2.

A veces aquella trágica noche se repetía dentro de su cabeza como un disco rayado, aun cuando ya habían pasado cinco años seguía recordándolo en sangre viva; el miedo y la impotencia seguía transitando por sus venas, por haber sido débil y también por haberse dejado manipular.

Sentía impotencia por haber permitido que Cano muriera de una manera tan lamentable.

La única manera en que pudo dejarlo todo atrás fue declarando la muerte de Violette, a quien enterró en la ropa manchada con la sangre de Cano en uno de los bosques que surcó durante su huida y convirtiéndose en Kate, la madre soltera que vivía en casa de su abuela Carmen en una pequeña ciudad costera.

— ¡Mira mami, la abuela y yo hicimos galletas!

La pequeña vocecita femenina la sacó de sus pensamientos, su pequeña hija Hari corrió hacia ella a toda prisa y saltó a sus brazos mientras la abuela Carmen dejaba las galletas sobre la mesa.

— No tienes que correr, te puedes lastimar. — Kate recibió a su hija con los brazos abiertos, luego echó un vistazo a las galletas. — Se ven realmente deliciosas.

Había una clara diferencia entre quién preparó cuál, notándose que las de Hari estaban torcidas y sin forma mientras que las de la abuela Carmen tenían una forma redonda casi perfecta.

No importaba qué tan duras estuvieran, por supuesto que la primera que comió fue la preparada por su hija.

— ¿Te gustan, mamá? — Preguntó con la mirada chispeando en felicidad.

Kate despeinó la cabellera ondulada de Hari.

— Son las mejores galletas que he probado jamás en mi vida.

— ¿Michael vendrá pronto mamá? ¡Voy a guardarle una galleta! — Exclamó Hari.

Kate solo pudo asentir, su enérgica hija salió corriendo antes de que pudiera decir nada.

— A pesar de que lo conoce desde que era una bebé Hari no le dice papá al joven Michael que tan bien se ha portado con las dos. — Reclama Carmen a su nieta. — Me preocupa que dejes perder un buen partido como ese.

— Es porque no es su papá, abuela.  — Kate levanta las cosas tiradas del suelo. — Quiero a Michael y siempre agradezco todo lo que ha hecho por nosotras, pero no voy a obligar a mi hija a tratarlo como si fuera su padre.

Carmen sirvió una taza de té caliente para acompañar con las galletas.

— Es culpa tuya por darle tantas vueltas al asunto ¿Crees que ese pobre hombre te esperará toda la vida a que decidas estar con él? Ni siquiera sé qué es lo que te detiene tanto de amar a ese hombre bueno. Él ya ha expresado su deseo de cuidar de ambas y Hari le tiene mucho cariño, no sé qué más quieres.

Kate no pudo evitar apretar la taza, si bien era cierto que Michael se había estado portando bien con ambas y que conocía perfectamente sobre sus sentimientos románticos seguía habiendo algo que le hacía imposible corresponderlos.

Porque, aunque quisiese olvidarlo su pasado y las condiciones en que Hari fue concebida seguían atormentándola.

Y algo que ni Michael ni su abuela sabían era que Kate estaba preparando todo para salir del país junto a su hija antes de que Harvey las encuentre.

— ¿Por qué no van juntos los tres a la feria de la ciudad? Cada año es más ruidoso que el anterior, siempre lo ven por televisión, deberían ir en persona esta vez. — Propuso Carmen. — Tal vez los sentimientos de Michael te lleguen al corazón esta vez si cambian de ambiente.

Kate se rió. — Es una tontería, sabes bien que Hari no puede salir de esta casa. A ese tipo de eventos siempre va muchísima gente, no expondré a mi hija de esa manera.

«No después de haberme esforzado durante tanto tiempo para mantenerla oculta de la mirada de halcón de Harvey.»

— ¿Entonces no vas a llevarme con Michael, mamá? — Interrumpe Hari mientras sale de su escondite, había estado escuchando a hurtadillas. — ¿No te gustaron las galletas?

— Claro que me gustaron, estaban deliciosas. —Limpió las migajas de galletas del rostro de la pequeña. — ¿Por qué crees que no me gustaron?

Hari hace un puchero, tomando la mano de su madre.

— La abuela Carmen dijo que si a mamá le gustaban las galletas me llevaría a la feria con Michael. — Confesó. — Entonces como si te gustaron ¿Vas a llevarme, mamá? La abuela Carmen dijo que habría caballos.

— ¿Caballos en una feria? — Preguntó Kate ante semejante ocurrencia, su abuela solo se encogió de hombros. — Ya veo, todo esto de las galletas ha sido un complot que se han armado entre las dos para convencerme de llevar a Hari a la feria, incluso te aprovechaste de la debilidad de Hari por los caballos, abuela.

— Yo solo quiero que mi nieta viva una vida normal, nunca la dejas salir, ella tiene que socializar con niños de su edad y no estar todo el día pegada a su madre.

— Ya sabes que hago esto para su protección, porque no quiero que le pase nada. — Replicó a la misma charla de siempre sobre su abuela queriendo libertad para su bisnieta — Además, no sé de qué estás hablando, Hari va al preescolar la mayor parte del tiempo.

