La vida de Junior era algo aburrida y llena de trabajo, estaba rodeado de la compañía, de su computador, sus casos importantes y nada de compañía sentimental, rechazaba muy seguido a todos los aprendices que deseaban trabajar con él y aprender.
Lo que Leal no sabía, era la capacidad de Ester Gavidia, calculadora, paciente y firme en sus objetivos. No se sacaba de su cabeza a ese hombre de 40 años, cuando ella solo tenía 22, busco las maneras de acercarse y no pudo, hasta que decidió pensar en grande; El hombre solía asistir como testigo a casos importantes dirigidos por recién graduados, Ester eligió defender a un matón, acusado de asesinar a su madre, justo una semana después de haber salido de la cárcel por otro asesinato. Para su suerte, la chica conocía a esa familia y ese hombre amaba a su madre por sobre todas las cosas, era imposible que la matara; Pasó días en vela, buscando las pruebas necesarias para comprobar su inocencia. Todos veían imposibles ganar ese caso, hasta el mismo Junior, dudo de eso, siendo un asesino de tres personas, según él, en su defensa, como no creer que asesinó a su propia madre, tal vez drogado o molesto. El día llegó y Ester, no estaba tan ansiosa, como lo estaba Junior, quien muy temprano llegó al juzgado, en primera fila esperaba para escuchar la defensa de la bella mujer que sembraba en él, mucha curiosidad; Todo inició con muchas pruebas de parte del acusador. Ester escuchaba con mucha atención sin interrumpir, su defendido respondía a todas las preguntas sin ningún problema; hasta que fue el turno de Ester. Junior se regañó internamente por escanear su cuerpo, ella no solía usar trajes, solo vestidos pegados a su cuerpo con tacones finos. —Buenas tardes a todos, empezaré con hacer unas preguntas a mi defendido —Habló estar muy segura. —¿Es cierto que usted mató a tres personas que intentaban violar a su madre? —Los murmullos se escuchan, por la pregunta tan directa de Ester. —Sí, y lo volvería hacer —Respondió sin titubear el hombre. —¿Entonces por qué se te acusa de matar a tu madre? Tengo entendido que la amabas mucho —Interrogó Ester. —Porque quien mato a mi madre, es un empresario, mi mamá trabajo en su casa y fue descubierto por mi madre a punto de violar a su hijastra —El hombre respondió muy seguro. —Es todo, su señoría, le entregaré unas pruebas que demuestran la inocencia de mi cliente —Hablo Ester, sonrió al juez, entregando una carpeta, el juez abrió la carpeta y sus ojos se abrieron muy grande, se trataba de su sobrino al que el matón acusaba. Ester regresó a su puesto triunfante por la sorpresa del juez, antes de sentarse fijó su mirada en Junior, regalándole una sonrisa. El juez no pudo continuar, dando un receso, y sin perder tiempo, llamó a ambos abogados a una habitación. — Sé perfectamente lo que quiere, su señoría —se adelantó en hablar Ester. —Hable con mi defendido y pide una suma de dinero muy grande, quiere desaparecer de este país. —El juez y el otro abogado quedaron sorprendidos, el juez los llamó con la intención de darle una solución a todo eso, pero jamás pensó que la mujer ya tenía todo preparado. Regresaron al juzgado y el juez dio su sentencia, quedando el cliente de Ester en libertad, alegando que encontraron al verdadero asesino. Todos salieron y el hombre muy agradecido se acercó a Ester para darle un abrazo de agradecimiento. —Gracias señorita, estaré en deuda con usted —Le agradeció su cliente, Ester le sonrió. —Asegúrese de estar lejos cuando algo feo suceda entre los empresarios importantes de este país —le ordenó Ester, solo ellos sabían de qué hablaban, alguien curioso, quien siguió cada paso de la chica, la siguió hasta salir del