4.

«Todavía podemos regresar a casa… Tal vez si me disculpo con ella yo…»

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la mano de Michael situándose justo sobre su hombro mientras él, con una dulce sonrisa, le indicaba que todo estaría bien a pesar de ni siquiera conocer la gravedad de la situación.

Kate se sintió un poco más relajada, su tranquilidad aumentó un poco más ahora que había dejado las reglas claras con su hija, Hari era muy obediente, estaba segura de que no la desobedecería. Aún así todavía tenía en mente que seguía siendo una pequeña de cinco años en un ambiente completamente impactante al que nunca se había enfrentado antes, no esperaba que recordara las reglas por más de diez minutos.

La enorme feria que cada año se establecía en la ciudad y alborotaba a sus habitantes no se trataba de una simple broma, Kate misma observó con fascinación la magnitud en el tamaño de las atracciones y las hermosas decoraciones por todos lados.

— Es un poco aterrador… — Se le escapó decir.

— Tal vez esa pueda ser la primera impresión para alguien que nunca la ha visto de cerca, pero todo está correctamente en su sitio, el riesgo de accidentes es muy bajo.

Pronto se arrepentiría de decir tales palabras.

— ¿Q-quieres decir que el riesgo de accidentes no es nulo? — Pregunta con terror — Sí… definitivamente deberíamos irn-

— ¡No! Vamos, relájate un poco ¿Sí? Es decir, hazlo por tu hija que está tan entusiasmada… Para los niños la seguridad es reforzada, todo estará bien. — Michael trata de calmarla. — Por favor, hace mucho que no salimos todos juntos ¿De acuerdo?

Kate pasó saliva, no podía negarse a los ojitos de cachorro de Michael cuando le pide algo.

Y entonces su día comenzó.

***

— ¿Qué es esto? ¿El infierno sobre la tierra? — Kate se lanzó sobre una banca y dejó las cosas que había comprado a Hari sobre la mesa de madera. — ¡Tres horas de esperar en la fila para que Hari se suba cinco minutos a una atracción!

Estaba completamente agotada de estar de pie durante tanto tiempo y comenzaba a sentirse aturdida por tanta gente hablando y gritando al mismo tiempo.

Michael le ofreció un té helado y luego se sentó frente a ella. — Pero Hari está muy feliz, eso es lo importante ¿No?

Kate dirige la mirada a su hija, quien estaba pocos metros más adelante rodeada de niños de su edad mientras esperaban a que dibujaran sobre sus rostros.

— Tienes razón, creo que me estaba preocupando por nada… — Dice con una sonrisa complacida. — Gracias por habernos acompañado, Michael.

— No tienes que darme las gracias, realmente las considero como mi familia, haría cualquier cosa por ustedes.

Y entonces la parte incómoda de la conversación empezó.

Kate miró la sonrisa soñadora en Michael, pretendió no darse cuenta de aquella mirada enamorada y bebió un sorbo de su té, hundiéndose un poco en el asiento.

Tal vez ese era el único momento en el que podría conversar con él sinceramente sin sentirse culpable.

— Sobre eso yo… He estado pensando mucho sobre nosotros, Michael y creo que- — Jugueteó con el vaso desechable entre sus manos, Michael ya sabía lo que le esperaba. — Yo tuve un pasado y tengo una hija que debo cuidar, no tengo tiempo para un romance de verano que luego se hará una pesadilla, eres un hombre muy bueno, pero yo… Cuando te veo… No estoy segura sobre qué es lo que siento por ti.

No negaba tener cierta atracción hacia Michael, pero siempre sintió miedo de averiguar sus sentimientos por él y volver a tener otro fracaso amoroso, por esa misma razón siempre terminaba haciéndole daño de manera inconsciente.

Inhaló hondo, estaba esperando una mala reacción por parte de él, pero eso nunca sucedió.

— No me importa tu pasado, o si tienes o no una hija porque yo las quiero a ambas. Kate, no deseo forzar mis sentimientos en ti, lo último que quiero es terminar alejándote. — Michael sonríe. — Estoy dispuesto a permanecer a tu lado el tiempo que sea necesario hasta que aclares tus sentimientos, tú realmente me gustas, Kate. Y estoy seguro de que podremos ser felices juntos una vez que te deshagas de aquello que te impide amar a alguien más.

Se quedó pensativa, ¿Qué era eso que tanto le impedía quedarse con Michael y actuaba como una barrera entre la relación estancada de ambos?

«¿Solo debería aceptar y ya…?»

— Michael… Yo-

— ¡Mamá, mira! — Hari saltó a sus brazos justo a tiempo. — ¡Le he dicho a la señorita que me dibujara un caballo y lo ha hecho!

Kate, que había sido interrumpida, miró la mejilla de su hija con sorpresa.

— Es un caballo realmente bien elaborado ¿Por eso tardaste tanto?

Pero Hari negó con la cabeza. — ¡Es porque lo estaba dibujando feo y le dije que lo hiciera otra vez hasta que le quedara bonito!

— ¿Q-qué? ¿Pero cómo has…? — Se atragantó con su saliva, Hari se cruzó de brazos con una cara de victoria muy satisfactoria, pero Kate alcanzó a ver las lágrimas de sangre en la cara de la maquillista.

