A veces aquella trágica noche se repetía dentro de su cabeza como un disco rayado, aun cuando ya habían pasado cinco años seguía recordándolo en sangre viva; el miedo y la impotencia seguía transitando por sus venas, por haber sido débil y también por haberse dejado manipular.
Sentía impotencia por haber permitido que Cano muriera de una manera tan lamentable.
La única manera en que pudo dejarlo todo atrás fue declarando la muerte de Violette, a quien enterró en la ropa manchada con la sangre de Cano en uno de los bosques que surcó durante su huida y convirtiéndose en Kate, la madre soltera que vivía en casa de su abuela Carmen en una pequeña ciudad costera.
— ¡Mira mami, la abuela y yo hicimos galletas!
La pequeña vocecita femenina la sacó de sus pensamientos, su pequeña hija Hari corrió hacia ella a toda prisa y saltó a sus brazos mientras la abuela Carmen dejaba las galletas sobre la mesa.
— No tienes que correr, te puedes lastimar. — Kate recibió a su hija con los brazos abiertos, luego echó un vistazo a las galletas. — Se ven realmente deliciosas.
Había una clara diferencia entre quién preparó cuál, notándose que las de Hari estaban torcidas y sin forma mientras que las de la abuela Carmen tenían una forma redonda casi perfecta.
No importaba qué tan duras estuvieran, por supuesto que la primera que comió fue la preparada por su hija.
— ¿Te gustan, mamá? — Preguntó con la mirada chispeando en felicidad.
Kate despeinó la cabellera ondulada de Hari.
— Son las mejores galletas que he probado jamás en mi vida.
— ¿Michael vendrá pronto mamá? ¡Voy a guardarle una galleta! — Exclamó Hari.
Kate solo pudo asentir, su enérgica hija salió corriendo antes de que pudiera decir nada.
— A pesar de que lo conoce desde que era una bebé Hari no le dice papá al joven Michael que tan bien se ha portado con las dos. — Reclama Carmen a su nieta. — Me preocupa que dejes perder un buen partido como ese.
— Es porque no es su papá, abuela. — Kate levanta las cosas tiradas del suelo. — Quiero a Michael y siempre agradezco todo lo que ha hecho por nosotras, pero no voy a obligar a mi hija a tratarlo como si fuera su padre.
Carmen sirvió una taza de té caliente para acompañar con las galletas.
— Es culpa tuya por darle tantas vueltas al asunto ¿Crees que ese pobre hombre te esperará toda la vida a que decidas estar con él? Ni siquiera sé qué es lo que te detiene tanto de amar a ese hombre bueno. Él ya ha expresado su deseo de cuidar de ambas y Hari le tiene mucho cariño, no sé qué más quieres.
Kate no pudo evitar apretar la taza, si bien era cierto que Michael se había estado portando bien con ambas y que conocía perfectamente sobre sus sentimientos románticos seguía habiendo algo que le hacía imposible corresponderlos.
Porque, aunque quisiese olvidarlo su pasado y las condiciones en que Hari fue concebida seguían atormentándola.
Y algo que ni Michael ni su abuela sabían era que Kate estaba preparando todo para salir del país junto a su hija antes de que Harvey las encuentre.
— ¿Por qué no van juntos los tres a la feria de la ciudad? Cada año es más ruidoso que el anterior, siempre lo ven por televisión, deberían ir en persona esta vez. — Propuso Carmen. — Tal vez los sentimientos de Michael te lleguen al corazón esta vez si cambian de ambiente.
Kate se rió. — Es una tontería, sabes bien que Hari no puede salir de esta casa. A ese tipo de eventos siempre va muchísima gente, no expondré a mi hija de esa manera.
«No después de haberme esforzado durante tanto tiempo para mantenerla oculta de la mirada de halcón de Harvey.»
— ¿Entonces no vas a llevarme con Michael, mamá? — Interrumpe Hari mientras sale de su escondite, había estado escuchando a hurtadillas. — ¿No te gustaron las galletas?
— Claro que me gustaron, estaban deliciosas. —Limpió las migajas de galletas del rostro de la pequeña. — ¿Por qué crees que no me gustaron?
Hari hace un puchero, tomando la mano de su madre.
— La abuela Carmen dijo que si a mamá le gustaban las galletas me llevaría a la feria con Michael. — Confesó. — Entonces como si te gustaron ¿Vas a llevarme, mamá? La abuela Carmen dijo que habría caballos.
— ¿Caballos en una feria? — Preguntó Kate ante semejante ocurrencia, su abuela solo se encogió de hombros. — Ya veo, todo esto de las galletas ha sido un complot que se han armado entre las dos para convencerme de llevar a Hari a la feria, incluso te aprovechaste de la debilidad de Hari por los caballos, abuela.