edificio. —¿Así que hay algo más grande en esa sentencia? —Le hablo Junior a su oído, estaba tan ocupada buscando la llave de su carro que se asustó de la impresión, estuvo callada por unos segundos, escaneando cada centímetro del cuerpo del caballero, hasta que decidió hablar. —¿Ha escuchado de los infartos teniendo sexo? —Bromeó ella, Junior no pudo responder a su pregunta, Ester lo dejó ahí, con curiosidad de más. Los días pasaban y Ester lograba llamar la atención de Junior, pero él estaba sintiendo mucho por ella, aunque lo negara, era más que curiosidad laboral; Decidió aceptarla como su compañera de trabajo; juntos trabajaban bien, Junior empezó a descansar más, sonreía seguido y eso era alegría para su familia. Cinco años después. El tiempo pasó y ya su confianza era más fuerte, aunque Ester no recibía lo que quería en realidad. —Ester, ¿tienes novio? Ya tienes 28 años —Pregunto Junior sorprendiendo a la chica. —No.—Respondió Ester, muy cortante. —Estás joven, puedes disfrutar de esa etapa tan bonita, dejaré de darte tanto trabajo.— Le dijo él, con una sonrisa, Ester suspiro. —No puedo creer que no se cuenta de que me gusta usted. —Declaró Ester en tono burlón, Junior abrió sus ojos sorprendidos, y un silencio incómodo reino. —Si no hay nada más, me voy, mis padres me esperan. —Volvió hablar Ester, al ver que él no tenía nada que decir. —Espera, tenemos que hablar sobre eso. —Le hablo Junior, muy nervioso. —Solo debe decir lo que piensa, aunque eso no cambie lo que siento por usted; sabré poner distancia —Dijo Ester muy segura. —Soy algo mayor para ti, te llevo 18 años, tienes miles de oportunidades, solo debe ser un enamoramiento. —Afirmó el hombre de 45 años. —No me importa, tengo 28 años, usted es perfecto, me gusta todo de usted, incluyendo su edad —declaró la chica sin titubear. —¿No te has preguntado por qué un hombre de mi edad aún no tiene familia? —La puso a dudar o eso buscaba él. —Tal vez tiene miedo, ya que a muchas mujeres no les gusta hombre aburrido, metidos en un computador, con barbas descuidadas —menciono ella sin pensarlo. —Pero, a mí sí, me gusta verlo trabajar, aprender de usted, me imagino hacerle travesuras para llamar tu atención, quitarle el estrés y que eso lo ayude luego. —Hablo de manera firme y coqueta a la vez, acercándose para besar sus labios. —Ester... —Susurró entre gemido. —No quiero que me pida matrimonio, solo no se niegue a algo que queremos los dos. —Otro beso hizo que ya la poca fuerza de voluntad de Junior, se fuera al carajo, besando para poseerla justo ahí, en su oficina, Ester había logrado lo que quería, ser correspondida por ese caballero que llenaba su vida de aprendizaje. Con su Cabello negro con pocas canas, cejas pobladas, ojos verdes, nariz media ancha, labios delgados y de un tono rosado, barba cerrada, piel blanca; No solo fue un amante por más de cinco años, también un amigo, un maestro y hasta un enemigo cuando quería enseñarle a distinguir lo bueno de lo malo; Mucha felicidad para ser cierta, le entristece no haberle dado la felicidad de hacerlo padre, a sus ya 52 años. Fin del RecuerdoEster pasó la noche en llanto, recordando ese duro golpe que aún dolía como nunca; no tenía con quién celebrar sus próximas batallas ganadas, no entendía por qué la vida le arrebataba todo en un instante, cuando se suponía, ya tenía un futuro planeado. Todo lo que ella estaba sufriendo, hizo que David removiera sentimientos dolorosos en su alma, no era solo el no querer seguir la vida de su padre por cobardía, lo de él, era ese miedo a perder todo y llenarse de ira como lo hizo su padre, metiéndose en ese mundo donde no pudo salir más. Años atrás —¡Vicente! —Gritó una mujer desesperada a su esposo. —¿Qué pasa Clara, por qué gritas así? —Reclamo el hombre. —Mi niña, mi niña la secuestraron, quieren a tu padre —habló la mujer con lágrimas en los ojos y temblando. —¡Eso no puede ser! —el hombre exclamó desesperado, buscando su teléfono para llamar a su padre, pero sus llamadas se iban a buzón, David era menor que su hermana, ella cumplió sus 17 y él solo tenía 15, los días pasaban
