrás el pensamiento de que fuera algo peligrosa y ese favor le costará mucho. Mientras David seguía sumido en sus pensamientos, en otro lugar se encontraba alguien muy desesperado por el caso que se presentaría ante el juzgado y que era él, la persona que debía dar el veredicto, sabiendo perfectamente que el acusado, era inocente de todo. —Señor, sabe que tenerlo detrás las rejas, es la única oportunidad que tenemos para que Vicente Caruso aparezca y por fin acabar con él y su mafia. —Su asistente habló muy seguro, logrando que el juez lo pensará un momento, lo que no sabía el juez, eran las intenciones de ese hombre, era poder meter a Heriberto en todo y obtener mucho dinero a cambio. —Veamos que pasa, Ester Gavidia, es una mujer inteligente, sabe mover sus piezas y no solo eso, fue entrenada, aún más, por Junior Leal, un abogado muy calculador. —aseguró el juez Olivares. —No sé con qué sorpresa nos saldrá. —¿Está diciendo que cabe la posibilidad de que ese joven salga en libertad? —El juez asintió a la pregunta del secretario. «Un posible tropiezo a sus planes», pensó el hombre con una cara de tranquilidad fingida. Después de ello las horas transcurrieron con mucha rapidez. Al día siguiente: —Estamos todos presente en este juzgado, para conocer otras pruebas, que aseguran la inocencia del señor David Caruso, representado por la por su defensora, la señorita, Ester Gavidia. —Anunció el secretario. —Demos la bienvenida al juez Juan Olivares. —El juez entró y tomó asiento, mirando a Éster, quien le regaló una sonrisa que, más allá de bella, era de triunfo. —Y yo qué pensé, que solo sonreías así para mí. —Le susurró David, con celos. —Me irás conociendo de a poco, sabrás cuando te mire, de otra manera. —Aseguró la castaña muy sonriente, haciendo reír muy bajito a David. —Debería estar nervioso, pero contigo siento seguridad. --Declaró David, muy tranquilo. —Eso es bueno, hace que me esfuerce más. —Respondió Ester. El mazo resonó y dio inicio a todo, el abogado acusador, empezó con las preguntas, después que David juró decir la verdad y solamente que la verdad. —Señor Caruso, usted asegura no tener contacto con ningún miembro de mafias, ¿no es así? —preguntó el abogado. —Si, señor, Mis negocios y empresas, todas son legales, construidas por mi esfuerzo. —Respondió muy serio. —¿Cómo alguien tan joven, logra tanto? —Siguió preguntando el abogado. —Tengo 32 años, trabajo desde los 17, es obvio que en 15 años puedes lograr mucho y yo soy muy buen administrador. —Aseguró David, recordando lo mucho que trabajó para tener todo su capital. —Tengo entendido que en su captura, estaba usted con un miembro de la Mafia italiana. —Pregunto rápidamente. —No sabía que era mafioso, me reuní con un socio. —Respondió molesto David. —Eso lo puede decir cualquiera, tiene un padre mafioso, quien nos asegura que usted no está a cargo de disfrazar los negocios sucios de Vicente Caruso. —David estaba molesto ya, pero debía aguantar, su mirada se posó en Ester, que solo le pedía calmarse. —Es todo su señoría. —Habló el abogado con una sonrisa triunfante, el silencio de David, era una condena para él. —Que pase el abogado defensor. —Ester se levantó, sacudió su vestido con mucha arrogancia y se acercó a David. —Antes de hacerle las preguntas a mi defendido, permítame acercarle unas pruebas, que demuestran la inocencia de mi cliente. —Ester pasó la carpeta con una sonrisa de triunfo y burla a la vez. El juez solo abrió la carpeta y se encontró con una foto donde estaba su secretario con el supuesto mafioso, socio de David, pasó otra hoja y estaba él con su amante; El juez sudaba sin parar, mientras Ester empezaba las preguntas que le haría. —Haremos un receso. —Interrumpió el juez, sacando una sonrisa en Ester, no fue necesario preguntar nada. En una sala estaban el juez y el secretario, muy molestos y asustados, Olivares no estaba sorprendido, ya que sabía que ella jugaba así, sin pensarlo, la mandaron a llamar. Ester entró con una sonrisa y las palabras de una vez preparadas. —Solo quiero la libertad de mi cliente y cualquier expediente que tenga, lo cierren y todo quedará en el olvido, sabe que cumplo mi palabra, señor juez. —Condenó Ester a ambos hombres, uno más molesto que el otro, y no podían hacer nada. —Bien, volvamos, ya tengo un veredicto. —Ester caminó adelante con toda seguridad y prepotencia, mientras la mirada del secretario estaba en ella, si pudiera lanzar