— Yo solo quiero que mi nieta viva una vida normal, nunca la dejas salir, ella tiene que socializar con niños de su edad y no estar todo el día pegada a su madre.
— Ya sabes que hago esto para su protección, porque no quiero que le pase nada. — Replicó a la misma charla de siempre sobre su abuela queriendo libertad para su bisnieta — Además, no sé de qué estás hablando, Hari va al preescolar la mayor parte del tiempo.
La abuela Carmen suspiró, la necedad de su nieta era demasiado grande. — Sabes que no es suficiente solo con eso, es una niña en desarrollo ¿Qué puede aprender si solo ve las viejas paredes desgastadas de esta casa todo el tiempo? Hari debería conocer lo que es la ciudad, no vivir con una anciana en un lugar casi en medio de la nada. — En ese momento ambas miran a la pequeña jugando solitaria a una distancia prudente. — No podrás protegerla durante toda la vida, Hari debe aprender sobre el mundo real y no sobre la burbuja en que la estas asfixiando y donde solo existen límites y reglas sin explicaciones.
Por supuesto que Kate sabía sobre eso, Hari ya no era una bebé, necesitaba de otros para desarrollarse en una sociedad y descubrir su propia identidad, era consciente de que probablemente su hija la odiaría al crecer, pero nada de eso importaba con tal de protegerla. «¿Qué puede saber ella?» Su abuela solo hablaba sin saber sobre todo el tiempo que se esforzó por borrar su pasado, limpiar el historial y volver a su hija inrrastreable para que su padre biológico no diera con ella, con ninguna de las dos.
— No pienso arrojar todos mis esfuerzos por la cañería, así que abuela, aunque agradezco todo lo que has hecho profundamente te pido que respetes mi decisión como la madre y responsable de Hari, aún si no puedes entender el porqué de mis acciones.
Le sabía mal abandonar la sala de esa manera, incluso su hija estaba viéndola rechazar un simple deseo con crueldad y acabar con toda esperanza, pero el estómago y todos los órganos de su cuerpo dando un vuelco dentro de sí con tan solo pensar en las posibilidades de ser encontradas por Harvey podían más. Kate no estaba dispuesta a debatir sobre una decisión que ya había tomado desde hacía tiempo atrás porque sabía que no importaba dónde se escondiera con tanto empeño, Harvey la encontraría y la sacaría de hasta debajo de las rocas.
Por esa misma razón debía abandonar el país cuanto antes.
Y debido a ese mismo objetivo era que no podía aferrarse a los momentáneos sentimientos de Michael.
Carmen miró el camino por donde Kate se marchó, sin entender la urgida necesidad de esconder a una niña de cinco años. Kate nunca le dio explicaciones.
Un día simplemente había llegado a su casa con una bebé y jamás explicó por qué, ni cómo, ni qué había sido de su vida durante todo el tiempo que no se vieron desde que huyó de casa de sus padres, además Kate solo respondía con un ‘’No sé, no lo recuerdo’’ a la pregunta sobre quién era el padre de la niña, Carmen tampoco indagaría al respecto, solamente esperaba que su nieta estuviera tomando una buena decisión y pudiera confiar más en ella.
El pequeño bulto removiéndose a su lado la despertó, se trataba de Hari moviéndose bajo las mantas sin poder conciliar el sueño.
— ¿Qué sucede cariño? — Kate enciende la lámpara, a diferencia de una normal aquella era una lámpara de aceite que se usaba debido a los constantes fallos energéticos de aquel lugar remoto. — ¿No puedes dormir? — Apenas consiguió vislumbrar el rostro de su hija negando con la cabeza. — ¿Tienes calor? ¿Deberíamos dormir en una habitación más fresca?
Kate no creería en eso, las noches solían ser realmente frías y ventiladas por restos de una brisa marítima allí. Hari volvió a negar, todavía muda, se ocultó bajo la sábana.
— ¿Qué tienes, cariño?
Ella destapó su carita oculta bajo la sábana, pero solo hasta la nariz, siempre hacía eso cuando había algo que estaba carcomiendo su pequeña cabeza. — ¿Hice enojar a mamá?
Kate se mostró confundida.
— ¿Por qué preguntas eso, mi niña? — Contestó.
— Mamá siempre me lee un cuento antes de dormir y esta vez no lo hizo… — Hari mira hacia otro lado. — Es porque le pedí a mamá algo que estaba prohibido, solo quería ir con Michael y mamá a ver los caballos que mencionó la abuela, pero está bien si no vamos así que ya no te enojes conmigo, mami.