Dos días después Un nuevo amanecer para dos personas que seguían en un dilema, no era fácil decidir arriesgar sus vidas en busca de su venganza. Ambos salieron de sus camas, dirigiéndose a sus respectivos baños, mientras el agua goteaba por el cuerpo de David y su mente navegaba en cada desventaja que tenía en ese mundo de Mafia. Ester disfrutaba del agua, mojando su cuerpo en su cómoda Tina, sus ojos cerrados buscando una respuesta a todas sus preguntas, una solución a todos sus miedos. Eran dos días, donde ninguno sabía aún qué decisión tomar. Salieron y de una se arreglaron, bajaron al comedor y cada uno tomó su desayuno para luego dirigirse a sus respectivos lugares de trabajo. Ester debía pensar que hacer, o seguía su vida como una abogada normal, o se vengaba usando lo que mejor sabía hacer más la información que le había dejado su amado. Ese hombre que seguía en su Corazón en su mente y le daba ese impulso a seguir con su venganza. —Veamos qué me dejaste aquí, cariñ
Después de un rato largo, abrazados, demostrando lo mucho que se extrañaban, David, se separó al recordar a su madre.—¿Dónde está mamá?— Pregunto de inmediato David, muy asustado, pensando lo peor.—Está bien, en un lugar seguro— respondió el hombre viendo a Ester.—Ester Gavidia, no sé cómo pagarte lo que hiciste por mi hijo.— Ester se sorprendió y David más, el hombre, la abrazo.—¿De dónde la conoces, papá?— Interrogó David.—Quien no conoce a esta señorita, sus casos resueltos han llegado a Rusia y Estados Unidos.— Eso hizo sentir a Ester muy contenta.—Lo sé, padre, mi prometida es un encanto de mujer.— Hablo David con mucho orgullo.—¿Tu prometida?— Pregunto Vicente sorprendido.—No es así, como lo dice, señor Caruso.— Ester le explicó al hombre todo lo que había pasado y lo que su novio le había dejado en ese computador, era increíble como junior sabía tanto; cuando vio la foto, decidió explicarles todo.—Les contaré la historia detrás de todo ese dolor— hablo soltando un susp
Dos meses después. El tiempo pasaba rápido y muchos cambios empezaban a suceder, no solo en lo planteado en sus primeros encuentros; también se podía sentir como el corazón empezaba a sanar heridas, pero la mente se empeñaba en mantener esos recuerdos presentes en cada momento, la lealtad del corazón de Ester, era fuerte, no dándose cuenta de que eso la lastimaba cada día que pasaba. El no querer olvidar a ese gran hombre que tuvo en su vida, el recuerdo de sus padres en cada momento que celebraban ellos juntos. Las heridas las lastimaba ella con cada pensamiento que tenía, cada sueño que llegaba a su mente. La alarma de su celular sonó, sacándola de ese sufrimiento interno, lo tomo para apagarla y se levantó, frotando sus ojos y deseando seguir durmiendo, aun así, el saber que no podría hacerlo, decidió arreglarse y salir, recordando que tenía un invitado, al llegar a la sala, vio una nota de Vicente, el hombre se había ido ya. Decidió preparar un desayuno y su café, bajo y decid