A veces tenía miedo de lo autoritaria que podía llegar a ser su hija.

«Incluso en eso se parece a él» Pensó de la nada con una sonrisa boba, Kate se sobresalta al darse cuenta de sus propios pensamientos.

— ¡Mira, mamá! ¡Son los caballos que mencionó la abuela! — De repente Hari haló desesperadamente su mano en dirección a la atracción.

— ¿Caballos? — Kate echó una mirada a los alrededores, hasta el momento no había visto ningún tipo de animal real allí, pero su hija seguía insistiendo. — Vamos, Hari, ni siquiera hemos recogido nuestras cosas.

— Yo me encargo de eso, ve con ella. — Propuso Michael.

— Entonces te lo encargo, Mich, muchas gracias.

Su hija la haló a toda prisa y la dirigió al carrusel antes de que pudiera escuchar la respuesta de Michael.

— ¿A esto te referías? ¿Quieres subirte a los caballos del carrusel? — Mientras Hari continuaba asintiendo enérgicamente miró con cierta duda la atracción, en ella solo había mamás con sus hijos, no se veía peligroso. — Supongo que un par de vueltas no nos hará daño.

Probablemente haber aceptado fue su error.

Porque lo que se suponían debían ser cinco minutos dando vueltas en un caballo que sube y baja terminaron convirtiéndose en hora y media gracias a la obsesión de su hija con los caballos.

— ¡No quiero, no quiero bajarme, mamá! — Hari se aferró con todo lo que sus pequeñas manos le permitieron al caballo mientras Kate trataba de hacer que se soltara. — ¡Una vez más, por favor, por favooor!

— ¡Dijiste lo mismo las últimas diez veces! — Reclamó. — Es hora de darle la oportunidad a otros niños ¡Hari! Hay muchas otras atracciones que también te pueden gustar.

«¡Estoy cansada de ver caballos!» Quiso decir.

— ¿Esos otros tienen caballos? — Pregunta Hari.

— No lo creo.

— ¡Entonces no quiero ir!

A pesar de todo era la primera vez que su hija hacía un berrinche, eso la hacía sentir un poco extraña pero feliz al mismo tiempo, y pensar que habría descubierto nuevas facetas de ellas luego de girar durante horas en un carrusel solo por su fanatismo a los caballos.

Aun así, no podía creer que realmente su hija estuviese poniendo tal nivel de resistencia.

— Si crees que te dejaré salirte con la tuya solo porque todo el mundo nos está observando te equivocas, Hariadne.

Ella se sobresaltó al escuchar su nombre y rápidamente se soltó, sabe que su madre solo la llama así cuando está por enojarse.

— ¿Pero prometes que luego de que mamá descanse volveremos a subirnos? — Hizo un puchero mientras Kate la bajaba del carrusel en brazo.

— Primero deberíamos buscar a Michael y comer algo ¿Si?

Por supuesto que no aguantaría volver a subirse a ese infierno.

Buscar a Michael fue una tarea más complicada, pues él no estaba en el área de comida donde lo habían dejado, tampoco en lugares cercano.

— ¿Mamá dónde está Micha?

— Llámalo bien por su nombre, es Michael. — La corrigió. — Tal vez fue al baño, deberíamos esperarlo. — Murmuró.

— ¿Fue al baño porque le dolía el estómago? ¿Tiene la nariz roja como los renos y los payasos?

— ¡Hari!

Kate suspiró, sin Michael cerca todo se estaba haciendo más agotador.

— Hari ¿Puedes esperar un momento? Mamá está recibiendo una llamada importante. — Miró la pantalla en su móvil, era del trabajo. — Por favor quédate quieta ¿De acuerdo?

Hari se quejó. — Pero yo quiero ir a ver a los caballos, mamá.

— Solo será un momento, luego te llevaré otra vez con los caballos ¿Sí?

Hari se cruza de brazos con molestia, no estaba convencida.

Se quedó dando vueltas alrededor de su mamá, desesperada mientras los minutos pasaban eternos, ¿Cuándo iba a terminar aquella llamada? — ¡Mamá! — Volvió a quejarse y tiró un poco de su ropa, pero Kate palmeó su cabeza. — ¡No quiero palmada, quiero ir donde están los caballos!

Cuando volteó la cabeza vio que un camino se despejó ante sus ojos, una línea recta que daba directo al carrusel con los caballos brillantes y llamativos, estaban a solo unos metros de distancia, si iba rápido a verlo y luego regresaba su mamá ni siquiera se daría cuenta.

— Mami quédate ahí, no te muevas de lugar para que no te pierdas, regresaré pronto ¿Sí? No hables con desconocidos. — Le indicó, imitando lo que ella misma había escuchado.

Hari corrió en dirección al carrusel tan rápido como sus pies se lo permitieron, solo observaría un rato y luego regresaría por el mismo camino. Pero, no contaba que el camino de regreso volvió a llenarse de personas y, cuando quiso regresar, terminó desorientándose y tomando el camino equivocado.

— ¿Mamá? — Llamó una y otra vez, con miedo de ver a tantas personas de aquí y de allá sin tomar atención de la pequeña niña que se extravió. — ¡Mamá!

No importó qué tanto corrió y gritó en busca de su madre, no apareció.

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