Kate sintió su corazón haciéndose pedacitos, a veces olvidaba que su pequeña tenía cinco tiernos años, y era que la forma madura de Hari para asimilar las cosas aún si no le gustaban hacía que se sintiera culpable por no poder criarla como a los demás niños de su edad que suelen hacer berrinches al no tener lo que desean.
Hari solamente lo aceptaría en silencio y delataría sus mismas ganas por la expresión afligida que tendría plasmada en el rostro.
«De nuevo, Harvey causa problemas solo con el rastro de su pasado incluso a quienes no lo conocen.» Piensa con amargura y se lleva la mano al corazón.
Kate suspiró. «Probablemente me arrepienta de esto luego, pero…»
— ¿Crees que a Michael le guste si llevamos unos sándwiches para comer en la feria? — Hari se sorprende y salta de la cama al escuchar las palabras de su madre, luego asintió enérgicamente. — Bien, pero primero debemos preguntar a Michael si quiere ir con nosotras, así que tienes que dormir temprano para que no estés cansada ¿Vale?
— ¡Sí! ¡Me voy a dormir muy temprano así que no hagas ruido con tus ronquidos, mamá!
Kate se rió al ver a Hari hacerse un rollito con las mantas, comprendió un poco las palabras de su abuela, no podía ocultar a Hari para toda la vida, al menos no mientras la encerraba como a un ave cautiva y la privaba de disfrutar su juventud.
Kate se durmió pensando en eso, también meditó en Michael, pero fue con la imagen de Harvey quien terminó soñando un precioso recuerdo de su pasado amoroso juntos.
— Señor, sea bienvenido. Es un honor tener su visita en este lugar. — Pronuncia un hombre entrando al sótano, Harvey necesitó agudizar el oído para escucharlo por encima de la estruendosa música del popular club nocturno.Balanceó la cabeza hacia un lado, luego hacia otro, mirando las paredes una a una.— Deberías limpiar este lugar más seguido, apesta como la mierda. — Comenta Harvey. — ¿Es aprueba de sonido? Este tipo hace demasiado ruido y yo mismo te mataré si alguien de afuera lo llega a escuchar.Henry -El hombre que entró solo para saludar a su cliente más importante- se dirigió hacia la persona detrás de Harvey, un pobre hombre atado de manos y pies a la pared mientras estaba de cabeza, había algunos cuchillos encajados a la pared y otro que se ha enterrado en su pierna.— Estamos jugando a los dardos ¿Ves? — Al tiempo en que termina de hablar arroja un cuchillo, la precisión con la que se clavó en el cuerpo del agonizante chico retorció el estómago de Henry. — Solo es un jue
«Todavía podemos regresar a casa… Tal vez si me disculpo con ella yo…»Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la mano de Michael situándose justo sobre su hombro mientras él, con una dulce sonrisa, le indicaba que todo estaría bien a pesar de ni siquiera conocer la gravedad de la situación.Kate se sintió un poco más relajada, su tranquilidad aumentó un poco más ahora que había dejado las reglas claras con su hija, Hari era muy obediente, estaba segura de que no la desobedecería. Aún así todavía tenía en mente que seguía siendo una pequeña de cinco años en un ambiente completamente impactante al que nunca se había enfrentado antes, no esperaba que recordara las reglas por más de diez minutos.La enorme feria que cada año se establecía en la ciudad y alborotaba a sus habitantes no se trataba de una simple broma, Kate misma observó con fascinación la magnitud en el tamaño de las atracciones y las hermosas decoraciones por todos lados.— Es un poco aterrador… — Se le escapó decir
— ¡Mamá! — Hari continuó llorando a todo pulmón, sus pequeños pies seguían dirigiéndola sin rumbo por el parque. — ¡Mamá! ¡Quiero ir a casa! ¡Buaaa!Ya no le gustaba la feria ahora que se había vuelto tan aterradora y ella trataba de pasar en medio del mar de personas que la rodeaban mientras se sorbía la nariz.— ¡Auch! Niña tonta ¡Fíjate por dónde vas! — Se quejó el niño contra el que ella chocó por accidente, debido al golpe Hari cayó al suelo al igual que la comida del niño furioso y robusto. — ¡Mira lo que hiciste! ¡Tú papá tendrá que pagarme esto!Hari rápidamente se asustó y se levantó del suelo, sacudiendo el polvo de su ropa. — Y-yo solo tengo a mí mamá.Y, como si hubiesen escuchado una invitación, los demás niños que acompañaban al que se había tropezado con ella se acercaron.— ¿No tienes papá? — Preguntó de manera arrogante mientras la señalaba con su dedo— Eso explica por qué eres una idiota, de seguro tu madre no supo enseñarte nada mej- ¡AUCH!— ¡Tú no puedes burlarte