cuchillos, Ester no viviera para ver su triunfo. En el juzgado, David esperaba que Ester le dijera algo, pero ella solo esperó el veredicto, para que él mismo escuchara. —Después de haber analizado las pruebas, cada movimiento, dejo en claro que el señor David Caruso, es inocente de todo los cargos que se le impusieron, nada demuestra que violó y mató a la esposa del gobernador y mucho menos, tiene negocios ilegales con gente de la mafia. —El sonido del mazo retumbó en esa sala, Ester abrazó a David. —Felicidades, es usted un hombre libre de la prisión. —Le dijo Ester —Esas palabras suenan en doble sentido. —reprocho David. —Lamentablemente, sí, ahora estás en mis manos —Recalcó Ester, sin ningún remordimiento reflejado en su cara, pero eso no era algo que le molestara a David. Su manera de ser le intrigaba, lo incitaba a querer estar en sus manos y saber que tanto podía hacer ella en su vida.Sin podérselo creer David abandonó el juzgado esa mañana en compañía de Ester. Salieron del juzgado y fueron directamente a la mansión de David, en su mente solo se imaginaba poder tomar un largo baño, comer todo lo rico que existiera, dormir en su gigantesca cama y saciar la sed de su cuerpo, solo eso pensaba, su cabeza era un torbellino de ideas confusas, y como no, fueron muy largos los días que estuvo en ese lugar, siendo tratado como un mafioso pobre, sin comida buena, sin mujeres y sin privilegios. —¿Estás feliz? —preguntó Ester, al verlo mirar por la ventana del auto con una sonrisa. —Mucho, siete meses sin ver todo esto, sin escuchar tanto ruido, se siente bien y todo gracias a ti y mi sacrificio. —Hablo burlón. —Ja, ja, ja, relájate, solo tendrás unos días de libertad y trabajo legal. —Sentenció Ester. —Eres cruel, salgo en libertad por ser un hombre legal y ahora me quieres meter en eso. —Le dijo David, justo llegando a su hogar, bajó del auto donde fue recibido por a
Recuerdo —¡No, junior amor, no, no me dejes! —suplicaba Ester. —Da.vid... Caru.so —Gemía entre sus dientes, éster no escuchaba cegada por el dolor. —Da.vid.. ca.ruso —Volvió a repetir Junior antes de morir. Fin del recuerdo —Quedé inmóvil, loca, traumada, Cuatro horas donde no sabía de mí; cuando salí de ese trance, corrí desesperadamente, unos brazos me detuvieron, era la hermana de Junior, me abrazó hasta ver que estaba bien. —Ester se detuvo, tomando un sorbo de vino. —Puedes parar si no te sientes bien, hablando eso. —Expresó David, con sus ojos aguados sintiendo su dolor. —No, debo hacerlo, necesito sacar este dolor que me carcome el alma —Aseguro ella para continuar hablando—. Hicimos el funeral juntos, la madre y hermana de Junior no tuvieron problemas, Dos días después, leyeron el testamento de Junior y para mi sorpresa, me dejó el 20% de sus bienes y el bufete que tenía aquí, era algo sorpresivo para mí, teníamos más de cinco años de relación, pero no estábamos casados;
La vida de Junior era algo aburrida y llena de trabajo, estaba rodeado de la compañía, de su computador, sus casos importantes y nada de compañía sentimental, rechazaba muy seguido a todos los aprendices que deseaban trabajar con él y aprender. Lo que Leal no sabía, era la capacidad de Ester Gavidia, calculadora, paciente y firme en sus objetivos. No se sacaba de su cabeza a ese hombre de 40 años, cuando ella solo tenía 22, busco las maneras de acercarse y no pudo, hasta que decidió pensar en grande; El hombre solía asistir como testigo a casos importantes dirigidos por recién graduados, Ester eligió defender a un matón, acusado de asesinar a su madre, justo una semana después de haber salido de la cárcel por otro asesinato. Para su suerte, la chica conocía a esa familia y ese hombre amaba a su madre por sobre todas las cosas, era imposible que la matara; Pasó días en vela, buscando las pruebas necesarias para comprobar su inocencia. Todos veían imposibles ganar ese caso, hasta el
Ester pasó la noche en llanto, recordando ese duro golpe que aún dolía como nunca; no tenía con quién celebrar sus próximas batallas ganadas, no entendía por qué la vida le arrebataba todo en un instante, cuando se suponía, ya tenía un futuro planeado. Todo lo que ella estaba sufriendo, hizo que David removiera sentimientos dolorosos en su alma, no era solo el no querer seguir la vida de su padre por cobardía, lo de él, era ese miedo a perder todo y llenarse de ira como lo hizo su padre, metiéndose en ese mundo donde no pudo salir más. Años atrás —¡Vicente! —Gritó una mujer desesperada a su esposo. —¿Qué pasa Clara, por qué gritas así? —Reclamo el hombre. —Mi niña, mi niña la secuestraron, quieren a tu padre —habló la mujer con lágrimas en los ojos y temblando. —¡Eso no puede ser! —el hombre exclamó desesperado, buscando su teléfono para llamar a su padre, pero sus llamadas se iban a buzón, David era menor que su hermana, ella cumplió sus 17 y él solo tenía 15, los días pasaban