La abuela Carmen suspiró, la necedad de su nieta era demasiado grande. — Sabes que no es suficiente solo con eso, es una niña en desarrollo ¿Qué puede aprender si solo ve las viejas paredes desgastadas de esta casa todo el tiempo? Hari debería conocer lo que es la ciudad, no vivir con una anciana en un lugar casi en medio de la nada. — En ese momento ambas miran a la pequeña jugando solitaria a una distancia prudente. — No podrás protegerla durante toda la vida, Hari debe aprender sobre el mundo real y no sobre la burbuja en que la estas asfixiando y donde solo existen límites y reglas sin explicaciones.

Por supuesto que Kate sabía sobre eso, Hari ya no era una bebé, necesitaba de otros para desarrollarse en una sociedad y descubrir su propia identidad, era consciente de que probablemente su hija la odiaría al crecer, pero nada de eso importaba con tal de protegerla. «¿Qué puede saber ella?» Su abuela solo hablaba sin saber sobre todo el tiempo que se esforzó por borrar su pasado, limpiar el historial y volver a su hija inrrastreable para que su padre biológico no diera con ella, con ninguna de las dos.

— No pienso arrojar todos mis esfuerzos por la cañería, así que abuela, aunque agradezco todo lo que has hecho profundamente te pido que respetes mi decisión como la madre y responsable de Hari, aún si no puedes entender el porqué de mis acciones.

Le sabía mal abandonar la sala de esa manera, incluso su hija estaba viéndola rechazar un simple deseo con crueldad y acabar con toda esperanza, pero el estómago y todos los órganos de su cuerpo dando un vuelco dentro de sí con tan solo pensar en las posibilidades de ser encontradas por Harvey podían más. Kate no estaba dispuesta a debatir sobre una decisión que ya había tomado desde hacía tiempo atrás porque sabía que no importaba dónde se escondiera con tanto empeño, Harvey la encontraría y la sacaría de hasta debajo de las rocas.

Por esa misma razón debía abandonar el país cuanto antes.

Y debido a ese mismo objetivo era que no podía aferrarse a los momentáneos sentimientos de Michael.

Carmen miró el camino por donde Kate se marchó, sin entender la urgida necesidad de esconder a una niña de cinco años. Kate nunca le dio explicaciones.

Un día simplemente había llegado a su casa con una bebé y jamás explicó por qué, ni cómo, ni qué había sido de su vida durante todo el tiempo que no se vieron desde que huyó de casa de sus padres, además Kate solo respondía con un ‘’No sé, no lo recuerdo’’ a la pregunta sobre quién era el padre de la niña, Carmen tampoco indagaría al respecto, solamente esperaba que su nieta estuviera tomando una buena decisión y pudiera confiar más en ella.

***

El pequeño bulto removiéndose a su lado la despertó, se trataba de Hari moviéndose bajo las mantas sin poder conciliar el sueño.

— ¿Qué sucede cariño? — Kate enciende la lámpara, a diferencia de una normal aquella era una lámpara de aceite que se usaba debido a los constantes fallos energéticos de aquel lugar remoto. — ¿No puedes dormir? — Apenas consiguió vislumbrar el rostro de su hija negando con la cabeza. — ¿Tienes calor? ¿Deberíamos dormir en una habitación más fresca?

Kate no creería en eso, las noches solían ser realmente frías y ventiladas por restos de una brisa marítima allí. Hari volvió a negar, todavía muda, se ocultó bajo la sábana.

— ¿Qué tienes, cariño?

Ella destapó su carita oculta bajo la sábana, pero solo hasta la nariz, siempre hacía eso cuando había algo que estaba carcomiendo su pequeña cabeza. — ¿Hice enojar a mamá?

Kate se mostró confundida.

— ¿Por qué preguntas eso, mi niña? — Contestó.

— Mamá siempre me lee un cuento antes de dormir y esta vez no lo hizo… — Hari mira hacia otro lado. — Es porque le pedí a mamá algo que estaba prohibido, solo quería ir con Michael y mamá a ver los caballos que mencionó la abuela, pero está bien si no vamos así que ya no te enojes conmigo, mami.

Kate sintió su corazón haciéndose pedacitos, a veces olvidaba que su pequeña tenía cinco tiernos años, y era que la forma madura de Hari para asimilar las cosas aún si no le gustaban hacía que se sintiera culpable por no poder criarla como a los demás niños de su edad que suelen hacer berrinches al no tener lo que desean.

Hari solamente lo aceptaría en silencio y delataría sus mismas ganas por la expresión afligida que tendría plasmada en el rostro.

«De nuevo, Harvey causa problemas solo con el rastro de su pasado incluso a quienes no lo conocen.» Piensa con amargura y se lleva la mano al corazón.

Kate suspiró. «Probablemente me arrepienta de esto luego, pero…»

— ¿Crees que a Michael le guste si llevamos unos sándwiches para comer en la feria? — Hari se sorprende y salta de la cama al escuchar las palabras de su madre, luego asintió enérgicamente. — Bien, pero primero debemos preguntar a Michael si quiere ir con nosotras, así que tienes que dormir temprano para que no estés cansada ¿Vale?

— ¡Sí! ¡Me voy a dormir muy temprano así que no hagas ruido con tus ronquidos, mamá!

Kate se rió al ver a Hari hacerse un rollito con las mantas, comprendió un poco las palabras de su abuela, no podía ocultar a Hari para toda la vida, al menos no mientras la encerraba como a un ave cautiva y la privaba de disfrutar su juventud.

Kate se durmió pensando en eso, también meditó en Michael, pero fue con la imagen de Harvey quien terminó soñando un precioso recuerdo de su pasado amoroso juntos.

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