— E-espera, era solo una broma, ya deja de llorar. — Suplicó Harvey ante el fuerte sollozo de Hari que empezaba a retumbar en sus oídos, echó la mirada a sus escoltas, ellos tampoco tenían idea de cómo lidiar con niños. — ¿Qué hacen ahí parados? ¡Averigüen rápido!Antes de morir a manos de un furioso y desesperado Harvey ellos se dispersaron en cuestión de segundos y regresaron con propuestas al poco tiempo.— ¿Qué tienes ahí? — Preguntó al primero, tenía las manos tras la espalda. Él mostró lo que había en ellas; un reluciente juego de cuchillos. — ¿Qué diablos es eso, Colton?— Considero que es bueno que lo niños aprendan a defenderse solos desde jóvenes, es completamente seguro y muy divertido. — Respondió con total firmeza y seguridad. — Adelante niña, pruébalo.— Quita esa mierda de su vista antes de que te arranque los ojos con ese mismo cuchillo. — Harvey mantuvo cubiertos los ojos de Hari, para que no lo viera. — ¿Quién tiene otra idea?— Yo traje una pistola de jug-— Rechaza
— ¡Guau! ¡El tío Harvey es genial!Harvey alcanzó a escuchar el grito emocionado de la niña, alcanzó a verla junto al idiota de Colton en el área de comida, sentados en una mesa que estaba a más no poder de dulces.— ¿Qué es todo esto? — Preguntó.— Señor, la niña dijo que tenía hambre pero no sabía qué comer así que trajimos de todo un poco.— ¿Trajimos? — Cuestiona Harvey, Colton se giró hacia sus acompañantes, delatándolos.En eso Hari lo tomó de la mano, haciendo que se sentara. — ¡Tío Harvey! El tío C me estaba contando de tus aventuras, ¡Es tan genial! ¡Como cuando golpeaste a los tipos rudos y luego les sacaste los ojos porque invadieron tu territorio! ¡Así es como se saca la basura!— ¿Qué diablos haces contándole cosas extrañas, Colton? — Gruño Harvey. — Tú eres el único que repite esa frase de mierda todo el día.— Lo siento, señor, solo le estaba haciendo saber sobre lo genial que es, ella tenía mucha curiosidad.« ¿curiosidad? » Realmente le costaba creer que no sentiría m
— Cálmate, Kate. No vamos a encontrarla si te desesperas de esta manera ¿Lo entiendes?— ¡El que no lo entiende eres tú, Michael! ¿Tienes idea de lo que es extraviar a tu hija pequeña en medio de un mar de desconocidos? No está en la guardería, los policías no la han visto ni nadie parece haberle seguido el rastro ¡Las posibilidades son infinitas!Kate estaba más que desesperada, desde que su pequeña hija se había extraviado no había parado de buscarla por todos lados, sin éxito alguno, como si la tierra se hubiera abierto para tragársela.— Disculpe, ¿No ha visto a esta niña? Solo tiene cinco años, se extravió durante la mañana, antes del medio día. — Volvió a preguntar a los transeuntes. — ¿Disculpe no ha visto a esta niña? Llevaba coletas, disculpe-Per
Sin embargo, su destino final de alguna manera terminó disfrazándose de restaurante familiar.Algo dentro de ella -Probablemente el miedo de saber que era un hombre peligroso- le hizo incapaz de rechazar la invitación a comer luego de un tortuosamente silencioso viaje en auto, sin embargo, quiso dejar de verlo como el camino de la muerte y empezar a considerarlo como una oportunidad para que ambos limaran asperezas y quedaran en buenos términos.Por eso la condición para que se juntaran a comer era que fuese ella quien escogiera el lugar, sabía que en un establecimiento familiar lleno de niños gritando y corriendo por todos lados Harvey no sería capaz de hacer un escándalo, mucho menos una escena.— Mami ¿Por qué no hay nadie aquí? ¿A dónde fueron todos? — Pregunta Hari al no ver a nadie más que ellos dentro del restaurante en el que normalmente s
— ¿Q-qué? — Pregunta, creyendo haber escuchado mal.Pero no fue así.— Te dije que vas a darme a la niña, al ser su padre también tengo derecho a decidir sobre lo que es mejor para ella y sinceramente tu método de crianza es muy cuestionable, patético y muy pobre. Estará mejor conmigo así que dámela y vete, no volveré a buscarte después de eso. — Contesta Harvey.Kate no puede creer lo que está escuchando, todo su cuerpo tembló enojado y ella se levantó de la mesa con furia.— ¡Estás mal de la cabeza! ¿Cómo crees que voy a darte a mi hija? ¡No es un juguete, Harvey siempre has sido así! ¡Siempre tienes que buscar la manera de joderme! — Kate no podía creer el descaro que tenía de pedirle algo como eso. — No has estado presente ni siquiera una sola vez,