Dos días después Un nuevo amanecer para dos personas que seguían en un dilema, no era fácil decidir arriesgar sus vidas en busca de su venganza. Ambos salieron de sus camas, dirigiéndose a sus respectivos baños, mientras el agua goteaba por el cuerpo de David y su mente navegaba en cada desventaja que tenía en ese mundo de Mafia. Ester disfrutaba del agua, mojando su cuerpo en su cómoda Tina, sus ojos cerrados buscando una respuesta a todas sus preguntas, una solución a todos sus miedos. Eran dos días, donde ninguno sabía aún qué decisión tomar. Salieron y de una se arreglaron, bajaron al comedor y cada uno tomó su desayuno para luego dirigirse a sus respectivos lugares de trabajo. Ester debía pensar que hacer, o seguía su vida como una abogada normal, o se vengaba usando lo que mejor sabía hacer más la información que le había dejado su amado. Ese hombre que seguía en su Corazón en su mente y le daba ese impulso a seguir con su venganza. —Veamos qué me dejaste aquí, cariñ
Después de un rato largo, abrazados, demostrando lo mucho que se extrañaban, David, se separó al recordar a su madre.—¿Dónde está mamá?— Pregunto de inmediato David, muy asustado, pensando lo peor.—Está bien, en un lugar seguro— respondió el hombre viendo a Ester.—Ester Gavidia, no sé cómo pagarte lo que hiciste por mi hijo.— Ester se sorprendió y David más, el hombre, la abrazo.—¿De dónde la conoces, papá?— Interrogó David.—Quien no conoce a esta señorita, sus casos resueltos han llegado a Rusia y Estados Unidos.— Eso hizo sentir a Ester muy contenta.—Lo sé, padre, mi prometida es un encanto de mujer.— Hablo David con mucho orgullo.—¿Tu prometida?— Pregunto Vicente sorprendido.—No es así, como lo dice, señor Caruso.— Ester le explicó al hombre todo lo que había pasado y lo que su novio le había dejado en ese computador, era increíble como junior sabía tanto; cuando vio la foto, decidió explicarles todo.—Les contaré la historia detrás de todo ese dolor— hablo soltando un susp
Dos meses después. El tiempo pasaba rápido y muchos cambios empezaban a suceder, no solo en lo planteado en sus primeros encuentros; también se podía sentir como el corazón empezaba a sanar heridas, pero la mente se empeñaba en mantener esos recuerdos presentes en cada momento, la lealtad del corazón de Ester, era fuerte, no dándose cuenta de que eso la lastimaba cada día que pasaba. El no querer olvidar a ese gran hombre que tuvo en su vida, el recuerdo de sus padres en cada momento que celebraban ellos juntos. Las heridas las lastimaba ella con cada pensamiento que tenía, cada sueño que llegaba a su mente. La alarma de su celular sonó, sacándola de ese sufrimiento interno, lo tomo para apagarla y se levantó, frotando sus ojos y deseando seguir durmiendo, aun así, el saber que no podría hacerlo, decidió arreglarse y salir, recordando que tenía un invitado, al llegar a la sala, vio una nota de Vicente, el hombre se había ido ya. Decidió preparar un desayuno y su café, bajo y decid
Al día siguiente, ambos se cargaban una resaca, no fue mucho el tiempo que la pasaron de tragos, fue más de tanto pensar hasta casi amanecer, muchas cosas pasaban por sus cabezas. Un beso que apenas despertaba el deseo y la atracción entre ambos. Recuerdos del pasado que eran muy difíciles para Ester. Dejar todo a un lado y ser feliz, no era tan fácil. Para Ester era dejar la muerte de sus padres y de Junior, al olvido. No era eso lo que ella quería, deseaba tanto esa venganza y poder sentir paz en su alma. Tal vez el amor en esos momentos empezaba a tener una entrada en su corazón. Para David, también era difícil olvidar la venganza, cuando la vida de sus padres estaba en juego. La Mafia Carusso era una joya preciosa para Heriberto y no descansaría hasta obtenerla. Ya todo estaba preparado para la noticia más sorprendente; aunque dar una entrevista no era necesaria, cuando unas fotos hablaban más que mil palabras; Ester observaba las fotos y no podía creer lo enamorados que se