Al día siguiente, ambos se cargaban una resaca, no fue mucho el tiempo que la pasaron de tragos, fue más de tanto pensar hasta casi amanecer, muchas cosas pasaban por sus cabezas. Un beso que apenas despertaba el deseo y la atracción entre ambos. Recuerdos del pasado que eran muy difíciles para Ester. Dejar todo a un lado y ser feliz, no era tan fácil. Para Ester era dejar la muerte de sus padres y de Junior, al olvido. No era eso lo que ella quería, deseaba tanto esa venganza y poder sentir paz en su alma. Tal vez el amor en esos momentos empezaba a tener una entrada en su corazón. Para David, también era difícil olvidar la venganza, cuando la vida de sus padres estaba en juego. La Mafia Carusso era una joya preciosa para Heriberto y no descansaría hasta obtenerla. Ya todo estaba preparado para la noticia más sorprendente; aunque dar una entrevista no era necesaria, cuando unas fotos hablaban más que mil palabras; Ester observaba las fotos y no podía creer lo enamorados que se
Una semana después Las piezas empezaban a moverse, eventos y más eventos, besos y caricias en cualquier lugar; Satisfactorio y cruel a la vez para David, quien terminaba con una erección en cada ocasión especial, deseaba más del cuerpo de Ester, que de la venganza que planearon, sin duda alguna. Sus sentimientos crecían un escalón cada día que pasaba y sin él saberlo o imaginarlo, el sentimiento era mutuo. Porque aunque Ester quisiera evitar lo que sentía, su corazón y su cuerpo no podían ocultarlo. Más que cada acción de David la llenaban de una manera inexplicable, devolviéndole esa ganas de sentir lo que en un momento pensó que moriría para ella. Sentirlo cerca la llenaba de seguridad y una compañía agradable. Sentados ambos en el largo y cómodo sofá de la mansión, detalla cada pequeña parte del cuerpo de Ester, su cabello, sus ojos que tenían tanto poder en él, esos labios carnosos que lo tenían loco, su cuello, sus pechos, su piel bronceada. Le gustaba verla tan concentrada
El sol resplandeciente despertó a Ester, le encantaba tanto la vista que tenía su ventana y la luz que entraba por ella Que olvidó totalmente cerrar las cortinas, había dormido muy bien, eso sin duda la hizo despertar de buen humor. Se levantó muy enérgica, fue al baño, hizo sus necesidades, tome un refrescante baño, busco en su armario el mejor vestido, sus zapatos de tacón más finos, al estar satisfecha con su outfit, tomó aceite en su peinadora y peino su cabello en una coleta alta, aplicó un maquillaje suave, un labial rojo y su rico perfume. Satisfecha por lo que veía Sonrió al espejo viendo que sus ojos azules resaltan mucho y sus labios que provocan ser besados, no tenía por qué negar lo que tenía. A ella no le importaba si la odiaba por ser tan narcisista y segura de lo que era y valía. Salió en busca de David con su mirada, sus labios formaron una sonrisa al verlo hablar por teléfono, estaba vestido muy casual y se veía espectacular, lo veía con una mano en su cintura
Después de unas largas horas, Ester termino todos sus asuntos, al ver la hora en su reloj, se dio cuenta de que solo faltaban tres horas para el vuelo al destino de su boda, sus pasos lograban que sus tacones resonaron en todo el lugar, llamando la atención de todos y dejando su aura imponente en todo el lugar. Al salir, la esperaba David Caruso, recostado en su auto con sus gafas de sol puestas, con una de sus pierna cruzada y viendo a la entrada, en espera de la salida de Ester. Al verla salir se le formó una sonrisa en sus labios sin despegar su mirada de ella de cada movimiento que hacía mientras caminaba. La brisa hacía mover el cabello de Esther mientras se acercaba. Inevitablemente, Ester sonrió al verlo, seguido por David que quitó sus lentes y le sonrió, caminó unos cuantos pasos hasta ambos quedar frente a frente. David se acercó y sin mediar palabras, acerco su boca a la de ella, pegando sus labios, pero su dedo pulgar fue puesto en los labios de Ester, de esa manera no